Por J.A. Torres Q.
Hasta aquí, el primer capítulo, "La perspectiva
escatológica del Antiguo Testamento", excelente. Nada que decir. Un
premilenarista más. Bien señala Hoekema. La perspectiva escatológica del Antiguo
Testamento está a la expectativa de un Redentor profetizado desde el Génesis
(3:15). Añade también, que: "...con referencia al reinado del futuro
redentor, se predice especialmente que se sentará sobre el trono de David."
(Hoekema 2008:17). El establecimiento del nuevo pacto
"con su pueblo (Israel)" (2008:19). Y agrega: "El
NT da claras evidencias... Que la nueva alianza profetizada por Jeremías fue
introducida por nuestro Señor Jesucristo." (:20). También reconoce que
hay un derramamiento del Espíritu Santo que espera su cumplimiento en
"Israel", y distingue el hecho de que Hechos 2 no vio todo el
cumplimiento de la profecía de Joel. Añadiendo que este fenómeno (que el
premilenarista llama “escorzo profético”) se denomina o se puede considerar
como una "perspectiva profética."
Aún más, dentro su explicación acerca de la perspectiva
escatológica del AT, Hoekema reconoce bien no solo una restauración de Israel (Hoekema 2008:24),
sino también, que, el día del Señor no solamente tuvo un cumplimiento histórico
a.C., apunta (dice lit.: "puede") hacia un futuro gran día final de
juicio y redención (2008:21). Pero también, —como cualquier dispensacional
destaca— que el día del Señor también incluye en su juicio,
salvación. Señalando que la esperanza escatológica del AT también ha incluido
la tierra. La redención de la tierra (:23). Lo cual incluye una era donde ella
será "literalmente" renovada. Ahora, a pesar que consideramos que
esta introducción de Hoekema es correcta, sospechamos que en el capítulo dos,
quizás tres, las cosas tomarán otro rumbo. Pero, ¿por qué sospechamos que
este primer capítulo no va a ser confirmado más adelante?
Respondiendo
a esta pregunta, tenemos que decir que es simple: por lo que Hoekema escribe en
el primer capítulo. Por la declaraciones que hace, por la interpretación
natural evidente que hace justamente de la “perspectiva” del AT relativas al
porvenir de Israel. De un Redentor Rey (Hoekema 2008:16,17)
Sufriente por Su Pueblo “…para redimirlo” (2008:18) entre otras cosas. Algunas
líneas.
1. La perspectiva escatológica del Antiguo Testamento está a la
expectativa de un Redentor profetizado desde el Génesis (3:15). Sí, sin duda.
Creo que Hoekema es acertado cuando dice o agrega que: "...con
referencia al reinado del futuro redentor [Cristo], se predice especialmente
que se sentará sobre el trono de David." (Pág. 17). Pero: ¿El
amilenarismo cree que Jesús realmente se va a sentar en el trono (terrenal) de
David, como el cumplimiento cabal de 2 Sam. 7; Lc. 1:32s? Bien dice Hoekema,
otra expectación del redentor se ve particularmente en Dan. 7:13-14 donde
Daniel ve al “hijo de hombre”, a quien en heterosis verbal (en pretérito, como
si ya hubiera acontecido) se dice que “le fue dado dominio”, “gloria y reino”,
para que “todos los pueblos”, “naciones” y “lenguas” le sirvan. Un dominio que
será dominio eterno, que nunca pasará, y que dicho reino no será jamás
destruido. Pero, ¿es esto lo que el amilenarismo cree se cumplirá literalmente?
Al leer algunos pasajes del NT, esto seguía siendo la perspectiva de los judíos
del primer siglo (“…y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría
inmediatamente.” Lc. 19:11 cf. [Mt. 18:1; 20:21]).
Ahora,
después que Hoekema señala: "...con referencia al reinado del futuro
redentor [Cristo], se predice especialmente que se sentará sobre el trono de
David" (Pág. 17), debemos comprender bien que Hoekema no cree realmente
se cumplirá literalmente “en la tierra” lo que él mismo expone es, una de las perspectivas del reino terrenal
en la noción de los creyentes del AT (cf. Zac. 14:1-4; Isa. 35:1-10; 61:1-11; 65:17-25;
66:15-24; Jer. 31:1-30; 31-40; Eze. 36:8-12; 24-28; 37:14; Ose. 14:4-8; Jl.
3:18-21; Amo. 9:11-15; Sof. 3:11-20; Zac. 8:20-23; 14:16-21), y esto, porque él
mismo señala en el libro: “El Antiguo Testamento no enseña que habrá un
reino milenario terrenal futuro…” (Hoekema 2008:229).
Un
pasaje interesante en este sentido es Marcos 11:9-10, “Y los que iban
delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el
que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que
viene→ [ἐρχομένη (erjoméne→ “(estar) viniendo”
ya, no el futuro]! ¡Hosanna en las alturas!” (Mr. 11:9-10). Claramente los
judíos creyeron se estaba cumpliendo literalmente lo que Zacarías 9:9 había
profetizado. “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de
Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando
sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” (Zac. 9:9). Y esto, como
dice Bruce, para reemplazar a una sucesión de imperios mundiales paganos y en
el que los “santos del Altísimo” tendrían finalmente el poder (Daniel 7:18-27)
junto a su Redentor (Bruce, “Pablo: Apóstol del corazón liberado” pág. 64).
Pero, ¿cree el amilenarismo que Jesús reinará en Sion (Jerusalén) literalmente?
2. Otra
cosa que también puede señalarse como una expectativa del AT —que Hoekema no
menciona al menos en el primero capítulo a la manera de ver Gén. 3:15— es el
hecho que este Redentor será un legislador “universal” de acuerdo a Gén.
49:10-12, (Shiloh) un legislador que finalmente reinará sobre todos los
pueblos, que en la perspectiva judía —Tárgum de Onquelos— se lee también: “…hasta
que venga el Mesías, de cuál es el reino, o pertenece el reino”. O como
señala Von Rad: “…hasta que venga aquel a quien —el cetro— le es debido…
sobre las naciones” (Von Rad 2008:504s). “Cetro”,
entiéndase, como un símbolo real (literal), de un trono real (literal); el
dominio de un gobernador universal efectivo terrenal que como señala Keil,
—quien considera este nombre (Shiloh) propio como un título del mesías— no ha
visto aun su cumplimiento en la historia, y sobre las naciones, pues no puede
atribuirse a las tribus asociadas (11), sino sobre las naciones de modo
universal (Keil & Delitzsch 2008:166s).
Pero, ¿es esto lo que el amilenarismo cree realmente sucederá? ¿El mesías
reinando literalmente sobre “todas” las naciones (cf. Dan. 7:13-14; Sal.
2:7-9)? Las respuestas a
estas preguntas, sin duda son negativas.
3. Una
tercera cosa. Hoekema también reconoce que uno de los conceptos escatológicos
del AT es la restauración “escatológica” de Israel (pág. 20) (cf. Dan.
9:20-27; 12:1-1-3; Isa. 61:1-7; 65:17-25; 66:22-23; Jer. 31:1-14; 27-40; Eze.
34:20-31; 36:8-12; 16-28; 37:1-28). Sin embargo, ¿cree el amilenarismo que
Israel tendrá una restauración “escatológica” (futura)? Cabe señalar que la
perspectiva de los creyentes del AT también sigue observándose en preguntas de
judíos en el NT, como: “¿Restaurarás el reino en este tiempo?” (Hec. 1:6). El
propio Hendriksen escribe: “…a la luz de la respuesta de Jesús es posible e
incluso plausible dar una interpretación espiritual a la pregunta de los apóstoles”
(Hendriksen 2001:55). Nótese: ¡Interpretación “espiritual”!
4. También
Hoekema habla de la “La redención de la tierra” (Hoekema 2008:23).
Y esto lo está diciendo desde la expectativa del AT, de la perspectiva que
Israel tenía de ello, lo cual incluía una tierra "literalmente"
renovada. Pero, ¿realmente el amilenarismo cree en una tierra renovada como la
esperaban los creyentes del AT? Y con la restauración de la tierra me refiero a
los Israelitas de regreso a su tierra. Una tierra habitable para ellos (Jer.
30, 31). Un reposo en ella de manera cabal (Eze. 37:11-14). Donde el desierto
florecerá. Donde el lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en
manaderos de aguas. Un escenario terrenal donde no pasará inmundo por él; donde
tampoco habrá león, ni fiera para que caminen en paz los redimidos (Isa. 35),
donde en Israel habrá casa la cual será llamada casa de oración para todos los
pueblos (Isa. 56:6-8). Donde Israel será finalmente reunido por el propio Dios,
como reconoce un pastor a su rebaño para sacarlas de los pueblos, y juntarlas
en su tierra, su propia tierra. Para apacentarlas en buenos pastos, en buen
redil, y en pastos sobre los montes de Israel (Eze. 34:11ss). Donde habitarán
finalmente en paz, donde finalmente plantarán viñas, y beberán el vino de
ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos tranquilos. Y donde “…nunca
más serán arrancados de su tierra que YHYH les dio” (Amo. 9:11-15) (Miq.
5:4ss) (Sof. 3:9-20). Considerando el hecho de que aun se dice en términos
gramaticales propios de la época (“huertos”, “apacentarlas”). ¿Es esto lo que
el amilenarismo cree se cumplirá “literalmente”?
Sospechamos
entonces que este primer capítulo no va a ser confirmado más adelante, porque
hay un principio que el amilenarismo establece como piedra angular de
interpretación, esto es, que todo lo anterior era sombra, y por ello, su
cumplimiento no requiere de un cumplimento literal, (Hendriksen, Hec 1:6, por
ejemplo). Por esto, no sería raro (claro está, a menos que me equivoque)
encontrar en las próximas páginas de Hoekema, leer que el Israel Verdadero, es
Cristo y también, la iglesia; que la promesa de la restauración de la tierra,
es algo simplemente “celestial”; Que el reino de David, su trono profetizado
por 2 Samuel 7, Isaías 9:6s, y Lucas 1:30-32 no se refieren a un trono literal
ni mucho menos a un reino terrenal.
En
la próxima entrada, un análisis al capítulo dos del mismo libro.
Bibliografía
Bock L.
Darrell & Blaising A. Craig et al. 2017. Tres
Perspectivas Sobre el Milenio y el más Allá. Nashville, TN: Faro de Gracia.
Bruce,
F.F. 2012. Pablo: Apóstol del corazón liberado. Viladecavalls, Barcelona, España: Clie.
Hendriksen,
William 2001.Comentario
al Nuevo Testamento, Hechos. Grand Rapids, MI: Desafío.
Hoekema
A. Anthony 2008. La Biblia y el Futuro. Gran, Rapids, MI: Desafío.
Keil, Carl & Delitzsch J. Franz 2008. Comentario
al Texto Hebreo del Antiguo Testamento. Viladecavalls, Barcelona, España:
Clie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario