Por J.A. Torres Q.
Analizando:
“El Fin de los Tiempos, una explicación para todos” S.E. Waldron.
Preámbulo
Somos víctimas del contexto en donde
hemos nacido. De la cultura a la que hemos sido sometidos, pero también, a la
clase de teologías y teólogos que han
nacido en nuestro contexto. Fue así con el decisionismo. Toda una gama de “evangelistas” permeó a toda una generación, lo cual derivó
no solo en prácticas antibíblicas del evangelismo, sino también, en ciertas modas evangelísticas
y con ello, todo una jerga al respecto. Sin
embargo, y para bien del cristianismo hoy, esos días de preponderancia
teológica arminiana, están perdiendo su fuerza entre las iglesias que han
abrazado las doctrinas de la gracia, lo cual ha sido beneficioso para el
cristianismo latinoamericano claro está,
debido a un acercamiento muchos más serio a las Escrituras. No obstante, no todo es como debería ser.
Paralelamente a lo anterior, la escatología alegorista[1] ha
resurgido también y con bastante fuerza, en especial, en las iglesias llamadas
reformadas.
Ahora bien,
dos cuestiones ligadas a esto es necesario advertir como efectos sutiles y comorbilísticos de este
resurgimiento escatológico alegórico. Primero, y como es propio de toda atmósfera
coyuntural, con miras a este tópico se ha acrecentado hoy, —y en especial— en
el flanco reformado, un antagonismo creciente respecto la posición escatológica
premilenarista dispensacional. Muchos entusiastas jóvenes envalentados por
youtube o simplemente por el desdén de sus pastores en el púlpito, han
arremetido contra esta postura escatológica tal cual lo describiera un viejo
teólogo. Sin mayores esfuerzos reflexivos, y en la mayoría de los casos solo
con pasión, casi rayando la línea del fanatismo que por supuesto ha
derivado también en argumentos al hombre de
paja, y a una serie de formalizaciones de dichos poco rigurosos, como
claramente usted podrá constatar aun en libros como el que estaremos analizando.
Por otro lado, casi como un eslogan inspirado, la evocación de que hay
doctrinas “secundarias” se escucha con
frecuencia en el día de hoy, moda
que muchos “pastores” están siguiendo
porque alguien a quienes respetan así lo dice cuando en muchos casos, estos
mismos íconos cuando no están de la mano con los primeros en causas
consensuales como en conferencias a fines sobre el evangelio, no dejan de
ridiculizar el premilenarismo dispensacional. Un ejemplo gráfico de esto, es el
pastor Sugel Michelén[2] quien
también llama a esta postura, "popular", una nueva teoría y también,
una novedosa doctrina. Sugel Michelén en este sentido, no solo emite juicios
poco rigurosos históricamente[3]
hablando, sino que también se suma a las caricaturas del dispensacionalismo,
así añade: “Por eso todos los dispensacionalistas viven todos atentos a las
noticias que aparecen en el periódico con respecto a Israel, porque ellos están
esperando que esta nación vuelva a ser, la nación de Dios y de hecho, en esta
guerra con Irak hay mucha gente confundida con eso, y yo no digo esto por ser
descendiente de palestinos, yo digo esto por ser bíblico. Israel ya no es la
nación de Dios, ellos perdieron ese privilegio, y Dios ya no tiene ningún plan con Israel…” (Michelén
2014:1, min 54ss).
