Por. J.A. Torres Q.
Sí, eso dice el
texto (Apo. 20:1-9), mil años, pero mil
años, no quiere decir mil años.- Bueno,
esta es la manera característica de la hermenéutica reformada (amilenarismo,
posmilenarismo) de leer varios pasajes de las escrituras. Ahora, según Apo 1:1
Jesucristo dio la revelación a Juan para manifestar las cosas que deben suceder
pronto, esto es, en esta última hora, en los postreros días, o sea, en esta
época, la que estamos viviendo que son los postreros días. Por otro lado, el Apocalipsis es esencialmente “profecía”, no simplemente “apocalíptica”;
seis veces se subraya esto en el libro (1:3; 19:10; 22:7, 10, 18, 19), o sea,
desde el principio se descarta la idea de que lo escrito por Juan sea
simplemente un reporte pretérito, un
reporte simbólico (que dice que el libro es una presentación simbólica del
curso entero de la historia de la iglesia) como también, el del idealismo
circular o cíclico. Pero, el punto aquí es otro. Juan de hecho da por sentado
que quien lee este libro y guarda las cosas escritas, es bienaventurado (1:3),
quien lee, no quien alegoriza el texto, o lo espiritualiza.
Ahora,
Juan señala en Apo. 20 el panorama final de esta era y el cómo se llevará a
cabo el reino literal terrenal de Cristo tantas veces aludido en el AT, como el
reino. Así, el reino terrenal literal de Cristo encierra a Satanás atado por
“mil años” (20:2) para que no engañe más a las naciones: lo que hoy, está
haciendo a todas sus anchas; así, durante este tiempo será encarcelado dice
Juan: por “mil años” (20:3). Así, los decapitados por causa del testimonio de Jesús
y por la palabra de Dios “reinarán con Cristo”, nótese nuevamente: “mil años”.
Sin embargo, —añade Juan— los otros
muertos (los impíos) no volvieron a vivir (resucitar) hasta que se cumplan nuevamente “mil años”. Por supuesto, son bienaventurados
solo aquellos que participan de la primera resurrección, estos, añade por
segunda vez Juan: “…reinarán con él mil años.” (Apo. 20:6). Ahora, para
clarificar aún más la realidad de estos eventos escatológicos futuros, Juan
termina diciendo: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su
prisión…” (Apo. 20:7). Ahora, será suelto solo “por un poco de tiempo” (μικρὸν
χρόνον) para finalmente junto con la bestia y el falso profeta (más los
incrédulos) ser arrojado al lago de
fuego y azufre (19:20; 20:10, 15; 21:8).
Ahora, ¿cómo tendríamos que entenderse la alusión a la temporalidad de “mil
años”? Seis veces se repite esta locución: χίλια ἔτη, “millennium” en latín, “mil años” en español. Y la pregunta obvia
es, ¿cuánto duran mil años? La pregunta es casi innecesaria. No obstante, aun así, no hay ninguna señal en texto mismo y en el contexto, de hecho, aun en el libro
mismo que nos indique que “mil años”, signifiquen dos mil años, o quinientos
años, o, un tiempo indeterminado de años. Que el libro tenga imágenes, figuras
y simbolismos, no significa que el libro sea simbólico, ni mucho menos que los números
tenga un significado simbólico o alegórico.
El
tres, indica tres (1:4-5, 1:19, 4:4, 4:5, 4:8, 4:9, 4:11). El cuatro, siempre
alude a cuatro (4:6-8, 6:1-7, 7:1, 8:5, 9:14-15, 10:11, 16:18, 18:22), como los
cuatro ángulos de la tierra. Juan
escribe a siete iglesias y son justamente, siete (1:11). Los siete sellos, no
son ocho o nueve, o un tiempo indefinido, son siete. Así también las siete trompetas,
son siete; de la misma manera que son siete copas (6-9, 15s). Apocalipsis 9:5
habla de 5 meses, con el adjetivo “meses” que el lector entiende por
meses, no por años; 11:2 y 13:5 también hablan
de 42 meses; 11:3 y 12:6 hablan de 1,260 días, con el adjetivo “días”, no meses
o años. En Apo 7:1-8 Juan menciona el número 144.000 para indicar una cantidad específica
que se explica a reglón seguido. El número doce (Apo. 21:14; 21) quiere
indicar, “doce” que es la cantidad específica de los apóstoles del Señor. ¿Cómo ha de entender entonces, la alusión de
Juan a los “mil años”? Si supuestamente, son una alusión a un tiempo largo e indefinido,
¿por qué Juan usa el adjetivo numeral cardinal “mil” (χίλια) y después, el término “años” (ἔτη) si lo que tenía en mente, era un tiempo indeterminado? Lo curioso, o más bien, inconcebible, es que
el intérprete amilenarista (como el posmilenarista) dice sí, eso dice el texto, mil años, pero mil años, no quiere decir mil
años, sino: “…una larga era [indefinida]” (Beale), “…un periodo de
tiempo ideal” (Beale) “…un periodo de tiempo indefinidamente largo”
(Cox), “…una imagen de un largo periodo de tiempo” (K.L. Gentry), “…un
periodo de tiempo extenso” (Venema), “…un periodo de tiempo largo, pero
definidamente limitado” (Waldron), “…un tiempo de realización” (Riddlebarger),
“…un tiempo completo…” (Morris), y nótese, “…un periodo… de tiempo cuya
duración solo Dios conoce” (Cox). Sin embargo, ¿no será que “mil años” simplemente son “mil años”? ¿No será que
contrariamente a lo que dice Cox, Dios ya nos habló por medio de la revelación que
Dios dio a Su Hijo? ¿No será que Cristo reveló
a Juan que Satanás será atado por “mil
años”, (20:2), para que no engañe más a las naciones, y que su encarcelamiento durará
“mil años” (20:3) y no un tiempo indefinido?
¿No será que los creyentes “reinarán con Cristo”, “mil años” y no simplemente
un periodo indefinido? Por supuesto, eso dice el texto, mil años y mil años, quieren decir mil años.-
Este es el punto, o son mil años, o son un tiempo indefinido. Consecuencia: o
estás enseñando lo que dice el texto en su sentido normal, natural y contextual,
o simplemente estás enseñando una tradición que se aparta de las escrituras, y que
mantiene intrépidamente que los “mil años”, no quieren decir “mil años”.
¿Deseas leer más razones de peso del porqué la
interpretación reformada de Apocalipsis 20, es una negación flagrante de lo que
Juan escribió? Te recomiendo, “Amilenialismo y Siglo venidero” de Matt
Waymeyer, quien en la página 201 en adelante, refuta notablemente esta lista de
interpretaciones dando argumentos trascendentales al respecto. ¿Deseas conocer
qué es lo que nos enseña Juan en el libro de Apocalipsis? Te recomiendo, a Samuel
Pérez Millos, como también el profesor Carballosa, en ambos comentarios encontrarás
un análisis expositivo notable del libro. En ambos casos, análisis exegético riguroso alejado del error amilenarista,
como posmilenarista del libro.
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