Por
J.A. Torres Q.
Introducción
El concepto del “ya” y el “todavía no”, no es un concepto herético, sin embargo, solo tiene sentido “escatológico” en la jerga
amilenarista como un paradigma necesario
derivado de la idea antecedente de una “era
presente” y la “era porvenir.” Así Hoekema señala: “El reino de Dios solo
puede ser entendido a la luz de esta tensión siendo una realidad presente y a
la vez futura.” (Hoekema 2008:84).
Antes de
seguir estas líneas es bueno recordar cuál es la perspectiva general del
amilenarismo respecto el reino y lo que es el “amilenarismo”.
Una buena definición aun reconocida por los
teólogos amilenaristas, es la del premilenarista John Walvoord.
Amilenarismo: “Su
carácter más general es el de la negación de un reino de Cristo literal sobre
la tierra. Se considera a Satanás atado en la primera venida de Cristo. La
presente era entre la primera y segunda venida es el cumplimiento del
milenio. Sus adeptos están divididos en cuanto a si el milenio se está
cumpliendo ahora sobre la tierra (Agustín) o si está siendo cumplido por los
santos en el cielo (Kliefoth). Estaría resumido en la idea de que no habrá
más milenio del que hay ahora, y que el estado eterno se inicia
inmediatamente después de la segunda venida.” (Walvoord en Benware
2010:115).
|
Ahora bien, si
usted observa nuevamente la definición de amilenarismo anterior comprendiendo sus
implicancias, podrá constatar que la creencia amilenarista es una negación
de cabo a rabo. Nótese bien:
Se niega un reino de Cristo literal sobre la tierra, y de allí
Se niega una tribulación de siete años
Se niega un arrebatamiento pretribucional
|
Por lo anterior nuevamente
recalcamos que, no podremos comprender del todo al amilenarismo, si no tenemos
presente el pivote sobre el cual gira toda la interpretación escatológica de
esta escuela. Téngase nuevamente presente entonces, el siguiente paradigma hermenéutico en el que
descansa no solamente el “ya”, pero “todavía no”, sino que además, todo el sistema
amilenarista “hermenéutico” en sí. En
palabras[1] del teólogo
amilenarista Kim
Riddlebarger, supuestamente:
“…los escritores del Nuevo Testamento
espiritualizan las profecías del Antiguo Testamento aplicándolas en un
sentido no literal…”
|
Es por este paradigma intrínseco de la hermenéutica reformada que tanto Hoekema como Riddlebarger,
Berkhof, Grau y cualquier otro amilenarista, cree sinceramente que todo lo
referente a las profecías escatológicas veterotestamentarias se deben
“espiritualizar”, así, el “ya”, pero todavía “no”, es parte de toda esta
estructura que el laico amilenarista evoca feliz y orgulloso, y esto, aunque aun esto surja y se encause a través de una interpretación
espiritualizada de las profecías. Es evidente que algo sucede en el pensamiento
amilenarista al llegar al Nuevo Testamento, algo inconsistente, algo que dentro de dicho esquema tiene más peso que una hermenéutica coherente pues, ¿por qué este rebote
hermenéutico que arbitrariamente reinterpreta no solo enseñanzas tan claras del AT como del NT atropellando con ello incluso libros enteros como el Apocalipsis?
Puede que el catecúmeno amilenarista aun no se percate de estas inconsistencias, sin embargo aun para los amilenaristas convencidos profecías como Isaías 65:17-25 sigue siendo un pasaje que reclama justicia debido a los variados matices alegóricos que la hermeneutica amilenial ha generado con este cuando en términos proféticos teológicos, es una de las profecías del AT más claras
y descriptivas acerca del reino mesiánico terrenal que de hecho Juan de acuerdo a la revelación progresiva señala es el reino del mil años de Cristo (Apo. 20). Sin duda esta profecía dicho sea de paso, presenta un
problema continuo no menor para la hermenéutica amilenarista de las dos etapas que incluye de facto una negación de un estado intermedio
entre la segunda venida y el estado eterno, el reino terrenal del Señor Jesús.
“17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos
y nueva tierra; y de lo primero no
habrá memoria, ni más vendrá al
pensamiento. 18 Mas os gozaréis
y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén
alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de
lloro, ni voz de clamor. 20 No habrá más allí niño que muera de pocos
días, ni viejo que sus días no
cumpla; porque el niño morirá de cien
años, y el pecador de cien años será
maldito. 21 Edificarán
casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto
de ellas. 22 No edificarán para
que otro habite, ni plantarán para que
otro coma; porque según los días de
los árboles serán los días de mi pueblo,
y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de
Jehová, y sus descendientes con ellos.
24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25 El lobo y el cordero serán apacentados
juntos, y el león comerá paja como el
buey; y el polvo será el alimento de
la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.” (Isa. 65:17-25 RV60).
|
Nótese entonces y, a manera de resumen, lo que enseña llanamente el
profeta Isaías en concordancia con toda la perspectiva veterotestamentaria del
reino mesiánico terrenal al respecto. Primero, es Dios mismo el garante de este escenario
terrenal, claramente el texto lo señala con la cláusula autoritativa veterotestamentaria acostumbrada: “… así dijo Jehová el Señor”
(Isa 65:13 cf. [65:1, 6, 8, 13,17*]). Segundo, Dios añade a
través del profeta: “Yo, crearé nuevos cielos y nueva tierra”, y,
“nuevos cielos”, y “nueva tierra” (65:17) son locutivamente: nuevos cielos y nueva tierra de la misma manera que Pedro lo entendió junto a los
creyentes de la iglesia primitiva que esperaban según éstas promesas “…cielos
nuevos y tierra nueva”, en los
cuales, morará la justicia (2 Ped. 3:13). Tercero, dicho escenario terrenal, está determinado en su propósito pactual, para la alegría y gozo de Jerusalén: el pueblo de Dios
(65:18). Cuarto, no habrá en dicho estado, muertes prematuras, infanticidio o
muertes a temprana edad incluyendo aquí, a los ancianos. Básicamente, habrá
plenitud y larga vejez a lo menos, hasta los cien años (Isa. 65:20). Quinto,
los benditos de YHVH, los descendientes de este linaje, edificarán sus casas y
morarán en ellas con gran tranquilidad, paz, productividad y estabilidad.
Además, entre otras bendiciones, Dios les responderá en el acto cuando clamen
(65:21-24). Sexto, “el lobo y el cordero” apacentarán juntos, así también el “león” y el “buey”, (65:25). Dicho de otro modo, será una era terrenal holística de paz y armonía sin
parangón alguno en la historia de la humanidad. Sin embargo, y como ya mencionamos, todo esto
representa un problema para la idea amilenarista, esto es, no encaja en el
modelo de las dos era, y claramente quita consistencia al “ya”, pero “todavía no”.
Entonces, ¿qué han hecho los teólogos amilenaristas al respeto? Note nuevamente
la premisa amilenarista aquí, que literalmente, y, mire por donde se mire, reemplaza el
“así dijo Jehová el Señor”, por el así dice la hermenéutica
amilenarista. Los énfasis son nuestros.
“Considero que una interpretación alegórica de este
pasaje no solamente se ajusta bien al resto de la Escritura sino que nos
brinda un mejor entendimiento de las
palabras del profeta, especialmente si mantenemos la idea de que esta es una
profecía que cubre dos etapas de la nueva creación, el reino intermediario,
antes de la venida de Cristo y el reino eterno que se ha de manifestar
después de su venida.”[2]
(Jorge L. Trujillo).
|
«…los versículos 17-20 de Isaías 65
están compuestos de
dos poemas. El primero es un poema de la nueva creación
(v. 17-18b), el segundo es un poema sobre la ciudad y su pueblo (v.
18c-20). Como Motger nos dice: "Todo este pasaje de Isaías usa los
aspectos de la vida presente para crear impresiones de la vida que aún está
por venir [Estado eterno] […] Cosas
que no tenemos una capacidad real para entender sólo se pueden expresar a
través de cosas que sabemos y experimentamos. "(Motyer, La
profecía de Isaías, 530). En otras palabras, las metáforas se utilizan para cosas que no podemos, ni Isaías pudo comprender completamente. La
estructura poética ciertamente apunta en esa dirección.»[3] (Kim Riddlebarger)
|
«Esto
no puede estar hablando del cielo, ni de un tiempo después del fin del mundo;
porque en estos “nuevo cielo y nueva tierra” todavía hay muerte
(a muy avanzada edad – “los días de los árboles“), la gente construye,
planta, trabaja, y tiene hijos. Podríamos pasarnos el resto de este capítulo
examinando las implicaciones de este pasaje de Isaías, pero lo
único que quiero subrayar aquí es que es claramente una declaración para
esta era, antes del fin del mundo, y muestra lo
que pueden esperar las futuras generaciones a medida que el evangelio penetra
en el mundo, restaura la tierra a la condición de paraíso, y hace fructificar
las metas del reino. Isaías está describiendo las bendiciones de
Deuteronomio 28 en lo que es probablemente el mayor logro terrenal. Por eso, cuando Juan
nos dice que vio “un cielo nuevo y una nueva tierra”, debemos reconocer que
el significado principal de esa frase es simbólico, y tiene que ver con las
bendiciones de la salvación.»[4] (Carlos Alberto Paz)
|
Como usted lee, se trata de una alegoría, de simplemente un par de poemas, incluso, de metáforas o incluso, de un lenguaje simplemente simbólico. Pero, y antes de notar las últimas líneas de esta primera parte,
¿cómo interpreta Hoekema este pasaje? Hoekema no siempre enuncia sus ideas de
manera clara, a veces —de acuerdo a lo que hemos notado— sobrevuela algunos aspectos relativos a la
hermenéutica amilenarista, dando
respuesta por cierto, concretas, pero sin mayores explicaciones. Ahora, y aunque sí,
habla de este pasaje en el libro, para poder comprender bien lo que ha escrito, debemos seguir con atención el hilo de sus comentarios, porque al
parecer, deja ver en algunas líneas un aparente acuerdo con la idea de una reino terrenal. Sin embargo, no, no es así.
Note entonces cómo
Hoekema —como los autores amilenarista citados
anteriormente— literalmente usa del malabarismo propio de este sistema en el
pasaje, para darnos otra ingeniosa
interpretación amilenarista al respecto.
“La tierra ha
sido, además, involucrada en los males que el pecado ha ocasionado. Existe
una interrelación entre la naturaleza y la vida moral del hombre; por tanto,
la tierra ha de compartir también la redención final de Dios. Esta esperanza futura respecto a la
tierra se refleja también en Isaías 65:17: Porque he aquí que yo crearé
nuevos cielos y nueva tierra, y de 10 primero no habrá memoria, ni más vendrá
al pensamiento (cf. 66:22)… (Hoekema 2008:23).
…Isaías 65:17-25 asimismo debe ser entendido como una
descripción del estado final de los redimidos; nótense
particularmente las palabras del versículo 17: "Porque he aquí que yo
crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria ni más
vendrá al pensamiento”. (pág. 204)
…Debemos admitir que éste es un
texto muy difícil de interpretar. ¿Nos está diciendo aquí Isaías que habrá
muerte sobre la nueva tierra? Opino que este no puede ser el significado, a la luz de
lo que se ha dicho en el versículo 19: "Nunca más se oirán en ella [en
la Jerusalén que se describe] voz de lloro ni voz de clamor". ¿Puede uno
imaginarse una muerte no acompañada de lloros? Es significativo que en 25:8,
Isaías predice con toda claridad que no habrá muerte para el pueblo de Dios
en el estado final,
vinculando esta predicción con la promesa de que no habrá más lágrimas:
“Destruirá [el Señor de los ejércitos] a la muerte para siempre; y enjugará
el Señor toda lágrima de todos los rostros”: A la luz de lo antedicho, llego a la
conclusión que en 25:20, Isaías está describiendo en lenguaje figurativo el hecho de que los
habitantes de la nueva tierra vivirán vidas de una longitud incalculable. Las
primeras dos cláusulas del versículo nos dicen que sobre esta tierra nueva no
habrá mortandad infantil, y que la gente anciana no morirá antes de haber
completado las tareas de su vida (en otras palabras, no serán quitados
prematuramente, como sucede con frecuencia en la tierra presente). A la
tercera cláusula la traducirían como lo hace la NBE, "Pues será joven el
que muera a los cien años"... Dado que la palabra traducida pecador en
la última cláusula significa alguien que ha errado al blanco, nuevamente preferiría la lectura
de la NBE "y el que no los alcance se tendrá por maldito". No se
sugiere aquí que habrá sobre la tierra quien no llegue a los cien años. A
favor de esta interpretación del versículo 20 están las palabras del
versículo 22: "Porque los años de mi pueblo serán los de un árbol, y mis
elegidos podrán gastar lo que sus manos fabriquen" NBE. Este pasaje, por lo tanto, no
requiere ser interpretado como una descripción del milenio, sino
que tiene buen sentido cuando lo entendemos como un retrato inspirado de la
nueva tierra por venir [Estado eterno]. El versículo 25 indica que no habrá
violencia sobre esa nueva tierra: "No afligirán, ni harán mal en todo mi
santo monte, dijo Jehová".» (Hoekema 2008:230-231).
|
Así es, sin anestesia hermenéutica, se trata del estado eterno. No hay por lo tanto un reino mesiánico terrenal previo al estado eterno. Al observar
todas estas interpretaciones de Isaías 65:17-25 uno no puede dejar de
sorprenderse, —quizás a esta altura ya no tanto— no solo respecto el crisol malabérico de
los teólogos reformados a la hora de interpretar lo que Dios a través del
profeta determinó tan llanamente. Dicho de otro modo, Dios dijo, pero el
amilenarismo alegoriza, espiritualiza, poemitiza, metaforiza o simplemente reinterpreta según lo requiera y exija la
estructura. Por todo lo anterior, es casi irrisorio tomar en serio estas interpretaciones y aun, la excusa amilenial de "creemos sinceramente no es literal" sin ver que en el fondo el sacrificio de la hermenéutica está por encima de la misma hermenéutica, en obediencia a una cuestión simplemente de ad antiquitatem agustiniano.
Primera parte
Entendiendo el
“ya y el todavía no”
Ahora,
para entender este concepto y de hecho, su necesidad en la hermenéutica
amilenarista, debemos comprender que la idea del
“ya” y el “todavía no”, tiene que ver con el “ya” y el “todavía no” del reino. Pero,
desde la perspectiva del “reino” amilenarista. Así, el aparentemente inocuo “ya” y “todavía no”, es no solo una
frase popular amilenial, forma parte integral del cancionero escatológico reformado, en palabras de Hoekema:
«…lo que caracteriza específicamente
a la escatología del Nuevo Testamento es una tensión subyacente entre el “ya”
y el “todavía no.” […] El Reino de Dios sólo puede ser comprendido a la luz de
esta tensión… […] “La verdad es que es imposible entender la escatología del
Nuevo Testamento fuera de esta tensión. La tensión entre el “ya” y el todavía
no.” […] Al contrario de lo que algunos opinan, esta tensión entre el “ya” y
el “todavía no” se encuentra también en el libro de Apocalipsis…» (Hoekema
2008:84s).
|
Claramente el “ya”, pero “todavía
no”, es no solo necesario para la hermenéutica amilenarista, llega a ser una
camisa de fuerza hermenéutica para el novato amilenarista. Pero, ¿es realmente
un concepto “bíblico”, un concepto teológico escritural? Respondemos:
mayormente es un concepto espiritualizado que responde justamente, a una secuencia
espiritualizada interpretativa de la
profecía. Así, el “ya” puede ser sin duda compartido por otras escuelas
escatológicas como el posmilerarismo y también, el premilenarismo, sí, pero, el
“todavía no”, claramente es perentorio para sostener toda la idea y
esperanza amilenarista. En efecto, la
esperanza de esta escuela no es esperar de los cielos a su Hijo, a Jesús, quien
nos libra de la ira venidera escatológica (1 Tes. 1:10; 5:4, 9,23; 2 Tes. 1:6-12; 1 Ped.
1:5; 2 Ped. 3:1-11; Tit. 2:13; Apo. 1:7-8; 3:10; 6-18), para estar siempre con
el Señor (1 Tes. 2:19; 4:17), que de acuerdo a la esperanza
de la iglesia novotestamentaria (1 Tes. 4:18;5:8) es ser arrebatados por el mismo Señor e ir con él al cielo
(Col. 1:15; 1 Ped. 1:3s; Heb. 11:13-16; 2 Ped. 3:10-13) mientras sus juicios profetizados desde el AT (yon YHVH) y detallados llanamente en el NT (Apo. 6-19), son llevados a cabo en la tierra de acuerdo a Su plan eterno.
Sin embargo, mientras el NT deja ver claramente esta esperanza, la esperanza en el esquema
amilenarista es el salto directo al “estado eterno” posterior a la
segunda venida. Ahora, y por todo lo anterior nuevamente preguntamos: ¿es
realmente el concepto escatológico de dos etapas realmente un concepto
escatológico novotestamentario? ¿Es el
“ya”, “pero todavía no”, un concepto
teológico transversal al cristianismo protestante o solamente es otro paradigma
derivado de la espiritualización hermenéutica amilenarista? Ya hemos mencionado algo acerca de la idea de
dos etapas (la era presente, la era porvenir); pero, con respecto a la segunda
pregunta debemos decir claramente que sí, el “ya”,
“pero todavía no”, es eso, y reiteramos: otro paradigma derivado de
la espiritualización hermenéutica amilenarista. Pero, ¿qué implica? Como ya
hemos observado, este paradigma es claramente necesario para el esquema
amilenarista, de tal manera que incluye —según Hoekema— seis aspectos que se
derivan de ello. A saber:
1.
Caracteriza
lo que comúnmente denominamos las “señales de los tiempos.”
2. Que la iglesia se encuentra en esta tensión.
3. Que es un
aliciente para la una vida cristiana responsable.
4. Que es una imagen que tenemos de nosotros mismos deberá reflejar esta tensión.
5.
Que esta
tensión nos ayuda a comprender el papel del sufrimiento en la vida de los
creyentes.
6.
Y que nuestra
actitud hacia la cultura está relacionada con esta tensión.
Ahora
bien, si el concepto que estamos analizando es relevante para la escatología amilenial,
¿en qué grado lo son estas conclusiones que Hoekema presenta aquí? Pues bien,
para no ser demasiados extensos, analizaremos lo que nos queda en un
próximo artículo. Mientras tanto, no olvide el paradigma que hace de toda la perspectiva escatológica amilenarista lo que es: la espiritualización de la profecía, uno de los puntos más débiles y cuestionables de esta escuela.
Bibliografía
Gromacki, Robert 2018. El Espíritu Santo y La Escatología.
Internet URL:
Hoekema A. Anthony 2008. La
Biblia y el Futuro. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Wuori
Scott 2016. Conceptos del Amilenialismo: el ya y el todavía no. Internet
URL: https://www.youtube.com/watch?v=N3-JTYR2jc0
[1] La cita en su
contexto es como sigue: “Si los escritores del Nuevo Testamento
espiritualizan las profecías del Antiguo Testamento aplicándolas en un sentido
no literal, entonces el pasaje del Antiguo Testamento debe ser visto a la
luz de esa interpretación del Nuevo Testamento, no viceversa.” (en “A Case
for Amillennialism”, 2003).
[3] “Isaías 65:17-25 uma pedra no
sapato do pré e pós-milenismo”. Internet URL:
[consultado el 27.09.2018].
No hay comentarios:
Publicar un comentario