Extracto del libro «“Decisionismo o evangelismo bíblico”, un estudio histórico teológico exegético de la antiescrituralidad del decisionismo.» pág. 291-294. Por J.A. Torres Q. Si Dios lo permite, estará disponible el año 2019.
“Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.” (Rom.
10:17 LBLA)
Como hemos
reiterado más de una vez, la fe salvífica no es una virtud natural del hombre,
tampoco, una cuestión que se produce por la persuasión humana (cf. Jn.1:12-13).
El NT declara que la fe “viene”LBLA
“…por el oír, y el oír, por la
palabra de Cristo.” (Rom.
10:17). Ahora bien, para comprender el sentido ilocutivo de este versículo no
siempre advertido, notemos el siguiente breve diagrama.
Lo primero que Pablo establece en este versículo, es la formalidad del enunciado, lo cual hace con→ ἄρα (ára)[1] “Así que”RV60, una cláusula deductiva, o inférica conclusiva que deriva del pensamiento anterior donde el énfasis es la noticia: la buena nueva (Rom. 10:8, 14-16a) predicada (vs. 15a) y anunciada (vs. 15b) y esto, para todos y sin distinción[2] (vs. 12). Así Pablo, —y esto— citando a Isaías define este anuncio diciendo: “…mas no todos obedecieron al evangelio→ [εὐαγγέλιον (evangelio)]” (vs. 16a). Es de aquí entonces, que Pablo va a revelar, o más bien aclarar, cómo es que este anuncio puede ser creído, añadiendo: «así que “la fe”[3]», llegando a la preposición de genitivo clave del versículo ἐξ (ex) que literalmente significa “[que] proviene de”→ ἀκοῆς (akoés) “oír”, pero, no simplemente de oír, por ello Pablo añade ἡ δὲ ἀκοὴ (je dè akoé) “pero el oír”, así→ διὰ ῥήματος Χριστοῦ. (diá jrématos Jristũ) “por medio de la palabra de Cristo.” Esta última frase puede ser un poco confusa o un poco difícil sintácticamente hablando. En efecto, para el sentido de todo el enunciando, el lector común quisiera leer: “Así que la fe proviene del oír, pero el oír […] la palabra de Cristo.” No obstante, el texto señala concretamente: “Así que la fe proviene del oír, pero el oír mediante→ [διὰ][4] la palabra de Cristo.” ¿Cuál es el énfasis de Pablo entonces? ¿Se trata de “oír a Cristo”[5] o la palabra “referente a Cristo”? ¿Es Cristo el instrumento de la predicación o el sujeto de la predicación? Las respuestas correctas a estas preguntas, deben considerar el contexto.
Primero,
Pablo tiene en mente en el contexto directo a los israelitas[6],
pero a la vez, contraponiéndolos a
Cristo (cf. Rom. 9:3, 5,33; 10:4, 6, 7,8-9, 12, 13,16). Dicho de otro modo, el Cristo que tintineó en
los oídos de los judíos, no fue el mesías que esperaban, sino: “…la piedra
que desecharon…” (Isa. 8:14a). Esto es, la Piedra en la que tropezaron
(Isa. 8:14b). La Piedra que vino a ser la cabeza del ángulo (Isa. 8:14c). La
piedra que dice Dios, “…yo he puesto en Sion” (Isa. 28:16a) así que —añade Dios—
“…el que creyere [en ella→ Piedra: Cristo] no será avergonzado.” (Isa. 28:16c cf.
[Sal. 118:22; Mt. 21:42; 1 Ped. 2:6-8]). Es teniendo todo esto presente que
Pablo establece a sus primeros destinatarios —quienes habían tropezado con esta
piedra— que tenían que creer en él, de
allí el llamado a que: “…si confesares con tu boca que Jesús es el Señor…”
(Rom. 10:9a), que “…todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”
(Rom. 10:11), y que no hay un Señor para los gentiles, y otro “especial” para
los judíos, sino Cristo, el Único Señor de todos (Rom. 10:12). Así, y teniendo
todo esto en cuenta, la idea ilocutiva de Pablo es:
“Así que la fe proviene del
oír, pero el oír mediante la palabra acerca de Cristo.”
