Por J.A. Torres Q.
Tratar de comprender los capítulos
19 y 20 ya sea como capítulos secuenciales, o, recapitulativos, sin duda está determinado
por la manera en que en sí, se interpreta el libro. Históricamente ha habido
varias escuelas interpretativas al respecto, entres estas, la escuela crítica[1], la alegórica[2], la
preterista[3], la
histórica[4], la
tópica o cíclica, esta última, escuela que sigue nuestro autor aquí, William
Hendriksen y que promulga que Apocalipsis 4-19 consiste de visiones paralelas o
ciclos[5], cada
una de ellas, abarca la dispensación presente (Carballosa 28). Así, cada ciclo
representa alguna fase de la historia de la iglesia. También está la escuela
“idealista o simbólica”[6], y finalmente, tenemos la escuela la futurista,
la opuesta a las anteriores, que considera el libro de Apocalipsis como lo que
es, una profecía del futuro (προφητείας [profeteías]
1:3; 22:7, 10, 18, 19), y todas las cosas que finalmente sucederán al final de
los días. No obstante, las perspectivas que ha reflotado hoy en día, sin duda
son las escuelas: alegórica, la cíclica y la simbólica, las tres, emparentadas
con la escatología reformada.
Ahora, de que Apocalipsis es
cronológico, no solo se observa en la descripción que hace Juan en 1:19, sino
también, en el carácter del libro, una profecía (Apo. 1:3; 22:18,19). El propio
bosquejo inspirado que se le da a Juan: “Escribe las cosas que has
visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.”
(Apo. 1:19). Así, el siguiente breve diagrama de flujo de este versículo,
confirma esta cuestión.
Ahora,
1:19 no es el único indicativo de que la
profecía de Juan, es secuencial, esto es, cronológico. En este sentido, las
palabras del primer capítulo, “…y oí”, “…y me volví para ver”, “…y vi”, son en sí la visión que
recibe, y aun ésta, es de manera cronológica. Así mismo sigue la profecía en
4:1 “…después de esto miré”, así el 5:1, “…y vi”, que hasta aquí,
sigue el patrón cronológico en 5:2 “…y vi”, 5:6 “…y miré y vi…”,
5:11 “…y miré”, así también el 6:1, “…vi cuando”; así, a la orden
de “…ven y mira”, aparece el primer caballo. Después, el segundo caballo,
y Juan nuevamente es mandado a mirar (6:3, 5,7 “…ven y mira”). Luego
señala el 6:12 lo mismo, “…miré”; después en el capítulo 7, se usa por
primera vez un adverbio, que aquí, es claramente una adverbio de tiempo μετά (metá)
«“después” de esto», o “después de estas cosas”, las que ya han pasado (cap. 6). Así, en 7:2 señala “…vi
también…” Todo hasta aquí, es claramente secuencial.
Ya en
7:9 nuevamente se usa nuevamente un giro
adverbial de tiempo “…después de esto…” 8:2 continua con “…y vi” en concordancia
a la apertura de las trompetas. Así, el 9:5, menciona otro parámetro temporal,
que es profetizado “cinco meses”, y esto, relativo a los tres ¡Ay” del 8:13.
Llegando al 9:12, donde se señala que el primer ¡Ay! Ya pasó. Todo hasta aquí,
es claramente una secuencia cronológica de los juicios divinos. El 11:3, sigue
el relato de la profecía de manera secuencial. “Y daré a mis dos testigos
que profeticen por mil doscientos sesenta días…” Asimismo en 11:7, se señala
que cuando hayan acabado el testimonio (los dos testigos), la bestia que sube
del abismo, hará guerra con ellos los vencerá y los matará. Lo cual Juan cuenta
de manera profética, pero a la vez, secuencial. Así, y pasado tres días,
volvieron a vivir, y con ello, el gran terremoto y todo lo que lo acompaña
11:11-13. Aquí, ha pasado el segundo ¡Ay!; Hasta aquí, sigue siendo un relato secuencial.
