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martes, 24 de noviembre de 2015

“Nuevo nacimiento”, una explicación común y a la vez, errada

© Por Pr. J.A. Torres



El nuevo nacimiento (regeneración) no ocurre cuando creemos, no. Considerar este milagro, esta obra sobrenatural  como consecuencia de la fe humana, y fe natural, es un error descomunal, lo cual lamentablemente ha encandilado a muchos para anunciar salvación a personas que han hecho una oración, y jamás han nacido de nuevo. Esta errada noción ha hecho que la impronta evangelical  sea incluso  un motivo para preparar show de “evangelización”, en efecto, hablando del nuevo nacimiento y como llega a ocurrir, Palau no dudó en escribir: «… Esto sucede  cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y ponemos nuestra fe en el Señor Jesucristo.» (Palau 2012:21). Tampoco debe extrañarnos que Billy Graham  —el mentor de Palau—  tuviera la misma  errada idea[1] al respecto. Notemos otro ejemplo de esto. Pablo Deiros, en  su “Diccionario Hispano-Americano de la misión, edición revisada”,  y nótese,  de la “misión”,  auspiciado por  COMIBAM[2]  respecto el nuevo nacimiento, escribió:

“Llamado también regeneración, es la acción exclusiva de Dios, quien, a través de su Espíritu Santo, da vida a aquellos que se vuelven a él (arrepentimiento) con fe. El nn [nuevo nacimiento]  es un don de Dios a través del Espíritu Santo, y es requisito indispensable para entrar al reino de Dios. Con el nn, el creyente recibe una vida nueva y entra en una nueva relación con Dios como hijo suyo. Sus pecados son perdonados, pasa de muerte a vida, de condenación a salvación, y comienza a vivir y a madurar como cristiano en el mundo con la asistencia del Espíritu Santo [...] «Cuando la gente recibe a Cristo, nace de nuevo en su reino y debe tratar no sólo de manifestar sino a la vez de difundir la justicia del mismo en medio de un mundo injusto...» (Deiros 2006:314s).

El vaivén gramatical de Deiros es evidente, en su afán de conciliar el aspecto humano y la gracia de Dios, asegura que la regeneración es una acción exclusiva de Dios, pero, dependerá de aquellos que se “vuelvan” a Dios.  Aun más, dice, “cuando la gente recibe a Cristo…”  —a reglón seguido añade—  “…nace de nuevo”. No cabe duda que Deiros, como Palau y Graham, tuvieron el mismo profesor de soteriología. Ahora, no necesitamos ser calvinistas para refutar a los autores citados, no, más bien se requiere ser fiel  a lo que la Biblia enseña realmente, esto es, ser buenos exégetas (2 Tim. 2:15).


Notemos otro ejemplo de esta noción errada en el folleto promocional de la NTV (Biblia, “Nueva Traducción Viviente”), fruto del trabajo de más de “cincuenta eruditos” según el mismo folleto  (pág. 4),  teniendo como “ministerios” editoriales no sólo a Tyndale, Unilit, sino también, la asociación de Luis Palau. ¿Cuál es el ejemplo? Nótese el comentario que estos eruditos han hecho de Juan 1:12, en la  nota  al  pie de página  correspondiente, en donde se lee:

“1:12-13 Todos los que reciben a Jesucristo como Señor de su vida nacen de nuevo espiritualmente y Dios les da una buena vida.” (NTV)

La explicación que se da, sigue la misma ruta de Deiros, pues se añade en otras páginas más adelante  que: “Nadie puede adquirir el nuevo nacimiento por su propia cuenta; solamente Dios lo otorga.” (pág. 25); no obstante, —y al reglón seguido también— se añade  una petición, diríamos, legítima: “…¿le ha pedido a Dios que le haga una nueva persona?” No obstante, no debe creer el lector que los eruditos de estas notas conciben la salvación como una plegaria davídica a Dios por salvación (Sal. 51) que es lo que deberían entender las personas,  no, en la página 85, se nos da una explicación  de cómo ser salvo, en donde por cierto, no se nos dicen mentiras, pero sí, se cae nuevamente en el sacramentalismo del rito evangélico de la oración del pecador, así por ejemplo, se usa Romanos 10:9 para que las personas lo “digan” en voz audible y se añade:

“¿Quiere aceptar a Jesús como Salvador? […] dígale a la persona que puede usar sus propias palabras repetir la siguiente oración con usted…. […] ¡Es todo! Ahora puede darle la bienvenida a la familia de Dios: ¡es su nuevo hermano o hermana en Cristo!” (Biblia de estudio NTV, folleto promocional pág. 85).

