Buscar este blog

sábado, 27 de noviembre de 2021

Una evaluación crítica de la propuesta “Hermenéutica Bíblica Analógica” de George Reyes


Por J.A. Torres Q. (M.A.)

“Hermenéutica Bíblica Analógica, propuesta y análisis hermenéutico” por George Reyes. ¿Cuál es la propuesta de Reyes?  George Reyes es un presbítero, educador teológico, teólogo, escritor, poeta, ensayista, crítico literario y editor ecuatoriano. Esto es lo que se nos dice de él en la contratapa de su libro. Ahora bien, antes de hacer una crítica a su escrito, es importante señalar que Reyes es un buen escritor y al leer cada página de su libro se puede constatar la experiencia que tiene al expresar sus ideas escritas. Pero esto no es todo, Reyes tiene una pluma profunda. Y aunque desea no se ser académico como el mismo lo manifiesta, la veta de ensayista y teólogo se hacen evidente en su libro por medio del uso de un vocabulario amplísimo  sobre el tema. Quizás por esto no creemos que este texto halle mucha popularidad entre aquellos que los teólogos denominan los laicos. Y de hecho, creo que en realidad no lo necesitan ni es imprescindible. Yendo al grano entonces, ¿cuál es la propuesta de Reyes?  Él le llama, “Hermenéutica Bíblica Analógica” que para nosotros, es algo así como una hermenéutica democrática, lo que viene a ser nuestra aprensión y crítica fundamental. ¿Hermenéutica Democrática, por qué? A continuación, trataremos de explicar la tesis y propuesta de Reyes, que, no es difícil de explicar, pero que debido al tipo del lenguaje que usa este escritor, tiende a ser un poco azaroso.   En términos concretos, la tesis “analógica” de Reyes pretende ser el equilibrio hermenéutico entre lo que el define, han sido los dos grandes enfoques hermenéuticos hasta hoy,  el “univocista” y la antítesis de este último, los que promulga una hermenéutica “equivocista”. Reyes entonces, presenta una especie de síntesis al respecto presentando su propuesta como el equilibrio clave entre estos dos grandes bandos.

Ahora bien, antes de explicar por qué creemos que su propuesta es más bien una síntesis de tipo democrática, tenemos que entender lo que él define como hermenéutica “univocista” y su contraparte, la hermenéutica “equivocista”. En este sentido y según el mismo Reyes la hermenéutica univocista, o las “hermenéuticas univocistas”  son  aquellas que apelan a “…un sólo significado del texto” (pág. 11), las hermenéuticas equivocistas”, por el contrario  entonces, son aquellas hermenéuticas (teólogos)  que conciben más de un significado; dicho en otras palabras, dan cabida a lecturas polisémicas. Esto es, a más de un significado. Pero esto no es todo, Reyes califica al primer grupo, los univocistas  (a los que apelan por un solo significado) como aquellos que son excesivamente rigurosos y reduccionistas con el texto; con esto Reyes deja ver claramente su perspectiva de base, pues no concibe la idea de un solo sentido o significado. Una de sus razones, es que no puede haber una interpretación única porque la objetivad interpretativa no existe (siempre estamos condicionados a nuestra cultura, a nuestro entorno, a nuestra confesión, añade Reyes et al.), argumento que claramente hoy más que nunca se ha puesto de moda entre quienes frente a los debates de interpretación  (bautismo de infantes, santa cena, escatología, et al.) se han rendido a los pies de un “equilibrio político”,   a pesar que el texto bíblico jamás ha sido polisémico en su intención autoral y por sobre todo, significativa. ¿Qué queremos señalar? Aunque pueda sonar simplista, las divergencias existentes no son más que el resultado histórico de las imposiciones confesionales al texto bíblico.

Refugiado en esto entonces y, para ser concretos, Reyes de algún modo sutil simplemente da pie a una idea deconstruvista propia del equivocismo del que desea apartarse, esto es, de  aquel fundamento histórico de que el texto en sí, tiene solo  “un significado”, no así sus aplicaciones. Por supuesto, también quiere mantener un equilibrio en esto, calificando a la tesis contraria, las “hermenéuticas equivocistas” como aquellas que por un lado son excesivamente académicas; otras, que caen en interpretaciones light opuestas a la razón y más proclives a la intuición, el subjetivismo y las experiencias como lo es la  “Hermenéutica del Espíritu” (Bernardo Campos) que Reyes también critica (v. pág. 62). Por supuesto, también dentro de esta clasificación están las hermenéuticas ideológicas que correctamente Reyes rechaza  como son las hermenéuticas ideologizadas como lo son las feministas, socialistas y todas aquellas que añaden un ingrediente deconstructivista a la hermenéutica.