¿Qué motiva
este artículo? ¿Por qué deberíamos poner atención, y advertir los peligros que
ha traído todo este resurgimiento de la escatología alegórica? Tres argumentos damos aquí tocante a este y los demás artículos que vendrán. Primero, toda
la Escritura es inspirada, por ende, no hay doctrinas “secundarias”. Por
supuesto, esto no quiere decir que no podamos compartir con quien tiene una
escatología diferente. No obstante, no debemos ser ingenuos, las alianzas de púlpitos en torno al evangelio
comunes en estos últimos años no deben empañarnos los ojos, instancia que ha
subrayado para-jurisdiccionalmente que
la escatología es de algún modo “secundaria”, cuando en términos objetivos permea
no solo un libro, o algún capítulo de la Biblia, sino, todo el corpus
escritural desde génesis, hasta apocalipsis. Segundo, quien escribe aquí, es pastor y también ha
sido profesor de algunos ramos en el Instituto Bíblico, y, en vista de lo
primero, estoy cautivo de las Escrituras y por ello bajo obligación a enseñar
no solo la leche espiritual no adulterada (1 Ped. 2:2), sino que también, todo
el consejo de Dios (Hec. 20:27), especialmente cuando leemos justamente sobre
el esjatón: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de
pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está
cerca.” (2 Tes. 2:1-2). Por estas
razones, no solo se hace necesaria una buena apologética respecto la esperanza
escatológica que los apóstoles enseñaron a los primeros cristianos, sino
también, convicciones que no nos muevan a seguir lo que solo por el hecho de ser "antiguo" se considere ortodoxo, dicho de otro modo: aunque haya sido creído mayor tiempo en la iglesia oficial, esto es, en el oscurantismo
y el amilenarismo alegórico impuesto por
la iglesia católica por más de 11 siglos desde la alegorización de
Agustín de Hipona, el oscurantismo de los siglos posteriores hasta
llegar al despertar y estudio serio de la escatología, lo cual ocurrió
posteriormente a lo que fuera la Reforma, un punto histórico que se suele ignorar.
“No os
dejéis mover…” I. Análisis a
Waldron, Cap. 1-2.
Introducción
Lo primero que llama la atención al
leer a Waldron en este libro, es sin duda el tenor de su defensa, o más bien, la
embestida emocional en contra del premilenarismo dispensacional. Para Waldron
entonces, la perspectiva escatología de la Biblia es “simple” y las
perspectivas “populares” como el premilenarismo dispensacional no son bíblicas
(pág. 1). Así, el adjetivo “popular” que usa en la primera página, pone
en la mesa un sesgo evidente para los lectores
poco instruidos. En este sentido Waldron es zagas, pero también erístico no solo porque tal adjetivo aparece en las primeras 20 páginas 12
veces, sino también por las declaraciones claramente demagógicas que hace en
esta primeras páginas como que tal perspectiva escatológica —premilenarismo
dispensacional— ha mantenido su “popularidad” debido a las “novelas best
sellers”, “películas repletas de efectos especiales” que —según Waldron— dominan
la imaginación cristiana (pág. 3, 7). Sin duda la idea de Waldron al respecto
nos remite a una pregunta interesante, ¿acaso Chafer, Ryrie, Carballosa, S.P. Millos, Francisco Lacueva y en especial en estos días el Dr. Michael Vlach, el
Dr. Matt Waymeyer, el pastor MacArthur, el Dr. Paul D. Feinberg y otros
dedujeron su postura escatológica viendo películas al más estilo de “dejados
atrás”? Es ridículo pensar que quienes abrazamos la postura
premilenarista hemos desarrollado nuestras convicciones basados en películas. Sin embargo, tenemos que darle a Waldron la
posibilidad de expresarse y sin duda lo ha hecho en este libro, por lo cual nos remitirnos a sus
explicaciones más que a sus caricaturas.
Así, el describe claramente lo que aquí llama la perspectiva popular
escribiendo: “La perspectiva popular hoy tiene un nombre. Se llama
dispensacionalismo, o más completamente, premilenarismo dispensacional.”
(pág. 6).
El propósito
de Waldron entonces, es: “…proveer una presentación simple, pero sistemática
de la escatología cristiana. Mostrar que
este sistema popular es erróneo y sin base bíblica en todos sus características
distintivas.” (3). Y añade: “…debo hacer un trabajo concienzudo de
convencer a la gente del error de la perspectiva popular.” (Waldron
2008:5). Entonces, ¿qué tan concienzudo es el trabajo de Waldron, o, que tan
sistemático es? Usted podrá
corroborarlo en este, y los siguientes análisis que haremos a este libro. La
modalidad de este artículo entonces, será presentar frases, premisas o
declaraciones de Waldron para analizarlas en su contexto y observar su
rigurosidad consistencia y escrituralidad, por cierto también, aciertos si los
hay.
Declaraciones
La primera declaración que notamos en
el libro de Waldron, es evidente desde la carátula del libro. Waldron dice o
nos presenta una escatología “sencilla” basada en el evangelio. Sin duda lo
anterior es muy interesante en vista que Waldron une la escatología con el
evangelio. Ahora, ¿qué unión hay entre el evangelio y la escatología según
Waldron? Nótese que Waldron sugiere implícitamente algo como: ¿cómo es posible
que el premilenarismo dispensacional reste al evangelio su papel en la
escatología producto de su perspectiva escatológica? Waldron es realmente
directo en este sentido, escribe: “Este problema es el divorcio práctico del
evangelio de Cristo y la escatología en las perspectivas proféticas populares
de nuestros días” (pág. 2). Ya sabemos que con el adjetivo popular Waldron se
está refiriendo a la escatología premilenarista. En relación a esto Waldron
señala:
«La escatología tiene que ver con la
derrota de los propósitos destructivos de Satanás y con la victoria de los
propósitos redentores de Dios. La escatología, por tanto, tiene todo que ver
con el evangelio que proclama el propósito de Dios de “por medio de él (de
Cristo) reconciliar consigo todas las cosas… haciendo la paz mediante la
sangre de su cruz” (Col. 1:20). La profecía bíblica, pues, no tiene que ver
con ninguna otra cosa que no sea el evangelio de Cristo. Tiene todo que ver
con la cruz de Cristo, con la iglesia de Cristo, y con la venida de Cristo.»
(Waldron 2008:4).
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Análisis: aciertos,
imprecisiones y correcciones
Si bien es cierto la declaración de
Waldron aquí no es del todo incorrecta pues con la cruz de Cristo sin duda
Satanás empezó su derrota (Col. 1:1), no obstante, Satanás está hoy aun activo, y no con
una cadena larga como paradójicamente escribe Hendriksen[4], sino
que es realmente hoy como enseña el NT, el príncipe de este mundo que “ahora”
está operando en los hijos de desobediencia (Efe. 2), quien además encubre y
ciega a los incrédulos para que no vean la gloria de Cristo (2 Cor. 4:1ss). El
profesor Waymeyer ha dado un excelente resumen[5] de
las actividades actuales de Satanás que revelan de acuerdo a las Escrituras que él no está atado como dice habitualmente la escatología alegorista. Sin
duda Waldron asume que los lectores de las Escrituras deberían aceptar su
concepto escatológico de que la derrota
de los propósitos destructivos de Satanás y la victoria de los propósitos
redentores de Dios ya están cumpliéndose
hoy en el reino milenial de Cristo que se está
llevando acabo ahora. Por el contrario a la idea común del reino de Cristo en
el amilenarismo, es pues al final del
reino terrenal de Cristo que, como claramente enseña Juan, Satanás será atado para
que nunca más pueda engañar a las naciones (Apo. 20:1ss) hasta por lo menos, el
final de dicha gloriosa era (Apo. 20:7). Por lo tanto, la declaración de
Waldron aquí arriba, sugiere de partida una premisa equivocada. Además de lo anterior, notamos que Waldron
mezcla los tópicos teológicos mencionados con cierto propósito ficticio
apologético tratando de enrostrar al premilenarismo una querella falsa. Si bien
es cierto, la cruz de Cristo da el pie formal inicial al plan escatológico de
Dios, el evangelio es esencialmente una
noticia, una buena noticia que esencialmente tiene que ver con la soteriología,
no primariamente con la escatología.
Claramente Pablo definió lo que es:
“Además os declaro, hermanos,
el evangelio que os he predicado,
el cual también recibisteis, en
el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he
predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque
primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras” (1 Cor. 15:1-3)
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Por supuesto, Cristo es el autor y consumador de la fe, el garante de los aspectos
escatológicos del evangelio. Pero el evangelio es esencialmente la buena noticia
de que él ha solucionado de una vez para siempre, nuestro problema penal con
Dios (cf. Heb. 9:27s; 1 Ped. 3:18). Si hay una relación entre la
escatología y el evangelio, pasa por los alcances de la profecía ligada a la cristología que de algún modo "inicia" con el evangelio. Nótese nuevamente la declaración de Waldron: “La profecía
bíblica, pues, no tiene que ver con ninguna otra cosa que no sea el evangelio
de Cristo.” (pág. 4). Ahora, y entonces, ¿qué aspectos doctrinales están
presentes en la escatología que según Waldron son parte del evangelio? El
propio Waldron se explica en las páginas 3 y 4, señalando o incluyendo los
siguientes aspectos. Nótese nuevamente la siguiente frase: “El evangelio
cristiano tiene todo que ver con la escatología, y la escatología tiene todo
que ver con el evangelio cristiano” (pág. 3).
Waldron señala (pág. 3-4):
1. Jesús
habla del objetivo de la escatología como “la regeneración” (Mat. 19:28).
2. Pedro
la llama “la restauración de todas las cosas” (Hec. 3:21).
3. Pablo
habla de ella como “la creación… libertada de la esclavitud de corrupción”
(Rom. 8:21).
Y añade:
4. La
escatología tiene que ver con el llevar a la creación y a la humanidad a su
destino original propuesto por Dios.
5. La
escatología tiene que ver con la derrota de los propósitos destructivos de
Satanás.
6. La
escatología tiene que ver con los propósitos redentores de Dios.
7. La
escatología… tiene que ver con el evangelio que proclama el propósito de Dios
de “por medio” de él (de Cristo) reconciliar consigo todas las cosas…
haciendo la paz mediante su sangre” (Col. 1:20).
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¿Son estos
aspectos realmente adjuntos al “evangelio”? Antes de responder a esta pregunta
y analizar esta primera premisa de Waldron, notemos qué es el evangelio desde
el AT, desde justamente, la profecía.
Los escritores del NT usaron 79 veces el sustantivo→ εὐανγέλιον (euangélion) —“buena noticia”— y 52 veces el verbo→ εὐαγγελίζω (eúangelídzo).
Estos términos no eran nuevos para la época, no obstante el evangelio
cristiano como concepto, fue diametralmente diferente, diríamos
superlativamente superior al concepto que el mundo greco romano tenía. Así, con
las propias palabras del mesías, —Jesús— quien en su primera predicación en
Nazaret leyó las siguientes líneas de la profecía de Isaías 61 laprofecia se explica en esta unión con Cristo:
Y se le dio el libro del profeta
Isaías; y habiendo abierto el
libro, halló el lugar donde estaba
escrito:
Espíritu
del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A
predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó;
y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.” (Lc. 4:17-20).
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El clímax de estas palabras es notable, Jesús las
mencionó al cerrar el libro, diciendo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros.” (Lc. 4: 21), en otras palabras, lo que Jesús
había hecho ese día, fue el comienzo formal del año de la “buena voluntad” de
Dios (Isa. 61:1s). Y la demostración superlativa inicial de ello, es sin duda
el→ εὐανγέλιον (euangélion)
cristiano, esto es: “…la
buena noticia: que Dios, en la encarnación, la muerte y la resurrección de
Jesús, ha obrado la salvación…” (Friedrich 2003:213). Dicho
de otro modo, con Cristo empezó una nueva era, empezó el plan profético
mesiánico y escatológico de Dios con un alcance universal (cf. Hec.
8:35; 10:34-36; 15:7-9). Así, el euangélion cristiano en la mente de Dios siempre fue inclusivo
(Jn. 3:16). Esto es, nunca fue bendición exclusiva de los judíos, sin duda la
porfía del pensamiento judaico acompañó a la iglesia primitiva por varios años,
el libro de los hechos tiene varios ejemplos[6] al respecto. No obstante,
Simón evocó el testimonio del AT, para demostrar que esta inclusión no era algo nuevo para
Dios, estaba escrito.
“Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David,
que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los
cuales es invocado mi nombre,
Dice el Señor, que hace conocer
todo esto desde tiempos antiguos.” (Hec. 15:15-18)
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Como podemos observar en esta cita clave del AT, los aspectos escatológicos del evangelio claramente se pueden constatar desde
el mismo AT, y en especial en la profecía que hemos mencionado aquí. El término hebreo
habitual para conceptuar las “buenas nuevas” en el AT entonces, es בָּשַׂר (basár), que la LXX tradujo
al griego 26 veces con el verbo euaggelizesthai[7] “predicar buenas nuevas” y seis veces con el
sustantivo→ εὐανγέλιον (euangélion) “buena noticia”, aunque se usa de anuncios comunes[8], hay una serie de enunciados
que no dejan de ser claramente proféticos y también, escatológicos,
fundamentalmente como promesas a Israel (cf.
Isa. 40). No hay dudas que Isaías 61:1ss merece nuestra atención aquí, en vista
que es una profecía relativa a Cristo, y a su ministerio directo sobre el
evangelio. Profecía que describe la extensión profética-mesiánica y también,
escatológica del evangelio. El mensaje del mesías se escribe como quien viene →לְבַשֵּׂ֛ר (lebasséri) “para dar buenas nuevas.”
(Isa. 61:1a).
“buenas nuevas” del mesías (Isa. 61:1-2a)
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A los abatidos
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A los quebrantados
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Año
de la buena voluntad de Dios
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A los cautivos
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A los presos
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Como usted puede
observar, “las buenas nuevas” del mesías distinguen una primera fase que el
profeta distinguió como “el año de la buena voluntad de Dios” (Isa. 61:2a),
diferente a la segunda etapa de esta misma profecía que corresponde a los aspectos benéficos para Sion que están
circunscritos bajo el marco de una segunda fase que el profeta aquí denomina el “día de la venganza de Dios.” Nótese la
siguiente lista de profecías que esperan aun su cumplimento.
“buenas
nuevas” escatológicas para Sion (Isa.
61:2b-9)
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Incluye:
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La venganza de Dios de Israel
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La consolación de los enlutados
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La glorificación de Sion
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La restitución del gozo
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La restitución de la alegría
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La restitución de su honor
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La reedificación de las ruinas
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día de la
venganza de Dios
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La reedificación de las ciudades
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La hegemonía mundial
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La restitución del sacerdocio
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La provisión de las naciones
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La popularidad de su descendencia
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La gloria de su descendencia
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Como podemos observar en este resumen profético escatológico de los alcances futuristas del evangelio, las “buenas nuevas” (בָּשַׂר [basár]) veterotestamentarias, revelan el plan de Dios con Israel, pero a la vez, revelan un programa holístico literal respecto el reino de Dios en el que los gentiles están incluidos. Por ello, aparte de que estas buenas noticias son en sí un anuncio, un buen anuncio, son también el cumplimiento, la puesta en marcha del plan de Dios. Así, la garantía del cumplimiento literal de la segunda parte de esta profecía está claramente atestiguada por el cumplimiento literal de la primera parte. En consecuencia, cuando Waldron dice que la postura popular divorcia el evangelio de Cristo y la escatología, claramente incurre en una falacia. Por el contrario, es la postura que Waldron defiende aquí la que resta realmente importancia a Cristo (evangelio) y de hecho, directamente niega las prerrogativas escatológicas mesiánicas de Jesús quien de acuerdo al AT gobernará literalmente en la tierra. Dicho de otro modo, usted tiene dos interpretaciones respecto los alcances proféticos del “evangelio”, o más bien mesiánicos.
Primero, un
reino de Cristo que está ahora llevándose a cabo en el cielo, o solamente —lo
cual sin duda es correcto aquí— en la tierra, en los corazones de sus hijos,
pero en la noción amilenarista un reino milenial espiritual que por supuesto, coexiste
con el escenario más incompatible que pueda haber con respecto a lo que la
Biblia enseña será realmente el reino futuro terrenal de Cristo. Sin embargo, usted tiene una alternativa “popular” para creer basada en
las buenas nuevas como claramente se observa en Isaías 61, en su concreto
cumplimiento literal cuando el Señor vuelva en su segunda venida para instaurar
su reino literal. Ahora bien, en este sentido nótese por favor, la notable respuesta a la
objeción amilenarista que se hace habitualmente del premilenarismo que, no
concibe a la gente pecando y rebelándose contra Jesús después de Su segunda
venida (en el milenio), lo cual en boca de los críticos —mayormente amilenaristas— es
inaceptable. La respuesta de Vlach, no solo nos explica lo consistente que esto
es de acuerdo a las profecías, sino también nos da un cuadro correcto de qué es
el reino de Cristo en la perspectiva premilenarista, la única que hace justicia
a la cristología de la escatología.
«La
Biblia dice que el Mesías ha de reinar sobre Sus enemigos (cf. 1 Cor. 15:25)
y que él los regirá con vara de hierro (Apo. 12:5; 19:15). También, Jesús
promete las funciones dominantes de la iglesia con una vara de hierro cuando
regrese (Apo. 2:26-27). Gobernar sobre los enemigos y gobernar con vara de
hierro parece indicar un aspecto negativo de este gobierno. Isaías 65:20
indica que la muerte puede ocurrir durante este período de tiempo, cuando la
larga vida es la norma. Isaías 2:4 revela que el Mesías será la solución de
controversias entre las naciones. Además, Apocalipsis 20:7-10 dice
explícitamente que una rebelión inspirada por Satanás ocurrirá contra la
ciudad amada de Jerusalén después del reinado de mil años del Mesías. Esto es
una rebelión pecaminosa que es aplastada con destrucción de parte de Dios.
