Por J.A. Torres Q.
Introducción
Enseñando a los
tesalonicenses acerca del arrebatamiento, Pablo
señaló: “…Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir[[1]]
al Señor en el aire, y así estaremos
siempre con el Señor.” (1 Tes. 4:17RV60). La expresión puntal es
εἰς ἀπάντησιν→ “al encuentro”DHH con el Señor.
La
interpretación reformada de esta palabra
—y evento— sugiere además del sentido que todos conocemos, que es un acto común
y corriente que está de acuerdo con el significado griego secular de la costumbre
romana del primer siglo, en donde el dignatario o personajes de alto rango eran recibido por una comitiva
para después de dicho encuentro, volver a la ciudad. Así, añade Holmes: “…salían
a encontrarse con un invitado cuando este se acerca a la ciudad y lo escoltaban
de regreso a la localidad con la pompa y solemnidad adecuada” (Holmes
2015:160 cf. [Green 2000:227]). De esta manera, esta
idea se relaciona con la noción escatológica de que cuando Cristo vuelva, la
iglesia no irá por “siete” años al cielo (mientras dura la tribulación), sino
que será encontrada por Cristo en las nubes para bajar de inmediato a la tierra
y comenzar el reino eterno junto al Señor, en efecto, para la escatología reformada, el arrebatamiento (rapto) y la
segunda venida, son lo mismo. En este
sentido Holmes subraya esta idea cuando añade: «…apántesis describe
exactamente este mismo tipo de movimiento de comité de bienvenida que sale a
encontrarse con alguien para escoltarlo el trayecto restante hasta su destino.
La implicación del uso que Pablo hace aquí de esta palabra es que los muertos
resucitados y los vivos arrebatados, juntos, se reunirán con el Señor que
desciende “en el aire” y lo acompañaran en gloria y honra durante el resto de
su camino a la tierra» (Holmes 2000:161).
Siguiendo
con el significado secular, Polibio constata
que no solo algunas personas, sino toda una población salía a recibir al
emperador en su parusía (venida) a una ciudad. Josefo también añade a
este concepto que los ciudadanos de Roma salieron a recibir a Vespasiano como
su nuevo emperador poco tiempo después que las tropas romanas aplastaron a la
rebelión judía en Judea. De esta manera, la costumbre reunía a todos los
ciudadanos, así soldados, estudiantes, sacerdotes y legos, para recibir al dignatario
que era recibido además, con una gran recepción que incluía canciones, gritos y
aun, sacrificios (Green 2000:227; Hendriksen 2000:139).
Ahora, ¿se trata de una metáfora entonces? N.T. Wright sugiere[2]
aquello, lo cual en realidad es otra manera de alegorizar el texto.
Entendiendo el término
El término ἀπάντησις (apántesis)
aparece solamente tres veces en el NT, y es parte de una familia de vocablos
que esencialmente describe lisillanamente, un “encuentro”. Así, ἀπαντάω (apantáo) “encontrase con”[3],
añade Vine, cara a cara; συνάντησις (sunántesis)
el “encuentro”[4]
mismo; συναντάω (sunantáo)
“encontrarse con”[5]
alguien; ὑπάντησις (jupántesis)
“”ir a encontrar”[6]
a alguien; ὑπαντάω (jupantáo)
“ir al encuentro”[7]
de alguien; (Mundle
1984IV:322; Lattke 2005:344; Vine 2007:314). Todos estos términos deben distinguirse de la
familia que comporta la idea de venida[8] (erjomai,
eisérjomai, sunérjomai) y del sentido mismo de parusía[9], que
describe el acto de estar ahí (presente), o haber venido (perfecto). La
presencia misma de alguien (Braumann 1986III:302). En términos consensuales, los términos
anteriores tienen su énfasis y centro semántico en lo que se define como un
encuentro. En el caso de ἀπάντησις (apántesis),
no es diferente, pues esencialmente describe justamente, un encuentro, pero, no
solo un encuentro per se, sino esencialmente una reunión amistosa como
es el carácter del arrebatamiento (Vine 2007:314). Lattke añade
un primer dato técnico importante. Señala
que se discute aun la idea de si ἀπάντησις (apántesis)
es realmente un término técnico que
[efectivamente] hace referencia a la costumbre cívica de dar la bienvenida
públicamente a los soberanos con ocasión de su llegada (“parusía “) a una
ciudad, pero, con relación a que si realmente
Pablo “da por conocido el significado técnico de esta expresión” en 1
Tesalonicenses 4:17. Así, añade, que los testimonios no prueban dicha relación. De esta manera Lattke
sugiere que haremos bien en traducir la pulida expresión εἰς ἀπάντησιν→ “al encuentro”DHH
(1 Tes. 4:17), dejando que la exégesis del
contexto defina el sentido de dicha parusía
(Lattke 2005:344). Ahora, antes de ver los dos ejemplos más
de este término en el NT (Mt. 25:6; Hec. 28:15), notemos sus paralelos veterotestamentarios,
antes de mencionar algunas conclusiones.
Cognados de apántesis en el AT
El AT tiene una
serie de términos que también se usan para subrayar semánticamente, un “encuentro”,
esencialmente, en secuencias narrativas. 1 Sam. 13:10 señala que Saúl salió a
recibir a Samuel, donde se usa el qal vavyiqtol de יָצָא (yatsá [ἀπάντησινLXX]) para
describir el acto de salir a recibir a. Aparte de sus múltiples sentidos[10],
aquí el contexto subraya no solo este acto, sino el “encuentro” en sí. Otro
término que también se usa a menudo para describir la idea de un encuentro (cf.
Gén. 18:2), es otro qal vavyiqtol, פָּגַשׁ (pagásh) y, como señala Vine,
básicamente este vocablo significa “entrar
en contacto con”, se usa en 1 Sam. 25:20
cuando Abigail salió al encuentro de
David y sus hombres, en la LXX significa (συνάντησις), reunión para conocer a alguien o encontrarse con (Gingrich 1983:190; Strong
2002:9; Chávez 1992:480), aunque en el NT, συνάντησις (sunántasis)
también incluye un sentido negativo, como cuando toda la ciudad salió al
encuentro de Jesús, pero para rogarle
que se fuera (cf. Mt. 8:34) (cf. Éxo. 4:24 cf. [συναντάωLXX (Lc.
9:37; 22:10; Hec. 10:25*; Heb. 7:1,10]). El énfasis constante entonces, es el
“encuentro” (Gén. 14:7; 19:1; 29:13; 32:6; 33:4; Éxo. 4:14, 27; Deut. 3:1 et
al.).
Otro
término es, קָרָא
(cará →ἀπάντησίνLXX), que como se
observa, es paralelo directo de apántesis así, se observa cuando David
añadió: “Bendito sea Jehová Dios de Israel,
que te envió para que hoy me encontrases.” (1 Sam. 25:32). El
sentido primario de קָרָא (cará) es encontrar [a alguien]. Vine añade que también
tiene la idea primaria de encarar a alguien. Así también, de confrontar. Así, puede ser una “confrontación” amistosa
en el que un amigo “se encuentra” intencionalmente con otro, como en el caso de
los reyes del valle que salieron al “encuentro” de Abram cuando regresa de
derrotar al ejército merodeador de Quedorlaomer (Gén. 14:17). O, cuando una
hueste sale para “encontrarse” con un posible aliado (Jos. 9:11; 2 Sam. 19:15).
Así también, apántesis tiene la idea negativa de una “confrontación”
hostil entre dos fuerzas para entablar una lucha (Jos. 8:5; cf. [Gén.
14:17; Jos. 11:20]); este es el caso en el que se advierte a Israel: “¡Prepárate
para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel!” (Amo. 4:12) (Vine 2007:63). Otro ejemplo relativo es el término קִרְאָה (quiráh) cognado de קָרָא (cará) y también tiene la misma idea
aquí, “encuentro” amistoso o también
hostil (2 Sam. 19:16 cf. [Gén. 46:29; 1 Sa,. 15:12; 2 Rey. 8:8,9]).
Apántesis en el AT y la LXX
En términos
concretos, ἀπάντησις (apántesis) se usa en el texto hebreo 32 veces aproximadamente.
