Por
J.A. Torres Q.
Introducción
La idea que Hoekema
trata en este capítulo, es anunciado al principio del mismo, se trata del
“papel desempeñado por El Espíritu Santo en la escatología.” (pág. 70). Al
igual que en otros capítulos, Hoekema señala que tal tópico no ha sido
apreciado debidamente, así, aborda este tópico bajo dos secciones, primero, va
a explayarse primeramente respecto el papel que el Espíritu desempeña en la
escatología general. Para después examinar el papel escatológico del Espíritu
en relación con ciertos conceptos bíblicos específicos (pág. 74).
Ahora bien, no hay que olvidar, y esto hay que recalcar, que antes de
analizar este capítulo —como todos los demás—
no se debe perder de vista el
paradigma hermenéutico amilenial. Así, en este libro uno puede observar no solo
los argumentos esgrimidos de Hoekema respecto su perspectiva escatológica, sus
silencios también son en este sentido bastante decidores al respecto. Así, lo
que se menciona llanamente en el AT como una realidad profetizada que espera un
cumplimiento literal, en la hermenéutica amilenarista es reinterpretada (G. E. Ladd), redefinida (N.T. Wright) y sin duda también, espiritualizada (Berkhof, Riddlebarger). En consecuencia, ¿no
debiéramos espera una explicación aquí de las razones de esta espiritualización
tomando justamente, al Espíritu Santo como quien toma la profecía del AT y la
espiritualiza en el NT en boca de los apóstoles? Por supuesto, si el Espíritu
Santo fue quien inspiró a los autores de las Escrituras, dicha “espiritualización”
debiera observarse con claridad en el NT, no obstante, y por el contrario, lo
que se observa es que tal práctica solo surge de manera habitual, en los teólogos
amilenaristas. Note nuevamente el comentario de Hendriksen a la pregunta de los
judíos, “… ¿restaurarás el reino a
Israel en este tiempo?” (Hec. 1:6). Comenta
Hendriksen: “…a la luz de la respuesta de Jesús es posible e incluso
plausible dar una interpretación espiritual a la pregunta de los apóstoles”
(Hendriksen 2007:55). De
esta misma manera, Satanás hoy, —de acuerdo a la escatología amilenarista— está
atado, y el mismo Hendriksen señala sin titubeos que “…un perro atado firmemente con una cadena
larga y fuerte puede hacer mucho daño dentro del círculo de su prisión.” (Hendriksen
2005:195).
Ahora bien, antes
de observar las debilidades que exhibe Hoekema en
este capítulo, sin duda también como en todos los demás, expresa ideas
correctas, a lo menos aquí, notamos las siguientes:
1.
“En Hechos 1:5
Jesús aclara que la expresión “ser bautizado con el Espíritu” se refiere a un
hecho que está a punto de ocurrir “Juan ciertamente bautizó con agua, mas
vosotros seréis bautizado con el Espíritu Santo en no muchos días”. Ese hecho
como vemos en Hechos 2 era el derramamiento del Espíritu Santo que sucedió el
día de Pentecostés un acontecimiento que tenía gran significado escatológico”
(Pág. 72).
2.
“Pablo
visualiza al Espíritu principalmente como el don escatológico, el revelador
de la nueva era,
según la profecía veterotestamentario” (pág. 73).
3.
«Para Pablo,
por consiguiente, recibir el Espíritu significa que uno se ha transformado en
participe de un nuevo modo de existir asociado con la era futura, y que goza
ya de “los poderes
de la era por venir”» (pág. 73).
4.
“Para Pablo la
era del Espíritu (desde pentecostés hasta la parusía) es algo así como una
era interina. Durante esta era, los creyentes ya tienen las bendiciones de la
era futura, pero
no todavía en su plenitud” (pág. 74).
|
Análisis y observaciones de la primera parte (pág. 70-74).
Relativo al primer punto
Al igual que en otros
capítulos[1],
Hoekema señala que el tópico no ha sido apreciado debidamente, sin embargo,
tampoco notamos que él sea rigoroso aquí. La primera parte de este capítulo
entonces, se trata del “papel desempeñado por El Espíritu Santo en la
escatología.” El primer punto de Hoekema se describe como: (1) El
Espíritu Santo, se dice, preparará el camino para la irrupción de la era
escatológica final por medio de determinadas señales proféticas (pág. 70).
En términos generales, creemos que este primer concepto es correcto.