Sí, el premilenarista reconoce la presencia de algún pecado y de la muerte
durante el milenio después de la venida de Jesús, pero esto revelará cómo se
ocupa un gobernante justo con el pecado. El pecado se encuentra con la
justicia perfecta. Además, compare la presencia del pecado y la muerte con el
reino milenario del amilenialismo y el posmilenialismo. Si el milenio se está
llevando a cabo en este tiempo, como afirman estos campos, el pecado desenfrenado
y la rebelión se producen en el reino de Jesús en un grado mucho mayor de lo
que postula la premilenarista. Esta época actual está dominada por el pecado,
la rebelión y la muerte. Además, ninguna nación en la tierra dobla sus
rodillas ante Jesús como Señor y Mesías. Las condiciones en esta supuesta
época milenaria son mucho peores de lo que el premilenarista cree que
sucederá en el milenio venidero. Con el escenario premilenial, el mundo es
transformado drásticamente para bien y lo que el pecado haga se encuentra con
un juicio rápido y justo. Esto es mucho mejor que el milenio del
amilenialismo que permite un reino milenario de Cristo con un continuo
desafío desenfrenado contra Dios y miles de millones de personas que ni
siquiera reconocen al Dios de la Biblia.» (Vlach 2018:1)
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En consecuencia, ¿es
realmente la declaración de Waldron consistente y verdadera al señalar que la
escatología “popular”, tiene muy poco que ver
con el evangelio de Cristo (pág. 2)? Usted ha podido sacar sus propias
conclusiones, agregamos aquí que Waldron sin duda falta a la verdad en su
desconocimiento de la cristología del premilenarismo en la escatología. De
hecho, el premilenarismo dispensacional es la escuela de interpretación que más
honra a Cristo en su comprensión del reino terrenal de Cristo tal cual lo
enseña repetidamente el AT y Juan complementa en el Apocalipsis (Apo. 20).
Entonces: ¿Qué de las
sugerencias de Waldron respecto la relación evangelio y escatología?
Paradójicamente quien imputa al premilenarismo un divorcio con el evangelio, es
quien realmente aquí edita a Dios, alegorizando lo que el AT profetiza del
Hijo. Nótese que Waldron señala que Jesús habla del objetivo de la
escatología como “la regeneración” (Mt. 19:28). Sin embargo Waldron olvida el contexto
de este versículo donde se señala que los discípulos co-reinarán, y co-juzgarán
a las doce tribus de Israel cuando Cristo se siente en su trono de gloria. Por
supuesto, en el trono de David como señala también la profecía:
“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David
su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lc. 1:32-33).
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Segundo,
Waldron señala que Pedro la llama “…la restauración de todas las cosas” (Hec. 3:21) lo cual es la segunda mención de Waldron respecto esta
unión entre escatología y evangelio. Por supuesto, el texto no desmiente esto.
Pero, al igual que el texto anterior, es el contexto de “la restauración de todas las cosas” que habló Dios por medio de sus santos
profetas. ¿Qué dijeron entonces los profetas respecto la restauración de todas
las cosas? (Hec. 3:21). Sin duda como claramente dice el NT, Cristo está a la
diestra de Dios (cf. Mt. 26:64; Mr. 14:62; Hec. 7:55, 56; Rom.
8:34; Col. 3:1; Heb. 10:12; 12:2; 1 Ped. 3:22) hasta que sus enemigos sean
puestos por estrado de sus pies, una profecía que esencialmente ve al Hijo no
solo entronizado en poder, sino también gobernando sobre sus enemigos y siendo
el rey desde Sion (110:2). Lugar donde quebrantará a los reyes y juzgará a las
naciones. (110:3,6). El tiempo de la “restauración de todas las cosas” entonces
comenzará con la segunda venida y tiene
que ver con la gloria de Cristo en su reino terrenal, lo que incluye —por
supuesto— la libertad de la esclavitud
de la tierra (Rom. 8:21) y aun más que eso (cf. Isa. 11-12;61-63; Jer. 30-31; Eze.
36:7-38; Ose. 14; Jl. 2:18-3:21; Am. 9:11-15; Miq. 4; 7:11-12; Sof. 3:8-20;
Zac. 8; 10; 14; Mal. 4:2-3).
Sin embargo, nada de lo anterior menciona Waldron quien dice que la
escuela “popular” divorcia la escatología del evangelio de Cristo. Sin duda
Waldron no está equivocado al mencionar lo que escribe, pero queda corto.
Bastante corto pues además él señala
que: “La escatología tiene que ver con el llevar a la creación y a la
humanidad a su destino original propuesto por Dios y con la derrota de los
propósitos destructivos de Satanás.” (Pág. 3-4), y, el mejor escenario
que ve la escatología amilenarista para este cumplimiento, es en realidad el
peor escenario y la interpretación más errada que se ha hecho de lo que el AT
ve como el reino de Cristo, un reino radicalmente diferente al reino milenial
de los amilenaristas hoy (cf. Dan. 9:24). Sin duda el comentario del
profesor Vlach que hemos parafraseado aquí, lo ha dejado más que claro.
Sin duda no
encontramos en los argumentos de Waldron consistencia, ni solidez en este
primer análisis del capítulo 1. Dicho de otro modo, la explicación de Waldron
de una escatología sencilla basada en el evangelio, es más bien un
eslogan que no hace justicia a la cristología de una escatología bíblica.
Bibliografía
Michelén, Sugel 2014. “escatología
reformada” 1/63. El Dispensacionalismo. Internet URL: https://www.youtube.com/watch?v=WQr7Dm1tHGo
Vlach, Michael
2018. Respondiendo Objeciones Al Premilenarismo. Internet URL: https://evangelio.blog/2018/10/19/respondiendo-objeciones-al-premilenarismo/
Waldron, E.
Samuel 2016. El fin de los Tiempos, Una explicación para todos, una
escatología sencilla Basada en el evangelio. Colombia: Faro de Gracia.
[1] Puede usted
constatar esto en el siguiente artículo http://opticabiblica.blogspot.com/2018/07/analisis-del-libro-la-biblia-y-el.html
[2] “ESCATOLOGIA
REFORMADA” 1/63 - Sugel Michelén - El Dispensacionalismo.
[3] “El
impacto del dispensacionalismo ha sido tan grande que la mayoría de los
creyentes latinoamericanos cree lo contrario de lo que nosotros creemos… y
muchos tristemente no sabe, que esta teoría dispensacional es algo
relativamente nuevo, eso no es lo que la iglesia cristiana a creído a través de
los siglos… en 19 siglos nadie vio eso” (Michelén, Ibíd.).
[4] “El diablo
no está atado en un sentido total… un perro atado firmemente con una cadena
larga y fuerte puede hacer mucho daño dentro del círculo de su prisión”
(pág. 195). ¿Satanás fue atado con una cadena larga? Kistemaker, citando a
Oscar Cullmann pareciera que da credibilidad a la idea de Hendriksen.
Señala: «Satanás y sus ángeles caídos están “atados como a una soga,
que puede extenderse más o menos”» (Kistemaker, Apocalipsis,
pág. 587).
[5] Véase el
siguiente artículo aquí ¿Satanás atado con una cadena larga? http://opticabiblica.blogspot.com/2018/10/satanas-atado-con-una-cadena-larga.html
[6] Cf. Hec. 4:1-12;
5:27-32; 8:1-5; 26-35; 9:15-26; 10:1-28; 34-48; 11:1-4; 17-18; 13:13-50;
15:1-29., etc.
[8] Aquí, εὐαγγελια (euangélia)
fem.sing. de εὐανγέλιον (euangélion): “…que cuando uno me dio nuevas→ [בָּשַׂר (basár)],
diciendo: He aquí Saúl ha muerto…”
(2 Sam. 4:10a LXX). ¿…para
qué has de correr tú, si no recibirás premio por las nuevas→ [בְּשׂרָה (besoráh) fem.]? (2 Sam. 18:22c LXX). “El atalaya dio luego voces, y lo hizo saber al rey. Y el
rey dijo: Si viene solo, buenas nuevas→ [בְּשׂרָה (besoráh) fem.] trae…” (2 Sam. 18:25b LXX) (cf. 2 Sam. 18:20; 2 Rey. 7:9).
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