Ocho veces aparece también en los apócrifos (cf. Jud. 5:4[11];
Tob. 11:16[12];
1 Mac. 12:41[13];
2 Mac. 12:30[14]
et al.). De las veces que aparece el término en los libros canónicos
del AT, podemos mencionar los siguientes.
Así, el primer uso de [ἀπάντησις (apántesis)LXX→
קִרְאָה (quiráh)])
es Jueces 4:18 “Y saliendo Jael a
recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino
a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.” Por supuesto, este
encuentro no terminó bien para el comandante cananita, Sísara. Pues Débora,
Barac y en especial Jael, terminó con su vida con una estaca que atravesó sobre
las sienes de Sísara (Jue. 4:17-20). El
segundo caso de ἀπάντησιςLXX (apántesis)
es el caso de Jefté, quien hizo la promesa mas apresurada del AT (Jue.
11:30-31), así, habiendo aplastado a los
amonitas volvió a su casa, viendo tristemente que quien salió a su encuentro,
era nada menos que su propia hija (Jue. 11:34-35).
Un
tercer caso, fue el caso cuando Sansón fue hasta Lehi, y los filisteos viniendo
al encuentro de él (Jue. 15:14) fueron destrozados por Sansón, quien con una
quijada de asno mató a mil hombres (Jue. 15:15). Encuentros similares a este con
resultado negativo como positivos para Israel, aun, encuentros con noticias
desastrosas para los hebreos como lo fueron las noticias de la invasión
babilónica* se ven también en el texto hebreo (cf. Jue. 20:25, 31 “salieron al
encuentro”; 1 Sam. 4:1; 1 Cro. 12:17; 14:8; 2 Cro. 20:17; 28:9; Jer. 51:31*
“Correo se encontrará con correo”; 27:3).
Otros,
como 1 Samuel 13:10, revelan el mismo sentido esencial de salir al “encuentro
de alguien”. Saúl por ejemplo, salió al encuentro de Samuel (cf. 1 Sam.
15:12). Así también David —como ya hemos
aludido— bendijo a Dios porque Abigail le salió al encuentro (1 Sam. 25:34) vociferando
en el acto: “…vive Yahveh, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal,
que de no haberte apresurado a venir a mi encuentro, no le hubiera quedado a
Nabal, al romper el alba, ni un solo varón.” (JER). Las otras referencias aun
con diferentes sentidos contextuales enfatizan la misma idea que hasta aquí
prevalece, un encuentro (cf. 1 Sam. 30:21; 2 Sam. 6:20; 19:25;
1 Cro.12:17; 19:5; 2 Cro. 12:11; 15:2; 19:2).
Apántesis en el NT
Aparte de 1
Tes. 4:17, ἀπάντησις (apántesis) aparece
en el NT dos veces más. Así, Mateo 25:6 señala: «Y a la medianoche se oyó un
clamor: “¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!», en el contexto de las
diez vírgenes que esperan al esposo para las bodas, o sea, el reino mesiánico (Carballosa
2010:390). De acuerdo al contexto, sin duda esta parábola hace
referencia a la segunda venida en relación a la respuesta futura de Israel.
Como señal el profesor Millos: “La primera parábola… conocida como las Diez
Vírgenes enseña lo que ocurrirá con el Israel salvo y el no salvo en el momento
de las segunda venida del Señor” (Millos 2013:1711; cf.
[Carballosa 2010:387]).
El
otro caso es Hechos 28:15 donde se lee: “…oyendo de nosotros los hermanos,
salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos,
Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.” El relato revela que mientras Pablo
y compañía pasaron a Puteoli (en la bahía de Nápoles) y habiéndose quedado allí
siete días (Hec. 28:13s), emprendieron camino a Roma, en cuyo camino
fueron encontrados por los hermanos de Roma. Algunos de ellos que vinieron al “encuentro” caminaron casi
setenta kilómetros (hasta el Foro de
Apio [el mercado de Apio]). Otros, que también salieron de Roma, llegaron a distancia de cincuenta kilómetros,
hasta Tres Tabernas (Millos 2013:1911).
