Buscar este blog

viernes, 27 de abril de 2018

Entendiendo la hermenéutica amilenarista a través de Robert B. Strimple. Parte I


Por J.A. Torres Q.




Al leer los primeros argumentos o líneas trazadas por Robert B. Strimple (teólogo amilenarista) en “Tres Perspectivas Sobre el Milenio y el Más Allá (2017)”, Editorial “Faro de Gracia”, claramente se observa otra vez, el pivote por el cual el amilenarista interpreta la escatología. Escribe Strimple que, la manera de hacerlo se basa en: “La instrucción que recibimos del Nuevo Testamento respecto a la correcta interpretación de la profecía del Antiguo Testamento.” (Strimple,  pág. 92).

Entiéndase, para el amilenarismo el Nuevo Testamento interpreta al AT. La realidad, aclara la sombra. Así, Strimple interpela al lector:

Todos los cristianos evangélicos estamos acostumbrados a ver los sacrificios, las fiestas y ceremonias del Antiguo Testamento como tipos y figuras, es decir, herramientas de enseñanza que apuntan a la obra de Cristo. ¿Por qué, entonces, no debemos entender los siguientes elementos —la tierra de Canaán, la ciudad de Jerusalén, el templo, el trono de David, y la misma nación de Israel— utilizando el mismo método de interpretación que usamos para interpretar los sacrificios y ceremonias?” (Strimple, en “Tres Perspectivas Sobre el Milenio y el Más Allá” pág. 92).

Así, Strimple remata la idea añadiendo: “La verdad es que el Nuevo Testamento nos enseña autoritativamente que esta es precisamente la manera de entender tales elementos en la profecía del Antiguo Testamento. Y con respecto a cualquier figura —sea sacrificio, fiesta, templo, o la tierra— cuando llega la realidad, la sombra desaparece.” (Pág. 92).

Primer aspecto a comprender. El amilenarismo como claramente señala Strimple, dirá que el NT es la clave para entender el AT. La luz, para entender la sombra. Por esta razón, escucharán a menudo decir al amilenarista que debemos comprender la profecía del AT como Jesús la interpretó, Lucas 24:13ss es un pasaje muy usado en este sentido para defender este punto. Ahora, ¿hay algo ruidoso en lo que dice Strimple? Por supuesto. Algunas cuestiones preliminares que sin duda merecen una confirmación en las siguientes páginas.

Primero. Claramente uno puede percatarse que la inferencia amilenarista, se antepone a la misma "hermenéutica". Si bien es cierto esto es una apreciación preliminar de la manera que el amilenarismo interpreta la Escritura, la pregunta de Strimple de “¿Por qué, entonces, no debemos entender los siguientes elementos —la tierra de Canaán, la ciudad de Jerusalén, el templo, el trono de David, y la misma nación de Israel— utilizando el mismo método de interpretación que usamos para interpretar los sacrificios y ceremonias?” Revela la primera debilidad de su argumento. El NT, no es per se un texto hermenéutico, sigue siendo "revelación"; una "mejor" revelación, sí; con Cristo, la última revelación (Heb. 1:1ss); la luz y aclaración de muchos conceptos veterotestamentarios, sí; el cumplimiento de muchas profecías, también; sin embargo, lo que no es, es un pre-sistema hermenéutico en sí mismo. Strimple y otros amilenaristas usan el NT como cuña —tal cual pones en un tronco para partirlo con el hacha— para anteponer a la misma disciplina de la hermenéutica un concepto inferido señalando que así fue como Jesús y los apóstoles interpretaron la profecía, como si Jesús y los apóstoles hubieran establecido un sistema claro, sistemático y explícito en dichas referencias cuando en sí, son declaraciones descriptivas, no prescriptivas, y esto, de una supuesta disciplina hermenéutica rectora infra-novotestamentaria cristológica apostólica.

¿Usa el amilenarismo la espiritualización entonces? Para no ser súbito, creo que no se puede subrayarlo aún. No obstante, claramente observo en la argumentación de Strimple leves metástasis de una clase de espiritualización teórica, esto, porque esta primera idea hermenéutica (El NT clave del AT) llevada más allá de lo natural, obliga al amilenarista a anteponer este concepto y de allí simplemente forzar la interpretación porque simplemente Jesús y los apóstoles interpretaron así, las Escrituras. Sí, parece más pío, más “escritural", sin embargo, y, dicho de otro modo: este primer principio interpretativo amilenarista es más bien una especie de excavadora destipologizante que no escatima cuestiones que no fueron dadas para ser des-tipologizadas, así, y siguiendo la inercia de esta teoría hermenéutica: !Claro! Se puede inferir que las promesas “incondicionales” de Dios dadas a Israel, no fueron realmente incondicionales (la tierra, el reino etc.). No es raro entonces leer a continuación a Strimple escribir y sin anestesia del Israel Verdadero, como Cristo y principalmente la iglesia (pág. 92,95); de que la Tierra de Canaán pasa ahora a ser una tierra “celestial” (pág. 97); que la ciudad santa (Jerusalén), no es la Jerusalén terrenal, sino la celestial (Heb. 12:12), la presencia de Dios, el verdadero monte eterno de Sion (Pág. 98,99). Que el reino de David, su trono profetizado por 2 Samuel 7, Isaías 9:6  y Lucas 1:30-32 no se refieren a un trono literal ni mucho menos a un reino terrenal, porque todo, se cumplió con la resurrección de Cristo. Cabe destacar nuevamente lo que Strimple subraya aquí con clara persuasión:

“Lo repito, es la interpretación inspirada del Antiguo Testamento por parte de los apóstoles del Nuevo Testamento la que se vuelve para nosotros una guía de interpretación respaldada con autoridad” (Strimple, en “Tres Perspectivas Sobre el Milenio y el Más Allá” pág. 103).

Como usted ha podido observar, es imposible hacer una crítica al amilenarismo sin hacer un análisis previo a los conceptos pre-hermenéuticos que incluye. Esto sin duda nos lleva a otro problema, los argumentos exegéticos del amilenarismo. ¿Por qué? Porque en sí, los argumentos exegéticos no serán necesariamente “exegéticos, sino mas bien hermenéuticos; un ejemplo de lo anterior: “…¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hec. 1:6) simplemente no significa ¿restaurarás el reino en este tiempo? porque la pre-hermenéutica amilenial dice que “…a la luz de la respuesta de Jesús es posible e incluso plausible dar una interpretación espiritual a la pregunta de los apóstoles” (Hendriksen, Hechos Pág. 55). Tenemos entonces, un principio claro de la hermenéutica amilenarista. Sin embargo, ¿es realmente correcto inferir de Jesús y los apóstoles un parámetro interpretativo para interpretar el AT? En las próximas entradas analizaremos esto.


Ahora, “los argumentos exegéticos” de Strimple. Próxima entrada.




Bibliografía

Bock L. Darrell & Blaising A. Craig et al. 2017. Tres Perspectivas Sobre el Milenio y el más Allá. Nashville, TN: Faro de Gracia.
Hendriksen, William 2001.Comentario al Nuevo Testamento, Hechos. Grand Rapids, MI: Desafío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario