Buscar este blog

sábado, 4 de mayo de 2019

Evaluando a David E. Holwerda Capítulo 2 parte II




Por J.A. Torres Q.

Introducción

¿Quién es Israel? La tesis esencial de Holwerda es que Israel es Cristo. Para esto, —como ya hemos señalado— Holwerda da  cuatro argumentos en esta sección del libro, a saber: 

1.     La respuesta genealógica (pág. 38-43)
2.     La respuesta geográfica (pág. 43-49)
3.     La respuesta del cielo (pág. 49-50)
4.     La respuesta del desierto (pág. 51-53)

En la respuesta genealógica basada en la genealogía de Mateo, Holwerda ha establecido que: 

“Al relacionar a Jesús con Abraham, Mateo declara que la promesa de Dios de bendecir a las naciones se cumple ahora por medio de Jesús  […] Si aquel por quien las promesas se cumplen es Jesús, entonces él puede reclamar ser descendiente verdadero de Abraham. Entonces, Jesús representa todo lo que un verdadero descendiente de Abraham debería ser. Jesús es, por lo tanto, el verdadero Israel; el que es y hace todo lo que Israel tenía que ser y hacer. El Israel histórico fracasó, y las promesas no llegaron a cumplirse por medio de los israelitas. […] Jesús es el remanente que representa la esperanza y el renacimiento de Israel anunciados por los profetas. Él es Israel, hijo de Abraham. […] El enfoque de la genealogía de Mateo es claro. La importancia de Jesús radica hondamente en la historia del Israel veterotestamentario, tan hondamente que las bendiciones prometidas al Israel veterotestamentario encuentra su cumplimiento sólo por medio de Jesús. Él es Israel, la representación personificada del verdadero Israel y el rey de Israel.” (pág. 40).

Como el lector atento puede observar, la respuesta de Holwerda basada en la genealogía, asume varias cosas. Primero, que como Israel fracasó, Dios lo ha reemplazado por una representación corporativa en Cristo. Esto quiere decir que las promesas dadas a los patriarcas, no se cumplirán en un Israel futuro, pues se han cumplido en Cristo. Ahora, ¿“quién es Israel” de acuerdo a la repuesta geográfica?  Por supuesto, siguiendo a Holwerda, es Cristo, el punto es comprende aquí  cómo es que Holwerda llega a dicha conclusión. Para este argumento, Holwerda  se basa principalmente en la interpretación reformada de Oseas 11:1. ¿Qué tan consistente es este segundo argumento? Notemos las siguientes líneas.   

¿Quién es Israel? Evaluando  la “respuesta geográfica” de Holwerda

La segunda tesis de Holwerda se puede resumir aquí en cuatro inferencias que explica principalmente  bajo conceptos tipológicos. Notemos entonces, sus conclusiones.

¿Quién es Israel?   la “respuesta geográfica” de Holwerda (pág. 43-48)

Primer argumento

El primer argumento de la idea de la “respuesta geográfica”, Holwerda la elabora esencialmente, basado en paralelos históricos supuestamente, como tipos proféticos. Egipto, por ejemplo, es un lugar de bendición (pág. 43) como de maldición para Israel; este lugar entonces, también ha sido un lugar en el que Dios ha utilizado para comunicarnos otras verdades proféticas.  Por ejemplo, y para poner en la mesa la idea señala: “En una ocasión, las asombrosas acciones providenciales de Dios llevaron al patriarca José a Egipto “para… salvar la vida de mucha gente” (Génesis 50:20). Ahora, una vez más, su fiel providencia lleva a otro José a Egipto, para proteger la vida de otro que es Israel (Mateo 2:13-15). […] Entonces, una vez más, Jesús es proféticamente llamado desde Egipto. Este hecho sugiere un nuevo éxodo, uno que finalmente terminará con la opresión del pueblo de Dios y cumplirá las promesas que Dios le hizo a Israel.” (pág. 43-44).


Si el lector observar bien, la tesis de Holwerda aquí se basa esencialmente en paralelos históricos. Y, aunque Oseas 11:1 es claramente citado por Mateo, notaremos que tal versículo no representa en sí, la hipótesis a la que él llega.  Para decirlo más claro, esta primera idea se basa esencialmente en una inferencia tipológica “profética”, y, aunque la Biblia claramente usa tipos[1] y antitipos[2] la idea de Holwerda va mas allá del tipo “común bíblico”, pues señala que así como Dios en su providencia llevó a Israel a Egipto, también llevó a otro José y también a Egipto para proteger la vida, nótese: de “otro que es Israel” [Cristo] (pág. 43). ¿Es Cristo otro Israel? Ya constatamos que para Holwerda, “Jesús es, por lo tanto, el verdadero Israel […] Él es Israel, hijo de Abraham. […]  Él es Israel, la representación personificada del verdadero Israel y el rey de Israel.” (pág. 40). Pero, ¿realmente Oseas 11:1 —citado por Mateo— señala o equipara al Israel nacional con “otro que es un “nuevo Israel”? Por supuesto, hay una relación  entre Israel y Cristo. Pero, ¿estaba Mateo concibiendo la ecuación de un segundo Israel personificado? Es interesante notar como antecedente paralelo, que el  término “Israel” se usa un total de 73 veces en el Nuevo Testamento de acuerdo al estudio preciso que ha hecho Arnold G. Fruchtenbaum, y, de estas 73 veces, ninguna de ellas se refiere a la iglesia, o, a Cristo como el “nuevo Israel.”  La tesis de que el “Israel de Dios” de Gálatas 6:16 es la iglesia, por supuesto,  en palabras de  D.A. Carson, es solo una falacia exegética y el lector reformado aplicado lo sabe.

