Por J.A. Torres
Q.
Terminando de leer dos obras reformadas relativas a los pactos divinos en busca
del fundamento bíblico real de la Teología del Pacto para nuestra serie
sobre "Mateo 24, una interpretación consistente" en donde también evaluaremos
la Teología del Pacto (TP). Hasta ahora, —ya terminando— ningún fundamento,
solo lo mismo una y otra vez, deducciones. Por supuesto, el caso de Zacarías
9:11 y la interpretación de A.W. Pink deja ver algo más que es común
a la hora de defender la TP, algo que ya es una cuestión necesarista en la
hermenéutica del pacto, esto es: la necesaria tergiversación de versículos para
poner en ellos una idea que no dice el autor bíblico para sustentar la
deducción de todo el entramado artificial que sostiene la TP por medio de una
eiségesis necesarita. Ahora bien, ¿a qué nos referimos
con eiségesis necesarita?
La “eiségesis” es aquel error de interpretar un texto introduciendo
ideas pre-subjetivas. “Necesarista”, tiene relación a
aquello que es más que necesario, sino que, como dice el dicho —la necesidad
tiene cara de hereje— se requiere para mantener cierto estatus. En
este caso, la eiségesis de la Teología del Pacto es una cuestión común, porque
es algo "urgente" para que el esquema pueda mantenerse. En este caso,
el esquema es mucho más relevante que la rigurosidad de una correcta exégesis.
Dicho en otras palabras, si el teólogo pactual requiere hacer decir al texto
algo que no dice, no solo este proseguirá adelante con dicha eiségesis, sino
que además, “utilizará” dicho versículo para mantener la estructura pactual.
Este es el caso de A.W. Pink con Zacarías 9:11 como veremos a continuación,
algo característico en los teólogos del pacto.
¿Cuál es el ejemplo entonces? Antes de indicarle el
ejemplo, me llama curiosamente la atención el llamado de los editores, quienes
dicen:
“…escribimos desde la convicción, y no
quisiéramos que siquiera antes de haber empezado aquellos que no compartan la
posición escatológica del autor se vean inducidos a desechar esta obra o
pensar que no hay nada aquí para ellos. Por el contrario, esperamos
gustosamente y de todo corazón que puedan someter a prueba sus creencias, con
la única intención de abrazar lo que la Sola Escritura, una vez expuesta,
demuestre.” (pág. 6).
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Suponiendo que gustosamente accedemos de todo
corazón a someter nuestras creencias a lo que la “Sola Escritura” nos muestra
por medio de A.W. Pink ¿qué haces cuando te
encuentras con la siguiente “exégesis” de Pink:
«En respuesta al cumplimiento de Cristo a todos
las condiciones, el Padre le dice: “y en cuanto a ti, por la sangre de mi
pacto contigo, he librado a tus cautivos (aquellos que le fueron dados desde
antes de la fundación del mundo, pero que en Adán incurrieron en
condenación), de la cisterna en la que no hay agua” (Zac. 9:11).» (pág. 20).
|
Por
supuesto, —pienso— qué raro, he leído Zacarías pero al parecer no
dice lo que este autor señala aquí. ¿Qué dice Zacarías entonces?
Nota con atención: “Y tú también por la sangre de tu pacto serás
salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua.”
(Zac. 9:11 RV60). ¿A ver?
—diría cualquier lector atento— Pink dice varias cosas que no dice Zacarías.
Primero, veamos algunas cosas del contexto. Zacarías está
escribiendo en el contexto del regreso (posexílico [520-518 a.C.]). No habían
vuelto todos los judíos a Jerusalén, solo los del primer regreso,
por lo que aún quedaban muchos en Babilonia. Segundo, el capítulo 9 de Zacarías
revela varias profecías relativas a la restauración futura de Israel, pero
también, acerca de su regreso a su tierra como es propio en el mensaje de los
profetas por medio de la perspectiva escatológica o escorzos proféticos. Así,
el versículo 9 tuvo un cumplimiento cabal en la primera venida de
Cristo, tal cual el profeta lo predijo, así, vino: “…justo y salvador,
humilde y cabalgando sobre un asno…” (Zac. 9:9 cf. [Mt.
21:4-5]). Así, la segunda parte de esta profecía: su segunda venida, vendrá
para traer paz a las naciones, tiempo en que Él reinará —dicen los
profetas— de mar a mar, cuestión que se repite una y otra vez en el
AT (Isa. 2:3-4; 9:6→7) como también, en los salmos (Sal. 22:1-26→27-31). Ahora,
¿qué dice Zacarías en 11:9? ¿Se refiere a Cristo como dice Pink? Vamos por
parte en la siguiente exégesis.