El relato concluye con dicho encuentro y después, con la llegada de todos ellos
a Roma, donde Pablo en calidad de prisionero quedó confinado por dos años en
una casa alquilada (Hec. 28:30). Por supuesto, Pablo no fue recibido con
halagos gubernamentales, ni mucho menos, volvió con la comitiva de
recepción a Roma escoltado para sentarse
en alguna posición de privilegio. Como dice F.F. Bruce, aunque Pablo disfrutó
de cierto grado de libertad en su condición de custodia militar (Hec. 28:31), tuvo
una restricción legal que dicho sea de paso, incluía un guardia de punto fijo[15] al
que estaba encadenado de la mano derecha
(28:16) (Bruce 2007:588; Stott 476). Una situación que a pesar de ser incomodo, no
retuvo a Pablo para seguir hablando de Cristo.
Conclusión
Al observar los
diferentes usos de bíblicos de ἀπάντησις (apántesis)
podemos constatar que la idea esencial de este vocablo, es el acto mismo y
cinestésico del encuentro entre dos personas, o grupo de personas. Este es el
énfasis esencial tanto en los términos veterotestamentarios, como en el Nuevo
Testamento; y por cierto, es lo que 1 Tes. 4:17 declara cuando se señala: “…después,
los que hayamos quedado vivos seremos llevados, juntamente con ellos, en las
nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire; y así estaremos con el Señor
para siempre.” (DHH). Y, para ser precisos, este texto no dice que después
de dicho encuentro amistoso (reunión), la tertulia escatología prosigue en la
tierra, pero tampoco, asume que sigue en el cielo. Dicho de otras palabras, en
sí, la idea “…para encontrarnos con
el Señor en el aire…”, antecede simplemente a: “…y así estaremos
con el Señor para siempre”; de
manera que inferir que el término ἀπάντησις (apántesis)
sugiere un retorno y a la tierra (Holmes), solo puede afirmarse importando un
sentido primero, secundario del significado de apántesis y segundo,
secular del término (p. ej.: Polibio). Sin duda, así como esta idea imperial no
tiene fundamento escritural contundente y claro, debemos también añadir, —y en honor
a la verdad— que tampoco el texto en sí, —por si solo— sugiere un encuentro con
el Señor, para ir en el acto al cielo y estar allí por un periodo de siete
años. Insistimos, el texto en sí, tampoco lo sugiere. Sin embargo, y
recapitulando la ruta exegética del Dr. Michael, Lattke, la pulida expresión εἰς ἀπάντησιν→ “al encuentro”DHH
(1 Tes. 4:17) y su relación con la venida de Cristo, ya sea para un retorno al
cielo o a la tierra, solo se puede constatar observando el contexto, y a
nuestro modo de ver, justamente el contexto —más el acervo veterotestamentario
del tópico escatológico— deja ver de
manera clara, que este encuentro con el Señor en las nubes, corresponde al
arrebatamiento pretribucional. Dos argumentos se suman a esta tesi, aparte de los
principales. Primero, todo el evento en sí, no es un evento sinergético. Al igual
que en la regeneración, el arrebatamiento es un hecho monergista. No hay
entonces, una especie de acción comitiva
saliendo para complementar tal venida.
Aunque los creyentes en tal día serán arrebatados participando en tal milagroso
evento, en el acto son pasivos. Argumento
que explicaremos después. Y, segundo, el mismo significado del término
—tan ninguneado— “arrebatamiento”→ ἁρπάζω (jarpádzo del
latín rapio) no solo describe un acto de “apoderarse de
alguien” con rapidez y fuerza, sino también, de llevar consigo lo que se ha
arrebatado (cf. Gén. 5:24; Sal.
10:9; 69:4; Deut. 28:31; Jue. 21:21, 23; 2 Sam. 23:21; Job. 24:2; Ose. 5:14;
6:1; Nah. 2:12; Isa. 10:2; Eze. 18:18; 19:3; 22:27; Hec. 8:39; 23:10; 2 Cor. 12:2,
4; Mt. 13:19; Jn. 10:12, 28, 29; Apo. 12:5). Entonces, la apántesis de Cristo,
¿encuentro para subir o para bajar? Queda demostrado que por sí solo el término
no apoya la idea reformada de un encuentro y posterior retorno a la tierra.