Ahora bien, por supuesto, Dios llamó a su hijo Israel desde[3] Egipto, pero, este hijo servía a los baales (Ose. 11:2), ¿es entonces realmente Israel un tipo de Cristo? ¿Cuál es el paralelo “tipológico”[4] —si es que es tipológico— que quiso destacar realmente  Mateo? La idea esencial de la interpretación de Holwerda, es también consensual en la hermenéutica reformada, note usted los siguientes comentarios sobre Oseas 11:1 y su relación con Cristo: 

 “Herodes estaba a punto de descargar su rabia sangrienta contra los primogénitos de los Judíos. La interpretación inspirada que Mateo hace de las Escrituras Hebreas debe regular nuestra interpretación de las Escrituras, y según la interpretación de Mateo nuestro Señor Jesús es el verdadero Israel de Dios, no el pueblo temporal y nacional de Israel.” (El Israel de Dios* por R. Scott Clark, 2011).

“De Egipto llamé a mi hijo — dice Oseas 11:1, refiriéndose claramente en tiempos de Moisés.—; sin embargo, Mateo no vacila en aplicar estas palabras a Jesús (2:15), no por creer que Oseas estuviera hablando el Mesías, sino por entender que el Mesías es el “cumplimiento” del viejo Israel. Jesús es el nuevo Israel.» (Stuart Park & David F. Burt 1997. La Señal. Viladecavalls, Barcelona: Andamio, pág. 222)

“Mateo como un buen conocedor de su Biblia, el Antiguo Testamento, cuando habla de Jesús interpre­ta un versículo de Oseas 11:1 que dice que Israel fue llamado de Egipto, y Dios añade que Is­rael es su hijo. Mateo interpreta este versículo a la luz de Jesu­cristo en el capítulo 2, y dice que Jesús es enviado a Egipto para que se cumplan las Escri­turas. Entonces encontramos en el Antiguo Testamento que el Hijo de Dios es Israel, pero encontramos en el Evangelio de Mateo que este versículo es apli­cado a Jesús. ¿Cuál es la conclu­sión? Concluimos que Jesús es el mejor y verdadero Israel, el auténtico Israel.” (Xavi Pérez [s/f] en: Teología Bíblica, edificando iglesias sanas revista edición 3,  de 9Marcas, pág. 22).

¿Es Jesús realmente  el “verdadero Israel” de Dios el “otro que es Israel” [Cristo]? ¿Es Jesús realmente “el mejor” y “verdadero Israel”, el “auténtico Israel” (Pérez).”  Sin duda este es un ejemplo de una “tipologización” errada, cuestión que está latente en   el alegorismo[5] o el simbolismo[6] [meta-tipológico]  (Virkler 1994:156).  Por supuesto, la Biblia menciona tipos y antitipos de Cristo. Así,  “Adán-Cristo”[7]; “Melquisedec-Cristo”[8]; “Moisés-Cristo”[9]; Josué-Cristo”[10]; Jonás-Cristo”[11]. Ahora bien, no solo existen tipologías cristológicas de personas, también están las tipologías de relación entre animales[12] y Cristo. De acuerdo al mismo Señor: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Jn. 3:15).  Así, quienes miraron en fe aquella serpiente fueron sanados (Núm. 21:9s). Quienes miran a la cruz hoy, pueden ser “sanados” del pecado (Jn. 3:15). También están las tipologías de “acontecimientos” paralelos.  Sin duda Israel es de algún modo, un “tipo antitético”[13] de la iglesia.  Egipto, un tipo antitético del mundo y del creyente que ha sido “liberado”[14] del pecado y la inercia (poder) de este sistema (1 Jn. 2:15-17).

Así también, y de manera similar a la sangre de los corderos untada en los dinteles de las casas de los creyentes en tiempos de Faraón  (Éxo. 12:21-23), la sangre de Cristo —el Cordero de Dios— libra hoy  al pecador del juicio de Dios. Ahora bien, sin duda hay una relación aquí entre Israel y Cristo. Pero, nada tienen que ver con un reemplazo corporativo personificado. Más bien hay una relación analógica de eventos con propósito específico. A lo menos, son cuatro los aspectos válidos de esta relación de carácter analógica.

1.   En primer lugar, la analogía que admite Mateo aunque se relaciona con una persona, Cristo, es principalmente de lugar[15], de acontecimiento o evento. Sin duda Mateo 2:15  hallamos la cita de Oseas 11:1 («De Egipto llamé a mi hijo…») versículo que el evangelista aplica a Cristo, un texto que originalmente se refería históricamente a Israel y a su liberación de Egipto. Así, la primera semejanza consiste en que al igual que Israel salió de Egipto después su esclavitud, Jesús también “salió de Egipto” por providencia divina a salvo de la mano de Herodes.  Como señala D.A.  Carson, acontecimiento que Dios dirigió “…para proteger a su mesías su hijo” (Carson 2004:101). El Dr. Vlach  le llama a esta relación  paralela “analogía” o “correspondencia.” Una correspondencia divina entre Israel y quien cabeza principal, Jesús. Cuatro correspondencias menciona Michael Vlach, a saber:

a.     Así como el pueblo de Israel salió de Egipto así también Jesús salió de Egipto.
b.     Así como Israel fue llamado por Dios, así también Jesús es llamado por Dios.
c.     Así como Israel fue el hijo de Dios, así también Jesús es el Hijo de Dios.
d.     Al igual que Israel necesitaba liberación de la esclavitud bajo el liderazgo de Moisés, así también Israel otra vez necesitaría liberación de la esclavitud bajo el líder: Jesucristo (Vlach).