Así, Hoekema dando —por cierto— un solo ejemplo, señala que Joel predijo el
derramamiento del Espíritu para “después de esto…” (cf. Jl. 2:28), lo
que para Pedro fueron los “postreros días” (Hec. 2:17). Para Hoekema el
significado que Pedro dio a este evento (el derramamiento del Espíritu [Hec.
2:17-36]) indicaba que tal acontecimiento señalaba el advenimiento de los últimos días (pág. 71). Hasta
aquí, notamos que la primera idea de Hoekema, es relativamente clara. Sin embargo, notemos algunas
observaciones tocantes esta primera idea.
Si bien es cierto podemos comprender que Hoekema se quiere remitir solo al
“papel desempeñado por El Espíritu Santo en la escatología”, omite en las citas que ha mencionado,
referencias propias de la profecía relacionada justamente, a la obra del
Espíritu Santo. Ahora, como sabemos el paradigma amilenarista es
“reinterpretar” el AT, no siempre se sabe teniendo un libro de escatología amilenarista qué parte de la profecía es reinterpretada y cual no lo es, todo va a depender del autor que tengamos al
frente. Aquí notamos que Hoekema usa parte del oráculo de Joel, y lo usa en
sentido literal, pero, de esta misma manera notamos —como ya señalamos— que es
selectivo en su evocación de tal profecía, señalando incluso, que tal profecía
ya se ha cumplido sin hacer una distinción respecto los aspectos apocalípticos de
dicha profecía, note por ejemplo su escueto comentario relativo a Hechos 2 en la página 72.
¿A qué nos
referimos, a dónde estamos apuntando? Primero, el “papel desempeñado por El
Espíritu Santo en la escatología” no solo tiene que ver con lo que él hará,
sino con lo que él ha dicho por medio de las Escrituras, en efecto, él dirigió
no solo a los autores humanos de las Escrituras a escribir lo que leemos, sino que también dirigió a los
apóstoles a citar una y otra vez el AT y las profecías relativas a los eventos
escatológicos futuros. Así, no podemos destacar justamente, el énfasis del
Espíritu Santo en Joel, que en el libro es el “Día de YHVH” (cf. Jl. 1:15; 2:1, 2, 3, 6, 10,11; 30-31; 3:14). Ahora,
como es propio de los profetas y en el caso de Joel, no solo
se trata del “Día de YHVH”; el mensaje histórico para Israel en la época del
reino dividido tiene que ver con una gran y severa sequía relacionada a una
invasión de langostas, lo cual el profeta consideró como juicios
divinos por los pecados del pueblo. Así, este mismo ataque literal de langostas
en días de Joás, es de algún modo para el profeta, un destello real de lo que
será el juicio divino en el futuro escatológico, los acontecimientos bélicos y apocalípticos del día de YHVH. Sin duda el Espíritu Santo
tiene una participación evidente en los días que menciona Joel, los que en
parte vieron su cumplimiento parcial en pentecostés; sin embargo, dichos
eventos son "parte" de todo el escenario revelado por Joel y aun aludidos
literalmente por Pedro, no una parte aislada de dichos acontecimientos.
“…después
de esto” (Jl. 2:28) entonces, tiene un antecedente, el día terrible de YHVH
(Jl. 1:15; 2:2:1-2; 10-11), lo que es para
Mateo y Marcos la tribulación (Mt. 24:29; Mr. 13:24; cf. [Lc.
21:7-28]). Pedro entonces, y al citar a Joel (Hec. 2:17) estaba sin duda
interpretando el fenómeno de pentecostés como un cumplimiento de la profecía de
Joel, pero, como un cumplimiento parcial de dicha profecía. En efecto, al notar los
versículos 17 al 18 de Hechos capítulo
dos, notamos que sí, lo que Pedro observó tal
día sin duda fue el derramamiento del Espíritu sobre toda carne, no
obstante, lo que Pedro leyó desde los versículos 19 hasta el 21, sin duda no se
cumplió en pentecostés. Sin duda Pedro fue dirigido por el mismo Espíritu
Santo, y, dirigiéndose a los varones israelitas que conocían la profecía de
Joel, estaba comunicándoles a ellos que Dios ya había iniciado su plan escatológico en concordancia con todos los eventos profetizados
relativos al día de YHVH. En este sentido Hoekema tiene razón cuando señala que
este derramamiento señaló el advenimiento de los últimos días, pero, parte de
los últimos días, no solo fue el derramamiento del Espíritu Santo como
tampoco los prodigios posteriores en el
cielo, las señales en la tierra, la sangre y fuego y el vapor de humo con el
oscurecimiento del Sol y la luna en sangre como eventos preliminares a la
venida del Día de YHVH, de acuerdo a Joel, el plan escatológico final revelado
por el Espíritu Santo a Joel, incluye
también para estos postreros días:
1.