Bibliografía
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del “rapto”. Internet URL: https://www.youtube.com/watch?v=2e-zm0ZPrt4
Vine, W.E. 2007. Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo
y Nuevo Testamento Exhaustivo. Nashville, TN: Caribe.
[2] Dice Wright: “Pablo
tiene el hábito de como muchos escritores vívidos de mezclar sus metáforas…”
Así, y a reglón
seguido añade: “…y a menudo cuando Pablo dice algo muy vívidamente, no tiene
la intención de que nosotros tomemos cada parte y tratemos de arma una sola
imagen [literal] a partir de eso.” Como
usted puede constatar, N.T. Wright en su
explicación final, va a justificar esto con la mención de que en el siguiente
capítulo Pablo habla metafóricamente de como el Señor viene como ladrón. Por supuesto, no solo Pablo, sino el NT usa muchas veces metáforas
para comunicar verdades espirituales reales. Sin embargo, 1 Tes. 4:17 no tiene
nada de metáfora como cree N.T. Wright que en nuestra opinión, simplemente metaforiza lo
que es una explicación
doctrinal de Pablo. La explicación de un evento literal sobrenatural (Wright 2015:1).
[3] Hb. אָסַף (asaf) reunir para cualquier propósito
(Gén. 49:1; 1 Sam.
16:4; 21:4 cf. [Tobías
14:4) (cf. Mc. 14:13; Lc. 17:21);
[5] Cf.
Lc. 9:37; 22:10; Hec. 10:25; 20:22; Heb. 7:1, 10.
[8]
Todos estos términos tienen la idea de “venir”, “ir”, así, la dirección de tal
movimiento se determina concretamente mediante el uso de preposiciones como apó,
eis, ék, et al. (Mundle 1984IV:328).
[9] Este
término en el NT no se usa exclusivamente de la segunda venida, sino también,
de la primera venida de Cristo y también, de la esperanza que comporta el
arrebatamiento. Así, Mt.
24:3 (venida política [Lc. 19:11]). Mt. 24:27 (Juicio [II venida]). Mt. 24:37
(Juicio). Mt. 24:39 (Juicio). 1 Tes. 2:19 (esperanza). 1 Tes. 3:13 (esperanza).
1 Tes. 4:15 (esperanza). 1 Tes. 5:23 (esperanza). 2 Tes. 2:1s (esperanza). 2
Tes. 2:8 (juicio). Stg. 5:7 (esperanza). Stg. 5:8 (esperanza). 2 Ped. 1:16 (I
venida). 2 Ped. 3:4s (juicio). 2 Ped. 3:12s (juicio). 1 Jn. 2:28 (esperanza).
[10] 1) Salir (Gén. 19:6). 2) Partir
(Gén. 4:16). 3) Ser descendiente de (Gén. 10:14).
4) Sobresalir, destacar, ser más alto
(Neh. 3:25). 5) Gastar (2 Rey. 12:13/2Re. 12:12).
6) Salir libre, sin
culpa (1 Sam. 14:41). 7) Concluir (Dan. 10:20). 8) Evitar, detener (Pro. 22:10). 9) Tener un final
desastroso (Eze. 26:18) (Chávez 1992:480)
[11] “Y
porque no se han dignado venir a mi encuentro, a diferencia de lo que han hecho
todos los pueblos” (Schökel, “La Biblia de Nuestro pueblo, Biblia
Peregrino”, pág. 897).
[12] “Tuvo
el presentimiento de que llegaba, y dijo al padre: Mira, viene tu hijo con su
compañero” (Schökel, pág. 885).
[13] “Jonotán
salió a hacerle frente con cuarenta mil soldados escogidos, y llegaron a Beisán”
(Schökel, pág. 813).
[14] “Pero
como los judíos de allí aseguran que los de Escitópolis los trataban con
deferencia y que los habían acogido humanitariamente en los momentos de
infortunio” (Schökel, pág. 851).
[15]
Como añade Bruce: “Al soldado se lo relevaba cada cuatro horas, más o menos,
pero para Pablo no había alivio semejante. El resultado, sin embargo, fue que
se convirtió en tema de conversación entre los miembros de la guardia
pretoriana” (Bruce 2007:588).
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