Así,  la declaración de Oseas tiene su cumplimiento como anti-tipo. De esta manera, y, con respecto a la vocación frustrada por Israel —pues no consiguió ser lo que Dios le pidió— el mesías en su calidad de “siervo de Jehová”, el quien sí agrada al Padre (Isa. 42:1s).  Así, —y como observa Carballosa—  la salida de Jesús el mesías de Egipto —a diferencia de Israel— llevó al Señor al pleno sometimiento de la voluntad de Dios. Por el contrario, la salida de Israel de Egipto devino en apostasía. Entonces,  Oseas 11:1-2 mira hacia atrás, a la infidelidad de Israel. Mateo 2:15 mira hacia delante, a la absoluta entrega y obediencia de Jesús el Mesías. Él llena de pleno significado las palabras de Oseas y eso es lo que Mateo capta  (Carballosa 2007:99-100). La analogía, es entre quien realmente obedece a Dios en la calidad de hijo.

2.   Segundo, la tesis de Holwerda es que Jesús realmente  es el “verdadero Israel” de Dios, quien es “otro que es Israel” [Cristo] (Holwerda, pág. 43). Como también lo expresa Xavi Pérez: Jesús realmente es “el mejor” y “verdadero Israel”, el “auténtico Israel.” Sin embargo, y esto es precisado en el texto per se; la relación de comparación que alude Mateo, es entre hijos.

Israel

Jesús
Hijo adoptado
Hijo eterno
Hijo corporativo
Hijo literal
Hijo acogido
Hijo verdadero
Hijo desobediente
Hijo obediente
Hijo restaurado
Hijo restaurante

Nunca ha habido una competencia entre dos hijos “eternos” por el cual uno de ellos llegaría a reemplazar al otro. Cristo es el único Hijo eterno de Dios. Así, Mateo deja ver también esta relación esencial entre quien es hijo desobediente, con quien es Hijo fiel, el verdadero Hijo. De hecho, Israel siempre fue el hijo desobediencia, y aun, antes que Oseas escribiera Dios sabía que este hijo abandonaría a su Padre y su vocación. Po otro lado, si Cristo fuera el “nuevo Israel”, el NT no lo dejaría en la sombra revelacional, sin embargo, Cristo jamás es llamado por Dios un “nuevo Israel”, ninguna vez en el NT sugiere aquello; más bien Dios se refiere a Cristo como “mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Lc. 3:22).  Ahora, cuando el profeta Isaías señala del mesías “Mi siervo eres,  oh Israel,  porque en ti me gloriaré.” (49:3) no está estableciendo una teología mesiánica de reemplazo, sino, usando dicha figura para subrayar por antítesis la fidelidad de este Hijo, en relación al hijo, al siervo incompetente y corrupto que justamente, será restaurado por el Siervo fiel, quien llevará a cabo la explícita voluntad del Padre para “…hacer volver a Jacob” a Él  (Isa. 49:5ss). Esto es, para restaurar al hijo infiel (Israel), pero además, para que el mesías llegue efectivamente a ser luz a las naciones para salvación a Israel, pero también, a  todos los hombres (49:6s). Así, Jesús en esta analogía llega a ser —en modo tipología— un “nuevo” Moisés, porque así como salió de Egipto, pueda llevar a Israel a su plena restauración (Rom. 11:11ss). Como aun señala aun L.A. Schökel: “…el evangelista nos dice que Jesús es el nuevo Moisés quien, a través de un nuevo Éxodo, llevará a su pueblo, asumiendo el exilio y la persecución, hacia una nueva y definitiva liberación. Pero no solo a su pueblo, Israel, sino a todos los pueblos de la tierra” (Schökel 2013:1831).

3.   Tercero, la idea cristológica de que Mateo estaba diciendo que Cristo es ahora el “nuevo Israel”, o el “verdadero Israel” (Beeke ed.  2018:1364) no considera además, la intención ilocutiva del “para que se cumpliese” que Mateo menciona como parte  argumentativa de tres declaraciones con dicho tenor. Nótese en el mismo contexto los tres usos de este “para que se cumpliese” del que Mateo 2:15 forma parte:

13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
 16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.
 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:
 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
 19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.
 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,
 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.  (Mt.  2:13-23 RV60)

Tiene sentido el alcance de William Barclay cuando comenta: “Puede verse de inmediato que en la forma original, este dicho [2:15] no tenía nada que ver con Jesús y nada que ver con la huida a Egipto.  [. . .].  Veremos una y otra vez que esto es típico del uso que Mateo hace del Antiguo Testamento.  Está preparado a usar como una profecía acerca de Jesús cualquier texto que puede acomodar verbalmente, aunque originalmente no tenía nada que ver con la cuestión bajo consideración y nunca era la intención del texto tener nada que ver con ella.  Mateo sabía que casi la única forma de convencer a los judíos que Jesús era el prometido Ungido de Dios fue probar que él era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.” (Barclay, pág. 36). Dicho de otro modo, ninguno de los tres ejemplos que cita Mateo aquí realmente fueron el “cumplimiento literal de”, sino más bien fueron analogías de hechos  que en el propósito de Mateo vinieron a subrayar —a los judíos que tiene  en mente— tanto, la divinidad de Cristo, pero especialmente, su mesianidad y todo lo referente a su vocación de Rey. En efecto, no es casual en este sentido, la genealogía preliminar de Mateo, los informes sobre su nacimiento con alusiones proféticas literalmente cumplidas (1:23,5-6) y con otras, como análogas a hechos tipológicos apologéticos.  Esto nos llévala cuarto punto.

