Buscar este blog

lunes, 4 de julio de 2016

CLADE IV ¿Congreso de “evangelización”, o utopía teológica?

Por J.A. Torres Q.


Se ha vuelto una práctica entre muchos músicos “cristianos” populares[1] tomar el papel de pastores y enseñadores. Tristemente el populacho evangélico no sabe discernir lo que es realmente predicación bíblica y  mayor aun, predicación expositiva. De hecho,  ¿qué revela el medio auditivo visual cuando uno de estos neo-pastores toma el púlpito? Es evidente, como lo puntualizara David  Helm, “predicación ebria”[2] en desarrollo por un lado y, con mayor frecuencia hoy,  “predicación inspirada”, con un énfasis concretamente empírico de la fe cristiana, la antítesis concreta del logikén latreían (“culto lógico”, “culto pensado”) que Pablo pidió a los creyentes de Roma (Rom. 12:1). Marcos Brunet es un buen ejemplo al presente, quien no siendo una persona desagradable en vitrina, ha popularizado a través de la música cristiana latinoamericana la nueva fórmula relacional con Cristo, “amante-Señor”  y con ello el delirio que evidentemente esto conlleva en sus conciertos e instancias musicales, en donde se escucha: “me muero por ti”, “mi corazón late por ti”, “tú eres mi amado, y yo soy tuyo”[3], etc., ideas que también promueve en sus “predicaciones”. Esto es, el fin no es la exposición de las verdades escriturales a través de un sermón expositivo, sino la “impresión emocional experimental” que el oyente puede vivir, y por supuesto, "usando" la Biblia en donde haga falta.

No obstante, ¿qué ocurre cuando un antropólogo economista (Bullón), o un bioquímico ambientalista (Morillo), o un ensayista-economista (Membreño), todos con educación teológica paralela se toman un púlpito determinado? CLADE IV es la nomenclatura del “Congreso Latinoamericano de Evangelización”, que en este caso, fue el cuarto congreso de este “nuevo” movimiento Latinoamericano que ha reflotado en estos últimos años, y que en su cuarta versión llevado a cabo en Quito, Ecuador (2009), auspiciado por René Padilla y la “Fraternidad Teológica Latinoamericana” (FTL),  pretende ser más que escuchado, pues viene promoviendo nuevos paradigmas del rol que la iglesia al presente, supuestamente ha abandonado; suscitado  principalmente por teólogos como justamente, René Padilla  a partir de  CLADE I Bogotá  (1969), CLADE II, Perú (1979), CLADE III, Ecuador (1992), y CLADE IV, de allí, el sin fin de “neologismos” consecuentes:  “Evangelio integral”, “evangelio social”, “compromiso social”, “conciencia social”. “justicia social”, “evangelio cultural, y transcultural”, “mandato cultural”, “teología de  la creación”, incluso, “responsabilidad por el planeta y la ecología”, esto último, expuesto justamente en CLADE IV, supuestamente un congreso Latinoamérica de  “evangelización”.

Si bien es cierto, el contenido de CLADE IV fue teológico, y planteó desafíos “bíblicos” para la iglesia, o mayormente usando la Escritura[4], el panel compartido por Fernando Bullón, Juliana Morillo y Sergio Membreño, ponencias  registradas en el texto de la foto,  merece un análisis aparte, en vista de las propuestas que según ellos  la iglesia debería cumplir.  Sin explayarnos demasiado las siguiente líneas revelan en términos concretos, las ideas que  estos “teólogos”  plantearon en CLADE IV bajo el marco de una “Sociedad de Consumo y Mayordomía de la Creación”,  esto último, defendido también por otro amigo de la FTL (Fraternidad Teología Latinoamericana), Juan Stam, quien sin mayor protocolo llega a decir que la creencia en un rapto  —entre otras cosas relacionadas— proviene simplemente de un enfoque seudoapocalíptico, —según Stam— derivado también de la exégesis filosófica griega, y principalmente, de una ignorancia defectuosa acerca de  la “teología de la creación” promovida por él, Padilla y la FTL.  Así Stam  después de añadir otro calificativo peyorativo a la creencia en un rapto, específicamente pre tribucional  como una enseñanza especulativa  basada en una —según él—  “escatología de ficción” (pág. 74)  proponiendo “la” solución al respecto, añadiendo: “Es hora de volver a la escatología bíblica en lugar de la escatología ficción que abunda en nuestros coros y sermones y librerías” (Stam  2003:74). Paradójicamente, después de haber vilipendiado la perspectiva pretribucional del rapto, y desde su “teología de la creación”, Stam no duda irrisoriamente señalar que el “guardar” el jardín de Dios de Gén. 2:15, se basa en el mismo verbo hebreo שָׁמַר (shamar) para la función sacerdotal en Nehemías 13:22[5] como en Zacarías 3:7[6], concluyendo  de estas referencias con un paupérrimo rigor exegético que: de esto “inferimos” que tenemos una vocación sacerdotal de mayordomía ecológica (Stam 2003:89), y por cierto,  sin mencionar que también añade que la verdadera cosmovisión bíblica (teología de la creación)  coincide con la concepción indígena [ecológica] precolombina de nuestro mundo (pág. 89) y que la falta de respeto a las leyes del medio ambiente, —comparándolo con el primer pecado— es [nuestro] “pecado ecológico original” (pág. 92).