Los autores mencionados en esta breve reflexión que exhiben esta errada idea del nuevo nacimiento,  claramente  consideran que la fe humana, la fe natural,  llega a ser la  palanca  humana para ser salvo. Bajo este entendimiento de la salvación   entonces, evidentemente una “decisión” es vital,  erradamente garantizada si se evoca a través de una oración; no obstante ignoran totalmente estos autores —consecuentes con su teología— que la fe verdadera, no se encuentra en ningún hombre, porque el hombre en su estado natural, está muerto a las cosas de Dios (Efe. 2:1s), y no buscará a Dios (Rom. 3:10ss)  a menos, que Dios cambie su disposición (Jn. 6:44), justamente, a través de un milagro, de una obra sobrenatural que el NT llama,  nuevo nacimiento y/o regeneración  (Jn. 3; Tit. 3:4-6;2 Tim. 1:8-9;2 Tes. 2:13-14; Stg. 1:17-18; Fil. 1:29). Aun más, ¿son éstos, ejemplos de la gracia de Dios? En efecto, pareciera lógico pensar que Dios ha provisto expiación en Cristo, y nosotros debamos acceder a algo que está a la mano, y sólo necesita de nuestra venia  y decisión. Nuestra respuesta, la respuesta del NT por supuesto que no, nada de esto puede considerarse la gracia del NT. Por el contrario, esto significa que la fe real, es justamente la consecuencia del nuevo nacimiento, o, los primeros latidos de la nueva vida, jamás lo que provoca el nuevo nacimiento. Cuando entendemos la regeneración como el NT lo enseña, entonces, hasta nuestra gramática cambia, diríamos, hasta nuestra manera de hablar, y de explicar  esta doctrina.  Enrique Drumond,  quien escribiera la “La Ley Natural en el Mundo Espiritual”, ofrece una explicación precisa de qué, y cómo funciona el nuevo nacimiento explicando que no existe generación espontánea en lo espiritual. “La teoría de la generación espontánea de la vida ha sido concluyentemente refutada. Así que la vida orgánica puede venir sólo de la vida orgánica. Los minerales inorgánicos no pueden tener vitalidad y ascender por sí mismos hasta llegar a ser orgánicos. La planta debe descender hasta el mundo muerto que está abajo y tocar su materia con el misterio de la vida que ella tiene. De semejante manera, el hombre natural está sin esperanza, está muerto, hasta que Dios, el Ser infinito, llega a él, lo hace nacer otra vez, le abre los ojos del alma y le permite ver el reino de Dios.”  (Drumond  en Lerín 2000:269). En otras palabras, y como escribiera notablemente William Shedd: “La gracia se imparte al hombre pecador, no porque él crea, sino con el fin de que pueda creer; esto se debe a que la fe misma es un regalo de Dios.” (Shedd en Lutzer 1998:170).



Bibliografía


Deiros, Pablo  2006. Diccionario Hispano-Americano de la misión, Nueva edición revisada. COMIBAM, internacional.  
Lerín, Alfredo 2000. 500 ilustraciones. El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.
NTV  2010. Diario Vivir, Biblia de Estudio (NTV), folleto de promoción, el evangelio de Juan.
Lutzer, Erwin 2001. Doctrina que dividen. Grand Rapids, MI: Portavoz.
Murray, Ian 2012. Spurgeon y sus controversias. Carlile, PA. EE.UU.: Estandarte de la Verdad. 



[1] “Tú abres el corazón y le permites que entre. Reniegas de todo pecado y de todos los pecados. Renuncias y te entregas a él por la fe. En ese preciso instante tiene lugar el milagro de la regeneración…” (Graham en Murray 2012:12).
[2] Movimiento misionero iberoamericano  http://www.comibam.org/es/  

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