4.   Cuarto, notemos con más detalle la cuestión del “para que se cumpliese.” Tres veces en el contexto directo (Mt. 2:13-23).  Otras cuatro veces más en Mateo (cf. Mt. 1:22; 4:14; 21:4, 9). Ahora bien, el giro ἵνα πληρωθῇ τὸ ῥηθὲν “para que se cumpliese lo dicho” se ha traducido de diferentes maneras. A saber: 

 “De este modo se cumplió…” (NVI)
“Esto sucedió para que se cumpliera…” (DHH)
“para que así se cumpliera…” (PDT)
 “de este modo se cumplió” (Carson)

En  término generales, estas traducciones traducen bien. Aunque por supuesto, la idea de ἵνα (jína) es más bien de propósito, “para.” Así mejor: “para que se cumpliese…” Lo segundo importante,   el texto no dice “para que se cumpliese la profecía (προφητεία)”, o, alguna “revelación”  (ἀποκάλυψις) en plenius sensus. El texto literalmente dice, “para que se cumpliese lo dicho”, y así, el dicho (λέγω[16]).  Bien dice Fee y Gordon —al menos en este comentario— que Mateo usa Oseas 11:1 “…para ilustrar el fenómeno de un significado analógico que se asigna a un pasaje profético” (Fee & Gordon 2016:203).   Dicho de otro modo, no se trata de una profecía per se, sino, de una aplicación analógica apologética que Mateo hace del dicho aplicado   a Cristo para demostrar a los judíos  las legítimas prerrogativas de Cristo como mesías, pero también, como rey davídico legal.

Ahora, y como hemos señalado en el punto anterior, son tres declaraciones en este contexto con la idea de “para que se cumpliese.” Y las tres tienen algo en común. No fueron realmente profecías cristológicas, sino, alusiones analógicas como parte del propósito apologético de Mateo  quien tiene en mente principalmente a los judíos, los destinarios primarios de “su evangelio”. Si el lector logra entender la intención de la triple idea de lo “cumplido”  —que explicaremos más abajo— la idea “reformada” de que existe una hermenéutica  apostólica, y basados en versículos como Mateo 2:15 concluir no solo que ahora hay un “nuevo Israel”, sino también que con ello los apóstoles nos dieron una “clave cristológica”[17] de interpretación, ignora la intención misma de Mateo sobre estos pasajes. Dicho en otras palabras, es como si un aprendiz de mecánica viera al maestro hacer andar un auto con una batería de 30 amperes, llegando el aprendiz después a concluir que esta es una clave mecánica para arreglar “todos” los automóviles, buses y camiones.  Esto es, Mateo no pretende que su manera de aludir de manera específica aquí al AT (Ose. 11:1; Jer. 31:15) sea un principio rector para como dice Sugel Michelén en el capítulo siete de su libro: “interpretar toda la Escritura con Cristo en el centro” (pág. 113) la “clave hermenéutica” que los discípulos no habían captado (pág. 113,114), y esto, porque según él Jesús mismo les dio al los discípulos de Emaús una  clave cristológica, que devino en una hermenéutica apostólica (véase, Michelén 2016:114). No, Mateo como veremos a continuación, hace tales alusiones de manera puntual, en vista de su propósito apologético. Ahora, nótese lo siguiente:

“para que se cumpliese.” (Mt. 2:15)
Oseas 11:1
“Entonces se cumplió.” (Mt. 2:18)
Jer. 31:15
“para que se cumpliese.” (Mt. 2:23)
-----------

¿Fue entonces Jeremías 31:15 el cumplimento de la muerte de los niños del primer siglo? Por supuesto que no. Al igual que 2:15, Mateo usa esta referencia de manea analógica. El llanto al que se refiere Jeremías es veterotestamentariamente histórico.  Hecho que el profeta describe en el contexto del cautiverio babilónico.  Así, en su propósito analógico Mateo nos cuenta que este llanto en Ramá, fue un ejemplo preciso del llanto de las mujeres del primer siglo, debido a la muerte de los infantes por manos de Herodes. Como escribe también el profesor Carballosa: “Existe, por lo tanto, simplemente una analogía entre los dos pasajes. Ambos son claramente poéticos en su fuerza y ateo usa el texto para describir maravillosamente una situación similar en los tiempo el Nuevo Testamento.” (Carballosa 2017:101). Pero, el enfoque de Mateo, aunque toma tal declaración  veterotestamentaria solo como analógica, es Cristo, pues está justamente hablando de él, su anunciación (cap. 1), su nacimiento (cap. 2), después su bautismo (cap. 3), su tentación (cap. 4), y su ministerio (Mt. 5ss). En otras palabras está mostrando a sus destinarios —principalmente judíos— los hechos evidentes y proféticos de él como verdadero Mesías, Salvador y Rey.

Ahora,  el tercer ejemplo analógico que usa Mateo tiene también naturaleza analógica, y de hecho, es el ejemplo más complicado; así,  el para que se cumpliese” de Mateo  2:23. Pues, la referencia de Mateo de que en vista que Jesús vivió en Nazaret, se cumplió lo que dijeron los profetas que “habría de ser llamado nazareno” (2:23c), pues, ¿adónde están estas referencias proféticas en el AT? Nótese que, Mateo escribió que fue dicho por “los profetas”, no dice, lo que dijo “el” profeta. Sansón es el ejemplo de un nazareo en el AT (Jue. 13:1-5 y a propósito: ¿debemos concluir que Cristo es el nuevo Sansón?). El otro ejemplo es el voto de Ana —madre de Samuel (1 Sam. 1:1-11)— quien hizo voto nazareo por su hijo (1 Sam. 1:11). Sin embargo, ambos ejemplos hablan del “voto nazareo”, no de ser nazareno; sin duda el Señor fue nazareno, pero no era nazareo (cf. Mt. 11:18-19).   Algunos han relacionado del ser llamado nazareno con un sinónimo de la condición de “miserable”, puesto que Nazaret era en aquellos días simplemente un pueblo, y no una ciudad importante[18], un lugar realmente poco probable para la estancia del mesías (Ryrie 1991:1332). De hecho, en realidad no hay ninguna cita en el AT que justifique el sentido primario al que alude Mateo. Entonces, ¿cómo calza esto con el mesías, con el Señor en al cita de Mateo a sus oyentes? Bien señala el profesor Carballosa aquí: “Lo más probable y ajustado al texto es que Mateo no se refiere a ningún pasaje concreto del Antiguo Testamento, sino al “tenor general” de las Escrituras proféticas que enseñan que el Mesías seria despreciado pro los hombres.” (Carballosa 2007:105). En este sentido, sin duda es notable la conclusión de D.A. Carson que también cita el profesor Carballosa:

«Mateo ciertamente usa [el vocablo] Nazâraios como una forma adjetiva de apo Nazaret (“de Nazaret” o “Nazareno”), aun cuando el adjetivo más aceptable es Nazarenos. Posiblemente Nazâraios se derive de una forma aramea de Galilea. Nazaret era un lugar despreciado (Jn. 7:42,52). Incluso para otros galileos… Allí Jesús creció, no como Jesús “el belenita” [de Belén], con sus connotaciones davídicas, sino como “Jesús Nazareno”, con todo el oprobio y el desprecio. Cuando a los cristianos en Hechos eran llamados “secta de los nazarenos” (24:5), la expresión se usaba para herir. Los cristianos del siglo primero leyeron [el Evangelio de] Mateo, que habían recibido su ración de burla, seguramente fueron capaces de captar  la intención de Mateo. Él no dice que un pasaje particular de algún profeta del Antiguo Testamento predijo que el Mesías viviría en Nazaret, dice que los profetas del Antiguo Testamento predijeron que el Mesías sería despreciado (vea Sal.22:6-8;13;69:8;20-21; Is. 11:1;49:7;53:2-3;8; Dn. 9:26). El tema es repetidamente recogido por Mateo (e.g. 8:20; 11:16-19; 15:7-8)» (Carson en Carballosa 2007:106). 

Si el lector ha podido constatar lo anterior a la luz del pasaje escritural de Mateo, notará que la idea de esta trilogía tiene una intención apologética. Y así, alusiones puntuales como el “…pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo…” (Mt. 3:3),   que en el contexto de los oyente de  Mateo tenía  la intención de relacionar la voz  del pregonero de aquellos días (Isaías cf. vs. Isa. 40:2, 6,9 “decidle  a voces”), con un nuevo heraldo, Juan el bautista. Por supuesto, —y siguiendo la inercia hermenéutica reformada— ¿estaba diciendo Mateo que Juan el Bautista era el “nuevo Isaías”, o, el “verdadero Isaías”? Por supuesto que no, simplemente Mateo está  llamando a sus auditores judíos, a “preparar camino” de la misma manera que el profeta lo hizo a sus lectores judíos de aquellos días; aquí en Mateo, a los judíos en relación a quienes  Mateo llamó a arrepentirse en vista que el reino de Dios se había acercado por la visita del rey, quien ya estaba pronto a comenzar su ministerio público. Ahora bien, por supuesto, Mateo no estaba tomando los aspectos implicados en Isaías 40:5-6 como cumplidos, y, aunque  Juan el Bautista anunció todos los aspectos escatológicos de la venida (cf. Mt. 3:11-12), Mateo pone el acento en el hecho de que el mesías ya estaba entre ellos, y era necesario responder correctamente. Sin embargo, en 4:15 y 16 con la referencia de  para que se cumpliese lo dicho por el profeta” en relación a Cristo cuando el profeta dijo “tierra de Zabulón y tierra de Neftalí…. El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz…” (Mt. 4:15-16), Mateo hace una alusión diferente a 2:15, 2:18 y 2:23 incluso también, de  3:3; notará que aunque son referencias apologéticas cristológicas,    no solo son  diferentes en intención, sino también en aplicación.  Esta última (4:15-16) es concretamente  lo que se puede denominar una aplicación profética con interpretación incluida.

Dicho de otro modo, aquí sí  podría caber —aunque no existe— eso de una “hermenéutica apostólica cristológica”, porque Mateo aquí  no usa el AT de manera   secundaria o auxiliar como en 2:15,2:18 y 2:23 y también  3:3; sino que, toma Isaías 9:1-2 y 42:7 como referencias directas al mesías,  pues,  a pesar que Isaías ve la venida de este niño en toda su plenitud (primera y segunda venida), fue el Señor quien justamente  cumplió los aspectos premilitares de dicha venida (“el año de la buena voluntad” Isa. 61:2b), habiéndose cumplido cabalmente Isaías 9:6, pero, aun por cumplirse Isaías 9:7 de la misma manera que 9:6 (literalmente) bajo  el contexto escatológico del “…día de venganza de nuestro Dios”, donde el mesías culminará la consolación de Israel (Isa. 61:3), dándoles restauración geopolítica y renovación espiritual, pues YHVH lo ha dicho  (cf. Isa. 61:3-s; Jer. 31; Eze. 27-28)


Conclusión

¿Cuál es el punto exegético de Mateo entonces al relacionar 2:15 con Cristo? ¿Enseñar como dice Holwerda y la tradición “reformada”  que Jesús es un “nuevo Israel”, o el “verdadero Israel”? La única menara de llegar  a tal conclusión es justamente, ignorando el texto mismo, y dejar que la tradición —en este caso— “reformada”  o más bien, anti-reformada se imponga al texto. Estoy seguro que si alguien tiene una convicción reformada sobre Oseas 11:1 y su relación con Mateo 2:15 dejara a un lado la “tradición” al respecto, podrá constatar biblia en mano, que no existe ningún argumento bíblico que respalde la idea súper-cesacionista y reemplazista de Cristo=nuevo Israel. Sin duda Cristo es el verdadero Israelita porque ha hecho la voluntad de Su Padre, pero, no así un “nuevo Israel”, pues además, parte de su vocación divina no solo incluye la salvación del gentil, y en especial, del judío de manera unipersonal, sino también, la salvación de Israel; pues fue puesto no para reemplazar a Israel, sino por el contrario, y esto, porque Así ha dicho Jehová,  Redentor de Israel quien por medio de Su Siervo, Su Hijo  hará volver a él a Jacob y  congregará nuevamente a Israel (Isa. 49).