La salvación de los
(judíos) que invoquen su nombre aquel día (Jl. 2:31-32)
2.
La salvación del
remanente que Dios llamará (Jl. 2:32)
3.
La restauración
de Sion y Jerusalén (Jl. 3:17)
4.
La restauración
agronómica y civil de la tierra de Judá (Jl. 3:18,20)
5.
La destrucción de
“Egipto” y “Edom” (Jl. 3:19)
|
El papel del
Espíritu Santo en la escatología entonces, no es una cuestión aislada o puntual.
El derramamiento del Espíritu Santo es parte de todo un proceso de restauración
para Israel que comenzó en pentecostés, pero que tendrá su culminación el día
de YHVH sobre los moradores de Jerusalén, sobre el cual Dios derramará espíritu
de gracia y oración, evento que anticipará el reencuentro de los hijos de
Israel con su mesías entronado en poder y gloria (cf. Zac. 12:10). Nótese el
siguiente recuadro que deja ver que lo anterior, es una cuestión transversal en
la profecía del AT. Solo algunos ejemplos.
Profeta
|
Destinatarios
|
Situación
espiritual
(histórica)
|
Juicio
divino
I
Venida
El
día de YHVH
|
Restauración
Civil,
política y espiritual
|
Isaías
|
Judá
y Jerusalén
|
2:5-9
|
2:10-21
|
4:1-6
|
9:6
|
9:7
|
|||
24:14-16
|
24:18-23
|
25:1-8
|
||
61:1-2a
|
61:2b-11
|
|||
Jeremías
|
30:10-16
|
30:17-24;
31:1-10
|
||
Ezequiel
|
33:10-34:1-10
|
34:10ss
|
34:20-31
|
|
36:16-23
|
36:24-38
|
|||
Daniel
|
9:20
|
9:24a
|
9:24b
|
|
Ose.
|
Anmi
y Ruhama (Israel)
|
1:1-11;2:1
|
2:1-13
|
2:14-23
|
Jl.
|
Israel
|
1:13-14;2:12-13
|
2:1-11;
28-32; 3:1s
|
3:15-21
|
Amo.
|
3:1-6s;
4:1-13
|
3:11;
4:18;8:1-14;9:1-10
|
9:11-15
|
|
Ab.
|
Edom
|
1:15
|
1:17-21
|
|
Miq.
|
Samaria
y Jerusalén
|
1:1-16
|
2:1-5;
5:2-3;4-6
|
4:1-8;5:7-15;
7:11-20
|
Hab.
|
2:1-20
|
2:8-16
|
2:17-19
|
|
Sof.
|
Judá
, Jerusalén
|
1:1-6
|
1:7-18;2:1-2
|
3:11-20
|
Zac.
|
Judíos
del 1° regreso
|
1:1-6
|
3:7-10;9:9-10;12:1-14
|
2:10-13;8:18-23;14:1-21
|
Mal.
|
Israel
|
1-2:1-17
|
3:1-6;4:1-6
|
3:16-18;4:2-3
|
Relativo al segundo punto
El segundo punto que
menciona Hoekema como el papel del Espíritu Santo en la escatología general, tiene
que ver con dos cuestiones (pág. 71).
1.
…que el
Espíritu reposará sobre el redentor venidero quien le equipará con los dones
necesarios.
2.
…que el
Espíritu estará activo de un modo permanente y
significativo en la vida del Mesías.
|
Sí, si nos remitimos a lo que Hoekema quiere que veamos, son correctas
estas afirmaciones. No obstante, y, a pesar que este capítulo se ciñe al
“Espíritu Santo en la escatología”, Hoekema sigue siendo poco riguroso, pues como ya
hemos aludido, la obra del Espíritu Santo en la escatología no se remite a
actos aislados, sino que forman parte de todo un plan divino en el que no solo
se incluyen aspectos mesiánicos relativos a la primera venida, sino que
también, aspectos de la segunda venida relacionados con el propósito por el
cual él es justamente, el Mesías.
Hoekema entonces y para afirmar sus puntos aquí, cita las siguientes
citas sin hacer muchas declaraciones para pasar el punto (3) (pág. 71).
Isa 11:1-2 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2 Y reposará sobre él el Espíritu de
Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de
poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová.
|
Isa 61:1-2 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre
mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a
los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar
libertad a los cautivos, y a los
presos apertura de la cárcel; 2
a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;
|
La explicación de Hoekema, citando estos dos pasajes es como sigue: “Pareciera
en base a estos pasajes que el Espíritu Santo estará activo de un modo
permanente y significativo en la vida del Mesías. La actividad del Espíritu en
el Mesías y a través de él será, por lo tanto, un rasgo privativo de la nueva
era anunciada por los profetas.” (pág. 71). Ahora, ¿a qué se refiere Hoekema
con la nueva era? Suponemos que se trata de la eternidad. De la era por venir
que, por supuesto, no es en la perspectiva amilenarista una era milenial terrenal. Por otro lado, ¿cuál es el
objetivo de este equipamiento según Hoekema? Lamentablemente estas preguntas
surgen naturalmente de una lectura normal de la página 71 que estamos tratando,
no obstante no son respondidas aquí, de modo que para Hoekema el énfasis de
ambas alusiones tiene que ver con las dos respuestas escuetas anteriores sin
mayor desarrollo. Ahora, antes de tocar el tercer punto, Hoekema
explica el punto dos con un “Pareciera…” (pág. 71) lo que también nos recuerda la inseguridad[2]
amilenarista en Hendriksen. Aunque por cierto, en esta misma página (71) alude a Isa.
42:1 paradógicamente sin mayores explicaciones, la cual es una cita escatológicamente relevante
que subraya el aspecto geopolítico del reino futuro que Hoekema aquí solo alude y casi
de manera furtiva: “He aquí mi siervo,
yo le sostendré; mi
escogido, en quien mi alma tiene
contentamiento; he puesto sobre él mi
Espíritu; él traerá justicia a las
naciones.” (Isa. 42:1).
Ahora bien, al
observar las citas anteriores que Hoekema usa (abajo: en recuadro plomo), pero, en su contexto, podemos notar que el
Espíritu Santo en la profecía es parte de un proceso escatológico acabado que
por cierto, Hoekema tampoco menciona. Nótese
el siguiente primer recuadro.
Isa 11:1-2 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
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Sin
duda esta es una referencia mesiánica claro, pero, ¿con qué objeto reposará
el Espíritu Sobre Cristo? Todo el capítulo responde a esta cuestión.
|
|
2
Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de
poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová.
|
←
|
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3
Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4 sino que juzgará con justicia a los
pobres, y argüirá con equidad por los
mansos de la tierra; y herirá la
tierra con la vara de su boca, y con
el espíritu de sus labios matará al impío.
|
←
|
El texto
es claro en mencionar los propósitos del Espíritu en Cristo, su
jurisprudencia sobre los hombres. Su voz de mando, sus juicios juntos y su
justicia en sus labios. ¿Tuvo esto un cumplimiento en la primera venida de
Cristo, o apunta a otro escenario? Los siguientes versículos responden
claramente a esta pregunta.
|
5
Y será la justicia cinto de sus lomos,
y la fidelidad ceñidor de su cintura. 6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se
acostará; el becerro y el león y la
bestia doméstica andarán juntos, y un
niño los pastoreará. 7 La vaca
y la osa pacerán, sus crías se echarán
juntas; y el león como el buey comerá
paja. 8 Y el niño de pecho
jugará sobre la cueva del áspid, y el
recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo
monte; porque la tierra será llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas
cubren el mar.
|
←
|
Espiritualizar
estos versículos, no solo atenta
contra el lenguaje llano del profeta, además, el contexto mismo seria
torcido y las reiteradas referencias proféticas de esta misma índole que
notamos en el AT. Claramente la era de un reino literal, es parte de toda
esta profecía en la que Cristo es dotado por el Espíritu justamente, para
llevar a cabo no solo la regencia del reino, sino para llevar a cabo a
plenitud las características de este reino en el que la tierra será llena de
la gloria y el conocimiento de YHVH.
|
10 Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de
Isaí, la cual estará puesta por pendón
a los pueblos, será buscada por las
gentes; y su habitación será gloriosa.
|
←
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Nuevamente
el profeta menciona las glorias del reino del mesías, del reino literal en
donde él será el todo sobre todos, incluyendo en dicho reino, a los pueblos y
las gentes quienes buscarán para bendición, a la raíz de Isaí, el Señor.
|
11
Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para
recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto,
Patros, Etiopía, Elam,
Sinar y Hamat, y en las costas
del mar. 12 Y levantará pendón
a las naciones, y juntará los
desterrados de Israel, y reunirá los
esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. 13 Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán
destruidos. Efraín no tendrá envidia
de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; 14 sino que volarán sobre los hombros de los
filisteos al occidente, saquearán
también a los de oriente; Edom y Moab
les servirán, y los hijos de Amón los
obedecerán.
