Por J.A. Torres Q.
Introducción
Cuarto capítulo, “El Reino de
Dios”, páginas 55 a la 69. Más el apéndice de las páginas 323 a la 350,
“Tendencias Recientes en la Escatología”. En este capítulo Hoekema
aborda el tópico del “reino de Dios.” Antes de leer el capítulo, es necesario
sin duda leer el apéndice donde Hoekema en general, hace un buen resumen
de los puntos de vistas de los teólogos más leídos en la década de los 70, años
en que Hoekema escribió este libro.
En este análisis Hoekema analiza a varios teólogos que según él, formaban
parte de las tendencias de aquellos días. Menciona la escatología de Albercht
Ritschl (1822-1889), Adolf von Harnack (1851-1930), Jonathan Weiss (1863-1914),
Albert Schweitzer (1875-1966), Charles Harold Dodd (1884-1973), Óscar Cullmann
(1902-1999), quien al parecer ya había hablado del concepto
tensional del “ya” y el “todavía no” (pág. 337s); Geerhardus Vos
(1862-1949), Rudolf Bultmann (1884-1976), Karl Barth (1886-1968) y Jürgen
Moltmann (1926-). En "general", es un buen resumen.
Análisis general
Hoekema en este capítulo hace un
resumen del tópico en cuestión, el "reino de Dios". Después de
presentar un resumen del apéndice relativo, Hoekema se encamina a examinar “cuidadosamente”
el concepto del reino de Dios (pág. 55), perfeccionando la falencia que
denuncia en su apéndice. Así, va a mencionar una serie de versículos,
demostrando en su tesis que el reino de Dios es tanto algo presente, como
futuro (pág. 64). La tesis de Hoekema se observa resumida, de la siguiente
manera:
“En
resumen, entonces, podemos decir que el reino de Dios, tanto en la enseñanza
de Pablo como en la de Jesús, es
una realidad a la vez presente y futura” (Pág. 65).
|
No hay duda que esta conclusión, es una tesis que cualquier
premilenarista podría afirmar. Ahora, de que el reino es algo presente, Hoekema
lo va a sustentar en una serie de versículos que sin duda hablan correctamente
del aspecto presente del mismo. Por otro lado, la pregunta clave que hace en la
página 58: ¿Cómo hemos de definir el reino de Dios? Va a definir qué es lo que
Hoekema entiende por este concepto. En términos concretos, señala: “El modo
más ampliamente aceptado de entender al reino de Dios es que su significado
primario está más en el dominio o gobierno ejercido por Dios que en un
territorio que él rige.” (Pág. 58). Nótese que para Hoekema no se trata de
un escenario terrenal. Más bien se trata de un dominio que Dios
ejerce.
Cabe señalar que para Hoekema el "reino de Dios" tiene una
cronología básica simple. La era del reino ya ha sido inaugurada, falta la
consumación del mismo lo cual se llevará a cabo con la venida del Señor, quien
instaurará cielos nuevos y tierra nueva. Ahora, acierta Hoekema
al señalar que el reino de Dios “no es un estado de cosas producido por obra
humana, ni es la culminación de un arduo esfuerzo humano” (pág. 59).
Acierta también en señalar que el reino de Dios incluye un aspecto positivo
como uno negativo descrito muy claramente en las parábolas, en primer
lugar: la capacidad de entender las parábolas como una gracia divina (lo
positivo), pero a la vez, la no comprensión de las mismas, como un juicio
divino (lo negativo) (pág. 60).
Ahora, en la página 60 hará una
única alusión al pueblo de Israel relativo al reino citando Mt. 21:43, donde se
lee que el reino le fue quitado a Israel y le sería dado a una nación que
produjera los frutos del mismo. También añade Hoekema que el
propósito esencial del reino, es la salvación en el sentido pleno del término.
Ahora, ¿cuáles son las señales del reino presente? Hoekema menciona
aquí cinco aspectos de ello. A saber:
1. El hecho de
que Jesús echó fuera demonios, demostró que él había logrado la victoria sobre
los poderes del mal. Por lo tanto, esto era una señal de que el reino había
llegado (pág. 60).
2. La segunda señal, es la caída
de Satanás. Citando Lc. 10:18 (“yo veía a Satanás caer de cielo como un rayo”)
Hoekema señala que aunque esto no debe interpretarse literalmente, significa
que la victoria sobre Satanás que los judíos creían sucedería al fin de la era,
ya ha ocurrido en alguna forma durante su misión. Sin embargo, también añade
Hoekema que Satanás no quedó del todo inactivo, aclarando que lo que “sí
ocurrió durante el ministerio de Jesús fue un cierto encadenamiento de Satanás…
una restricción de sus actividades…”
(pág. 61).
3. Una tercera señal de que el
reino de Dios había llegado, fue la realización de milagros (pág. 61).
4. Una cuarta señal, fue la
predicación del evangelio, lo prioritario (Mt. 11:5).
5. Finalmente, la quinta señal que
Hoekema menciona es la dádiva de perdón de pecados por parte de Jesús (Mr.
2:10ss). Una señal que había sido profetizada como una prerrogativa mesiánica
(Isa. 33:24; Jer. 31:34; Miq.7:18-20; Zac. 13:1).
Ahora, una
buena explicación de qué era el reino presente de Dios en el libro, es la
siguiente declaración:
“La
presencia del reino de Dios no era una nueva enseñanza respecto a Dios; era
una nueva actividad de Dios en la persona de Jesús, que traía a los hombres
como experiencia presente lo que los profetas prometieron en el reino
escatológico” (Pág. 62).
|
Sin duda esta declaración, es una buena definición del reino presente.
Una comprensión del reino ajustada a lo que Jesús hizo en su ministerio. Ahora,
también Hoekema menciona un aspecto que puede parecer un poco paradójico como
parte de este reino presente. Escribe:
“Al
hablar de las señales de la presencia del reino es importante recordar que la
venida del reino no significó un fin al conflicto ente el bien y el mal.
Seguirá habiendo conflicto entre el reino de Dios y el reino del mal a lo
largo de la historia, y en este conflicto el pueblo de Dios será llamado a
sufrir.” (Pág. 62).
|
Un versículo que Hoekema citará en respaldo de lo anterior, será Mt.
10:34, “No penséis que he venido para traer paz para la tierra; no he venido
para traer paz, sino espada.” (pág. 62). Así, al final de su disertación,
Hoekema volverá a subrayar que el reino de Dios es algo presente, pero también
futuro (pág. 62, 63 cf. [Mt. 8:11-12; 22:1-14; 13:24-30; 36-43; 1
Cor. 6:9]). La cuestión clave aquí, es que hay una tensión a la que
Hoekema llama el “ya” y el “todavía no”, enfatizando que el reino futuro
implica una redención cósmica (pág. 68) que incluirá como se ha dicho, nuevos
cielos y nueva tierra.
Observaciones y falencias
Lo primero que observamos, es que
Hoekema después que ha desarrollado el apéndice de las tendencias escatológicas
(págs. 323-350) se puede observar la ausencia del punto de vista de la escuela
premilenarista histórica como dispensacional respecto a la noción del reino.
Aunque hay capítulos que al parecer tratan este tema más adelante, en su
recuento o tendencias pesquisadas (apéndice) omite gran parte de los actores
premilenaristas que sí estaban presente en el tiempo o marco histórico que
Hoekema circunscribe su análisis. Sin duda esta no es una crítica de falta de
contundencia, sino simplemente de edición, o de elección del material u
ordenamiento del mismo, por lo que solo hacemos bien en mencionarlo aquí como
un detalle secundario.
Cabe señalar que para Hoekema, la cronología de los eventos
escatológicos, es de algún modo, simple y a la vez un salto a la
eternidad después de esta era presente. Esto es necesario clarificar
aquí, para comprender lo que Hoekema quiere indicar con “reino de Dios.”