Bibliografía

Carballosa, Evis 2017. Génesis, la revelación del plan eterno de Dios. Grand, Rapids, MI: Portavoz.
Carballosa, Evis 2017. Mateo, la revelación de la realeza de Cristo. Mateo 1-14. Grand, Rapids, MI: Portavoz.
Carson A. Daniel 2004. Comentario bíblico del expositor Mateo. Miami, FL: Vida. 
Benware, Paul 2010. Un estudio Exhaustivo. Entienda la Profecía de los Últimos Tiempos. Grand, Rapids, MI: Portavoz.
Beeke, R. Joel 2018. Biblia de Estudio, Herencia Reformada, para la familia y el estudio devocional. Editorial, Poiema.
Bonnet, Luis & Schroeder 1970. Comentario del Nuevo Testamento, Volumen I, Los evangelios Sinópticos. Casa de Publicaciones Bautista.
Barclay William. Comentario al Nuevo Testamento,  tomo 2.
Davis, Eric 2017.  ¿Jesús en Cada Pasaje del Antiguo Testamento? – 2  Parte. Internet URL:
Fausset Jamieson & Brown A.R. et al 2003. Comentario exegético y explicativo de la Biblia - tomo 1: El Antiguo Testamento.  El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.
Fee, Gordon & Stuart Douglas 2007. Lectura eficaz de la Biblia. Miami, FL: Vida. 
Fruchtenbaum en Zeller. El Uso del Término Israel en el Nuevo Testamento. Internet URL:
Holwerda E. David 2000. Israel en el Plan de Dios. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Saucy L. Robert 2017.  ¿Es Cristo el cumplimiento de las profecías del Israel nacional? ¡Si y no! Internet URL: https://evangelio.blog/2017/05/30/es-cristo-el-cumplimiento-de-las-profecas-del-israel-nacional-si-y-no/
Schneider, Esteban 2016. Hermenéutica Biblia, Interpretación a la Hermenéutica Bíblica: cómo interpretar la profecía bíblica.
Stuart, Park & David F. Burt 1997. La Señal. Viladecavalls, Barcelona: Andamio. 
Scott, Clark 2001. El Israel de Dios. Internet URL: http://www.iglesiareformada.com/Clark_Israel_Dios.html
Millos P. Samuel 2009. Mateo, Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento. Viladecavalls, Barcelona, España: Clie.
Martínez M. José 1984. Hermenéutica bíblica (Cómo interpretar las Sagradas Escrituras). Viladecavalls, Barcelona, España: Clie.
Michelén Sugel   2016. De Parte de Dios y Delante de Dios, una guía para la predicación expositiva. Nashville, TN: B&H.
Ryrie, Charles 1991. Biblia de Estudio Ryrie. Chicago, Illinois: Portavoz.
Puerto, Daniel [s/f]. Teología Bíblica edificando iglesias sanas revista Edición #3 Revista 9Marcas.
Valdera C. Luis 2016. Propósitos de la genealogía de Jesús Mateo 1:1-17-Lucas 3.23–38. Internet URL:
Virkler A. Henry 1994.   Hermenéutica. Deerfield, Florida: Vida.
Villarroel ed. 2010. Hermenéutica. Material ICAT, (Instituto Bíblico Centros Bíblicos) pág. 53.
Xavi Pérez [s/f] en: Teología Bíblica, edificando iglesias sanas revista edición 3,  de 9Marcas.





