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lunes, 23 de diciembre de 2019

Recurso homilético: Bosquejo y comentario exegético de Jonás 1:1-17



Por J.A. Torres Q.


Tema: “Nadie puede escapar de los propósitos de Dios”; sermón predicado, aquí.

Bosquejo exegético (resumen)

 I.          La orden de Dios y la respuesta de Jonás
A.    La revelación de Dios a Jonás 1:1
B.    El mandato de Dios a Jonás 1:2
C.    La desobediencia de Jonás 1:3
II.          La intervención de Dios sobre las circunstancias naturales
A.      La intervención sobrenatural de Dios 1:4
B.       La reacción de los hombres 1:5a
C.       La actitud de Jonás 1:5b
D.      La reacción del capitán 1:6
III.          La intervención de Dios sobre las circunstancias humanas
A.      La resolución de la tripulación 1:7a
B.       El resultado de la suerte 1:7b
C.       La interrogación a Jonás 1:8
D.      La respuesta de Jonás 1:9
IV.          La reacción de los hombres a la soberanía de Dios
A.      El gran temor de la tripulación 1:10-11
B.       La sugerencia y respuesta de Jonás 1:12
C.       La primera reacción de los hombres 1:13
D.      La desesperación de los hombres frente a Dios 1:14
E.       La segunda reacción de los hombres 1:15a
F.       La respuesta del mar 1:15b
G.      La actitud de los hombres frente al Dios de Jonás 1:16
H.      La providencia de Dios sobre Jonás 1:17


Comentario exegético Jonás 1:10-17 desarrollo
Tema: "Nadie puede escapar de los propósitos de Dios", sermón predicado, aquí. 

I.    La orden de Dios y la respuesta de Jonás
A.   La revelación de Dios a Jonás 1:1

El texto empieza como es común en el Antiguo Testamento cuando es Dios quien toma la iniciativa, cuando desea revelar su voluntad. Así, el texto hebreo señalaוַֽיְהִי֙ דְּבַר־יְהוָ֔ה    lit.: “vino palabra de YHVH” (cf. 1 Sam. 15:10; 2 Sam. 7:4; 1 Rey. 6:11; 2 Cro. 11:2; Isa. 38:4; Jer. 1:4; Eze. 17:1; Hag. 1:3, et al.) en este caso, a Jonás, hijo de Amitai.  Aquí, dos veces (1:1; 3:1). El texto es claro en señalar que fue Dios quien entregó la palabra al profeta. No se trata entonces, de la palabra de Jonás, sino, la palabra de YHVH.

B.   El mandato de Dios a Jonás 1:2

La orden de Dios a Jonás es específica y a la vez, absoluta. Y, el texto hebreo subraya la urgencia divina a través de dos imperativos que el texto pone juntos ק֠וּם לֵ֧ךְ    de manera asindética que literalmente se lee: “Levántate ve.” El lugar, Nínive, la gran ciudad fundada por Nimrod (cf. Gén. 10:11), la cual Senaquerib había hecho la capital de Asiria; ubicada hoy, en lo que es Irak[1]. Una ciudad antigua que aun es mencionada en las cartas de Tell el-Amarna (XIV a.C.), datadas unos ochocientos años antes de los tiempos de Jonás[2]. Y es Dios quien la describe como Nínive הַגְּדוֹלָ֖ה  la grande.” Dato que concuerda con la información que da Diodoro, quien señaló en su momento, que la extensión de esta ciudad era aproximadamente, “1800 acres”[3] (7.284.342 Mt2). Como bien señala Gary Williams, llama la atención el uso de este adjetivo “grande” (gadol), al menos en el libro, aparece 14 veces (cf. 3:2,3; 4:11).

La comisión también fue clara.  “Pregona” contra  (עַל) ella, y Dios no señala aun el contenido del pregón. Solo aquí el texto sugiere el tercer imperativo divino: “pregona.”  Cabe señalar que este sustantivo es muy importante en relación a la comisión que Dios está encomendado a Jonás. El término hebreo es קָרָא (cará) y significa “aclamar”, “anunciar”, pero, con la rigurosidad y solemnidad de un mensajero divino. La LXX traduce este término con κηρύσσω, de donde surge el concepto del “heraldo.” En este sentido, no fue Jonás el primer heraldo de Dios. Pedro escribe. “…y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero […] de justicia.” (2 Ped. 2:5). Noé fue el primer pregonero bajo los términos que Dios también comisionó a Jonás. En este sentido, Jonás no podía editar el mensaje. Aunque el concepto que comporta el término heraldo fue posterior, la carga conceptual de su rol, ya estaba presente en los tiempos de Jonás, de manera que él debía ceñirse al mensaje que Dios le iba a dar. Así, la LXX deja ver la rigurosidad de la comisión subrayando κήρυξον ἐν αὐτῇ κατὰ τὸ κήρυγμα (Jon. 3:2), esto es, “proclama según el contenido que yo te diré.”

Finalmente, la razón de la comisión, es también expuesta a Jonás por Dios. “…porque ha subido su maldad delante de mí.” (Jn. 1:2c). Interesante, no solo los sacrificios (“holocausto” [lo que sube]) subían hacia Dios, sino aquí también, la maldad de los hombres. Finalmente, la razón de la comisión, es también expuesta a Jonás por Dios. “…porque ha subido su maldad delante de mí.” (Jn. 1:2c). Interesante, no solo los sacrificios (“holocausto” [lo que sube]) subían hacia Dios, sino aquí también, la maldad de los hombres. Ahora bien, la crueldad de los asirios  fue un tema conocido en aquellos días. JoAnna Hoyt comenta:

 “Asiria es legítimamente conocida por su extrema brutalidad hacia sus enemigos. A pesar de que Asiria era inestable durante los días de Jeroboam II, su maldad continuó (cf. Jonás 3: 8), incluso si no estaba tan organizada como antes y después, y aumentó cuando más tarde recuperaron la fuerza nacional. Shalmaneser III (858–824 aC; antes de Jeroboam II) recordó la brutalidad asiria en las puertas de su palacio en Balawat. Aunque las puertas de madera no sobrevivieron al tiempo, las bandas de bronce que encajonaron las puertas y sus grabados sobrevivieron. Una imagen muestra a Shalmaneser rodeado por las manos, pies y cabezas desmembradas de sus enemigos, y un cuerpo intacto empalado en una estaca. Otra parte muestra tres apuestas, cada una empalada con ocho cabezas enemigas. Más evidencia se encuentra en los relieves que conmemoran la invasión de Judá y Lajish (entre otros) en Sennacherib (705–681 a. C.; después de Jeroboam II) en 701 a. Una imagen muestra a un asirio con una colección de cabezas a sus pies; mientras que otra imagen, más espantosa, muestra a los asirios despellejando a sus enemigos. Comprender esta historia es importante para entender el libro de Jonás. Si el personaje principal del libro de Jonás es el Jonás de 2 Reyes, fue enviado a Nínive cuando no representaba una amenaza inmediata para Israel debido a sus luchas internas, y no había planteado una amenaza para la generación anterior (Walton, 102). . Si bien Nínive todavía era muy malvado, estaba más preocupado por los problemas en el hogar que por conquistar otras naciones. Sin embargo, el recuerdo de su gran maldad hacia Israel no habría sido olvidado. Su historia de brutalidad puede haber jugado un papel en la negativa de Jonás a profetizarles.”[4]

Ahora bien, de acuerdo Finkelstein y  Silberman[5]  —quienes citan a Cogan y Tadmor— los reyes asirios relacionados con la historia de Israel y Judá desde Salmanasar III, hasta Asurbanipal, reinaron entre el 895 a.C. hasta aproximadamente el año 627 a.C. Haciendo una comparación básica aquí, podemos notar los siguientes paralelos con los reyes asirios de la época de Jonás.  

Salmanasar III 
859-824 a. de C. 

Adad-nirari III 
811-783 a. de C. 

Teglatfalasar III 
745-727 a. de C. 
Época de Jonás
Rey: Jeroboam II (793-753 a.C.) 2 Rey. 14:27
Salmanasar V 
727-722 a. de C. 

Sargón II 
722-705 a. de C. 

Senaquerib 
705-681 a. de C. 

Asaradón 
681-669 a. de C. 

Asurbanipal 
669-627 a. de C. 


C.   La desobediencia de Jonás 1:3

Desobedecer a Dios, siempre es un retroceso. El mandato fue, “levántate y ve” a Nínive. No obstante, Jonás se levantó, pero, para huir a Tarsis. Tres veces se repite que el profeta iba “a Tarsis”, y dos veces que huía “de la presencia de Yahvé”. Además, como el verbo traducido “entró” es literalmente “descendió”, este verbo también se repite dos veces, sugiriendo que Jonás se alejaba de Yahvé no solo horizontalmente (huyendo de la tierra de Yahvé y de Nínive, lugar de la misión), sino también, verticalmente. Huir de Dios, es siempre descender. Y en la mayoría de los casos, —sino en todos— incluye una ignorancia total de dónde se va a parar producto de la ceguera que incluye el orgullo de la desobediencia y la autosuficiencia. En este sentido, —como señala Gary Williams— hay ironía en el verbo “descender” (יָרַד) en el libro. En 1:3, el texto señala que Jonás “descendió” (יָרַד) a Jope. Después en 1:3b, que lit.: “descendió” (יָרַד) en una nave. Luego en 1:5, nuevamente que “descendió” (יָרַד) al interior de la nave. Dicho en otras palabras, su huida había sido un descender continuo, un alejamiento vertical de Dios que Jonás no sospechó que le alejaría tanto de Dios al punto que “descendió” (2:6 יָרַד) hasta las mismas puertas de la muerte (2:6). Finalmente, este versículo señala dos veces la intención de Jonás, diríamos, la ridícula intención de profeta, quería huir de Jehová. Aunque el giro מִלִּפְנֵ֖י יְהוָ֑ה   (lit.: “de delante de YHVH”) no incluye la palabra “presencia”,  la idea está implícita  como se observa en la LXX ἐκ προσώπου κυρίου (“del rostro del Señor”). Y, tal intención, —como lo constata el texto—  también era del conocimiento de los hombres de la tripulación como señala claramente 1:10 Porque ellos sabían que él huía de la presencia del SEÑOR.” 

