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martes, 16 de junio de 2020

El amarillismo de A.W. Pink sobre el dispensacionalismo



Por J.A Torres Q


Si hablas con alguien acerca del dispensacionalismo, y mayormente, si es un crítico al respecto, la pregunta que puedes hacerle antes de todo es, ¿qué otra acusación tienes acerca del dispensacionalismo? Históricamente el dispensacionalismo ha sido conocido más por las calumnias asociadas, que por su tesis. El caso de A.W. Pink (1886-1952) es un ejemplo de lo anterior. Y sin duda, la mayoría de los cristianos de hoy conoce las facetas “pías” de Pink, especialmente en sus excelentes títulos como “La soberanía de Dios” y “los Atributos de Dios”, sin embargo, la “caballerosidad” de un hombre de Dios, no solo se manifiesta en la manera en que expone verdades doctrinales consensuales, sino también, en cómo trata a otros creyentes que no comulgan con “nuestras interpretaciones”.

En este sentido, A.W. Pink no fue muy caballeroso con los dispensacionalistas de sus días. Aun más, claramente cayó en lo que se llamó después en el periodismo secular como crítica amarillista. En este sentido, el lado arisco de Pink se ve claramente en su libro “Dispensacionalismo refutado” escrito originalmente el año 1934 que revela claramente imprecisiones de lo que siempre fue el espíritu del “Dispensacionalismo bíblico”, pero también, falacias de relación (Bullinger) y la típica diatriba nefasta de quienes simplemente, y, a falta de argumentos válidos echan mano de cualquier argumento que se tenga a la mano, no importa si ello es falso, nefasto o calumniador. Por ejemplo, Pink de manera gradual empieza diciendo en su libro —y aludiendo al dispensacionalismo— que “…los venenos no alimentan, y tampoco la refutación del error es de edificación al alma” (pág. 9).


Así, y en esta misma página añade que su propósito no es tratar los problemas de esta escuela, añadiendo que: “…ni tampoco examinar en detalle las salvajes conclusiones que han sido extraídas a partir de postulados tan endebles.” (pág. 9). Nótese, “venenos”, “salvajes” conclusiones. Sin embargo, y sin rodeos Pink no duda añadir a lo anterior el epíteto de “falsa enseñanza” y “terrible mal”. En estas líneas además Pink no dudó de censurar una falsa preocupación de los teólogos dispensacionalistas de sus días sobre las ideas de los críticos alemanes (alta crítica) pero, y a reglón seguido, juzgando tal preocupación del pietismo dispensacional como un engaño, su frase para calificar lo anterior es literalmente como sigue: “¡Que astuto que es el diablo!” (pág. 18) añadiendo: «Sin embargo, la realidad es que en los efectos producidos, la labor de los “dispensacionalistas” ha sido tan subversiva para la fe como lo fue la de los “altos críticos”» (pág. 18). 


Bueno, basten estas líneas (ya viene el artículo completo) para demostrar algo común en algunos —no todos, por supuesto— autores reformados, la falta de rigurosidad, honestidad y de hecho, la constante caricaturización deshonesta acerca de lo que es el dispensacionalismo en su propuesta bíblica. La lista de acusaciones de hecho, incluye imputaciones como que el dispensacionalismo surgió de Marción (siglo II), que está ligado al Mormonismo, a los Testigos de YHVH, te lleva al arminianismo, que tiene varias formas de salvación, quizás 7, dicen algunos, entre otras calumnias más. Pese a todo esto, obras como la de Michael Vlach (“Dispensacionalismo, Creencias Esenciales y Mitos comunes” 2015) han venido a ser no solo notables por la manera de abordar el tópico (con respecto, mesura y rotundidad) sino también un gran acierto apologético para desmontar toda esta gama de mitos y acusaciones falsas que de hecho aún usted puede escuchar hoy en boca de varios pastores reformados jóvenes impetuosos que han seguido la misma ruta amarillista. Y por cierto, el libro de Pink se llama, “Dispensacionalismo refutado”, pero, como verá cualquier lector objetivo que conozca el tópico y el dispensacionalismo bíblico, lejos de haber logrado lo prometido, el libro es simplemente una constante diatriba de argumentos inconexos, poco rigurosos y por algunos momentos simplemente una catarsis literaria emocional.




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