[1] Propios del AT,  que son relaciones de conexión o paralelos históricos semejantes entre hechos puntuales, acciones, oficios, institución, personas u objetos del Antiguo Testamento entre hechos puntuales, acciones, oficios, institución, personas u objetos del Nuevo Testamento.
[2] Propio del NT, en este caso, son las acciones, oficios, instituciones, personas u objetos del Nuevo Testamento  que tienen su tipo en el Antiguo Testamento.
[3] Cabe señalar que basado en esta relación “tipológica sobre-ampliada” Holwerda  infiere una segunda cosa, así escribe: “Este hecho [Ose. 11:1-Mt. 2:15] sugiere un nuevo éxodo, uno que finalmente terminará con la opresión del pueblo de Dios y cumplirá las promesas que Dios le hizo a Israel.” (pág. 43-44). Nótese, “nuevo éxodo.”
[4] Escribe Henry Virkler: “La tipología se basa en la suposición de que hay un modelo en la obra de Dios a través de la historia de la salvación. Dios prefiguró su obra redentora en el Antiguo Testamento, y la cumplió en el Nuevo; en el Antiguo Testamento hay sombras de cosas que debieran ser más plenamente reveladas en el Nuevo. Las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, por ejemplo, demostraron a los creyentes del Antiguo Testamento la necesidad de una expiación por sus pecados: estas ceremonias señalaron hacia el perfecto sacrificio hecho en Cristo. La prefiguración es llamada tipo; el cumplimiento se llama antitipo. (Virkler 1994:156).
[5] Virkler  escribe: “Por ejemplo, en la alusión tipológica hallada en Juan 3:14,15 reconocemos la existencia de una serpiente real y un Cristo verdadero; una es el tipo, el otro es el antitipo. Las circunstancias históricas que rodean a ambos presentan la clave para entender la relación entre ellos. En contraste, en el alegorismo el intérprete atribuye significados a una historia que por lo general no serían deducidos de una estricta interpretación de ella. Por ejemplo, una alegorización de la historia de la matanza de Herodes de los niños de Belén declara que "el hecho de que únicamente los niños de menos de dos años fueran asesinados mientras que los de tres presumiblemente escaparon tiene el propósito de enseñarnos que quienes sostienen la fe trinitaria serán salvos mientras que lo binitarios y los unitarios indudablemente perecerán."  (Virkler 1994:156).
[6] Como Scribe Henry A. Virkler: “Los tipos son semejantes a los símbolos e incluso se les puede considerar una clase especial de símbolos. Sin embargo, hay dos características que los diferencian. La primera es que los símbolos sirven como señales de algo que ellos representan, sin ser necesariamente similares en algún aspecto, mientras que los tipos son semejantes en uno o más de las cosas que prefiguran. Por ejemplo, el pan y el vino son símbolos del cuerpo y de la sangre de Cristo; los siete candelabros de oro (Apocalipsis 2: 1) son símbolos de las iglesias en Asia. No hay una semejanza necesaria entre los símbolos y las cosas que simbolizan, como la hay entre el tipo y el antitipo. La segunda es que los tipos señalan hacia adelante en el tiempo mientras que los símbolos no necesariamente lo hacen. Un tipo siempre precede históricamente a su antitipo mientras que un símbolo puede precederlo, existir concurrentemente con él o llegar después que la cosa que simboliza.” (Virkler 1994:156).
[7] Pablo escribe respecto a Adán, que  él τύπος (túpos)  “tipo” del que había de venir (Rom. 5:14).   Adán es un tipo de Cristo (Rom. 5:14) como cabeza representativa. Adán fue la cabeza representante de la humanidad caída, pues en él toda la humanidad por su desobediencia quedó en pecado (Rom. 5:12, 19; 1 Cor. 15:21-22).  Cristo por su parte, y basado en su  obediencia perfecta, trajo redención a la humanidad creyente (1 Cor. 15:12-22) y a la vez,  es cabeza representativa de la “humanidad” que es redimida en él (cf. Martínez 1984:175s). No hay otro tipo de semejanza, pues las distancias entre Adán y Cristo en otras áreas son colosales.
[8] Melquisedec es un tipo de Cristo mencionado en Génesis 14. Según el autor de hebreos, este es rey de Salen (Jerusalén)   y   מַלְכִּי־צֶדֶק  “Rey de justicia” lo cual tipifica a quien es verdadero rey de Justicia, Cristo (Heb. 7:1-2; Isa. 32:1). Pero, no solo esto es un tipo de Cristo en el sentido regente. Melquisedec es tipo de Cristo en el sentido de que Cristo también es sacerdote, pero, sumo sacerdote de acuerdo al orden de Melquisedec una orden superior a la aarónica. Sin embargo,  Cristo como sumo sacerdote está aun sobre Melquisedec, porque él es sacerdote para siempre, cuestión que sobre pasa tanto a Aarón como el mismo Melquisedec.
[9] Como señala Martínez, Moisés tipifica  a Cristo por su fidelidad en relación con la “casa de Dios” (Heb. 3:2-6), así también, como por su función profética (Deut. 1:18:15, 18; Hch. 3:22; 7:37) (Martínez 1984:178) 
[10] Josué, fue el dador de reposo terrenal, pero Cristo, nos trajo el reposo judicial espiritual  (Heb. 4:8, 9; Mt. 11:28, 29). La semejanza está entonces, entre el reposo temporal que trajo la tierra, y el reposo eterno y definido que Cristo nos trajo en la cruz (La epístola a los Hebreos, tienen especialmente en mente a judíos inseguros, de allí este tipo de paralelos).
[11] Jonás es tipo de Cristo (Mt. 12:40) pero, —como claramente explica Martínez— la relación tipológica entre uno y otro se establece únicamente entre la permanencia del profeta en el vientre del pez “tres días y tres noches”, seguida de su liberación, y la sepultura de Jesús, seguida de su resurrección. El tipo es perfectamente válido a pesar de que en tantos otros aspectos Jonás nada tienen que ver con Cristo, pues es un profeta  rebelde, racista e irascible. Como añade Martínez: “Jonás nada tuviera en común con Aquel que fue «manso y humilde de corazón» y «amigo de pecadores»” (Martínez 1984:176) 
[12] Cristo es también tipificado como un León (cf. Ose. 5:14; 11:10; 13:8; Apo. 5:5) pero también, como la antítesis de este, un cordero; así, Juan dice que Cristo es el “Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Cristo es también la roca según Pablo (1 Cor. 10:4), pero sabemos que este tipo en el AT  es Dios (cf.  Deut. 32:4,15; 2 Sam. 22:32; Sal. 42:9; 78:35; Isa. 8:14; 26:4; 30:29; Dan. 2:34-35; Hab. 1:12; Mt. 21:42; Hec. 4:11; Rom. 9:30-33). Pero, aparte de esta clase de tipos, las Escrituras también revelan otra clase de tipología. La tipología de “acontecimientos” paralelos. Un par de ejemplos.