II.   La intervención de Dios sobre las circunstancias naturales
A.   La intervención sobrenatural de Dios 1:4

Como lector puede observar, el relato de los primeros versículos nos relata la comisión de Dios a Jonás, y el versículo tres, deja ver la respuesta de Jonás al mandato divino  de manera deliberada (וַיָּ֤קָם יוֹנָה֙ לִבְרֹ֣חַ  y Jonás se levantó para huir”). Sin embargo, de acuerdo al 1:4 notamos que la reacción Dios frente a la desobediencia circunstancial de Jonás, fue sobrenatural, dejando ver el relato claramente  que las inclemencias del tiempo estaban siendo controladas por Dios. Primero, el texto señala que Dios envió un gran viento (רֽוּחַ־גְּדוֹלָה֙)  que trajo con ello, una gran tempestad (סַֽעַר־גָּד֖וֹל) que  casi rompió la nave. Desde aquí, el texto revela un quiasmo o estructura quiástica.  Lo notan varios autores en este sentido (Gary Williams, John D. Hannah, Walvoord, Roy B. Zuck et al.). Ahora bien, el quiasmo es una figura retórica basada en la repetición. Como señalan J. Scott Duvall, J. Daniel Hays, rara vez se observa en castellano, pero en el AT lo usaron habitualmente[6]. El quiasmo en sí, es un tipo de paralelismo observado en una sección del texto que se repite. Ahora, lo que se repite son frases que aparecen en un orden particular (a,b,c,d), para posteriormente ser observado de nuevo, pero con un orden inverso (d,c,b,a).

a YHVH hizo levantar un gran viento (1:4a)
        b hubo una tempestad en el mar (1:4b)
               c  los marineros tuvieron gran temor (1:5a)
                    d  los hombres clamaron cada uno a su dios (1:5b)
                          e echaron al mar los enseres (1:5c)
                             f  el patrón de la nave se acercó a Jonás (1:5-6a)
                                 g  los marineros buscaron al culpable (1:7)
                                    h  los marineros interrogaron a Jonás (1:8)
                                             
                                           i Jonás confesó temer a YHVH (1:9)

                                           h los marineros interrogaron a Jonás (1:10)
                                 g los marineros buscaron qué hacer (1:11)
                             f Jonás hablo a los marineros para que no perecieran (1:12)
                        e los marineros inútilmente remaron para salvarse (1:13)
                   d los marineros clamaron a YHVH (1:14)
              c los marineros lanzaron a Jonás al mar (1:15a)
        b el mar se aquietó (1:15b)
a los marineros temieron a YHVH (1:16)

B.   La reacción de los hombres 1:5a

Este versículo revela la acción de los hombres frente a la gran tempestad. Cabe señalar  que como tal estos hombres eran duchos en navegación, sin embargo, esta tempestad no era la que quizás ellos habían muchas veces surcado.  Dos cosas se subrayan aquí de estos  hombres lo que también subraya el hecho como un acontecimiento que estos hombres no habían experimentado, o al menos, no era común, pues, marineros teniendo temor del mar es de al un modo un indicativo de que lo más probable no eran marineros, o que tal tempestad  escapaba a la experiencia naviera de estos hombres. Sin embargo, el texto señala claramente que eran marineros, y que les sobrevino   primero,  un gran temor,  y después,  un ruego colectivo religioso; así el texto señala וַֽיִּזְעֲקוּ֘ אִ֣ישׁ אֶל־אֱלֹהָיו֒   y clamaron cada uno a sus dioses”; no obstante, la falta de respuesta de parte de los dioses de estos hombres y principalmente, frente a una ausencia salvífica de parte de  sus ídolos,  llevó a la tripulación a arrojar del barco lo que era carga  innecesaria.