Ahora bien, ¿cuál es la debilidad de la propuesta de Reyes?  Él le llama una “Hermenéutica Bíblica Analógica” y Reyes, usando todos los términos anteriores la explica de la siguiente manera:

“Así, pues, la perspectiva realista de verdad se iría depurando de las influencias filosóficas modernas o posmodernas que la han desvirtuado.  El resultado final sería una nueva figura epistemológica que no es sino la nueva racionalidad hermenéutica análoga, erguida entre la objetivista univocista moderna y la subjetivista equivocista posmoderna extremas en boga hoy, y caracterizada por ser equilibrada, holística y sensata epistemológicamente hablando. Provee un nuevo modo de entender el texto y su verdad, menos cerrado o abierto, pero sí inteligente y capaz de dialogar críticamente con otras racionalidades relegadas por temor al subjetivismo.” (Reyes 2021:125)

Como aludimos anteriormente, la propuesta de Reyes pretende un equilibrio entre los univocistas y los equivocistas, sin embargo,  Reyes realmente  no es tan equilibrado, porque a pesar que su propuesta pretende una moderación entre el equivocismo y el univocismo, al mismo tiempo admite un nivel sutil de equivocismo que autentifica como parte de su supuesto equilibrio. Y esto último,  queda claro cuando él mismo escribe: “Que en este equilibrio tensional la analogía se incline un poco más al equivocismo no quiere decir que en ella no predomine la diferencia ni que se disperse relativistamente en el equivocismo hermenéutico.” (Reyes, 2021:125, nota 46). Por supuesto, es aquí que Reyes abre la puerta para una hermenéutica de consensos más que de equilibrio, una hermenéutica democrática donde no hay lugar para absolutos ni tampoco, para relativismos excesivos.  Por supuesto,  la propuesta de Reyes no es impulsada por lo deontológico (el deber hermenéutico), sino por una heteronomía posmoderna. Dicho en otras palabras,  una hermenéutica al estilo de las democracias políticas.    

Ahora bien, ¿cuál es la debilidad más aórtica de la propuesta de Reyes?  La primera debilidad que encontramos en Reyes no es tanto que no presente “principios” claros de interpretación derivados de su propuesta que ya en sí, es una falencia, pues su proposición se resume simplemente en otra propuesta filosófica más acerca de la interpretación y no, a una metodología que nos lleve a ese “saber verdadero” que Reyes manifiesta más adelante. No hay algo así como principios hermenéuticos equilibrados, por último; aunque por cierto, señala casi al final de su libro que una lectura “diádica” de las Escrituras, no es correcto; por el contrario, una lectura “triádica” es la que debemos hacer. ¿Qué es esto de lectura “diádica”, lectura “triádica”; qué significan estas sistematizaciones? Reyes lo explica de la siguiente manera:

«Como ya se vio, según la primera, para la obtención del saber verdadera es necesaria una relación “diádico” entre el sujeto (el intérprete) y objeto (el texto), en la cual se hace hincapié sobre todo el objeto (el texto), y en la segunda no pareciera haber diálogo “diádico” alguno, pues el énfasis está casi totalmente en el sujeto (el intérprete).» (Reyes 2021:126).

Dicho en otras palabras, una lectura diádica ha sido un error, porque es finalmente el intérprete (sujeto) el que supedita al texto (objeto) a su conveniencia, por eso añade Reyes  que, en la nueva figura analógica que él propone, existe una relación superior en una lectura   triádica, ya que esta dinámica suma a este binomio (sujeto-objeto) un tercer ingrediente necesario: la “conciencia histórica” que pone en diálogo al texto (objeto) y al intérprete (sujeto) pero también, a la  “conciencia histórica” que finalmente es “conversar” con el autor del texto. Sin embargo, supone erradamente Reyes —siguiendo sus clasificaciones— que en una dinámica diádica no se “conversa” con el autor del texto, pues en términos concretos y bajo una interpretación histórico gramático literal, sí, sí se “conversa” con el autor del texto por medio de la tarea objetiva que nos ofrece la hermenéutica histórica gramático literal, que incluye que la intención del autor bíblico es de hecho algo inherente en la revelación de Dios a los hombres por medio de las Escrituras. En efecto, es una revelación verbalizada, gramática e ilocutiva como perlocutiva, sino fuera así, claramente el mensaje escrito sería ininteligible.  Sin embargo, la debilidad más clara que notamos en Reyes, es que el descarta el hecho intencionado inspirado de que el autor no se propuso un significado polisémico (muchos significados) sino, uno solo. Por supuesto, esto no es realmente un equilibrio ni tampoco “…provee un nuevo modo de entender el texto y su verdad, menos cerrado o abierto” porque concretamente, amordaza la intencionalidad del texto asumiendo una posición más bien pragmática acerca del texto.  

En este sentido, la hermenéutica histórica-gramático-literal —de la que no habla Reyes— sigue siendo la epistemología hermenéutica correcta para abordar el texto y librarnos de ambos peligros, el univocismo crítico o aquella “interpretación privada” de la que habla Pedro (2 Ped. 1:20s) y del equivocismo imperante en los seminarios liberales y en aquellas hermenéuticas ideologizadas ya aludida y que según el mismo Pedro, defienden aquellos que simplemente tuercen las Escrituras para su propia perdición (2 Ped. 3:16s). Así pues, como cultura general sin duda conviene saber qué es la “Hermenéutica Bíblica  Analógica” de Reyes, sin embargo,  como propuesta concreta, en nuestra opinión, atenta sutilmente contra la perspicuidad de los absolutos divinos  y la perspicuidad del mensaje general y específico de Dios por  medio de las palabras inspiradas, las cuales según Pablo, son sanas palabras (2 Tim. 1:13), verdaderas palabras (2 Tim. 2:15) y  útiles palabras (2 Tim. 3:16).

 

 

 


Bibliografía

Reyes, George 2021. Hermenéutica Bíblica Analógica, propuesta y análisis hermenéutico. Salem, Oregón: Kerigma.

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario