Por Pr. J.A. Torres Q.
Los griegos helénicos hablaban
de→ ἐλευθερία (eleuthería) “libertad” y→ ἐλευθερος (éleutheros) “[ser] libre”; en otras palabras, creían en la libertad
humana. No obstante y lo paradójica, vivían estos conceptos en una sociedad que
admitía la esclavitud de hombres, quienes, a diferencia de los “libres”, no disponían
de sí mismos en la pólis (ciudad),
esto, porque pertenecían a otro (dueño), o sea, eran esclavos. De allí que en
términos políticos, para los filósofos griegos (Platón, Aristóteles,
Herodoto) “democracia” —como la que permite a todos los ciudadanos los mismos
derechos— vino a ser la mejor manera de lograr la libertad, por ello
Aristóteles (384-322 a.C.) consideraba la pólis
como la comunidad de los hombres libres. Sin embargo, —como dijimos— era una
paradójica libertad democrática, pues, como escribiera Schlier: “…el concepto de libertad en la democracia
ática contenía el germen de su propia decadencia, ya que al promover el
desarrollo individual socava la ley sobre la cual descansa. La libertad para
los hombres, se convirtió en libertad de hacer lo que se les daba la gana. En
otras palabras, la ley del yo reemplazó a la ley de la→ politeía→ ciudad
estado; la garante de la libertad.” (Schlier 2002:225).
En contraste a la noción griega de “libertad”, los cristianos
del primer siglo tenían otro concepto de estos términos —y en esencia— de la
“libertad humana”. Pedro, literalmente usando los mismos vocablos que los
helénicos conocían, escribió: “… la
voluntad de Dios: [es] que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los
hombres insensatos; como libres→ [ἐλεύθερος (eleútheros)]→ “libre” pero no como los que tienen la
libertad→ [ἐλευθερία
(eleuthería)]→ “libertad” como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de
Dios.” (1 Ped. 2:15-16) RV60. Esto ya fue radicalmente diferente. A pesar que no existe en el NT un relato, un
hecho que nos revele una disputa concreta respecto el libre albedrío, Jesús,
dirigiéndose a los judíos incrédulos (fariseos, escribas, y saduceos, los
primeros, que creían en el libre albedrío del hombre), les habló de la→ ἐλευθερος (éleutheros)
“libertad, de ser libre” (Jn. 8:32), un término que los ofendió, porque creían
que en Abraham estaban eximidos de toda esclavitud, fundamentalmente creían ser
libres en el sentido espiritual; Sin embargo, no conocían la connotación real y
espiritual de la frase ὄντως ἐλεύθεροι (óntos éleútheroi
Jn. 8:36)→ «“verdaderamente” libres»,
un simple adverbio hizo la diferencia entre el concepto humanista de “libertad”
helénica, y la verdadera libertad que proclamaron los apóstoles. Por contraste,
la declaración de Jesús tuvo un eco inquietante para los que creían ser libres
en aquella sociedad, pues añadió: “…De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado.” (Jn. 8:34) RV60. ¿Tenía el hombre secular de esta sociedad
realmente libertad, libre albedrío? Y por cierto, ¿acaso el hombre actual, ha
cambiado ontológicamente respecto el griego del primer siglo? No hay otra
respuesta y aún, otro remedio, Jesús dijo, y a manera de conclusión:
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn. 8:38) RV60.
Conclusión: No hay verdadera libertad, sin Cristo.
Bibliografía
González, Justo 2009.Historia del cristianismo. Miami, FL: Unilit.
González,
Justo 2010.Historia del pensamiento
cristianismo. Miami, FL: Unilit.
Schlier, H. 2002. Art: “ἐλευθερία/ἐλευθερος” En: Kittel, G.
& Friedrich, G. (eds.) 2002. Compendio
del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 225s.
Torres, A.
Joel 2015. ¿Decisionismo o evangelismo Bíblico?
ISBN 978-956-351-515-2, Victoria, IX Región: Chile.
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