|
←
|
Nuevamente
el profeta como los demás, vislumbra la gloria de los hijos de Israel. La
gloria del remanente que Dios preservará para su reino. Y, cuyo pendón, será
el Señor. El escenario que presenta Isaías, sin duda es de plenitud. Un escenario donde finalmente Israel, el
pueblo de Dios podrá disfrutar no solo de una restauración espiritual sino
que por sobre todo, disfrutará de las promesas literales tocante s su
restauración política y geográfica.
|
Cada uno de
los aspectos mencionados por el profeta Isaías en relación al Mesías, parten
con la dotación del Espíritu sobre él, pero, se extiende más allá de la era mesiánica
terrenal. Lo cual sin duda podemos constatar al leer lo que sigue a
continuación en la cita que Hoekema trae a colación pero que solo cita de manera parcial. De la misma manera que esta referencia
profética escatológica, la cita de Isaías mirándola en su contexto, observa que los aspectos
escatológicos relativos al propósito de la morada del Espíritu Sobre Cristo, no
solo fueron un equipaje temporal para su primera venida, sino que incluye una
dotación que permanece en Cristo más allá de su ministerio terrenal preliminar,
pasando por ello, el día de venganza de Dios y finalmente, la época de
restauración de Israel, en donde el mismo Señor con tales prerrogativas del
Espíritu, llevará a cabo el cumplimiento total de las bendiciones incluidas en dicha profecía. Ahora, y, aunque Hoekema nos remite solo a lo que el Espíritu hace en la
“escatología”, lo anterior obviamente es parte de ello, la escatología en la que el Espíritu Santo tiene un papel relevante pues es Cristo quien
finalmente por cuya dotación llevará a cabo tales profecías. Notemos entonces,
los alcances de esta cita que Hoekema alude escuetamente.
Isa 61:1-2 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre
mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a
los abatidos, a vendar a los quebrantados
de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de
la cárcel; 2 a proclamar el año
de la buena voluntad de Jehová…
|
←
|
Esta
profecía de Isaías tuvo su cumplimiento literal con la primera venida de Cristo, siendo el
mismo Señor Jesús, quien en su primera predicación dio comienzo e inicio al
“año agradable del Señor” (cf. Lc. 4:16-20). Bien añadió el mismo Señor: “Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros.” (Lc. 4:21).
|
…y el
día de venganza del Dios nuestro; a
consolar a todos los enlutados;
|
←
|
No es
casual que en la misma lectura que Jesús dio de esta profecía (Lc. 4), haya dejado esta parte y la siguiente sin
leer. “Y”, el día de venganza no es otra cosa que el gran día de YHVH. El día
en que Dios por medio de Cristo finalmente establecerá su juicio sobre el
mundo.
|
3
a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de
ceniza, óleo de gozo en lugar de
luto, manto de alegría en lugar del espíritu
angustiado; y serán llamados árboles
de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. 4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos
primeros, y restaurarán las ciudades
arruinadas, los escombros de muchas
generaciones.
|
←
|
Este
orden en los acontecimiento profetizados por el AT es normal. La primera
venida del mesías para tratar con las consecuencias del pecado, su segunda venida para salvar
definitivamente a los escogidos, (Heb. 9:28) y la restauración del pueblo de
Israel. No a los afligidos de un nuevo
Israel (iglesia), sino a los afligidos de Sión.
|
5
Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y
vuestros viñadores. 6 Y
vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis
llamados; comeréis las riquezas de las
naciones, y con su gloria seréis
sublimes. 7 En lugar de vuestra
doble confusión y de vuestra deshonra,
os alabarán en sus heredades;
por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. 8 Porque yo Jehová soy amante del
derecho, aborrecedor del latrocinio
para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. 9 Y la descendencia de ellos será conocida
entre las naciones, y sus renuevos en
medio de los pueblos; todos los que
los vieren, reconocerán que son linaje
bendito de Jehová. 10 En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se
alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó
de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con
sus joyas. 11 Porque como la
tierra produce su renuevo, y como el
huerto hace brotar su semilla, así
Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las
naciones.
|
←
|
Toda
esta sección es una explicación y aclaración del versículo anterior. De
acuerdo al profeta, Israel, el pueblo de Dios será restaurado a su tierra y
los pueblos y naciones les servirán como nunca ha ocurrido. La plenitud del
pueblo de Dios en este escenario será de honra, de gozo, de plenitud y gozo
total para el pueblo del pacto. Un escenario donde finalmente experimentaran
la gracia de Dios de manera exuberante.
