La
Neo-Ortodoxia es un sistema de pensamiento opuesto a la visión bíblica de la
realidad. Estos dos sistemas se hallan compitiendo por las mentes de los
evangélicos que viven en los 1990’s.
En
1978 un grupo de teólogos se reunió en Chicago, bajo la bandera del Concilio
Internacional sobre la Inerrancia Bíblica (ICBI, por sus siglas en Inglés) para
redactar un documento que hiciese historia en la Iglesia y que pudiera
presentarse en oposición al extravío neo-ortodoxo entre los evangélicos. Al
momento de esa reunión la agenda teológica estaba siendo establecida por los
teólogos neo-ortodoxos. Igual que todos los documentos históricos del
Cristianismo la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica se creó a
partir de un esfuerzo por parte de los líderes del Cristianismo de reunirse por
consentimiento común y forjar una posición bíblica que se levantase en
oposición a una herejía actual.
La
declaración de ICBI fue formulada en forma de un conjunto de Afirmaciones y
Negaciones. Como Francis Schaeffer nos recuerda, en el mundo filosóficamente
confundido de hoy, donde las palabras son distorsionadas, devaluadas y
deliberadamente redefinidas, no podemos dar por sentado que hemos sido
entendidos a menos que digamos con claridad qué es lo que no queremos dar a
entender lo mismo que decir lo que sí queremos dar a entender. Entre los 19
Artículos de la Declaración de Chicago, los Artículos III al XIX se hallan en
directa oposición a las doctrinas neo-ortodoxas específicas que actualmente
están siendo enseñadas en clases y en escritos de muchos profesores en así
llamados seminarios “evangélicos” en los Estados Unidos.
A
continuación se halla una lista de herejías neo-ortodoxas y representaciones
falsas que los evangélicos liberales quieren que creamos con respecto a la
Biblia. A la derecha de cada herejía se encuentra un Artículo de la Declaración
de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica que se halla en oposición a la herejía.
Esta tabla puede ser útil como una “lista de control” por parte de comités que
buscan emplear personal para sus equipos en iglesias y organizaciones para
determinar si los candidatos han sido influenciados por las tendencias
liberales. La mayoría de estudiantes y pastores neo-ortodoxos y evangélicos
liberales no saben que han sido influenciados de la manera en que lo han sido y
es probable que afirmen lo contrario. Esta lista será una prueba útil de sus
afirmaciones.
Herejía Neo-Ortodoxa
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Posición Bíblica (Declaración de Chicago)
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1. La
Biblia es solamente un testigo de la revelación, o llega a ser revelación en
un encuentro. La Biblia en sí no es revelación absoluta y divina. Las marcas
negras en una página en blanco no pueden jamás ser revelación en y por sí
mismas.
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Artículo III
AFIRMAMOS
que la Palabra escrita, en su totalidad, es la revelación dada por Dios.
NEGAMOS que la Biblia sea únicamente un testigo de la revelación, o que
llegue a ser revelación solamente en un encuentro, o que dependa de su
validez.
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2. El
lenguaje humano es inadecuado como vehículo para comunicar la verdad divina
absoluta.
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Artículo IV
AFIRMAMOS
que Dios, quien hizo a la humanidad a Su imagen, ha usado el lenguaje como un
medio de revelación.
NEGAMOS
que el lenguaje humano se halle tan limitado por nuestra condición de
creaturas creadas que se hace inadecuado como un vehículo para la revelación
divina.
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3. La
revelación posterior algunas veces contradice la revelación anterior. A
menudo el amor se opone a la justicia bíblica.
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Artículo V
AFIRMAMOS
que la revelación de Dios en las Sagradas Escrituras fue progresiva.
NEGAMOS
que la revelación posterior, que puede cumplir la revelación anterior, jamás
la corrige o la contradice. NEGAMOS además que cualquier revelación normativa
haya sido dada a partir del momento en que se completó el canon del Nuevo
Testamento.
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4. La
Biblia es, en un cierto sentido, la Palabra de Dios (en singular) pero las
palabras de la Biblia no son las Palabras de Dios (en plural.) Aunque la
Biblia es inspirada en algún sentido, las palabras y oraciones exactas no son
inspiradas a la manera en que Hodge y Warfield declararon el caso.
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Artículo VI
AFIRMAMOS
que la totalidad de la Escritura y todas sus partes, aún las mismas palabras
originales, fueron dadas por inspiración divina. NEGAMOS que la inspiración
de la Escritura pueda afirmarse con justa razón con respecto al todo pero no
respecto a las partes, o de algunas partes pero no de la totalidad.
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5. La
Biblia, como libro, no es cualitativamente diferente a ningún otro libro. Los
escritores bíblicos fueron excepcionalmente sensibles al movimiento de Dios
en sus vidas y en la historia alrededor de ellos y registraron, de la mejor
manera que pudieron, lo que observaron, sin ninguna intervención milagrosa en
la que Dios estuviese escogiendo las palabras.
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Artículo VII
AFIRMAMOS
que la inspiración fue la obra por la cual Dios, por Su Espíritu y a través
de escritores humanos, nos dio Su Palabra. El origen de la Escritura es
divino. La mecánica de la inspiración divina sigue siendo para nosotros, en
gran parte, un misterio.
NEGAMOS
que la inspiración pueda ser explicada meramente en términos de la
perspicacia humana, o a elevados estados de conciencia de cualquier tipo.
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6. La
doctrina de la inerrancia, tal y como Warfield la establece, requiere que
Dios hubiese dictado las oraciones y que pasara por alto las personalidades
de los autores humanos.
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Artículo VIII
AFIRMAMOS
que Dios en Su Obra de inspiración utilizó las personalidades y los estilos
literarios distintivos de los escritores a quienes había escogido y
preparado. NEGAMOS que Dios, al hacer que estos escritores usaran incluso las
palabras que Él había escogido, hubiese anulado sus personalidades.
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7.
Puesto que “errar es de humanos,” todos los escritos humanos, incluyendo la
Biblia, están contaminados con errores, ideas equivocadas, exageraciones o
eufemismos.
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Artículo IX
AFIRMAMOS
que la inspiración, aunque no confiriera omnisciencia, garantizó la expresión
fiel y fidedigna de todos los asuntos sobre los cuales los autores Bíblicos
fueron movidos a hablar y escribir.
NEGAMOS
que el carácter finito o la condición caída de estos escritores, por
necesidad u otra razón, introdujeran distorsiones o falsedades en la Palabra
de Dios.
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8.
Puesto que los manuscritos originales ya no existen, es una pérdida de tiempo
incluso hablar de ellos confiriéndoles ya sea inerrancia o la presencia de
errores.
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Artículo X
AFIRMAMOS
que la inspiración, estrictamente hablando, se aplica únicamente al texto
autográfico de la Escritura el cual, en la providencia de Dios, puede ser
establecido a partir de los manuscritos disponibles con gran precisión.
AFIRMAMOS
además que las copias y las traducciones de la Escritura son la Palabra de
Dios en la medida en que representen fielmente el original.
NEGAMOS
que cualquier elemento esencial de la fe Cristiana se vea afectado por la
ausencia de los autógrafos.
NEGAMOS
además que esta ausencia haga que la afirmación de la inerrancia bíblica se
convierta en algo inválido o irrelevante.
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9. La
Biblia puede ser “infalible,” pero no es inerrante.
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Artículo XI
AFIRMAMOS
que la Escritura, habiendo sido dada por inspiración divina, es infalible, de
modo que, lejos de inducirnos al error, es verdadera y confiable en todos los
asuntos que aborda.
NEGAMOS
que sea posible que la Biblia sea al mismo tiempo infalible y errada en sus
declaraciones. La infalibilidad y la inerrancia se pueden distinguir, pero no
separar.
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10. La
Biblia es verdadera en asuntos de fe y práctica, doctrina y moral, pero no es
necesariamente cierta cuando habla de asuntos de interés para la historia y
la ciencia.
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Artículo XII
AFIRMAMOS
que la Escritura es inerrante en su totalidad siendo libre de toda falsedad,
fraude o engaño.
NEGAMOS
que la infalibilidad y la inerrancia Bíblica se limiten a temas espirituales,
religiosos o relacionados con la redención, excluyéndose de dar afirmaciones
en los campos de la historia y la ciencia.
NEGAMOS
además que las hipótesis científicas sobre la historia de la tierra (la
geología) puedan usarse de manera debida y apropiada para anular la enseñanza
de la Escritura con respecto a la creación y el diluvio.