Dicho de otro modo, cuando Hoekema habla del reino futuro, no está
hablando de un reino terrenal literal como lo concibe el premilenarismo, no,
está describiendo el estado eterno de los cielos y tierra nueva.
Ahora, una falencia que se observa por omisión notamos es evidente en
este capítulo. A pesar que Hoekema señala que ha hecho un examen “cuidadoso” de
lo que es el "reino de Dios" (pág. 55), ignora toda referencia
veterotestamentaria que tenga que ver con ello. Ha dicho que Juan había anunciado
la visitación de Dios con la llegada de la “era mesiánica” (pág. 57), pero
ignora justamente, la mayoría —sino todos— los pasajes relativos al reino
mesiánico. Cabe señalar que el libro se llama “La Biblia y el
Futuro.” Lo cual no hace justicia a eso de un "cuidadoso examen" al
respecto. La única explicación que observamos de manera deducible, es la
mención que Hoekema hace de Israel relativo a Mt. 21:43, versículo que describe
en palabras de Hoekema: que la nación de Israel como totalidad rechazó el
reino, y que además, Jesús dijo que el reino de Dios le sería quitado y dado a
una nación que produjera los frutos del mismo (pág.
60). Ahora, ¿hay referencias mesiánicas relativas al reino futuro
terrenal en el AT? En la mayoría de los casos, la única manera de llegar a tal
conclusión, es simplemente ignorar lo que el AT señala de manera clara. Cabe
señalar que, aun los teólogos posmileniales como amileniales señalan seguir una
hermenéutica literal, reconocen ambos que:
“…una
interpretación literal de las profecías del Antiguo Testamento nos da
precisamente un cuadro de un reino terrenal del Mesías como el de los
premilenialistas.” (Hamilton en MacArthur 2010:235).
“…si
las profecías [veterotestamentarias] se toman literalmente, ellas sí
predicen una restauración de la nación de Israel en la tierra de
palestina, con los judíos teniendo un lugar destacado en ese reino y
gobernando sobre el resto de las naciones.” (Boettner en MacArthur 2010:235).
|
Notemos algunos pasajes claves que describen de manera abrumadora, un
reino no solo presente y futuro del mesías, sino, constantemente revelado como
un reino literal terrenal, cuestión que Hoekema ignora
totalmente. En efecto, si consideramos las referencias del AT
relativas a las profecías mesiánicas, nos encontraremos con una gran cantidad
de referencias al respecto, notemos algunas de ellas.
Referencias
|
Reinado terrenal
|
Gén. 49:10-12
|
A él se congregarán los pueblos
Un tiempo de abundancia (vs. 11-12)
|
2 Sam. 7:14-16
|
Un reino estable eternamente
Una casa afirmada (próspera)
|
Sal. 2:6
|
Un rey sobre Sión
Un reino firme
|
Sal. 2:8
|
Rey sobre las naciones
Un reino de juicio
|
Sal. 23:27s
|
Sobre las familias de la tierra
Adoración mundial (vs. 27b, 29)
|
Sal. 23:30s
|
Un reino masivo
Un reino de justicia (vs. 31)
|
Sal. 45:6-17
|
Cetro de justicia sobre los pueblos
Adoración mundial (vs. 17b)
|
Sal. 72:1-6
|
Salvación para el pueblo de Dios
Reino de justicia y paz (vs. 7-11)
|
Sal. 85:9-13
|
Su gloria en la tierra
Un reino de justicia
|
Sal. 86:9
|
Todas las naciones le adorarán
Un solo Dios
|
Sal. 89:3-18
|
Un reino ratificado terrenal
Un rey triunfante y glorioso (vs. 10-18)
|
Sal. 89:26-37
|
El rey de reyes sobre la tierra
Un trono firme (vs. 33-37)
|
Sal. 96:1-13
|
Alabanza de toda la tierra
Un trono mundial justo y próspero
|
Sal. 102:13s
|
Reino desde Sión
Servicio mundial a YHVH (VS. 22)
|
Sal. 110:1-7
|
Reino y poder desde Sión
Reino mesiánico mundial glorioso
|
Isa. 2:1-4
|
Sión y Jerusalén capital del rey
Tiempo de paz
|
Isa. 4:1-6
|
Sión, lugar prominente
Tiempo de paz. Lugar de refugio
|
Isa. 9:6-7
|
Un reino con un Rey incomparable
Un imperio sobre el trono de David
|
Isa. 49:1-6
|
Un rey para restaurar a Israel
Un reino de luz a las naciones
|
Jer. 33:14-16
|
Un reinado de justicia en la tierra
Un reino seguro para Israel
|
Dan. 9:24s
|
Establecimiento del reino
La entronización del rey
|
Hag. 2:6-9
|
Una casa, trono y rey glorioso
La entronización del rey
|
Todas estas referencias revelan claramente los aspectos
futuros del reino mesiánico, basado en el pacto incondicional
que Dios hizo a David (2 Sam. 7). No obstante, el NT menciona varias
referencias relativas a la restauración del reino en una era futura y gloriosa,
cuyos aspectos de cumplimiento fueron dados en
términos literales. Y esto, no solo como una creencia del
“judaísmo”, sino como una esperanza objetiva de parte de Jesús y los apóstoles
para Israel y la iglesia. Nótese la siguiente tabla que el Dr. Vlach ha
resumido al respecto.
AT
|
NT
|
Restauración
de Israel
|
Mt.
19:28; Hec. 1:6
|
Salvación
de Israel
|
Lc.
1:68-69; Rom. 11:26
|
Consolación
de Israel
|
Lc.
1:25
|
Descendiente
de David, Rey
|
Lc.
1:32-33
|
Cumplimento
del pacto Abrahámico
|
Lc.
1:54-55
|
Liberación
de los enemigos de Israel
|
Lc.
1:70-74
|
Salvación
para los gentiles
|
Lc.
2:32
|
Salvación
para Jerusalén
|
Mt.
23:37-39
|
Restauración
de la creación
|
Mt.
19:28; Rom. 8:19-22
|
Nuevo
pacto cumplido con Israel
|
Rom.
11:27
|
Reino
después de la tribulación
|
Lc.
21:31
|
(Vlach 2017:6s)
|
¿Cuál es la razón del por qué Hoekema ignora estas referencias? No hay
dudas que son omisiones importantes. Ahora, aunque quizás mencione
algunas de ellas más adelante, la omisión de ellas aquí, queda al debe por el
hecho de que no solo dice haber hecho un “cuidadoso examen” de las referencias
al reino de Dios, sino también, porque es el capítulo del libro, o, uno de los
capítulos que sin duda uno espera encontrar los argumentos claves o un
desarrollo más preciso al respecto. El propio colega de
trinchera escatológica de Hoekema, Grau, señala: “Cualquier estudio sobre el
tema del Reino de Dios sería incompleto si no se prestara atención especial a
los mensajes de los profetas del Antiguo Testamento.” (Grau 1977:157).
Y en efecto, el propio Grau es mucho más meticuloso en este sentido (82 páginas
dedica para tratar el tema del reino de Dios [76-158 págs.]). De hecho, dedica
una parte de su exposición a explicar el concepto del reino de Dios en libros
tan relevantes como Ezequiel y Daniel; este último, quien habla de la pugna
mundial por el poder universal pasando por los imperios babilónico,
medo-persa, romano; el romano reanudado y, el reino perfecto de la “…piedra
que hirió a la imagen [la cual] fue hecha un gran monte que llenó la tierra.”
