Por J.A. Torres Q (M.A)
Este cuadro es presentado habitualmente como una evidencia contundente de que supuestamente, la iglesia es el “nuevo Israel”; así, los defensores de esta idea creen haber hallado en este “argumento” razones solidadas para tal conclusión. Sam Waldron lo expone en su libro “El Fin de los Tiempos, una escatología sencilla basada en el evangelio”. Un cuadro que se replica por aquí y por allá, repito: como una evidencia “contundente” al respecto; sin embargo, como es característico en Waldron (representante y quizás autor original de este cuadro) su argumentación sigue siendo defectuosa, precipitada y concretamente, superficial (por encima). Un ejemplo sobre esta habitual manera de hacer “exégesis” es el caso de la palabra ekklesía que se usa en la LXX para referirse al pueblo de Israel (Hec. 7:38). Estirando ejemplos como este, Waldron llega a la conclusión de que la iglesia es el “nuevo Israel” argumentando que Israel era algo así como un “andamio tipológico” que miraba a la iglesia novotestamentaria; por ello, la iglesia es el nuevo y el “verdadero Israel” (pág. 164ss) anunciado desde el AT. Por supuesto, este es otro ejemplo defectuoso de cómo la teología reformada hace “exégesis” y llega a sus conclusiones. Y a propósito, si siguiéramos con esta línea deficiente de interpretación perfectamente podríamos decir que Salmos 26:5 deja ver que en el AT habían “iglesias” de malignos o que, en el NT de acuerdo a Hechos 19:30; 32; 41 —versículos que usan “ekklesía”— revelan que en el primer siglo también existían “iglesias” que adoraban a Artemisa. Por supuesto, cuando Waldron exhibe esta tesis, deja de manifiesto la ausencia de un trabajo más responsable y serio como es el análisis riguroso del significado sincrónico, el diacrónico y por sobre todo, el significado teológico del término. No dijo el Señor: «…y sobre esta roca, "remodelaré" mi iglesia» (Mt. 16:18), sino, “edificaré”; además de futuro, una obra única realizada de manera definitiva en pentecostés (Hec. 2).
Pero,
¿cuál es la deficiencia de este cuadro de supuestas equivalencias? A parte de
la típica “exégesis” superficial, en sus tesis elemental. Dice Waldron, “…las
características y privilegios de Israel son adoptados por la iglesia” (pág.
169), esto, añade Waldron, es supuestamente evidencia “sólida” que demuestra
que la Iglesia es el nuevo Israel (pág. 162s). Por estas razones digo que la “exégesis”
de Waldron es realmente deficiente. Ahora, ¿cuál es la relación correcta entre
estos términos? Israel debía ser santo (Núm. 16:3), por supuesto, la iglesia
también (Efe. 1:7), ¿es esto entonces, indicativo de igualdad “identitaria” o
más bien, igualdad “vocacional”? Israel fue un pueblo escogido (Deut. 7:6,7),
por supuesto, de la misma manera, la iglesia o los creyentes verdaderos lo son
(Col. 3:12; Tit., 1:1), ¿es esto entonces, indicativo de igualdad “identitaria”
o más bien, privilegio divino “electivo”? De hecho, la elección eterna se
observa en el NT como una carrera separada: los creyentes fueron escogidos de
manera individual (Efe. 1:3ss). Sin embargo, Israel fue elegido de manera
colectiva, esto es, como pueblo. Elegidos “antes” y “desde” la eternidad, en
distinción a otros pueblos.- Por ello Pablo dice: “No ha desechado Dios a su
pueblo, al cual desde antes conoció [proégno]” (Rom. 11:2). Israel
es llamado “rebaño”, sí, por supuesto (Eze. 34; Sal. 77:22), y sí, en Lucas
12:32 el Señor mismo llama a un grupo de creyentes manada pequeña y el apóstol
Pedro ruega a los ancianos, “Apacentad
la grey de Dios que está entre vosotros…” (1 Ped. 5:2), ¿es esto un indicativo de igualdad
identitaria, de verdad? Por supuesto, no
es lo único que Pedro dice, sí. Éxodo 19:5 dice que Israel —el especial tesoro
de Dios— debía ser una “nación santa”, pero además, un “reino de sacerdotes”. Sí, no hay duda que
Pedro toma este lenguaje para señalar que la iglesia es “linaje escogido”, “real sacerdocio”,
“nación santa” y “pueblo adquirido” (1 Ped. 5:2ss) en vista que la iglesia no
tiene un “linaje” como Israel, tampoco un sacerdocio como el Aarónico, ni mucho
menos, constituye un pueblo político,
¿qué tiene en mente Pedro en su comparación, una igualdad identitaria o
está subrayando los aspectos vocacionales espirituales de ambos grupos?
Identidad “vocacional” no es sinónimo de
“igualdad identitaria”. La iglesia debe ser santa porque tiene un Dios Santo,
no porque ahora, es el nuevo Israel y está al debe. La iglesia es metafóricamente
un “linaje” escogido y un “pueblo” llamado a distinguirse de los demás en
santidad no porque sea Israel 2.0, sino, porque su vocación espiritual es la
evidencia de su identidad espiritual (Jn. 3; 1 Ped. 1:1ss). De esta misma
manera, los calificativos usados en el NT para referirse a la iglesia propios
de Israel como “Pueblo de heredad” (Deut. 4:20; Efe. 1:18) y “Tabernáculo de Dios
en Israel” (Lev. 26:11; Jn. 1:14) no constituyen argumentos de una igualdad
identitaria, sino, vocacionales. Ninguno
de estos pasajes “contrastados” justifica la idea forzada de ver a la iglesia
como el “nuevo Israel”. Por otro lado, tanto Isa 54:5, Jer. 3:14, 6:2, 31:32 y
Ose. 2:19 (citas argumentativas de
Waldron) no son paralelos identitarios de Efe 5:22s, y 2 Cor 11:2 y tampoco
señalan que "Cristo" se desposó con Israel. Esto es un intento poco
honesto de usar metáforas como “marido tuyo” (Isa. 54:5), “vuestro esposo”
(Jer. 3:14) y “como un marido” (Jer.
31:32) para ti (Israel) que, son usados en sus contextos justamente, como
metáforas que revelan la infidelidad de Israel para con Su Dios, tal cual
ocurre en una infidelidad entre dos personas casadas; de allí, el caso de Oseas
(2:19).
Nuevamente
es bueno recordar y a la luz de lo que realmente el texto está comunicando ¿son
estos ejemplos evidencias de una equivalencia identitaria o más bien, son
ejemplos usados —no todos claros— de una equivalencia vocacional? Llegar a la
conclusión de que debido a este tipo de paralelos “equivalentes” las Escrituras
revela que la iglesia es supuestamente el “nuevo Israel”, no solo revela una
argumentación hermenéutica paupérrima y deficiente (esto es decir poco en
realidad), sino también, es otra manera de estirar los textos de una manera
artificiosa para justificar una teoría que el NT no enseña. En otras palabras: Torcer el texto. Anótese, comuníquese y publíquese.
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