C.   La actitud de Jonás 1:5b

Paralelamente a estos hechos, el texto revela  que Jonás había bajado al interior de la nave y se había echado a dormir. Aunque algunas traducciones añaden  que dormía “profundamente” (NVI/LBLA), el texto hebreo solo describe el acto con וַיֵּרָדַֽם[7] y se durmió”, verbo que sin embargo, no se usa del sueño común[8], sino, del sueño profundo como el de Sísara (Jue. 4:21 cf. [Prov. 10:5; Dan. 8:18; 10:9]) lo cual también se acentúa por las palabras del capitán “¿Qué tienes, dormilón…?  (Jon 1:6a). Sin duda la actitud de Jonás desde que subió al barco, fue la de total relajo. 

D.   La reacción del capitán 1:6

Todos han reaccionado ante tan grande tempestad, sin embargo, Jonás sigue durmiendo. De manera que tal hecho llama la atención de los tripulantes, en especial, del capitán del barco quien no duda preguntar a Jonás.  Así la LBLA traduce “¿Cómo es que estás durmiendo?”; NVI “¿Cómo puedes estar durmiendo?” Es interesante notar que el capitán —como a los demás—   ordena a Jonás primero, levantarse (קוּם) y luego invocar (קָרָא) a  אֶל־אֱלֹהֶ֔יךָ a tus dioses.” No tenía él —por supuesto— un conocimiento de YHVH acabado. Solo tiene en mente una leve esperanza (אוּלַי → “quizáscf. [Gén. 18:29; 24:39; 28:19]), la cual requiere de la ayuda  de todos los dioses que pudieran acudir a  ellos para que no perecieran.   

III. La intervención de Dios sobre las circunstancias humanas
          A.   La resolución de la tripulación 1:7a

El versículo siete  denota que la acción es continuaוַאֲמַרֻו  y dijeron.” Así, la reacción de los tripulantes —“echemos suertes para saber por causa de quién nos ha venido esta calamidad” (LBLA)— surge de la incomprensible actitud de Jonás, frente al caos en el barco. Hasta aquí, Dios ha dirigido todo los acontecimientos posteriores a la desobediencia de Jonás. Por supuesto, la idea de los marineros de “echar suertes” (cf. Lev. 16:8; 1 Cro. 24:31; 25:8; 26:13, 14; Neh. 11:1) era común para ellos, aun para los judíos y posteriormente también, los “cristianos” (cf. Hec. 1:6); sin embargo, tal práctica tampoco estaba fuera del alcance de la soberanía de Dios, y aquí, principalmente sobre el tratamiento que Dios estaba llevando a cabo sobre Jonás.

        B.   El resultado de la suerte 1:7b

La suerte fue echada y calló “fortuitamente” sobre Jonás. Bien señala Salomón: “Podremos tirar los dados, pero el Señor decide cómo caen” (Pro. 16:33 NTV). Interesante es el comentario aquí  de  Jamieson y  Fausset et al.:  La tradición primitiva y la conciencia natural, llevaron a creer aun a los paganos, que un hombre culpable envuelve a todos los que están asociados con él—aunque sean inocentes—en el castigo. Así Cicerón (Nat. Deorum, 3:37) menciona que los marineros que navegaban con Diágoras, un ateo, atribuyeron una tormenta que los tomó, a la presencia de él en el barco (véase Horacio, Odas 3. 2. 26).[9] El texto hebreo deja ver la asentada convicción de los hombres sobre este método, “y se dijeron… ¡vamos! Y echemos suertes y sepamos por causa de quien el mal este nos vino a nosotros” (Jon. 1:7). El resultado וַיִּפֹּ֥ל הַגּוֹרָ֖ל עַל־יוֹנָֽה  y cayó la suerte en Jonás.”

         C.   La interrogación a Jonás 1:8

En vista que la suerte cayó sobre Jonás, las preguntas de los marineros siguieron esta práctica.  Así, “el dijeron a cada uno” del  1:7a, ahora es, “y dijeron a él” (1:8a), Jonás.  El interrogatorio constó de dos partes. Primero, una pregunta de causa y efecto, y segundo, preguntas personales. Así, RV traduce: “Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal” (1:8). Sin embargo, la idea esencial de esta primera interrogación, no es impersonal como deja ver la idea anterior, por el contrario, de algún modo los marineros sabían que lo que estaba ocurriendo no tenía una causa general o impersonal. Por ello preguntan, y con urgencia, הַגִּידָה־נָּ֣א   decláranos ahoraבַּאֲשֶׁ֛ר לְמִי  por causa de quien”, con el pronombre interrogativo relativo  מִי (cf. Pro. 23:29). Ahora, sin duda no estaban pensando en Dios (YHVH) en primera instancia, sino, en un culpable, como el caso de Diágoras. Ahora, la  segunda ronda de preguntas, sin duda apuntaba a saber si Jonás era de algún modo un candidato para dicha culpabilidad.  Dos preguntas concretas le hicieron los marineros: ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?” (1:8b).

         D.   La respuesta de Jonás 1:9

Si ordenamos estas preguntas con las respuestas respectivas de Jonás, podemos observar algunos detalles importantes.

“¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? (1:8b).
¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?” (1:8b).
“Soy hebreo, y temo a Jehová Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.” (1:9)

En términos concretos, Jonás no respondió precisamente a las preguntas, aunque reconoció de  qué pueblo venía, no dijo que él era un profeta de YHVH. “¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes?” (1:8b). Jonás era profeta y venía de Gat-hefer, cerca de Nazaret (2 Rey. 14:25). Sin embargo, su respuesta en cuanto a quien servía, no fue superficial. Declaró que temía a  יהוה  añadiendo  teología a su declaración, diríamos teología mosaica al respecto, evocando claramente la idea del génesis del único Dios verdadero.

וְאֶת־הַיַּבָּשָֽׁה׃
אֶת־הַיָּ֖ם
אֲשֶׁר־עָשָׂ֥ה
[…]
הַשָּׁמַ֙יִם֙
אֱלֹהֵ֤י

y la tierra
el mar
que hizo

de los cielos
Dios








וְאֵ֥ת הָאָֽרֶץ׃



אֵ֥ת הַשָּׁמַ֖יִם
אֱלֹהִ֑ים
בָּרָ֣א
y la tierra



los cielos
Dios
Creo

Como se observa en la comparación anterior, Jonás claramente subraya su teísmo basado en la primera declaración teísta de la Escrituras. De algún modo, era un rebelde con conocimiento. Aunque añade un dato contextual, así, Dios no solo es el Creador y tiene control sobre los cielos y la tierra, también hizo el mar (cf. Job. 38:8; Sal. 33:7; 65:7; 89:9; 107:29; Pro. 8:29), por lo que también tiene control sobre él, al igual que el Señor Jesús, cuestión que aun los hombres pudieron constatar: “… ¿Qué hombre es éste,  que aun los vientos y el mar le obedecen?” (Mt.  8:27).  

IV.La reacción de los hombres a la soberanía de Dios
A.   El gran temor de la tripulación 1:10-11

La reacción de los hombres fue instantánea y consensual, el texto señala que tuvieron gran temor (יִרְאָ֣ה גְדוֹלָ֔ה) la LXX traduce φόβον μέγαν, preguntando en el acto a Jonás, por qué él había hecho tal cosa; y de hecho, sabían que él huía de la presencia de YHVH. Por esta razón, la segunda pregunta vino casi de manera natural:¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.” (1:11). De algún modo los marineros sospechaban que  Jonás tenía la respuesta, en efecto, estaba huyendo de su Dios.     

B.   La sugerencia y respuesta de Jonás 1:12

Es interesante lo que dice Jonás aquí. Él está muy consciente  de que él es la causa de la ruda tempestad, por lo que les sugiere la solución a los asustados marineros: “Tomadme y echadme al mar.

C.   La primera reacción de los hombres 1:13

Cabe señalar que las palabras de Jonás no fueron preliminarmente seguidas por los marinos, seguramente no querían lidiar con algún tipo de castigo de parte del Dios de Jonás. Ahora, el texto revela que los marineros antes, trabajaron para hacer volver la nave a tierra. Ahora bien, el término חָתַר implica esfuerzo, así, “el abrirse paso a la fuerza.” La LXX usa el verbo  παραβιάζομαι que tiene la idea de emplear la fuerza en contra de la naturaleza[10] (cf. Gén. 19:9; 1 Sam. 28:23; Lc. 24:29; Hec. 16:15). Cabe señalar que todas las acciones hasta aquí, son consecutivas, lo que demuestra que el relato es vívido. 

(Jon. 1:4)
וַֽיהוָ֗ה הֵטִ֤יל  (“y YHVH envió”)
(Jon. 1:5)
וַיִּֽירְא֣וּ הַמַּלָּחִ֗ים  (“y se asustaron los marineros”)
(Jon. 1:5)   
וַֽיִּזְעֲקוּ֘   (“y clamaron”)
(Jon. 1:5)
וַיָּטִ֙לוּ   (“y arrojaron”)
(Jon. 1:6)
וַיִּקְרַ֤ב אֵלָיו֙   (“y se acercó a él”)
(Jon. 1:7)
  וַיֹּאמְר֞וּ    (“y dijeron”)
(Jon. 1:8)
וַיֹּאמְר֣וּ אֵלָ֔יו    (“y dijeron a él”)
(Jon. 1:9)
וַיֹּ֥אמֶר    (“y dijo”)
(Jon. 1:10)
וַיִּֽירְא֤וּ הָֽאֲנָשִׁים֙    (“y temieron los hombres”)
(Jon. 1:11)
וַיֹּאמְר֤וּ אֵלָיו֙    (“y dijeron a él”)
(Jon. 1:12)
וַיֹּ֣אמֶר אֲלֵיהֶ֗ם    (“y dijo a ellos”)
(Jon. 1:13)
 וַיַּחְתְּר֣וּ הָאֲנָשִׁ֗ים   (“y remaron los hombres”)

D.   La desesperación de los hombres frente a Dios 1:14

En este momento de la  crisis navía, los hombres llegan por sí mismos a rogar a Dios.  Y, siguiendo el tenor del vívido relato, el texto hebreo señala que los hombres clamaron al Dios de Jonás.   Literalmente וַיִּקְרְא֙וּ אֶל־יְהוָ֜ה   y clamaron a YHVH.” Aunque los marineros eran hombres sincréticos, las declaraciones que hacen aquí  son realmente impresionantes.  Así, el ruego preliminar de ellos fue una petición desesperada “no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este hombre” (LBLA), y a reglón seguido, apelaron a la justicia divina sin por supuesto ellos saber, que en el tribunal divino eran tan culpables como Jonás (cf. Job. 15:14; Sal. 14; 53; 143:2;  Ecle. 7:20). La última declaración de aquellos hombres, fue sin duda notable.
  
עָשִֽׂיתָ׃
חָפַ֖צְתָּ
כַּאֲשֶׁ֥ר
יְהוָ֔ה
כִּֽי־אַתָּ֣ה
hiciste
deseaste
como
YHVH
porque tú

Sin duda aun el sincretismo interno de estos hombres fue oscurecido por esta declaración. Por supuesto, nadie de ellos había sido educado bajo la formación teísta hebrea acerca del Dios verdadero, sin embargo, impulsados por todos los acontecimientos  acaecidos hasta esos minutos, llegaron a concordar al pie de la letra, con la  teología del salmista quien escribió: “Todo lo que Jehová quiere,  lo hace, En los cielos y en la tierra,  en los mares y en todos los abismos. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; Hace los relámpagos para la lluvia; Saca de sus depósitos los vientos.” (Sal. 135:5-6).  

E.   La segunda reacción de los hombres 1:15a

Finalmente los hombres hicieron lo que Jonás les había propuesto, el texto así señala: “Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar...” Feinberg señala: “Es evidente que, aun cuando aquellos marineros paganos no conocían la ley de Dios dada a Israel, sabían que la vida del hombre es preciosa a los ojos d Dios (Génesis 9:5,6). También se daban cuenta de que tanto la suerte echada como la palabra de profeta, así como la tormenta, eran señales de la soberana voluntad de Dios. El Señor había hecho según le placía. Eso era discernimiento elevado. Al echar a Jonás al mar, éste se calmó.”[11]

F.    La respuesta del mar 1:15b

El texto revela que acto seguido después de haber echado  Jonás al mar, éste se calmó.  Como se ha señalado, los actos revelan que los acontecimientos ocurrieron de manera consecutiva.  


אֶת־יוֹנָ֔ה
וַיִּשְׂאוּ֙
(Jon. 1:15a)

a Jonás
y agarraron


אֶל־הַיָּ֑ם
וַיְטִלֻ֖הוּ
(Jon. 1:15b)

al mar
y lo arrojaron

מִזַּעְפּֽוֹ׃
הַיָּ֖ם
וַיַּעֲמֹ֥ד
(Jon. 1:15c)
de su furor
el mar
y se aquietó


G.   La actitud de los hombres frente al Dios de Jonás 1:16

Sin quererlo, Jonás había predicado su primer sermón en el mismo barco y siendo el mismo la ilustración literal del poder de Dios. Jonás había dicho que era hebreo y que temía a YHVH, el Creador de los cielos la tierra y el mar  (1:9), pero además, les aclaró que tal situación se había provocado por su causa, y que si ellos lo lanzaban al mar, tal tempestad se aquietaría (1:12). Y en efecto, los marineros lo  agarraron y lo lanzaron al mar y acto seguido, el mar se aquietó. Se había cumplido lo que este rebelde profeta había dicho. Tal situación sin duda fue una muestra preliminar de que el Dios de Jonás realmente era poderoso sobre todos los dioses y que tal profeta  realmente era verdadero profeta de este Dios.

El resultado de toda esta crisis devino en un reconocimiento radical de Dios de parte de  los marineros, lo cual se vislumbra en el texto por tres reacciones de parte de los marineros que el texto hebreo subraya de manera singular. Primero, temieron a YHVH con gran temor (יִרְאָ֥ה גְדוֹלָ֖ה). Segundo, y en poliptoton (imperfecto + sustantivo) וַיִּֽזְבְּחוּ־זֶ֙בַח֙  lit.: “y sacrificaron sacrificio para YHVH (לַֽיהוָ֔ה); y tercero, —también en poliptoton— (imperfecto + sustantivo)   וַֽיִּדְּר֖וּ נְדָרִֽים  lit.: “y votaron votos.” La manera que el texto hebreo  entonces subraya la respuesta de los hombres a Dios, revela claramente que  estaban tomando en serio al Dios de Jonás.

H.   La providencia de Dios sobre Jonás 1:17

Toda esta primera sección del relato (1:3-16) revela las consecuencias directas de la desobediencia de Jonás.  En este sentido, puede que esta sección sea uno de los pasajes más claros respecto  la conexión que hay entre la soberanía de Dios y la contingencia humana. Todos los hechos sufridos por Jonás  —y también la tripulación— fueron la consecución  de la desobediencia de Jonás. Así, el versículo cuatro revela que la causa de la tormenta como también el gran pez, devino por causa divina subrayando el texto fuertemente, la presencia de Dios en los eventos acaecidos. Ahora bien, el versículo en cuestión señala que Dios tenía preparado  דָּ֣ג גָּד֔וֹל  lit.: un “pez grande” para que tragase a Jonás. De acuerdo al texto, Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez. Tal hecho ha sido objeto de controversia en la historia. Así, hay quienes han dicho que este hecho fue concebido por el autor como una parábola, otros, como una alegoría,  sin embargo, creemos que el texto tanto internamente, como externa, nos presenta un hecho literal que ocurrió en tiempos del autor. Por otro lado,  el mismo Señor citando el caso de Jonás, asumió este acontecimiento no solo como real, sino también, como un ejemplo concreto   de su resurrección (cf. Mt. 12:38-41; Lc. 11:29-32).

לֵילֽוֹת׃
וּשְׁלֹשָׁ֥ה
יָמִ֖ים
שְׁלֹשָׁ֥ה
Jn. 1:17
noches
y tres
días
tres






τρεῖς
ἡμέρας
καὶ   τρεῖς
νύκτας
LXX
tres
días
y tres
noches






τρεῖς
ἡμέρας
καὶ   τρεῖς
νύκτας
Mt. 12:40
tres
días
y tres
noches




Conclusiones generales

Hay dos grandes enfoques de enseña  en este primer capítulo. Primero, cuestiones relativa a Jonás, pero también, y esencialmente, cuestiones relativas a Dios.

Relativo a Jonás

1.      El libro habla del profeta, su experiencia.
2.      Jonás no solo nos da un mensaje, él llega a ser el mensaje.
3.      Huir de Dios, es siempre descender, incluso,  hasta tocar fondo.

Relativo a Dios
 
1.      El libro habla desde el comienzo, sobre la soberanía de Dios. Su control sobre todo lo creado.

Bosquejo de la verdad

El bosquejo de la verdad, siguiendo a Donald R. Sunukjian[12] en “Volvamos a la Predicación Bíblica” (2007),  surge del bosquejo exegético. Ahora, el “bosquejo de la verdad” no se hace para predicarlo, sino que simplemente nos recuerda los principios atemporales que el texto sugiere o subraya;  verdades que corresponden al plano de las creencias atemporales espirituales.  Tanto el bosquejo exegético como el de la verdad, nos ayudarán a confeccionar el bosquejo homilético del sermón como se sugiera aquí abajo.



Bosquejo exegético (resumen)

I.      La orden de Dios y la respuesta de Jonás
A.    La revelación de Dios a Jonás 1:1
B.    El mandato de Dios a Jonás 1:2
C.    La desobediencia de Jonás 1:3
II.    La intervención de Dios sobre las circunstancias naturales
A.    La intervención sobrenatural de Dios 1:4
B.    La reacción de los hombres 1:5a
C.    La actitud de Jonás 1:5b
D.    La reacción del capitán 1:6
III.  La intervención de Dios sobre las circunstancias humanas
A.    La resolución de la tripulación 1:7ª
B.    El resultado de la suerte 1:7b
C.    La interrogación a Jonás 1:8
D.    La respuesta de Jonás 1:9
IV.  La reacción de los hombres a la soberanía de Dios
A.    El gran temor de la tripulación 1:10-11
B.    La sugerencia y respuesta de Jonás 1:12
C.    La primera reacción de los hombres 1:13
D.    La desesperación de los hombres frente a Dios 1:14
E.     La segunda reacción de los hombres 1:15ª
F.     La respuesta del mar 1:15b
G.    La actitud de los hombres frente al Dios de Jonás 1:16
H.    La providencia de Dios sobre Jonás 1:17

Bosquejo de la verdad

     Nadie puede escapar de los propósitos de Dios

I.      La claridad profética de Dios 1:1-2
II.    La insensatez del profeta 1:3
III.  La soberanía de Dios sobre su creación 1:4
IV.  La respuesta de los hombres a lo inmanejable 1:5-6
V.    La soberanía de Dios sobre los fetiches humanos 1:7
VI.  La soberanía de Dios sobre la crisis humana 1:8-11
VII.       La conciencia del profeta rebelde 1:12
VIII.     La conciencia de los hombres 1:13
IX.  La desesperación de los hombres ante Dios 1:14
X.    La decisión difícil ante el profeta de Dios 1:15
XI.  La respuesta de los hombres ante el poder de Dios 1:16
XII.       La providencia divina sobre Jonás 1:17




Bosquejo del sermón: sugerencia 

Nadie puede escapar de los propósitos de Dios

I.     La claridad profética de Dios 1:1-2
A.   Dios se revela a sus profetas 1:1a
B.   Dios se revela de manera clara 1:
C.   Dios manifiesta su malestar ante la maldad  1:2
II.    La insensatez del profeta 1:3
A.     La ruta de la huida 1:3a
B.     La intención de la huida 1:3b
III.   La soberanía de Dios sobre su creación 1:4
A.     La respuesta de los hombres a lo inmanejable 1:5-7
B.     La religión humana frente al temor (los hombres) 1:5
C.    La religión consensual frente al temor (el capitán) 1:6
D.    Dios controla los métodos humanos 1:7b
A.     Dios dirige la contingencia humana  1:8
IV.  La soberanía de Dios sobre el profeta 1:9
A.    Jonás confiesa su fe 1:9
B.    Jonás confiesa su pecado 1:10  
C.    Los hombres temen al Dios verdadero 1:11
D.    Jonás sugiere la solución  1:12
E.     Los hombres obedecen al profeta de Dios 1:13
F.     La respuesta de los hombres ante el poder de Dios 1:14-16
G.    La providencia divina sobre Jonás 1:17






Bibliografía usada

Feinberg, L. Charles, 1989. Los Profetas Menores. Miami, Florida: Vida.

Finkelstein, Israel & Silberman N. Asher. 2011. La Biblia desenterrada: Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de sus textos sagrados. Madrid, España: Editorial Siglo XXI.  
Robinson, L.  George 1982. Los Doce Profetas Menores. El Paso, Texas, EE.UU: Casa Bautista de Publicaciones.
Hoyt, J. M. 2008. Amos, Jonah, & Micah. H. W. House & W. D. Barrick, Eds.  Bellingham, WA: Lexham Press.
Scott Duvall, J. Daniel Hays, 2008. Hermenéutica Entendiendo la Palabra de Dios. Grand, Rapids: Clie.
Strong, James,  2002. Concordancia exhaustiva de la Biblia. Nashville, MI: Caribe.
Matthew Henry & Francisco Lacueva, 1999. Comentario Bíblico de Matthew Henry, traducido y adaptado al castellano por Francisco Lacueva. Viladecavalls, Barcelona: Clie.
Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. 2003. Comentario exegético y explicativo de la Biblia, Tomo 1: El Antiguo Testamento. El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.
Wyatt Roy, 2003. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 13, Oseas-Malaquías. El Paso, TX: Mundo Hispano.   






[1] Wyatt Roy, Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 13, Oseas-Malaquías (El Paso, TX: Mundo Hispano, 2003), 174.
[2] Robinson, L.  George. Los Doce Profetas Menores (El Paso, Texas, EE.UU: Casa Bautista de Publicaciones, 1982), 64.
[3] Ibíd.
[4] Hoyt, J. M. Amos, Jonah, & Micah. H. W. House & W. D. Barrick, Eds. (Bellingham, WA: Lexham Press, 2008), 13s.
[5] Finkelstein, Israel y   Silberman N. Asher. La Biblia desenterrada: Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de sus textos sagrados (Madrid, España: Editorial Siglo XXI, 2011), 323.
[6] Scott Duvall, J. Daniel Hays, Hermenéutica Entendiendo la Palabra de Dios (Grand, Rapids: Clie, 2008), 103.
[7] Nifal (vav consecutiva) imperfecto, tercera persona masculino singular del verbo  רָדַם.
[8] Matthew Henry & Francisco Lacueva, Comentario Bíblico de Matthew Henry, traducido y adaptado al castellano por Francisco Lacueva (Viladecavalls, Barcelona: Clie, 1999), 1009.
[9] Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. Comentario exegético y explicativo de la Biblia, Tomo 1: El Antiguo Testamento (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2003), 902.
[10] Strong, James,  Concordancia exhaustiva de la Biblia  (Nashville, MI: Caribe, 2002), 63.
[11] Feinberg, L. Charles, Los Profetas Menores (Miami, Florida: Vida, 1989), 151.
[12] De acuerdo a Sunukjian, deberíamos responder a las tres preguntas claves que nos ayudarán a establecer los aspectos homiléticos  más  importantes de un sermón. A saber:
1.        ¿Qué necesito explicar? Lo cual apunta al entendimiento: lo que la congregación debería entender.
2.        ¿Lo creemos de verdad? Lo cual apunta a las creencias: lo que la congregación debe  
3.        ¿Cómo se ve en la vida real? Lo cual apunta a la conducta.

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