Cabe señalar que todas estas bendiciones son dadas, y prescritas por
el mismo Dios. No hay lugar aquí para reinterpretaciones o espiritualizaciones.
EL pueblo de Dios, gozará de todas estas
bendiciones porque así Dios lo ha determinado.
|
Claramente y, cuando se toman estos pasajes en sus contextos, el lector atento puede constatar que si hay un énfasis del Espíritu Santo en estas profecías, claramente incluyen una descripción clara de la primera venida de Cristo, el día de YHVH en concordancia a la segunda venida, y luego, la restauración de Israel. Restauración geopolítica y espiritual.
Ahora bien, el
tercer punto que expone aquí Hoekema, es: “(3) El Espíritu aparece como fuente
de la nueva vida futura de Israel, incluyendo tanto bendiciones materiales como
renovación ética.” (pág. 71). Puede parecer paradójico, incluso confuso leer
estas líneas. ¿Acaso Hoekema cree en una restauración geopolítica de Israel?
Cualquier amilenarista no negaría esta declaración. No obstante, no debe
sorprendernos que aun asintiendo con la
cabeza a esta explicación de Hoekema, la comprensión del amilenarista de
profecías como estas, son
“supuestamente” reinterpretadas por el NT. Generalmente, aplicadas sin
miramientos hermenéuticos a la iglesia porque justamente, la hermenéutica
amilenial es tan elástica que para sus adherentes permite tales
conclusiones. Ahora, la cita que
menciona Hoekema señala como bien escribe aquí, una nueva vida futura para
Israel, lo cual incluye bendiciones “materiales” como una renovada ética,
siendo el Espíritu el gestor de todo esto. Sin embargo, note nuevamente como
Hoekema aun citando nuevamente a Isaías, pasa por alto los alcances
escatológicos de la profecía al omitir parte de la perícopa profética que incluye los
eventos escatológicos complementarios relacionados.
Isa 44:1
Ahora pues, oye, Jacob,
siervo mío, y tú, Israel,
a quien yo escogí. 2 Así
dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará:
|
←
|
La
elección eterna de Dios respecto un pueblo, claramente se reitera aquí. Dios
escogió a la nación de Israel, pero además, tendrá de acuerdo al profeta, la
ayuda escatológica de Dios.
|
No
temas, siervo mío Jacob, y tú,
Jesurún, a quien yo escogí.
|
Isaías
escribió esta profecía aproximadamente 20 años antes de la deportación de las
tribus del norte. Sin embargo, la restauración de la nación se vislumbra como
una profecía futura en el que Dios mismo derramará sobre ellos, Su Espíritu. Por
supuesto, el profeta usa un lenguaje
figurado para esclarecer lo que Dios hará con una nación seca de Dios, y seca
de Su Espíritu.
|
|
3 Porque yo derramaré aguas sobre el
sequedal, y ríos sobre la tierra
árida; mi Espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus
renuevos;
4
y brotarán entre hierba, como
sauces junto a las riberas de las aguas.
|
←
|
|
5
Este dirá: Yo soy de Jehová; el
otro se llamará del nombre de Jacob, y
otro escribirá con su mano: A Jehová,
y se apellidará con el nombre de Israel.
|
←
|
“Este dirá”,
es una alusión al futuro terrenal glorioso de Israel. Nadie en dicho contexto
se avergonzará de ser y decir, “yo soy de YHVH”, “mi nombre es Jacob.”
|
Si seguimos
leyendo la profecía de Isaías aquí, notaremos que estas bendiciones para la
nación de Israel, se basan en la determinación de Dios (Isa. 44:24) quien formó
a Su pueblo. El Dios que desase las señales de los adivinos, y quien enloquece a los agoreros (44:25). Este
Dios, el único Dios es quien finalmente hará cumplir su promesa para con
Israel, así, Jerusalén será finalmente habitada y las ciudades de Judá serán nuevamente reconstruidas, pues, Dios la reedificará (44:26) y para esto, Dios aun usará a los reyes de la tierra como
hizo posteriormente con Ciro, quien de acuerdo al mismo Dios aquí en este pasaje: “Es
mi pastor, y cumplirá todo lo que yo
quiero, al decir a Jerusalén: Serás
edificada; y al templo: Serás fundado.”
(Isa. 44:27). ¿Dónde cabe aquí una reinterpretación espiritualizada relativa a la iglesia cuando es el mismo Dios el
garante de estas promesas para Israel? Hoekema de hecho, añade a esta cita en paréntesis, la profecía de Isaías
32:15-17 que sin duda también tiene relación al pasaje anterior, pues se habla allí,
de lo que Dios hará por medio de Su Espíritu con Su pueblo, el texto que cita sin explicación aquí también Hoekema
señala lo que ya el profeta ha dicho más de una vez:
Isa 32:15 hasta que sobre nosotros sea derramado el
Espíritu de lo alto, y el desierto se
convierta en campo fértil, y el campo fértil
sea estimado por bosque. 16 Y
habitará el juicio en el desierto, y
en el campo fértil morará la justicia. 17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
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¿Cuándo ocurrió
esto? ¿Es una referencia a Pentecostés? Claramente, y —por ello se hace importante
el contexto— estas referencias son bendiciones que ocurrirán consecutivamente a la venida de YHVH, (la segunda venida) todas como el resultado de la obra del Espíritu de Dios. Así, el desierto se convertirá en campo fértil,
y el campo fértil será propicio para la bastedad de árboles. ¿Acaso esta es una alusión a la iglesia? El versículo
16 y 17 hablan de la plenitud del "reino" divino, de la justicia, la paz y la seguridad que
habrá allí. Ahora, los versículos 18 al 20, son parte de esta profecía que por
cierto, Hoekema tampoco advierte. Nótese como el profeta Isaías considera la
obra del Espíritu Santo no solo como un aspecto puntual, sino como una obra que
se extiende hasta el mismo escenario terrenal del reino por venir.
Isa 32:18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. 19 Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida. 20 Dichosos vosotros los que sembráis junto a
todas las aguas, y dejáis libres al
buey y al asno.
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No hay manera aquí
que “Y mi pueblo habitará en morada de paz” se refiera a la iglesia. Los textos aludidos son tan claros que no
requieren de una explicación mayor. Sin
duda el Espíritu Santo tiene un papel preponderante en la escatología, lo cual —como
señalamos— no se remite solo, a un derramamiento
pentecostal, ni escatológico final (Zac. 12). Además
y, como nota Robert Gromacki, —lo
cual no menciona hasta aquí, Hoekema— es la labor del Espíritu Santo también, y relativo a cuestiones escatológicas,
la restricción del mal, fue Pablo quien escribió a los tesalonicenses: "Y vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes. 2:6-8). Bien señala Gromacki, alguien o algo están
restringiendo la revelación de este futuro líder satánico quien se opone al presente a Dios, cuyo ministerio de iniquidad está hoy claramente activo como lo enseña el NT (cf. Efe. 2:2 "...el príncipe de este mundo"; 1 Jn. 5:19 "...el mundo entero está bajo el maligno" ; 2 Cor. 4:4 "...el dios de este siglo"). Bien añade Gromacki, él o
ella deben ser más poderosos que el Anticristo o Satanás. Y sin duda alguna: “El
único más poderoso es Dios” (cf. Gén. 6:3). No obstante, Williams
Hendriksen —otro pensador amilenarista— considera que quien detiene finalmente el
mal descrito por Pablo en tesalonicenses, es “…el poder del bien [en el] ordenado
gobierno humano” (Hendriksen 2000:209). Lo cual sin duda, no
tiene ningún peso teológico.
Pero también, otra
obra del Espíritu Santo relativa a la escatología, es su ministerio en lo que
el NT denomina, la época de la tribulación, que, para el amilenarismo no está
en un futuro escatológico, sino, en esta era actual. Sin embargo, el NT nos dice
otra cosa. Así, y como comenta Gromacki, en
el Discurso del Monte de los Olivos, Cristo describió lo que sucedería en el
período de siete años justo antes de su regreso a la tierra (Mt. 24:24). En la parábola de las ovejas y los
cabritos, las ovejas representan a los gentiles salvos de la Tribulación que
mostrarán bondad a los judíos perseguidos (25:31-46). Los israelíes modernos
los llamarían “los gentiles justos”. En la parábola de las vírgenes, las cinco
vírgenes sabias simbolizan a los judíos salvos que estarán listos para recibir a Cristo que retorna (25:1-13). Además, en
las visiones de Juan registradas en el libro de Apocalipsis, vio 144,000
siervos sellados de Dios de las 12 tribus de Israel (Apo. 7:4-8).
A través del ministerio del Espíritu, Dios salvará a estos judíos en el período
de la Tribulación. Juan también vio “una gran multitud, que nadie podía
contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del
trono y delante del Cordero” (Apo. 7:9). Esta profecía juanina incluye tanto a judíos
como a gentiles. Son los salvados que “que vienen de la gran tribulación, y
han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”
(7:14). Se suma a esto, el poder de los dos
testigos en su ministerio de 3½ años de acuerdo a Apocalipsis 11:3-12.
¿Quién los dotará de poder? Juan responde: “Pero después de tres días y
medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.”
(Apo. 11:11). Finalmente el
ministerio del Espíritu Santo en la escatología —como ya hemos aludido— será preparar también al pueblo de
Israel quien
finalmente invocará el
nombre del Señor y será salvo (Jl. 2:32, Zac.
13:9), liberado cuando vean a Cristo regresar a la tierra (Rom. 11:26). Y así exclamarán: “¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor!” (Mt. 23:39).
Sin duda Hoekema
menciona correctamente otros aspectos relativos al papel del Espíritu Santo que
el premilenarismo naturalmente también adscribe, como: la filiación de los creyentes
con Cristo en su estado presente y futuro (Gál. 4:4-5; Rom. 8:14s) (pág. 74ss), la adopción y heredad futura
que tenemos en Cristo (1 Cor. 6:9; Gál. 5:21; Efe. 1:14; Col. 3:24; Tit. 3:7),
el concepto de la primicias y sello como una garantía de bendiciones escatológicas
(1 Cor. 15:29,23; 2 Cor. 1:22; Rom. 8:23; Efe. 1:13s), la resurrección del
cuerpo (Rom. 8:11; 1 Cor. 15:42s) y la vida en el Espíritu hoy (kata pneuma
hagiosynes). No obstante, y cabe destacar que, estas
bendiciones dadas a los escogidos por medio del Espíritu Santo no solamente están
sugeridas en la teología bajo el tópico escatológico, también se incluyen bajo el
estudio de la “Doctrina del Espíritu Santo”.
Ahora bien, si
bien es cierto Hoekema no es superficial
en tratar el tópico que expone en este capítulo, la debilidad que observamos en
su exposición, es la omisión de muchos aspectos que se relacionan con el ministerio
del Espíritu Santo en los últimos días como
es hoy, la restricción del mal. Como hemos
observado ya, el ministerio del Espíritu Santo en la escatología, es holístico.
Está en todos los acontecimientos escatológicos que devinieron con el pentecostés, y que incluirá la segunda venida de Cristo, el día de YHVH y finalmente, la restauración
de Israel a su tierra. Bien escribió el profeta Ezequiel, la vivificación del pueblo
de Dios, Israel, no solo incluye una obra
divina realizada por el Espíritu Santo de regeneración, sino que también incluye bendiciones terrenales para el pueblo de Dios, esto, porque simplemente:
“así ha dicho YHVH.”
Eze. 37:12 Por tanto,
profetiza, y diles: Así ha
dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis,
y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice,
dice Jehová.
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Bibliografía
Gromacki,
Robert 2018. El Espíritu Santo y La Escatología.
Internet URL:
Hoekema
A. Anthony 2008. La Biblia y el Futuro. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Hendriksen,
William 2000. Comentario al Nuevo Testamento 1 y 2 Tesalonicenses. Grand,
Rapids MI.: Desafío.
Hendriksen,
William 2005. Mas que vencedores. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Hendriksen,
William 2007. Comentario al Nuevo Testamento Hechos. Grand, Rapids MI.:
Desafío.
[1]
Como señalamos en el capitulo anterior: «A pesar que Hoekema señala que ha hecho un examen
“cuidadoso” de lo que es el "reino de Dios" (pág. 55), ignora toda
referencia veterotestamentaria que tenga que ver con ello. Ha dicho que Juan
había anunciado la visitación de Dios con la llegada de la “era mesiánica” (pág.
57), pero ignora justamente, la mayoría —sino todos— los pasajes relativos al
reino mesiánico. Cabe señalar que el libro se llama “La Biblia y el
Futuro.” Lo cual no hace justicia a eso de un "cuidadoso examen" al
respecto.»
[2] Como señalamos en el artículo
de nuestro blogs, “¿Apocalipsis
19 y 20 secuenciales o recapitulativos? Una mirada a la "exégesis" de
Hendriksen” nos llama la
atención otras frases de Hendriksen que se pueden leer en su libro “Más que Vencedores”, intercaladas en el
comentario general como sintiendo la tensión propia de una interpretación poco
probable, así se leen: “…podía
simbolizar”, “…puede indicar”, “…no es difícil de entender”,
“…rogamos que no mal entienda nuestra interpretación.” Al parecer
Hendriksen sentía la tensión de su interpretación.
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