(Dan. 2:35b). Un reino que el mismo Dios levantará (2:44), y que jamás será
destruido, ni será dejado a otro pueblo; pues desmenuzará a todos los reinos
predecesores triunfando rotundamente sobre ellos. Un reino que “…permanecerá
para siempre.” (Dan. 2:44c). Nada de esto menciona Hoekema, siendo que los
profetas así como Daniel aquí describen claramente la venida de un reino
perfecto.
No fue entonces desubicada[1] la pregunta de
los judíos como algunos teólogos reformados hacen ver: “¿Restaurarás el reino
en este tiempo?...” (Hec. 1:6). Es por ello que la mejor respuesta del
comentarista reformado a esta pregunta, tiene que ser de índole simbólica, así
escribe Hendriksen: “…a la luz de la respuesta de Jesús es posible e incluso
plausible dar una interpretación espiritual a la pregunta de los apóstoles”
(Hendriksen 2001:55). Nótese: ¡Interpretación
“espiritual”! No debemos asustarnos con esta respuesta, es el concepto
reformado del reino que en una maniobra hermenéutica totalmente
inconsistente confluye en la espiritualización del reino de Dios
prometido por el mismo Creador del reino; por supuesto, la confesión es gradual
que usará el NT para ello. Así, se trata de una "redefinición" del
reino, de una "reinterpretación" del reino, de un significado
"más profundo" del mismo que los escritores del NT supuestamente le
dieron; de una "reinterpretación radical", y
esencialmente, y concretamente, simplemente de una
espiritualización del mismo que se "ve" en el NT, claro, según el conglomerado
reformado. En las propias palabras de los siguientes amilenaristas.
uno puede constatar lo anterior, esto es, que finalmente el teólogo reformado
simplemente espiritualiza el reino de Dios.
En las propias palabras de los
siguientes amilenaristas.
N.T.
Wright escribió: Jesús pasó todo su ministerio redefiniendo lo que significaba el reino. Se negó a abandonar el
lenguaje simbólico del reino, pero lo llenó de un contenido tan nuevo que,
como hemos visto, subyugó poderosamente las expectativas judías (N.T.
Wright 1999, Jesús y la victoria, pág. 471, citado por Vlach)
De George
Eldon Ladd, el Dr. Vlach señala: Las ideas del reino de Ladd se basaban en su
creencia de que el NT a veces reinterpreta el AT y que el NT a menudo usa los pasajes
proféticos del AT no contextualmente. Por ejemplo, Ladd declaró:
“El
hecho es que el Nuevo Testamento frecuentemente interpreta las profecías del Antiguo
Testamento de una manera no sugerida por el contexto del Antiguo
Testamento.” (Ladd, 1977, Historic Premillennialism” in The
Meaning of the Millenniun,: four Views, pág. 20.)
El mismo
Ladd añadiría que el NT descubre un significado más profundo de los pasajes
del AT: “las profecías del Antiguo Testamento deben ser interpretadas a la
luz del Nuevo Testamento para encontrar su significado más profundo.” (Ibíd,
pág. 23).
Además,
Ladd argumentó que el NT a veces trasciende las bendiciones físicas del AT
para Israel en bendiciones espirituales para la iglesia. Y, reconociendo que
el AT describe una esperanza terrenal, señaló igual que las promesas físicas
a Israel ahora son “reinterpretadas”,
siguiendo el concepto de la supeditación del AT al Nuevo. Escribió:
El
Antiguo Testamento debe ser interpretado por el Nuevo
Testamento. En principio es muy posible que las profecías dirigidas
originalmente al Israel literal describiendo bendiciones físicas tengan su
cumplimiento exclusivamente en las bendiciones espirituales disfrutadas por
la iglesia. También es posible que la expectativa del Antiguo Testamento
de un reino en la tierra pueda ser reinterpretada por
el Nuevo Testamento en conjunto de bendiciones en el reino espiritual (Ladd,
1960 “Revelación 20 y el milenio”, pág. 167).