Primero, “y tú” (Zac. 9:11a), es una
referencia clara a Israel como puede verificar el lector en el mismo
contexto; además, como es propio de los profetas hebreos y el
pensamiento espiral, la expresión “y tú” (גַּם־אַ֣תְּ) es
transicional y a la vez, contextual, de allí que LBLA como NVI
traduzcan “en cuanto a ti” como una alusión a Israel que, como
señalamos en el contexto directo el profeta alude
como “hija de Sión” (9:9), “prisioneros” (9:12), “los
restauraré” (9:12), “Judá” (13), “tus hijos, oh Sión” (13) y “jóvenes y
doncellas” (17).
Segundo, dice Zacarías: “Y tú también por la
sangre de tu pacto serás salva…” (Zac. 9:11a RV60). Esta frase recuerda el
pacto de Dios con ellos concertado en Génesis 12 confirmado en el
Sinaí (Éxo. 24:8), lo cual indica el profeta que es solo por esta
razón que YHVH los “salvará”, de allí que Zacarías use la segunda persona singular
(בְרִֽיתְךָ)
de berit (pacto), así: “…por la sangre de tú pacto”, y
no como dice Pink, “…la sangre de mi* pacto” como erradamente traduce
NVI. Aunque "teológicamente" no es incorrecto señalar que este pacto
es de Dios, Zacarías —o más bien, el Espíritu Santo— quiere
subrayar por medio de la sinécdoque “tú” pacto, la relevancia de que
Israel aun en exilio, sigue siendo el pueblo de Dios.
Tercero, el “y
tú” (καὶ σὺLXX) se distingue del “y su” mesiánico del verso 10, quien sin duda será
finalmente quien destruirá los “arcos de guerra” en contra de Israel (cf.
Zac. 12:1-14) y traerá paz a las naciones cuando venga en “aquel día” (Zac.
9:16→14:1-16*ss). Mientras tanto, —dice el profeta— y, de acuerdo al pacto
concertado por Dios con ellos sacará al resto de los que están en la cisternas
sin agua cómo eran común en aquellos días (Gén. 37:24; Jer. 38:6), una
alusión a la miseria de los judíos exiliados aún en
Babilonia.
Cuarto, literalmente Zacarías habla —teniendo a
Dios como sujeto— que Él va a “salvar”RV60 a aquellos “presos” (δέσμιοςLXX [Gén. 39:20]), aquellos que aún estaban en exilio,
lit.: “[los] liberaré”. Ahora, hay que observar con más detención lo
que Zacarías dice aquí. Primero, el acto salvífico al que se refiere Zacarías
no tiene que ver con lo que dice Pink, (“aquellos que le fueron dados desde
antes de la fundación del mundo, pero que en Adán incurrieron en condenación”)
que lisa y llanamente es una imposición anacrónica al texto del
concepto paulino soteriológico (Efe. 1:3ss), cuando en términos locutivos e
ilocutivos Zacarías se está refiriendo al rescate histórico, para lo cual el
profeta usa el perfecto enfático (piel) del verbo shalaj (שָׁלַח). Sin
embargo, aquí hay algo más, algo raro en el texto hebreo, pues, shalaj traducido
por “serás salva”RV60 o como una acto perfectivo como traduce
LBLA “he librado”, significa realmente “arrojar”, “enviar lejos” o
“despachar”, que es el significado mayoritario; y sí, también
tiene la idea liberar, pero este, aunque está presente en la idea es
un significado secundario.
¿Por qué entonces los traductores eligieron el
verbo “salvar”, o liberar”? Note nuevamente como Pink es dirigido en su
“eiségesis” por sus propias ideas —y quiere convencer al
lector— de que esto es una alusión soteriológica en términos paulinos (Efe.
1:3ss). Específicamente, shalaj (שָׁלַח) sí,
puede ser traducido por “salvar” o liberar” que es la
consecuencia concreta del verbo. Esto, porque —como ya aludimos— Zacarías usa
el piel perfecto del verbo shalaj que de hecho,
puede ser traducido como un acto acabado como lo vuelca LBLA (“he librado”) y
también, por supuesto, como una perspectiva futura en vista de lo que es propio
en los profetas: el uso del perfecto en heterosis verbal (acciones acabadas:
los liberó) aun cuando esto no es así aún literalmente, como un elemento
retórico de certeza futura (“p.ej.: “Pero yo [ya] he puesto mi Rey en Sion”
[Sal. 2:6]). Pero, aparte de todo lo anterior, y en vista que es un verbo
enfático (piel) aquí adquiere y tiene el significado de “dejar ir”, y, por
supuesto: ¿quién finalmente dejó ir a Israel en el cautiverio?
Circunstancialmente fueron los babilonios, pero, teológicamente fue Dios, lo
cual la versión JER traduce mucho mejor: “En cuanto a ti, por la sangre
de tu alianza, yo soltaré a tus cautivos de la fosa en la que no hay agua.”
Dicho en otras palabras: Teológicamente fue Dios
quien esparció a Israel, pero también fue el que los alejó (rescató) del
cautiverio; y para ello Dios movió los hilos de la historia despertando a Ciro
(un rey pagano [Esd. 1:1-4]) y de hecho, también a Artajerjes (otro rey pagano
[Neh. 2:1-8] cf. Pro. 21:1) para que Su pueblo volviera a la tierra en
donde el mismo los esparció como castigo (Jer. 25:11). Todo esto, no
es una cuestión que solo Zacarías quiere manifestar
aisladamente, Miqueas usando este mismo verbo señala que Dios
como sujeto (hifil) de las acciones no solo los volverá a recoger en el futuro,
sino que también hará algo increíble con ellos, algo que es propio solo del
Dios verdadero: se compadecerá nuevamente de Su pueblo y
además, pisoteará sus culpas, pero además, hará algo que los
enemigos de Israel no pueden concebir, en palabras de Miqueas: ¡Tú
arrojarás [shalaj] al fondo del mar todos nuestros pecados!” (Miq. 7:19
JER). ¿Cuándo, en qué
contexto histórico? Deje que el texto conteste esta pregunta, lea con atención
Miqueas 7:11-20.
Quinto y final: ¿Qué señala el contexto directo de
Zacarías 9:11? Siguiendo la “rigurosidad” exegética de Pink, ¿se
trata de la iglesia? Versículo 12: Dios sigue confirmando lo anterior, y llama
a los expatriados a volver prometiéndoles restauración; tal cumplimiento
histórico no es otra cosa que el prototipo de la restauración futura (segunda
venida cf. Zac. 12-14) del mesías para con ellos (9:10). Versículo
13: Dios dice que ha hecho a Judá fuerte (“te he entesado”) como un arco a
punto de herir a sus enemigos, una alusión profética escatológica de su futura
restauración, de hecho, es una declaración que Joel ilustra evocando
lo que Israel dirá en aquel día: ¡Somos fuertes en nuestro Dios! (Jl. 3:11)
cuando además, en “aquel día” añade Zacarías, YHVH defienda al
morador de Jerusalén (Zac. 12:8).
La imagen que
Zacarías presenta con este versículo y en su contexto, nada tiene que ver con
la idea de A.W. Pink, sino, con un asunto que es propio de los
profetas: juicio y restauración, que aquí es visto de manera telescópica y como
un prototipo de la futura restauración de Israel en “aquel día” (una alusión
común en el AT para el día de YHVH, la segunda venida) en que Dios mismo los
salvará (Zac. 9:16), y hará grandes cosas con ellos que el coro polifónico de
los profetas nos cantan y reiteran una y otra vez sucederá cuando Él los salve
“aquel día” (Zac. 9:11), pues:
1.
Será el “día” en que לַיהוָ֥ה צְבָא֖וֹת “YHVH
de los Ejércitos” garantizará la salvación de Su pueblo (vs. 14-16). El día en
que YHVH mismo defenderá a Judá (Zac. 12:7) y al morador de Jerusalén (Zac.
12:8; Jl. 3:15-16).
2.
El día en que YHVH será visto —dice Zacarías— y en el que Su gloria y
poder harán la diferencia entre el inmenso poder de Su pueblo ante
las naciones enemigas (Zac. 12:9; 14:1-2, 12)
3.
El día en que las naciones que sitiaren en odio a Jerusalén lamerán el
polvo (Miq. 7:17), día en que estas naciones se avergonzarán de sus iniquidades
cuando Dios derrame su enojo y todo el ardor de su ira sobre ellos (Miq. 7:16;
Sof. 3:8; Jl. 3:9-14)
4.
El día que Dios pondrá a Jerusalén por copa que hará temblar a las
naciones (Zac. 12:2) circunstancia en que dirán de Judá: ¡tienen fuerza
en לַיהוָ֥ה צְבָא֖וֹת “YHVH de los
Ejércitos”! (Zac. 12:5)
5.
El día en que las naciones sabrán que Dios santificó a Israel y que Él
vive en medio de ellos para siempre (Eze. 37:25-28)
6.
El día en que YHVH rugirá desde Sion y ellos “conocerán” que YHVH es Su
Dios que habita en Sion y nunca más Jerusalén será pisoteada por extraños (Jl.
3:17; Sof. 3:16-17)
7.
El día en que Jerusalén será habitada con seguridad porque el mismo Dios
habitará en medio de ellos (Zac. 12:16-21; Jl. 3:18-21; Ab. 1:21)
8.
El día en que Dios reunirá al remanente de Israel y los
exaltará entre todos los pueblos de la tierra (Sof. 3:13-15; 18-20)
9.
El día en que ellos mismos se darán cuenta de su mayor pecado,
y preguntarán: “¿…qué herida son estas en tus manos?” (Zac.
13:6)
10.
De hecho, el día en que mirarán al Dios-Hijo (12:10b) y al fin llorarán
amargamente debido a su nuevo corazón (Jer. 31:31ss)
11.
El en el que Dios mismo transformará la casa de David y los moradores de
Jerusalén (Zac. 12:10) y los salvará definitivamente de sus corazones de piedra
(Jl. 2:30-32)
12.
El día en que la casa de Israel revivirá definitivamente porque Dios
mismo pondrá Su espíritu en ellos para administrar la tierra y el reino como
nunca lo han hecho (Eze. 37:1-14)
13.
El día en que serán pastoreados por el Rey de Reyes quien regirá desde
Sion (Sal. 2:6) a las naciones con vara de hierro (Sal. 2:9; 23:27-31; 72:
7-11; 17-20; 89:26-27; Eze. 37:24; Apo. 12:5; 19:15)
14. El día en que no solo ellos, sino
también todas las naciones serán restauradas y adorarán al Rey de
Reyes a quien Dios dio “toda autoridad
en el cielo y en la tierra” (Sal. 86:9-10; 27; 96:1, 7, 10-13; 97:1; 98:2;
110:1-7; Zac. 14:16-19)
15.
El día en que Dios mismo se va a encargar de restaurarlos a su tierra
(Eze. 36:28; 37:11-14; 21-22) y nunca más serán arrancados de allí (Amo.
9:13-15)
16.
El día en que al fin el nuevo pacto que concertó con la
casa de Israel y con la casa de Judá será completamente cumplido en ellos (Jer.
31:31) y nunca más serán divididos en dos reinos (Eze. 37:21-22)
17.
El día en que Jehová mismo dará Su ley en sus
mentes y las escribirá en sus corazones (Jer. 31:33) y
nunca más se contaminarán con los ídolos en que tropezaron
siempre (Eze. 37:23)
18.
El día en que nadie de ellos enseñará a su prójimo, ni
ninguno a su hermano porque todos conocerán a
YHVH desde un corazón nuevo, y esto, desde el más pequeño hasta el
más grande (Jer. 31:34s)
19.
El día en que Dios mismo asegura: “…perdonaré la maldad de
ellos, y no me acordaré más de su pecado.”
(Jer. 31:34c; cf. Jl. 2:18)
20.
El día en que Dios volverá a tener misericordia de ellos y Él mismo
sepultará todas sus iniquidades y las echará al fondo del mar (Miq. 7:18-20)
Ahora bien, ¿qué otra cosa nos comunica
Zacarías aquí acerca de YHVH y Su pueblo? Hay una cosa más que Dios
quiere que el todo mundo sepa. Una cosa más que el lector atemporal de estas
profecías debe saber muy bien, algo más que usted debe saber, esto es: que en
vista no solo de la restauración histórica temporal de Israel, sino
esencialmente futura que Dios llevará a cabo por medio de nuestro Señor, sí,
nuestro Señor Jesucristo (Zac. 9:9-10; Isa. 4:2-6) todos por fin tendremos un
consenso escatológico referente a Israel, aún, los que negaron esta verdad que
hoy está abiertas ante nuestros ojos en Su Palabra y que muchos no pueden ver
debido al engaño que Pablo denuncia en romanos en contra del pueblo
elegido, sí, y que denomina con todas sus letras simplemente, soberbia (Rom.
11:20).
Note con
atención por favor, Dios dice: sí, yo los esparcí (Zac. 10:9), de hecho, yo
mismo los arrojé a lugares lejanos, pero, los volví a Su
tierra, los saqué de aquellos posos sin agua (Zac. 9:11), pero no es
todo lo que haré, los salvaré en “aquel día” (Zac. 9:16), pero lo
haré definitivamente. ¿Qué hará Dios con Su pueblo en
aquel día (segunda venida) entonces? Note con mucha
atención las últimas líneas aquí, en especial, si usted cree en la teología
del reemplazo; lea con atención lo que nuestro Dios hará aquel día con Su
pueblo, cuestión que A.W. Pink estoy seguro ya comprendió:
“Porque yo fortaleceré la casa de
Judá, y guardaré la casa de José, y los haré
volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si
no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su
Dios, y los oiré.” (Zac. 10:6)
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¿Leyó bien? “…y serán como si no los hubiera desechado…”