[13] Según Pablo las experiencias de Israel en el desierto fueron también τύποι (túpoi) “tipos” para nosotros (1 Cor. 10:6, 11). Pero, tipo negativo pedagógico. Por supuesto, no está diciendo que la iglesia es otro Israel o un nuevo Israel que ahora sigue la carrera del primer Israel fracasado. No, pues la relación de paralelo es la conducta. Así, los creyentes deben acordarse de la codicias de ellos, para que no codiciemos. De la idolatría de ellos, para que nosotros no seamos idólatras. De la murmuración de ellos, para que nosotros tengamos  confianza plena en Dios y su voluntad en el camino. 
[14] La liberación de los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto es un tipo de la salvación de un pecador perdido. Éxodo 1:7-14 señala que los israelitas eran esclavos; Juan 8:34 señala que le pecador es también, un esclavo. Así con los hijos  de Israel eran esclavos por los egipcios, llegan a ser un tipo de la salvación que Dios trajo también al pecador, donde alguien poderoso  común a los dos grupos, los liberó (cf. Éxo. 20:2; Efe. 2:8-9; 1 Cor. 5:7) (Villarroel ed. 2010:53).
[15] J.A. Martínez dice bien: “Acontecimientos típicos. Pueden incluirse en este grupo buen número de eventos relatados en el Antiguo Testamento. El éxodo de los israelitas tiene un claro antitipo el! la liberación del pecado obrada por Cristo en cuantos creen en El (Ro. 6:17-18; Gál. 5:1; 1 P. 1:17-19). La colocación de la serpiente de bronce sobre el asta en medio del campamento israelita es usada por Jesús como tipo de su propia crucifixión (Jn. 3:15), y en las diversas experiencias de Israel en el desierto ve Pablo tipos admonitorios aplicables a la vida cristiana (l Ca. 10: 11). El diluvio, en ciertos aspectos, es tipo del bautismo (l P. 3:20-21). Todos los tipos mencionados tienen claro apoyo en el Nuevo Testamento para considerarlos como tales. Pero podríamos añadir otros que, aun careciendo de explícita sanción novotestamentaria, reúnen semejantes características. En personajes como José o David, en acontecimientos como el paso del mar Rojo o el regreso de la cautividad babilónica, o en objetos como la zarza que a ojos de Moisés ardía sin consumirse, podemos descubrir sin esfuerzo aspectos que con toda propiedad nos permitan usarlos como tipos implícitamente corroborados por el Nuevo Testamento.” (Martínez 1984:179s).
[16] Gr. ῥηθὲν aoristo pasivo participio singular de λέγω. En general, lo que se diga, o  exprese oralmente, pero también por escrito (cf. Mt. 1:20;
 9:34; Mc. 1:15  Lc. 13: 6, 24; J 2: 3; 18:34; Hec. 14:11; Rom. 10:16, 20; Heb. 8:8; 11:32). Hacer referencia a (Mc. 14:71).   De declaraciones hechas (Gál. 3:17; 4:1) (Gingrich).
[17] La diferencia en el área de escatología en discrepancia aún en el día de hoy son dos, o, debemos espiritualizar la profecía, o la tomamos en su sentido llano y literal, o sea, es finalmente una cuestión hermenéutica. Por ejemplo, la escatología reformada insiste que el NT reinterpreta al AT, y, una de las razones que se esgrimen, es que Jesús y aun los apóstoles “espiritualizaron” las profecías del AT, por lo tanto, debemos seguir el ejemplo de Jesús que “espiritualizó” el AT. Kim Riddlebarger, no dudó escribir: “Si los escritores del Nuevo Testamento espiritualizan las profecías del Antiguo Testamento aplicándolas en un sentido no literal, entonces el pasaje del Antiguo Testamento debe ser visto a la luz de esa interpretación del Nuevo Testamento, no viceversa.” (Kim Riddlebarger en “A Case for Amillennialism”, 2003). Ahora, note lo que Sugel Michelén escribió en su libro “De Parte de Dios y Delante de Dios, una guía para la predicación expositiva”, en un párrafo que nos habla de la importancia de la hermenéutica, pero, de la hermenéutica cristológica, por supuesto, una conclusión reformada: “…en Mateo se narra la terrible escena de la matanza de los niños que decretó el rey Herodes. El Señor protegió a Jesús ordenándole a José que huyera hacia Egipto, donde debía permanecer hasta la muerte del rey. Pero entonces Mateo añade el comentario de que todo esto aconteció “para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo” (Mat. 2:15, LBLA). Esta cita de Oseas 11:1 donde se narra lo que Dios hizo con el pueblo de Israel en el éxodo. ¿Por qué Mateo aplica este versículo a lo que sucedió con Jesús en el tiempo de Herodes? ¿El evangelista está alegorizando las Escrituras? ¿Dónde aprendieron los apóstoles a interpretar el Antiguo Testamento? La respuesta es que lo aprendieron del mismo Señor Jesucristo.” (Michelén 2016:112).  Sugel pareciera un poco ambiguo para muchos inocentes lectores, pero es bastante implícito con respecto a la idea de que Jesús sí espiritualizó la profecía. Pero, ¿qué quiere decirnos realmente Sugel Michelén con respecto a Oseas 11:1? Por supuesto, el no lo dice explícitamente aquí, aunque sí, ¡nos está dando el criterio hermenéutico para llegar a ello!   Sin embargo, para no quedar con la duda, Scott Clark —teólogo reformado— nos ayuda a entender la idea de Sugel y la línea reformada consensual en este asunto. Así éste escribió: “Herodes estaba a punto de descargar su rabia sangrienta contra los primogénitos de los Judíos. La interpretación inspirada que Mateo hace de las Escrituras Hebreas debe regular nuestra interpretación de las Escrituras, y según la interpretación de Mateo nuestro Señor Jesús es el verdadero Israel de Dios, no el pueblo temporal y nacional de Israel.” (El Israel de Dios* por R. Scott Clark, 2011). ¿Lo notó? Hay un nuevo Israel, Cristo es ese nuevo Israel. Y de allí, —siguiendo con la idea reformada— quienes están “en Cristo”, son también el nuevo Israel. No es casual entonces, que Sugel Michelén añada en su libro que Cristo debe ser el lente por el cual no solo se debe interpretar el AT, pues él es según Michelén la “clave” para concretamente, re-interpretarlo. Así concluye Sugel: “Jesús le proveyó la clave que ellos necesitaban para interpretar toda la biblia. Si lo colocaban a Él en el centro de la historia redentora, el significado de los textos bíblicos se abriría delante de sus ojos” (Michelén 2016:114). Por supuesto, no estoy diciendo que el libro de Sugel no nos sirva, o sea malo, no, léalo, aprenderá varios conceptos buenos acerca de la predicación expositiva.
[18] Dice Merrill Unger, que Nazaret en realidad no era una localidad importante. Vino a tener renombre solo en tiempos del niño Jesús (Unger en Carballosa 2007:105).

No hay comentarios:

Publicar un comentario