Buscar este blog

domingo, 24 de julio de 2016

La importancia de la teología en la alabanza

Por J.A. Torres Q.

Me llama gratamente la atención este artículo llamado: “La música que escucho y recomiendo”[1] escrito por Jacobis Aldana  que puede leer aquí..  



Primero, y tiene sentido que excluya a íconos populares que escuchan la mayoría de los evangélicos,  su elección:

1.   “Sovereing Grace Music” – Español.
2.   “Mauricio Velarde”, “Sergio Villanueva.”
3.   “Jonathan y Sarah Jerez.”
4.   “Alabanzaré”
5.   “Samuel Barceló.”
6.   “Miguel Asenjo.”

¿Qué tienen en común todos estos cantantes? Jacobis Aldana lo alude en el mismo artículo en la siguiente frase:

“Estoy plenamente convencido que en vano trabajamos forjando una teología, si lo que cantamos o la música que escuchamos no va de acuerdo con lo que creemos.”

En un grado consensual los mencionados tienen en común la “creencia”, el enfoque bíblico que quieren plasmar en sus canciones. A. Mohler dijo: “…si usted realmente quiere saber lo que las personas creen de Dios, no pierda tiempo leyendo a los teólogos, escúchelos cantar. Por eso se hace necesario entender lo que sucede en el día de hoy.

Está de moda cantar canciones de Sovereing Grace, ¿es que estamos viviendo una reforma de la música cristiana? Pudiera ser, pero en muchas iglesias que están cantando estas alabanzas, encontramos también en sus listas de coros, a Marcos Brunet, Marcos Barrientos o Jesús Adrián Romero, este último, que dice que Dios: “Todo lo creó para llamar mi atención para conquistarme, y para alegrarme” (Ayer te vi). No se trata de denostar a estas personas y quizás a quienes los siguen que, en muchos casos hacen con “honestidad” lo que creen es adoración, de hecho, no todas las canciones de quienes perecen a esta “familia musical” (CanZion, Vástago, Aliento, Hillsong) son necesariamente anti bíblicas (¿debemos ser selectivos?); el punto es entender —por un lado— la razón de fondo del norte “teológico” mayoritario de la música “cristiana” hoy y sus énfasis claramente emocionales, no es casual escuchar frases como: “…estoy enamorado de ti, estoy desesperado por ti…” (Pablo Medina). “Yo quiero intimar con Jesús, yo quiero sentir tu perfume…” (Brunet). Por esto es bueno preguntarse, ¿por qué el consenso entre estos cantantes acerca de su forma lírica de “adorar”? ¿Qué tienen en común realmente? ¿Por qué el énfasis musical es de manera constante el “sentir la presencia…”? Repito, Jacobis Aldana ha dado en el clavo, se trata de la “creencia”. No es casual que todos estos cantantes “evangélicos” provienen  de iglesias pentecostales que abrazan un credo justamente pentecostal, en algunos casos, carismático. Y recalco, no estoy haciendo una crítica al hermano pentecostal, sino a la razón de fondo del por qué estos matices, entender por qué escuchamos este tipo de frases y la repetición de ellas una y otra vez en una misma canción, la respuesta, la teología original pentecostal, el “pentecostalismo”. En otras palabras, Azuza aún está entre nosotros. ¿Qué sucedió en Azusa 312, EE.UU el año 1900? Allí nació el pentecostalismo. ¿Cómo eran las reuniones? Las reuniones comenzaban a las 10:00 am., y continuaban durante por lo menos doce horas, Seymour —el fundador— no predicaba la Escritura, simplemente solía leer dos o tres palabras de la Biblia y luego gritaba “¡Hablen en lenguas! Alrededor del salón de aquella casa los hombres saltaban y gritaban. Las mujeres “danzaban”, cantaban y caían al suelo. De esta manera cada cierto tiempo las personas caían extasiadas por “el poder de Dios”. Fue allí que nacieron doctrinas como “el bautismo del Espíritu Santo pentecostal”, “la doble unción”, y los énfasis en “sentir” la “presencia” de Dios, en especial también, el uso de las lenguas como evidencia de la “presencia” del Espíritu Santo.

La historia en este sentido es aun más desastrosa, pero basta este sucinto resumen para entender por qué el pentecostalismo musical no es nada más que el eco del pentecostalismo histórico. No es casual que Marcos Brunet —de confesión Asamblea de Dios—  hable[2]  de Azuza de acuerdo a su propia “creencia”, y enfoque histórico pentecostal, así, no nos habla del “desorden” evidente que fue el movimiento original, sino del “avivamiento” pentecostal. Lamentablemente estos énfasis emocionales han permeado ha muchas iglesias. Pero no es menos cierto que Dios ha levantado a una nueva camada de “músicos” que se están levantando para recordarnos cómo debería ser la adoración bíblica cantada que incluso se está abrazando entre muchos hermanos pentecostales que han vuelto a las Escrituras. El desafío, ¿debemos ser selectivos? A mi manera de ver, no, porque es otra manera de caer en el pragmatismo ético que olvida que el mensaje (cantado) no puede separarse del mensajero (el que canta).



[1] http://www.elevangelioynadamas.com/la-musica-escucho-recomiendo/

No hay comentarios:

Publicar un comentario