Luego
de esto, Juan ve lo que sucede en el cielo (11:15-17), paralelamente contando
lo que sucede en la tierra (11:18-19). Luego, en 12:7 nuevamente se usa un
sentido temporal, y aunque se usa la conjunción kaí, (“y”, aquí:
también, o luego) en este contexto tiene sentido ilativo, así: «“después…”
hubo una gran batalla». Nuevamente en 13:1, se señala “…y vi”, pero ya,
en un escenario avanzado de domino diabólico. 13:11 nuevamente usa la
conjunción “kaí” con sentido coordinativo temporal: “…después vi.” 14:1
sigue la misma idea. Avanzando el relato profético de lo que continua pasando y
que sucederá. 14:6 nuevamente Juan usa el “vi”, que lo acompaña el propio
relato señalando el avance propio de la profecía. En 14:13 Juan es nuevamente
interpelado a escribir, o seguir escribiendo para llegar al 14:14 y relatar qué
vio a final de los juicios que venían en 11:19. Luego, 15:1 nuevamente “vi”,
para seguir con los juicios de las copas. Así el 15:5 señala, “después de
estas cosas, miré…”; Καὶ μετὰ ταῦτα (kaì
metà taũta) lit.: “luego de estas cosas”, algo sin duda claramente secuencial.
Después,
en 17:1, Juan es llamado por uno de los siete ángeles de las copas de juicio, quien
le dice, “ven acá, y te mostraré→
(futuro)…”,
en concordancia al relato secuencial. 18:1, nuevamente un giro temporal Μετὰ ταῦτα εἶδον (metà
taũta eĩdon) “después de estas cosas vi”, en concordancia con el
relato profético cronológico. Así, llegamos al 19:1 con otro giro temporal en
su sentido Μετὰ ταῦτα ἤκουσα
(metà
taũta ekusa) “después de esto, escuché”, relatando la entronización
de Cristo, su venida con gran gloria y poder, listo para la batalla (19:2,
11,15).
Ahora,
¿cómo relata Juan el Armagedón entonces? De la misma manera que viene relatando
los hechos, secuencialmente (cronológicamente). 17:1 entonces, reitera, “…y
vi”→ Καὶ εἶδον (kaì eidon) lit.: “y vi”;
lo mismo en 19:19 Καὶ εἶδον (kaì eidon) “y vi”; en
este caso, a la bestia, los reyes de la tierra y sus ejércitos reunidos para
guerrear contra el que montaba el caballo y contra el ejército de éste. El
Señor.
Hasta aquí, claramente el relato
de Juan, es secuencial de acuerdo a su carácter profético. Ahora, ¿son entonces
los capítulos 19 y 20 secuenciales o recapitulativos? Como se ha observado
escuetamente, no solo la señales gramaticales muestran que todo el libro (4-22)
es secuencial, también lo revela el crescendo de los eventos y juicios mencionados. De esta
manera llegamos a un versículo clave
tocante a la pregunta anterior y de esta breve reflexión. El versículo 20, del
capítulo 19, el cual señala:
“Y la
bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de
ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca
de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos
dentro de un lago de fuego que arde con azufre.” (Apo. 19:20 RV60)
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Según Apocalipsis
19:20 la bestia y el falso profeta son apresados y lanzados vivos dentro del
lago de fuego (19:20) quedando solamente Satanás, quien de acuerdo al relato de
Juan fue atado por mil años, encerrado en un abismo por mucho tiempo, mil años
(20:1s). Así, siguiendo el relato natural del texto, uno se encuentra con la
descripción del milenio (Apo. 20). La resurrección de los que salieron de la
tribulación (20:4), a quienes dice el texto vivieron y reinaron con Cristo en
esos mil años (20:4b).