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11. La
inerrancia queda negada o invalidada por palabras mal escritas, la gramática
informal, la hipérbole y las cifras redondeadas.
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Artículo XIII
AFIRMAMOS
el carácter apropiado del término inerrancia como término teológico con
referencia a la completa veracidad y confiabilidad de la Escritura.
NEGAMOS que sea apropiado evaluar la
Escritura de acuerdo a criterios de verdad y error que sean ajenos a su uso y
propósito. NEGAMOS además que la inerrancia sea invalidada por fenómenos
bíblicos tales como la falta de precisión técnica moderna, irregularidades en
la gramática o en la ortografía, descripciones de la naturaleza basadas en la
observación, el reportaje de falsedades, el uso de la hipérbole y las cifras
redondeadas, la disposición temática del material, la variación en las
selecciones de material en los registros paralelos, o el uso de citas libres.
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12. Si
no existen en la actualidad soluciones a las aparentes contradicciones y
errores, esto quiere decir que nunca existirán tales soluciones.
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Artículo XIV
AFIRMAMOS
la unidad y la consistencia interna de la Escritura.
NEGAMOS
que los supuestos errores y discrepancias que aún no hayan sido resueltos
menoscaben las afirmaciones de verdad que hace la Biblia.
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13. La
Biblia no enseña la inerrancia.
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Artículo XV
AFIRMAMOS que la doctrina de la inerrancia
se fundamenta en la enseñanza de la Biblia con respecto a la inspiración.
NEGAMOS
que la enseñanza de Jesús acerca de la Escritura pueda ser descartada debido
a presiones para complacer a otros o a cualquier otra limitación natural de
Su humanidad.
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14. La
doctrina de la inerrancia de la Escritura es nueva en el escenario de la
historia de la Iglesia. Esta fue inventada por Francis Turretin en el siglo
XVII y fue popularizada en nuestro siglo por B. B. Warfield. No era creída
por parte de la Iglesia primitiva, Agustín, los Católicos Romanos o los
Reformadores.
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Artículo XVI
AFIRMAMOS
que la doctrina de la inerrancia ha sido parte integral de la fe de la
Iglesia a lo largo de su historia.
NEGAMOS
que la inerrancia sea una doctrina inventada por el Protestantismo
Escolástico, o una posición reaccionaria postulada en respuesta a la
valoración negativa de la alta crítica.
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15. El
testimonio del Espíritu Santo debe operar en conjunción con la Palabra
Escrita para que esta pueda ser la Palabra de Dios para nosotros.
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Artículo XVII
AFIRMAMOS
que el Espíritu Santo da testimonio de las Escrituras y les asegura a los
creyentes la veracidad de la Palabra escrita de Dios.
NEGAMOS
que este testimonio del Espíritu Santo opere de manera aislada o en contra de
la Escritura.
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16. La
alta crítica y la remoción de las “incrustaciones culturales” del texto son
necesarias para interpretar apropiadamente la Escritura.
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Artículo XVIII
AFIRMAMOS
que el texto de la Escritura ha de ser interpretado aplicando la exégesis
gramático-histórica, tomando en cuenta sus formas y recursos literarios, y
que la Escritura ha de interpretar la Escritura. Negamos la legitimidad de
cualquier tratamiento del texto o la búsqueda de recursos que se hallen
detrás de estos que puedan llevar a la idea de que sus enseñanzas son
relativas o desprovistas de contexto histórico – descartándolas así en el
proceso, o rechazando sus declaraciones relacionadas con la autoría.
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17. La
inerrancia puede ser rechazada sin ninguna consecuencia seria para la Iglesia
o para la santidad personal.
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Artículo XIX
AFIRMAMOS
que la confesión de la plena autoridad, infalibilidad e inerrancia de la
Escritura es vital para un sólido entendimiento de la totalidad de la fe
Cristiana.
AFIRMAMOS
además que tal confesión debiese conducir a una creciente conformidad a la
imagen de Cristo.
NEGAMOS
que tal confesión sea necesaria para la salvación. Sin embargo, NEGAMOS
además que la inerrancia pueda ser rechazada sin graves consecuencias, tanto
para el individuo como para la Iglesia.
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