Pero,  ¿qué ocurrió en CLADE IV cuando justamente Fernando Bullón antropólogo economista, Juliana Morillo bioquímica ambientalista, y Sergio Membreño ensayista-economista, todos con “educación teológica” paralela se tomaron el "púlpito"? A manera de resumen, Bullón bajo su ponencia “Sociedad de Consumo y Mayordomía de la Creación”, llegó a decir que la iglesia debe sumarse a la "causa ambiental" (CLADE IV 2002:35). Que nuestra sociedad de consumo, no ha promovido las políticas para “salvar al planeta”, pero que la iglesia  puede contribuir significativamente a que sus feligreses tomen conciencia de la “mayordomía de la creación” elevando su voz en la esfera pública (pág. 33). La ausencia de esta conciencia, debe hacernos sentir incómodos  —añade Bullón— “terriblemente incómodos” (pág. 34),  así como Stam lo sugiere, sentir que es un “pecado ecológico original” (2003:92), Bullón no termina sólo con estas referencias, el texto registra sus palabras, diciendo que: “…la iglesia debe aprender a cooperar con otros sectores y organismos que también están envueltos en la causa ambientalista.” (CLADE IV 2002:35). ¿Acaso Bullón supone que la iglesia debería involucrarse con organismos seculares ambientalistas? Uno podría suponer que Bullón está solamente sugiriéndolo, sin embargo él da por sentado que la iglesia debe estar involucrada en programas y ONGs relativos a estos postulados, literalmente escribió: “…la iglesia, por medio de los programas de desarrollo y de las ONGs vinculadas a ella [la iglesia], puede intervenir con un carácter más técnico en lo económico, ecológico, político y jurídico a favor  de las poblaciones y áreas geográficas en donde sirve.” (2002:34). ¿Algún versículo que Bullón presente como base de todas sus conclusiones? El libro que estamos comentando  contiene 96 páginas, y, sólo contiene seis versículos citados y un par de alusiones, en especial, en la sección correspondiente a Juliana Morillo, menciones que no merecen comentario, en vista que los exhibe como quien tiene una maestría en saneamiento y desarrollo ambiental.

Entonces, ¿qué es lo que Juliana Morillo, —la segunda expositora— sugiere? Morillo, bajo el marco de “Una aproximación al Consumismo desde la óptica de la fe” (pág. 37ss), empieza su sección diciendo que “los bosques están desapareciendo”, que hay un “excedente de desechos sólidos” (pág. 43), que el “detergente está deteriorando las fuentes de agua y suelo” (pág. 45), que se “agota el agua, y que el planeta se está calentando”, entre otras cosas más (pág. 44). No hay duda que hace comentarios acertados respecto el consumismo en que también los creyentes han caído, no obstante, así también llega a decir que los grupos ecologistas de Europa, son un buen ejemplo para la iglesia respecto la elección de productos con “sello verde” (pág. 56). Uno podría pensar que esto tiene cierto sentido  para el beneficio de nuestros cuerpos, pues es evidente que por la mala alimentación muchos cristianos sufren múltiples enfermedades, sin embargo, no es la razón que Morillo quiso que sus oyentes  ponderarán, —y a través del escrito— ponderen; se trata del “medio ambiente”, se trata de que la iglesia —al igual que los organismos seculares relacionados—  garanticen un mínimo impacto sobre el medio ambiente y la sociedad (pág. 56). Puede parecer contraproducente lo que Morillo expone, sin embargo, más sorprendente es su última declaración  la cual por cierto, no es un llamado a salvar a las ballenas, quizás es aún más utópico. Literalmente, e indicando al lector el recuadro siguiente  de pautas sobre cómo los “creyentes” y la “iglesia” pueden tomar iniciativas para disminuir la presión negativa de consumo sobre el medio ambiente, agrega: “!Es tiempo de cambiar! ¡Convirtámonos, para que toda nuestra vida, incluyendo las cosas que consumimos y la forma en que lo hacemos, contribuya a la redención y restauración ansiada por toda la creación!” (Morillo en CLADE IV 2002:57).

Al leer todas estas declaraciones, sin duda no podemos dejar de sorprendernos al respecto, y por cierto, tienen sentido las palabras de René Padilla que cita el último exponente del panel, nótese,  «panel de “evangelización”» de CLADE IV, quien amplifica la mención de Padilla: “…la única evangelización auténtica es la que se orienta hacia la restauración de todas las cosas en Cristo Jesús.” (Padilla, citado por Membreño  pág. 91). Pues bien, ¿cuáles son las propuestas concretas que Membreño, —el último ponente de este panel— sugiere a la iglesia? Membreño es gradual en sus argumentos, quizás cauto,  al menos al principio. Usando 1 de Crónicas 12:32[7] y Mateo 16:3[8]  como fundamentos “bíblicos” exhortativos con el mismo rigor exegético de los ponentes anteriores en CLADE IV, escribió las tareas que la iglesia tiene respecto la “sociedad de consumo”, “la pobreza”, “el medio ambiente”, y la “globalización”. En términos concretos llega a decir que así como hay una globalización inicua, el Señor —según Membreño— manda a la iglesia a evangelizar todos los rincones de la tierra, lo cual implica una “globalización del evangelio” (pág. 69). Lo anterior no parece disonante con la ortodoxia escritural, no obstante, más adelante habla de que este emprendimiento  “evangelical” es la conclusión de la  “teología de la globalización” (pág. 81). En términos más concretos, señala que la identidad del cristiano es resistir a la globalización y sociedad de consumo  secular, por cierto,  no de manera clandestina. Para Membreño la iglesia debe “luchar”, “resistir” y “ser luz” (Pág. 71). Aun más, en el capítulo cuatro de su segmento (pág. 71) sugiere que la iglesia está comprometida a “transformar la sociedad”, mencionando nuevamente  la “pobreza” y el “medio ambiente”, como los campos en que ella debe involucrarse. Paralelamente a estos desafíos, Membreño cita un sinfín de estadísticas y estudios de los efectos de todos estos quistes socio-ambientales. Llama la atención que Membreño sugiere  y “promueve” el diagnóstico y tratamiento que hiciera el “Club de Roma” de la realidad mundial actual  expuesto  por este ente en “Límites del crecimiento” (1975) y “Más allá de los límites del crecimiento” (1990) (pág. 74). Pero, y antes de seguir examinando los términos de Membreño, ¿qué es el “Club de Roma”?  El “Club de Roma”, en palabras de John Coleman[9], es: “…la pequeña élite [mundial] intocable de dirigentes cuyo objetivo es establecer el Nuevo Orden Mundial.”  (Coleman & Martínez  1991:1). En consecuencia, ¿bajo qué criterio Membreño ratifica la mirada del “Club de Roma”? Literalmente señala: “…es interesante destacar el reconocimiento del deterioro ambiental planteado entre los dos informes del Club de Roma, el primero, Los límites del crecimiento (1975), y el segundo, Mas allá de los límites del crecimiento (1990)…” (Membreño en CLADE IV 2002:78). Casualmente Membreño haciendo un resumen de las propuestas del “Club de Roma”  citadas por él, añade que se necesita un enfoque que incorpore una visión que marche más allá de la “responsabilidad internacional” y que regule qué planteamiento económico es el más óptimo, por supuesto, planteamientos que consideren la mejoría del medio ambiente, y la ecología para las futuras generaciones, según Membreño, aspectos ya planteadas por los “precisos” informes del poderoso y masónico “Club de Roma” (pág. 75).

Uno puede preguntarse, ¿a dónde se dirige todo este interés  constante de los “teólogos” de CLADE  por la mejoría del planeta, el medio ambiente e incluso la ecología? Es fácil caer en especulaciones al tratar de descubrir las aristas de CLADE en sus postulados primigenios, no obstante lo que es claro, es que el llamado de Membreño es que la praxis de la “mayordomía de la creación” desde una perspectiva mundial, requiere ser planteada con mayor fuerza y convicción (pág. 77), tópicos que según él, no sólo deben ser proyectados en los foros internacionales (seculares), sino que también, —por supuesto— en instancias “cristianas”, e “evangelísticas”, siendo CLADE claramente un ejemplo de ello. Así,  y bajo el último punto esbozado por Membreño y bajo el título: “Los esfuerzos planetarios: organismos internacionales y su responsabilidad compartida”, concluye: “De allí se derivan tanto la urgencia como el mandato de conocer y precisar la dinámica internacional y sus planteamientos ante los fenómenos que abaten al hombre…” (Membreño en CLADE IV 2002:78). Paradójicamente Membreño llega a decir que como iglesia  somos llamados a plantear una “visión  cristiana” ante este paradigma  neoliberal y la utopía humanista que cree puede resolver los problemas de este siglo (pág. 79), no obstante, ni aun el marxismo utópico original, vislumbró tanta quimera restauracionista, siendo un fracaso en todos los países que tiranizó y aun rige; sin duda la  utopía padillista (CLADE) que el mismo Membreño —y compañía—  está tratando de promover a los lectores es sin lugar a dudas aun más utópica, pues finalmente llega a decir —citando a Padilla y Bullón— que como iglesia debemos plantear un modelo económico y social con enfoques, principios, estrategias y “políticas” cristianas, esto, para redimir al mundo a través de la “voz profética” de la iglesia (pág. 84), literalmente: “Los cristianos estamos llamados a plantear y a buscar la construcción de una nueva imaginación social.[…] Los cristianos tenemos un papel que desempeñar en la mayordomía ecológica ” (Membreño en CLADE IV 2002:87,90). ¿Cuál es la diferencia de CLADE, en las ponencias que tanto Bullón, Morillo y Membreño respecto la teología de la liberación? Si el móvil de la teología de la liberación fue un claro norte cristiano marxirizado, las ideas que se plantean en este texto que hemos citado, no sólo son claramente utópicas, sino que nos muestran a todo este conglomerado padillista como el grupo de pasajeros del Titanic[10], promoviendo el bienestar social político y ambiental (el neo-jubileo [pág. 90]) de la tripulación cuando el propio barco (mundo) está destinado a su hundimiento.  No obstante, la arista más sospechosa de todo este movimiento, —aún, gestado bajo “buenas” motivaciones—  es que claramente también, califica para lo que Pablo llamó, “otro” evangelio (Gál. 1:6ss).





Bibliografía

CLADE IV 2002. Sociedad de consumo y mayordomía de la creación, el testimonio evangélico hacia el tercer milenio: Palabra, Espíritu y Misión. Expositores: Fernando Bullón,  Juliana Morillo y Sergio Membreño. Buenos Aires, Argentina: Kairós.
Coleman John & Martínez Tito 1991. El club de los 300. Internet URL:
Stam, Juan 2003. Las buenas nuevas de la creación. Buenos Aires, Argentina: Kairos.
Helm,  David 2014. La predicación expositiva. Washington, DC: 9Marks.
Zaldívar, Raúl 2006. Teología Sistemática, desde una perspectiva latinoamericana. Viladecavalls, Barcelona: Clie.




[1] Marcos Witt, Danilo Montero, Jesús Adrián Romero, Marcos Barrientos, etc.
[2] Helm definió muy bien la predicación ebria, como aquella exposición, que pretende ser escritural, pero que solo se vale de la Escritura para apoyarse en ella, tal cual lo hace un borracho, con un poste de luz, esto es, lo usa más para afirmarse, que para iluminación, dando paso a un verborrea de palabras (Helm  2014:27).
[4] El texto paralelo del que citamos aquí, “Documentos, Palabra Espíritu y Misión”, contiene los argumentos “teológicos” de todo este movimiento.
[5] “Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas [shaar],  para santificar el día del reposo.  También por esto acuérdate de mí,  Dios mío,  y perdóname según la grandeza de tu misericordia.” (Neh. 13:22) RV60.
[6] “Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos,  y si guardares mi ordenanza,  también tú gobernarás mi casa,  también guardarás [shamar] mis atrios,  y entre éstos que aquí están te daré lugar.” (Zac. 3:7) RV60.
[7] “Debemos ser entendidos en los tiempos.”
[8] “Señales de los tiempos.”
[9] John Coleman es un autor de teorías conspirativas británico y ex-espía del MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto), más conocido como MI6 o SIS,1 es la agencia de inteligencia exterior del Reino Unido. Coleman publica en el periódico World In Review.
[10] Esta referencia, es una alusión a la excelente ilustración que diera el pastor Alejandro Peluffo diría en su predicación, el “cristianismo y la política”, un excelente sermón terapéutico para este tipo de utopías idealistas. https://youtu.be/jKkYlc3QUYc

No hay comentarios:

Publicar un comentario