Siguiendo
la narración, Juan señala que cuando los mil años se cumplan, Satanás será
suelto de su “prisión” y saldrá a engañar a las naciones para la última
rebelión que incluirá a las naciones rebeldes. Ahora, de acuerdo a 20:10, dice
Juan acerca del diablo que: “…fue lanzado en el lago de fuego y azufre…”
(20:10a), y agrega: «…donde “estaban” la bestia y el falso profeta…»; lo
anterior, claramente revela y subraya el aspecto secuencial de la profecía, lo
cual responde llanamente a la pregunta. Satanás, de acuerdo al texto, es lanzado
“después”, bastante tiempo después que habían sido lanzados la bestia y el
falso profeta; de acuerdo a Juan, después de los mil años. Así 20:10 concuerda
con lo anterior, señalando que después de la rebelión del diablo, éste, fue
lanzado al lago de fuego y azufre donde ESTABAN la bestia y el falso profeta. Dicho
de otro modo. Lo anterior revela claramente
que el capítulo 19, es secuencial respecto el 20. Ahora, ¿qué señala William
Hendriksen al respecto? Notemos las últimas líneas aquí.
Al
leer el libro de Hendriksen (Mas que vencedores), uno que no está encandilado
con una estructura puntal escatológica, puede cerciorarse que Hendriksen
—siendo un excelente exégeta— escribe una idea totalmente ajena al texto. Hendriksen señala que Satanás será lanzado al
lago de fuego y azufre… donde “están” también la bestia y el falso profeta” (Hendriksen,
Mas que vencedores pág. 200). Lo paradójico es que Hendriksen agrega a reglón
seguido que: “…no es que la bestia y el falso profeta fueron realmente
lanzados en el infierno antes de Satanás, sino que el castigo de la bestia y
del falso profeta ya han sido descritos (Ap. 19:20). Todos caen juntos:
Satanás, la bestia y el falso profeta.” (Hendriksen, Mas que
vencedores pág. 201).
Sin
duda esto puede ser difícil de aceptar para quien sigue la línea de Hendriksen,
y lo más probable podría esgrimir a modo de excusa que “estaban” no aparece en
el texto griego, lo cual sin duda es cierto[7], sin
embargo, y como se ha demostrado, esto no es un argumento serio, pues por
elipsis verbal contextual (19:20), se da
por sentado que tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados, antes.
Sin
duda uno puede comprender que hay muchos creyentes que se adhieren a la
escatología reformada con convicción (amilenarismo), otros, quizás más por
popularidad. A pesar de esto, nos llama aun más la atención y de manera
paradójica lo que Hendriksen dice en
varias frases. Siendo la primera frase sospechosa, así, y de una manera
contraria a como Juan describe la situación, Hendriksen escribe: “…no es que
la bestia y el falso profeta fueron realmente lanzados en el infierno antes de
Satanás” (Hendriksen 2005:201). No es la única referencia de
este estilo. Hendriksen de manera flagrante escribe una segunda frase totalmente
opuesto a lo que el texto llanamente
señala. Nótese que 20:1-3 dice
claramente que Satanás fue atado por mil años, arrojado al abismo, y además,
encerrado allí con un sello para que no pudiese engañar mas, a las naciones.
Sin embargo Hendriksen pasando en medio del campo enemigo va, entra a la carpa
del enemigo, toma un jugo, sale, y vuelve sin que ningún soldado se percatara
de ello. Así es, Hendriksen escribió: “…el diablo no está atado en un
sentido total…” (pág. 195), añadiendo increíblemente que: “…un perro
atado firmemente con una cadena larga y fuerte puede hacer mucho daño dentro
del círculo de su prisión.” (pág. 195). Uno puede claramente indicar que
ejemplos tan evidentes como los anteriores, claramente pudieran ser la prueba
de fuego de la fidelidad del reformado a lo que dice el texto, diríamos, a lo
de solo escritura respecto su escuela, descubriendo todos que la escuela de estos ha pesado mucho más, que lo
que el texto tan llanamente dice.
Llama la atención otras frases de Hendriksen
que se pueden leer en el libro, intercaladas en el comentario como interpretaciones
sutilmente diferentes a lo que el texto señala claramente. Así, podemos
encontrar: “…es un símbolo apropiado…”, “…podía simbolizar”, “…puede
indicar”, “…no es difícil de entender”, “…rogamos que no mal
entienda nuestra interpretación”, “…recuerde”, “…piense.” Al
parecer Hendriksen —no siendo por supuesto un teólogo herético— sentía la
tensión de su ecléctica interpretación, no es casual que llame constantemente
al lector, a aceptar lo que él escribe con clara persuasión, por supuesto, aquí: una persuasión basada más
bien en su premura y urgencia por convencer, que con una seria y correcta
exégesis del texto en cuestión.
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Bibliografía
Radl, 1998. Art: “μέλλω” En: Balz, Horst & Schneider, Gerhard (eds.) 1998. Diccionario Exegético del Nuevo Testamento (lambda - omega). Salamanca,
España: Sígueme, 212.
Hendriksen,
William 2005. Mas que vencedores. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Lacueva, Francisco 1984. Nuevo Testamento
Interlineal griego-español. Viladecavalls, Barcelona: Clie.
Robertson, A.T. 2003.Comentario al Texto
Griego del Nuevo Testamento; 6 Tomos en uno. Viladecavalls (Barcelona)
España: Clie.
Millos,
Samuel 2010a. Comentario
exegético al texto griego del Nuevo Testamento, Apocalipsis. Viladecavalls,
(Barcelona): Clie.
Truman, Cliff 2011:1. Apocalipsis,
comentario por Cliff Truman. Internet URL:
[1] Derivada del racionalismo en su forma moderna
XVIII.
[2] La que surge desde la escuela de Alejandría
con Clemente de Alejandría y Orígenes, siguiendo después con Ticonio, y
posteriormente con Agustín de Hipona (354-430 d.C.). Así, esta escuela
considera el libro más allá de del simbolismo, y pretende encontrar un
significado más allá de las llanas
palabras de Juan (Carballosa 1997:25).
[3] Lo que pertenece al pasado, esto quiere decir
“preterismo.” Según esta escuela, Apocalipsis se cumplió dentro de los primeros
siglos. Así, enseña que los capítulos 5-11 enseña la victoria de la iglesia
sobre el judaísmo. Del 12-19 la victoria de cristianismo sobre el paganismo, y
los capítulos 20-22 describen un cuadro del triunfo de la iglesia final (Carballosa
1997:26).
[4] Esta escuela es tienen algunas variantes, sin
embargo se puede describir en la creencia que Apocalipsis presenta una amplia
panorámica de la historia de la iglesia, desde el primer siglo, hasta la
segunda venida; muy seguida por los movimientos reformistas del siglo XVI (Grau
en Carballosa 1997:27). Prácticamente esta es la posición de
Grau, y muchos reformados, así, Grau señala: “Apocalipsis presenta, en suma,
el gran drama del conflicto de los siglos entre Cristo y su pueblo por un lado,
y el Diablo y sus seguidores (consiste o no) por el orto. Cubre el desarrollo
de toda la historia de la iglesia, del fluir incesante de la dinámica del Reino
desde los inicios de la era cristiana hasta el gran acontecimientos de la
Segunda Venida” (Grau en Carballosa 1997:27).
[5] El bosquejo cíclico es como sigue.
1-3 La
iglesia sufriendo pruebas y tribulaciones.
4-7 La
iglesia vengada, protegida y victoriosa.
8-11
Cristo combatiendo el dragón y sus ayudantes.
12-14 La
ira final sobre el impenitente.
15-16 La
caída de Babilonia y las bestias.
17-19 La
ruina del dragón, Cristo y la iglesia vencedores (Hendriksen 2005:36).
[6] Esta escuela cree que Apocalipsis representa
el eterno conflicto entre el bien y el mal en cada siglo o época, es evidente
que esta escuela se ve obligada a seguir el método alegórico de interpretación
(Carballosa 1997:31s).
[7] Francisco Lacueva, de la misma manera que
Tamez y Trujillo traduce: “…donde también la bestia y el falso profeta
(estaban)” (Lacueva 1984:1019). A.T. Robertson, traduce
también: “donde estaban la bestia y el falso profeta.” (Robertson
2003:760).
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