(Rom. 10:17)
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“…la palabra acerca de Cristo” (Rom.
10:17c), en vez de “…mediante la palabra de Cristo” subraya que el giro διὰ ῥήματος Χριστοῦ (diá
jrématos Jristũ) habla finalmente acerca
del kerugma[7]
evangelical. Esto, porque este giro implica el sentido que incluye aquí el genitivo
objetivo “la palabra acerca de Cristo”, así, el mensaje de salvación que
en él se encuentra, es finalmente el mensaje que puede proveer fe al
corazón del judío como del gentil (Rom. 10:12).
Bien concluye Wilckens: “La fe (viene) de mensaje que se debe
escuchar… [y] el mensaje (proviene) de
la palabra de Cristo” (Wilckens 2006:280). Ahora bien, el
énfasis soteriológico de este versículo sin duda es que la fe, “proviene”
de escuchar, pero el escuchar el kerugma
de Cristo. No existe entonces, una pre-fe premiada, sólo credulidad humana[8]. La latencia de la fe salvífica —en concordancia a la elección de Dios— se deriva del oír la Palabra en cuanto a Cristo: el evangelio. Y
esto, porque Dios decidió que el oír el κήρυγμα (kérugma→ “contendido”) cristológico, sea el agente sustancial creativo[9] (v. 1 Cor. 1:21). Bien señala el profesor Carballosa, no se trata simplemente de la acción, o el
acto de oír, sino, el oír el “contenido”
del evangelio (Carballosa 1994:215).
Como dijera Calvino, “…la predicación ha sido la causa de su fe...” (Calvino 1961:276). El
hecho de que aparentemente emerja (después) del hombre, no quiere decir que
emane de él. Por lo tanto, y en términos prácticos: no es la circunstancia
evangelical, ni el evangelista de turno, ni la oración, ni la decisión humana,
sino, el ῥῆμα[10] (jrẽma→ mensaje)
evangelical de Dios el relevante en
el proceso de salvación de los escogidos (v.
Mr. 4:26-29; Rom. 1:1; 9:16; Jn. 6:65).
Ahora
bien, Jesús muchas veces repitió: “El que tiene oídos para oír, oiga…” (cf. Mt. 11:15; 13:9,43; Mr. 4:9, 23; Lc.
8:8; 14:35; Apo. 2:7, 11, 17,29; 3:6, 13,22). ¿Qué estaba diciendo Jesús con
ello? Es evidente que el sentido era espiritual, esto es, el que ha recibido
oídos espirituales, entonces, ¡ocúpelos!
No todos escucharon aquel entonces, hoy, no todos escucharán,
pero, los que lo harán, contingentemente evidenciarán que recibieron oídos
espirituales, demostrarán con hechos espirituales que fueron regenerados. ¿Por qué no escuchan todos?
Jesús también respondió a esta objeción, dándonos un principio transversal: “…Porque
a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos
no les es dado.” (Mt.
13:11). En otras palabras, quienes oyen y abrazan el evangelio es porque han
sido dotados de sentidos espirituales, los que no han sido arrastrados[11] por Dios, no podrán
reaccionar por sí mismos (Jn.
6:44), lo cual —como hemos dicho— no quita la responsabilidad humana; no
obstante, es una responsabilidad escritural que pone no solo al hombre sin Dios, sino
también al evangelista en una posición correcta frente a la fe y su exigencia. Y
esto hay que recalcar, el confiar en la obra de Cristo, no es una invitación
tipo salvavidas, demanda fe, fe en lo que es razonable, pero una fe que por implicancia
y el sine qua non del evangelio, incluye una abdicación total y un
abandono de toda idea y acción humana que pretenda ser necesaria para alcanzar
salvación (cf. Lc. 14:25-33). Ésta es la responsabilidad del hombre, lo
cual aparentemente es una acción sencilla, no obstante, es parte del imperativo
divino que si bien pone al hombre en una
difícil posición (1 Cor. 1:18; 22-24), lo remata en su orgullo al sugerirle
clamar a Dios “…ten piedad de mí…” (Sal. 51:1ss), y no, el errado guión
decisionista que presenta a un Jesús que
está afuera en la intemperie esperando que el hombre le abra la “puerta de su
corazón”. Humanizar el evangelio entonces, puede “parecer” más llamativo y aun,
más fructífero, no obstante, otro de los peligros que conlleva este camino
facilista de la fe, es que en algunos casos, inmuniza a los hombres en contra
del verdadero evangelio escritural, lo cual también es concretamente no confiar
en el poder intrínseco del evangelio (1 Cor. 1:18) y la fe en Cristo que proviene
por el oír, pero el oír el mensaje de la cruz (Rom. 10:17).