Kim
Riddlebarger, de la misma manea que Ladd, afirmó la creencia en la
reinterpretación de la escatología del AT, pero además, también creía que el
NT era prioritario sobre el AT, así, escribió:
“Si los escritores del Nuevo
Testamento espiritualizan las profecías del Antiguo Testamento aplicándolas
en un sentido no literal, entonces el pasaje del Antiguo
Testamento debe ser visto a la luz
de esa interpretación del Nuevo Testamento, no viceversa.” (Kim Riddlebarger
en “A Case for Amillennialism”, 2003)
|
Uno puede entender el silencio de Hoekema en este sentido, quizás
también la tensión de ser sincero. Ser acusado de espiritualizar la profecía
del AT, no es un epíteto agradable. No obstante, las citas anteriores revelan
claramente que los teólogos reformados claramente se toman esta licencia
anti-hermenéutica, ignorando así un gran cúmulo de promesas y profecías
incondicionales de Dios a Israel tocante el reino mesiánico. Louis Berkhof ha
dejado bastante claro lo anterior, pues sin tapujos formales declaró tocante al
reino de Dios que —supuestamente— Jesús: “…lo amplió y lo
transformó y lo espiritualizó.” (Louis Berkhof 1951,
“The Kingdom of God”, pág. 13). Sin duda la segunda razón de esta
hermenéutica bipolaridad amilenarista, es como se ha aludido, la
creencia de que el NT reinterpreta al AT, un errado concepto necesario para
toda la estructura escatológica amilenarista, por supuesto, para que tal
sistema siga en pie.
Ahora,
¿es realmente admisible la teoría amilenarista de la
"reinterpretación" del AT? ¿Espiritualizaron los apóstoles y Jesús el
reino de Dios? Nos adherimos a la respuesta del Dr. Vlach a esta idea y
rechazamos el concepto de reinterpretación en base a una supremacía del NT
sobre el AT pues es algo insostenible que sin duda merece otro artículo. Es un
corolario de toda hermenéutica consistente y ortodoxa el dogma de que la
revelación posterior de Dios —el NT— se basa en, armoniza con, y se complementa
con la revelación anterior, esto es: El Antiguo Testamento. Dicho de otro modo,
el NT no reinterpreta la revelación anterior, sino, la complementa. En
efecto, Dios no reinterpreta lo que dijo anteriormente (Vlach 2017:6s)
Bibliografía
Hoekema A.
Anthony 2008. La Biblia y el Futuro. Grand, Rapids, MI: Desafío.
Grau, José 1977. Curso de Formación
Teológica Evangélica, 7, Escatología final de los tiempos.
Viladecavalls, España: Clie.
Parker, G.
Jorge 1998. Estudio sobre Hechos. Grand, Rapids: Portavoz.
Vlach, Michael 2017. Puntos
de Partida Correctos Para Comprender el Reino. Internet URL: https://evangelio.blog/2017/10/25/puntos-de-partida-correctos-para-comprender-el-reino/
MacArthur,
John, 2010. Comentario a los Hechos. Grand, Rapids, MI:
Portavoz.
[1] Por ejemplo, John Stott en su comentario a este libro (Hechos), según
Stott— casi una pregunta necia. Siguiendo a Calvino escribió: “El verbo
[restaurar], el sustantivo [Israel], y el adverbio [ahora] de la pregunta,
delatan, todos, una confusión doctrinal acerca del reino.” (Stott 2010:40).
Sin duda Stott tiene razón cuando dice que el reino de Dios vino
para reclutar testigos, no soldados, pero, la observación de Stott
va más allá de lo que el lector común observa, esto, pues no cree en un
reino milenial literal (Apo. 20). Así escribe
también Jorge. G. Parker: “La mayoría de los expositores están de
acuerdo en criticar la “torpeza” de los Apóstoles: “! Tantas enseñanzas habían
recibido del Señor y todavía no comprendían que el Reino era Espiritual y
Universal”!...» (Parker 1998:24).
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