Bibliografía
Betz, 1986. Artículo:
“ῥῆμα” En: Diccionario Teológico
del Nuevo Testamento, Volumen III. Lothar Coenen & Erich Beyreuther et al. Salamanca (España): Sígueme, 1596.
Calvino, Juan 1961. La epístola del apóstol Pablo a los Romanos, traducción al castellano
por el Dr. Claudio Gutiérrez Marín. México, DF: Publicaciones de la Fuente.
Carballosa, Elvis 1994. Romanos una orientación expositiva y práctica. Grand Rapids, MI: Portavoz.
Hendriksen, William 2006c.Comentario al Nuevo Testamento,
Romanos [Versión original PDF]. Grand Rapids, MI: Libros
Desafío.
MacArthur, John 2010.
Comentario MacArthur del Nuevo Testamento, Romanos. Grand Rapids, MI:
Portavoz.
Millos,
Samuel 2011. Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento, Romanos.
Viladecavalls, (Barcelona): Clie.
Moo, Douglas 2014.Comentario a la epístola de Romanos. Viladecavalls, Barcelona, España: Clie.
Metzger, M. Bruce 2006. Un
comentario Textual Al Nuevo Testamento Griego. German Bible Society.
Pickering, N. Pickering 2014. The Greek
New Testament, according to Family 35.
Strong, James 2002.Concordancia exhaustiva de la Biblia. Nashville, MI: Caribe.
Wilckens, Ulrich 2006. La Carta a los
Romanos 6-16 (Vol. II). Salamanca, España: Sígueme.
[1]
Cf. el uso de ἄρα (ára) en: Mt. 7:20;
Rom. 5:18; 8:1,12; Gál. 3:29; 6:10; Efe. 2:9; 1 Tes. 5:6; 2 Tes. 2:15. Etc.
[5] Como constata Moo, algunos han observado que el genitivo Χριστοῦ (Jristũ) es subjetivo, teniendo la idea de “la
palabra comisionada por Cristo” (Kuss), o “proclama por Cristo”
(Munck). Sin embargo, y, al igual que
nosotros hemos constatado, se trata más bien aquí de un genitivo subjetivo,
así: “la palabra que proclama a Cristo” (Moo 2014:734).
[7] “…agradó a
Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación→ κήρυγμα (kérugma).” (1 Cor.
1:21). El kerugma es el contenido del evangelio cristiano comunicado (cf.
1 de Cor. 15:1-4).
[8] El hombre
incrédulo no está ajeno a la fe, sino, a la fe salvífica, a la fe divina. Esto
no se debe olvidarse, el hombre no es un incrédulo, sino también un ser
creyente, pero es su estado natural, creyente en cualquier cosa (1 Cor. 2:14;
Rom. 3:10ss).
[9] “El contenido del
evangelio es el instrumento que provoca
la fe en el corazón del oyente.”
(Carballosa
1994:215).
[10] El jréma es la
declaración, el asunto declarado, el mensaje. Así, en este contexto no es otra
cosa que el evangelio (Strong 2002:75). Esto es, el mensaje
cristiano. Betz comenta: «… para el creyente es palabra cercana, otorgada a
él y salvadora (Rom 10,8); esta palabra es llevada por los mensajeros de Cristo
hasta los límites del orbe, igual que el cántico de alabanza (Rom 10,18 según
Sal 19, 5). Aquí Pablo puede denominar la buena noticia del evangelio como
“palabra de Cristo” (Rom 10, 17…)» (Betz 1980III:278).
Muchas gracias por esta información tan importante y edificante, expuesta con toda la rigurosidad del caso, Dios los bendiga.
ResponderEliminarDe nada, bendiciones.
ResponderEliminarEs una verdadera bendición, muchísimas gracias.
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