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sábado, 30 de mayo de 2020

La eiségesis necesarista de la “Teología del Pacto”: Zacarías 9:11


Por J.A. Torres Q.




Terminando de leer dos obras reformadas relativas a los pactos divinos en busca del fundamento bíblico real de la Teología del Pacto para nuestra serie sobre  "Mateo 24, una interpretación consistente" en donde también  evaluaremos la Teología del Pacto (TP). Hasta ahora, —ya terminando— ningún fundamento, solo lo mismo una y otra vez, deducciones. Por supuesto, el caso de Zacarías 9:11 y la interpretación  de A.W. Pink deja ver algo más que es común a la hora de defender la TP, algo que ya es una cuestión necesarista en la hermenéutica del pacto, esto es: la necesaria tergiversación de versículos para poner en ellos una idea que no dice el autor bíblico para sustentar la deducción de todo el entramado artificial que sostiene la TP por medio de una eiségesis necesarita. Ahora bien, ¿a qué nos referimos con   eiségesis necesarita?

La “eiségesis” es aquel error de interpretar un texto introduciendo ideas  pre-subjetivas. “Necesarista”, tiene  relación a aquello que es más que necesario, sino que, como dice el dicho —la necesidad tiene  cara de hereje— se requiere para mantener cierto estatus. En este caso, la eiségesis de la Teología del Pacto es una cuestión común, porque es algo "urgente" para que el esquema pueda mantenerse. En este caso, el esquema es mucho más relevante que la rigurosidad de una correcta exégesis. Dicho en otras palabras, si el teólogo pactual requiere hacer decir al texto algo que no dice, no solo este proseguirá adelante con dicha eiségesis, sino que además, “utilizará” dicho versículo para mantener la estructura pactual. Este es el caso de A.W. Pink con Zacarías 9:11 como veremos a continuación, algo característico  en los teólogos del pacto. 

¿Cuál es el ejemplo entonces? Antes de indicarle el ejemplo, me llama curiosamente la atención el llamado de los editores, quienes dicen:

“…escribimos desde la convicción, y no quisiéramos que siquiera antes de haber empezado aquellos que no compartan la posición escatológica del autor se vean inducidos a desechar esta obra o pensar que no hay nada aquí para ellos. Por el contrario, esperamos gustosamente y de todo corazón que puedan someter a prueba sus creencias, con la única intención de abrazar lo que la Sola Escritura, una vez expuesta, demuestre.” (pág. 6).

Suponiendo que gustosamente accedemos de todo corazón a someter nuestras creencias a lo que la “Sola Escritura” nos muestra por medio de  A.W. Pink  ¿qué haces cuando te encuentras  con la siguiente “exégesis” de Pink:

«En respuesta al cumplimiento de Cristo a todos las condiciones, el Padre le dice: “y en cuanto a ti, por la sangre de mi pacto contigo, he librado a tus cautivos (aquellos que le fueron dados desde antes de la fundación del mundo, pero que en Adán incurrieron en condenación), de la cisterna en la que no hay agua” (Zac. 9:11).» (pág. 20).

            Por supuesto,  —pienso— qué raro, he leído Zacarías pero al parecer no dice lo que este autor señala aquí.  ¿Qué dice Zacarías entonces? Nota con atención: “Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva;  yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua.” (Zac. 9:11 RV60).  ¿A ver? —diría cualquier lector atento— Pink dice varias cosas que no dice Zacarías. Primero,  veamos algunas cosas del contexto. Zacarías está escribiendo en el contexto del regreso (posexílico [520-518 a.C.]). No habían vuelto  todos los judíos a Jerusalén, solo los del primer regreso, por lo que aún quedaban muchos en Babilonia. Segundo, el capítulo 9 de Zacarías revela varias profecías relativas a la restauración futura de Israel, pero también, acerca de su regreso a su tierra como es propio en el mensaje de los profetas por medio de la perspectiva escatológica o escorzos proféticos. Así, el versículo 9 tuvo un cumplimiento cabal  en la primera venida de Cristo, tal cual el profeta lo predijo, así, vino: “…justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno…” (Zac. 9:9 cf. [Mt. 21:4-5]). Así, la segunda parte de esta profecía: su segunda venida, vendrá para traer paz a las naciones, tiempo en que Él reinará —dicen los profetas—  de mar a mar, cuestión que se repite una y otra vez en el AT (Isa. 2:3-4; 9:6→7) como también, en los salmos  (Sal. 22:1-26→27-31).  Ahora, ¿qué dice Zacarías en 11:9? ¿Se refiere a Cristo como dice Pink? Vamos por parte en la  siguiente  exégesis.

Primero, “y tú” (Zac. 9:11a), es una referencia clara a Israel como puede verificar el lector en el mismo contexto; además,  como es propio de los profetas hebreos y el pensamiento espiral,   la expresión  “y tú”   (גַּם־אַ֣תְּ)   es transicional y  a la vez, contextual, de allí que LBLA como NVI traduzcan  “en cuanto a ti” como una alusión a Israel que, como señalamos en el  contexto directo el profeta alude como   “hija de Sión” (9:9), “prisioneros” (9:12), “los restauraré” (9:12), “Judá” (13), “tus hijos, oh Sión” (13) y “jóvenes y doncellas” (17).  

Segundo, dice Zacarías: “Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva…” (Zac. 9:11a RV60). Esta frase recuerda el pacto de Dios con ellos concertado en Génesis 12  confirmado en el Sinaí (Éxo. 24:8), lo cual indica el profeta que  es solo por esta razón que YHVH los “salvará”, de allí que Zacarías use la segunda persona singular (בְרִֽיתְךָ) de berit (pacto), así:   “…por la sangre de tú pacto”, y no como dice Pink, “…la sangre de mi* pacto” como erradamente traduce NVI. Aunque "teológicamente" no es incorrecto señalar que este pacto es de Dios, Zacarías —o más bien, el Espíritu Santo— quiere subrayar  por medio de la sinécdoque “tú” pacto, la relevancia de que Israel aun en exilio, sigue siendo el pueblo de Dios.   

         Tercero, el “y tú” (καὶ σὺLXX)  se distingue del y su” mesiánico del verso 10, quien sin duda será finalmente quien destruirá los “arcos de guerra” en contra de Israel (cf. Zac. 12:1-14) y traerá paz a las naciones cuando venga en “aquel día” (Zac. 9:16→14:1-16*ss). Mientras tanto, —dice el profeta— y, de acuerdo al pacto concertado por Dios con ellos sacará al resto de los que están en la cisternas sin agua cómo eran común en aquellos días (Gén. 37:24; Jer. 38:6), una alusión a la miseria de los judíos exiliados aún en Babilonia.   

Cuarto, literalmente Zacarías habla —teniendo a Dios como sujeto— que Él va a “salvar”RV60 a aquellos “presos” (δέσμιοςLXX [Gén. 39:20]), aquellos que aún estaban en exilio, lit.: “[los] liberaré”. Ahora,  hay que observar con más detención lo que Zacarías dice aquí. Primero, el acto salvífico al que se refiere Zacarías no tiene que ver con lo que dice Pink, (“aquellos que le fueron dados desde antes de la fundación del mundo, pero que en Adán incurrieron en condenación”) que lisa y llanamente es una  imposición anacrónica al texto del concepto paulino soteriológico (Efe. 1:3ss), cuando en términos locutivos e ilocutivos Zacarías se está refiriendo al rescate histórico, para lo cual el profeta usa el perfecto enfático (piel) del verbo  shalaj (שָׁלַח). Sin embargo, aquí hay algo más, algo raro en el texto hebreo, pues, shalaj traducido por “serás salva”RV60 o como una acto perfectivo como traduce LBLA “he librado”, significa realmente  “arrojar”, “enviar lejos” o “despachar”, que es el significado mayoritario; y sí, también tiene  la idea liberar, pero este, aunque está presente en la idea es un significado secundario. 

¿Por qué entonces los traductores eligieron el verbo “salvar”, o liberar”? Note nuevamente como Pink es dirigido en su “eiségesis”   por sus propias ideas —y quiere convencer al lector— de que esto es una alusión soteriológica en términos paulinos (Efe. 1:3ss). Específicamente,  shalaj (שָׁלַח) sí, puede ser traducido por   “salvar” o liberar” que es la consecuencia concreta del verbo. Esto, porque —como ya aludimos— Zacarías usa el piel perfecto del verbo  shalaj  que de hecho, puede ser traducido como un acto acabado como lo vuelca LBLA (“he librado”) y también, por supuesto, como una perspectiva futura en vista de lo que es propio en los profetas: el uso del perfecto en heterosis verbal (acciones acabadas: los liberó) aun cuando esto no es así aún literalmente, como un elemento retórico de certeza futura (“p.ej.: “Pero yo [ya] he puesto mi Rey en Sion” [Sal. 2:6]). Pero, aparte de todo lo anterior, y en vista que es un verbo enfático (piel) aquí adquiere y tiene el significado de “dejar ir”, y, por supuesto: ¿quién finalmente dejó ir a Israel en el cautiverio? Circunstancialmente fueron los babilonios, pero, teológicamente fue Dios, lo cual la versión JER traduce mucho mejor: “En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo soltaré a tus cautivos de la fosa en la que no hay agua.”

Dicho en otras palabras: Teológicamente fue Dios quien esparció a Israel, pero también fue el que los alejó (rescató) del cautiverio; y para ello Dios movió los hilos de la historia despertando a Ciro (un rey pagano [Esd. 1:1-4]) y de hecho, también a Artajerjes (otro rey pagano [Neh. 2:1-8] cf. Pro. 21:1)  para que Su pueblo volviera a la tierra en donde el mismo los esparció como castigo (Jer. 25:11).  Todo esto, no es una cuestión que solo Zacarías quiere manifestar aisladamente,   Miqueas usando este mismo verbo señala que Dios como sujeto (hifil) de las acciones no solo los volverá a recoger en el futuro, sino que también hará algo increíble con ellos, algo que es propio solo del Dios verdadero: se compadecerá nuevamente de Su pueblo y además,  pisoteará sus culpas, pero además, hará algo que los enemigos de Israel no pueden concebir, en palabras de Miqueas: ¡Tú arrojarás [shalaj] al fondo del mar todos nuestros pecados!”  (Miq.  7:19 JER).  ¿Cuándo, en qué contexto histórico? Deje que el texto conteste esta pregunta, lea con atención Miqueas 7:11-20.

Quinto y final: ¿Qué señala el contexto directo de Zacarías 9:11? Siguiendo la “rigurosidad” exegética  de Pink, ¿se trata de la iglesia? Versículo 12: Dios sigue confirmando lo anterior, y llama a los expatriados a volver prometiéndoles restauración; tal cumplimiento histórico no es otra cosa que el prototipo de la restauración futura (segunda venida cf. Zac. 12-14) del mesías para con ellos (9:10). Versículo 13: Dios dice que ha hecho a Judá fuerte (“te he entesado”) como un arco a punto de herir a sus enemigos, una alusión profética escatológica de su futura restauración, de hecho, es una declaración que Joel  ilustra evocando lo que Israel dirá en aquel día: ¡Somos fuertes en nuestro Dios! (Jl. 3:11) cuando además, en “aquel día” añade Zacarías,  YHVH defienda al morador de Jerusalén (Zac. 12:8).

         La imagen que Zacarías presenta con este versículo y en su contexto, nada tiene que ver con la idea de A.W. Pink, sino, con  un asunto que es propio de los profetas: juicio y restauración, que aquí es visto de manera telescópica y como un prototipo de la futura restauración de Israel en “aquel día” (una alusión común en el AT para el día de YHVH, la segunda venida) en que Dios mismo los salvará (Zac. 9:16), y hará grandes cosas con ellos que el coro polifónico de los profetas nos cantan y reiteran una y otra vez sucederá cuando Él los salve “aquel día” (Zac. 9:11), pues:

1.      Será el “día” en que לַיהוָ֥ה צְבָא֖וֹת “YHVH de los Ejércitos” garantizará la salvación de Su pueblo (vs. 14-16). El día en que YHVH mismo defenderá a Judá (Zac. 12:7) y al morador de Jerusalén (Zac. 12:8; Jl. 3:15-16).

2.      El día en que YHVH será visto —dice Zacarías— y en el que Su gloria y poder  harán la diferencia entre el inmenso poder de Su pueblo ante las naciones enemigas (Zac. 12:9; 14:1-2, 12)

3.      El día en que las naciones que sitiaren en odio a Jerusalén lamerán el polvo (Miq. 7:17), día en que estas naciones se avergonzarán de sus iniquidades cuando Dios derrame su enojo y todo el ardor de su ira sobre ellos (Miq. 7:16; Sof. 3:8; Jl. 3:9-14)

4.      El día que Dios pondrá a Jerusalén por copa que hará temblar a las naciones (Zac. 12:2) circunstancia en que dirán de Judá: ¡tienen fuerza en  לַיהוָ֥ה צְבָא֖וֹת “YHVH de los Ejércitos”! (Zac. 12:5)

5.      El día en que las naciones sabrán que Dios santificó a Israel y que Él vive en medio de ellos para siempre (Eze. 37:25-28)

6.      El día en que YHVH rugirá desde Sion y ellos “conocerán” que YHVH es Su Dios que habita en Sion y nunca más Jerusalén será pisoteada por extraños (Jl. 3:17; Sof. 3:16-17)

7.      El día en que Jerusalén será habitada con seguridad porque el mismo Dios habitará en medio de ellos (Zac. 12:16-21; Jl. 3:18-21; Ab. 1:21)

8.      El día en que Dios reunirá al remanente de Israel  y los exaltará entre todos los pueblos de la tierra (Sof. 3:13-15; 18-20)

9.      El día en que ellos mismos se darán cuenta de su mayor pecado, y  preguntarán: “¿…qué herida son estas en tus manos?” (Zac. 13:6)

10.  De hecho, el día en que mirarán al Dios-Hijo (12:10b) y al fin llorarán amargamente debido a su nuevo corazón (Jer. 31:31ss)

11.  El en el que Dios mismo transformará la casa de David y los moradores de Jerusalén (Zac. 12:10) y los salvará definitivamente de sus corazones de piedra (Jl. 2:30-32)


12.  El día en que la casa de Israel revivirá definitivamente porque Dios mismo pondrá Su espíritu en ellos para administrar la tierra y el reino como nunca lo han hecho (Eze. 37:1-14)

13.  El día en que serán pastoreados por el Rey de Reyes quien regirá desde Sion (Sal. 2:6) a las naciones con vara de hierro (Sal. 2:9; 23:27-31; 72: 7-11; 17-20; 89:26-27; Eze. 37:24; Apo. 12:5; 19:15)

14.  El día en que no solo ellos, sino también todas las naciones serán restauradas y adorarán  al Rey de Reyes a quien Dios dio “toda autoridad en el cielo y en la tierra” (Sal. 86:9-10; 27; 96:1, 7, 10-13; 97:1; 98:2; 110:1-7; Zac. 14:16-19)

15.  El día en que Dios mismo se va a encargar de restaurarlos a su tierra (Eze. 36:28; 37:11-14; 21-22) y nunca más serán arrancados de allí (Amo. 9:13-15)

16.  El día en que al fin  el nuevo pacto que concertó con la casa de Israel y con la casa de Judá será completamente cumplido en ellos (Jer. 31:31) y nunca más serán divididos en dos reinos (Eze. 37:21-22)

17.  El  día en que Jehová mismo dará Su  ley en sus mentes  y las escribirá en sus corazones  (Jer. 31:33) y nunca  más se contaminarán con los ídolos en que tropezaron siempre  (Eze. 37:23)  

18.  El día en que nadie de ellos enseñará a su prójimo,  ni ninguno a su hermano   porque todos   conocerán a YHVH desde un corazón nuevo,  y esto, desde el más pequeño hasta el más grande (Jer. 31:34s)

19.  El día en que Dios mismo asegura: “…perdonaré la maldad de ellos,  y no me acordaré más de su pecado.” (Jer.  31:34c; cf. Jl. 2:18)

20.  El día en que Dios volverá a tener misericordia de ellos y Él mismo sepultará todas sus iniquidades y las echará al fondo del mar (Miq. 7:18-20)


Ahora bien, ¿qué otra cosa  nos comunica Zacarías aquí  acerca de YHVH y Su pueblo? Hay una cosa más que Dios quiere que el todo mundo sepa. Una cosa más que el lector atemporal de estas profecías debe saber muy bien, algo más que usted debe saber, esto es: que en vista no solo de la restauración histórica temporal de Israel, sino esencialmente futura que Dios llevará a cabo por medio de nuestro Señor, sí, nuestro Señor Jesucristo (Zac. 9:9-10; Isa. 4:2-6) todos por fin tendremos un consenso escatológico referente a Israel, aún, los que negaron esta verdad que hoy está abiertas ante nuestros ojos en Su Palabra y que muchos no pueden ver debido al engaño  que Pablo denuncia en romanos en contra del pueblo elegido, sí, y que denomina con todas sus letras simplemente, soberbia (Rom. 11:20).   

            Note con atención por favor, Dios dice: sí, yo los esparcí (Zac. 10:9), de hecho, yo mismo  los arrojé a lugares lejanos, pero, los volví a Su tierra,  los saqué de aquellos posos sin agua (Zac. 9:11), pero no es todo lo que haré,  los salvaré en “aquel día” (Zac. 9:16), pero lo haré definitivamente. ¿Qué hará Dios con Su pueblo en aquel  día  (segunda venida) entonces? Note con mucha atención las últimas líneas aquí, en especial,  si usted cree en la teología del reemplazo; lea con atención lo que nuestro Dios hará aquel día con Su pueblo, cuestión que A.W. Pink estoy seguro ya comprendió:  

“Porque yo fortaleceré la casa de Judá,  y guardaré la casa de José,  y los haré volver;  porque de ellos tendré piedad,  y serán como si no los hubiera desechado;  porque yo soy Jehová su Dios,  y los oiré.” (Zac.  10:6) 

¿Leyó bien? “…y serán como si no los hubiera desechado…

jueves, 28 de mayo de 2020

El Reino de Cristo: ¿presente o futuro?


 Por Matt Postiff  (Ph.D. Th.M.)





Un aspecto clave del amilenialismo es la idea de que Jesucristo está reinando en su reino ahora. Pero, ¿está reinando Cristo hoy realmente? Esa es la visión del amilenialismo, el dispensacionalismo progresivo y la mayoría, si no todas  las variaciones de la escatología inaugurada. Es probablemente la visión más común entre los cristianos de todo el mundo en el día de hoy. Simplemente se asume que, dado que Cristo es el Rey, por lo tanto, debe estar ejerciendo ese rol ahora al presente. Cualquier sugerencia de lo contrario se trata como una idea ridícula o incluso blasfema. Sin embargo, ¿es cierto que Cristo está reinando hoy como rey humano en el papel davídico sobre Jerusalén y el mundo como se prometió en ambos Testamentos (2 Sam. 7:11ss; Lc. 1:26-33)? ¿Es verdad que los cristianos no necesitan realmente  orar para que venga el reino del Señor (Mateo 6:10), ya que ya lo ha hecho?

La Soberanía general presente de Cristo

Ciertamente, el Dios trino reina en el sentido de Su soberanía general sobre todas las cosas como siempre lo ha hecho y siempre lo hará. No hay duda sobre ello. Pero, no parece que Cristo esté reinando de manera directa con toda la rebelión existente, así, el asesinato, las guerras, el crimen y la corrupción en todo el planeta es una realidad evidente y creciente. Si asumimos que Él está reinando actualmente, podríamos imaginar fácilmente una mejor manera de hacerlo. Admito que esto puede sonar un tanto arrogante. Pero la imaginación de la que estoy hablando no es el tipo de visión atea de un mundo mejor. Por el contrario, estoy pensando en Su reinado en la forma en que justamente leemos en tantas referencias del Antiguo Testamento. Las profecías veterotestamentarias, como las mencionadas anteriormente. En otras palabras, la mente informada bíblicamente sabe que hay algo mejor que lo que estamos experimentando en este momento, y obtenemos esa idea de las Escrituras proféticas. Eso parece ser mucho mejor que el reino “milenial” amilenial actual.

Ahora, es necesario señalar en este punto que no se debe considerar que las condiciones generalmente pacíficas y prósperas en el Occidente, particularmente en los Estados Unidos y otras naciones occidentales, nos cieguen al hecho de que en gran parte de la población mundial, se vive bajo la opresión y un déficit económico que simplemente sería inaceptable para muchos de nosotros en nuestro contexto. Aun así, la muerte prevalece en todas las sociedades, incluso en nuestro continente. En consecuencia, evidentemente no estamos experimentando lo que debería ser el gobierno directo de quien tiene la vara de hierro para dicho régimen glorioso: Cristo, escenario en el que incluso el crimen del enemigo está muy bien restringido.

¿Está Cristo Sentado hoy en el trono?

Para constatar si las Escrituras enseñan que el reinado de Cristo durante la era de la iglesia está presente hoy, debemos escrutar  una serie de textos relacionados con ese reinado para ver si se revela alguna información explícita o pistas sobre su relación con el presente. Tales textos incluyen Hebreos 10:13, 1:13, Sal 110:1s, Mateo 22:44 y 1 Cor. 15:25.

Primero Hebreos 10:13. Sin duda es la mejor explicación del Salmo 110:1 en términos de la actividad presente del Señor. En este verso, el autor explica que Jesús se sentó a la diestra de Dios, “esperando desde ese momento hasta que sus enemigos se conviertan en un estrado de sus pies.” La palabra clave es “esperar”, pues explica la acción que Cristo está ahora asumiendo a la diestra de Dios. Su posición (sentado) en Salmo 110:1 (שֵׁ֥ב) se equipara aquí no a reinar, sino a esperar. De acuerdo con BDAG, la palabra significa “permanecer en un lugar o estado y esperar un evento o la llegada de alguien, esperar”. Esto es, tiene el matiz de esperar no solo en términos de tiempo, sino de esperar con la expectativa de recibir alguna cosa. Eso se correlaciona muy bien con la verdad de Lucas 19:11–27, que nos informa que el Señor viaja a un país lejano para recibir un reino y luego regresar. El Señor está esperando el momento en que el Padre determine que los enemigos de Cristo serán subyugados hasta el punto que se cumpla la hora en que Cristo regrese y tome las riendas directas del poder sobre el mundo como rey todopoderoso y perfecto que es.
Ahora, Hebreos 1:13 es una cita más directa del Salmo 110:1 (véase también Mt. 22:44; Mr. 12:36; Lc. 20:42–43; Hec. 2:34–35). Una simple lectura de ambos textos indica que el Padre dirige al Hijo a sentarse a Su diestra por un tiempo específico. Ese tiempo de espera termina cuando Dios crea una situación diferente en la que los enemigos del Señor son finalmente Su escabel. Así, la acción de Cristo sentado sugiere una actitud pasiva, no activa. Dicho en otras palabras, el que Cristo esté sentado en estas referencias  equivalente a esperar, no a reinar. Esto se aplica a los otros textos que señalan que él está “sentado a la diestra” de Dios, como en  Mateo 26:64, Efesios 1:20, Hebreos 1:3, 8:1 y Hebreos 12:2. En apoyo a este punto, observe quién es el agente activo en el texto, es decir, ¿quién precisamente está derrocando a los enemigos? Es el primer Señor del Salmo 110:1, es decir, Dios el Padre. Él es el “Yo” que convertirá a tus enemigos [del Mesías] en estrado de tus pies [los pies del Mesías].

1 Cor. 15:25 es otro texto crucial con respecto a la pregunta de si Cristo está hoy reinando. Nuevamente viene a la mente el Salmo 110:1 con su lenguaje teológico  acerca de poner a los enemigos bajo los pies del Mesías. Esto ha provocado que algunos intérpretes lleguen a la conclusión de que este texto —con énfasis en el reinado de Cristo— deba correlacionarse exactamente con el Salmo 110:1. Pero esto confunde un par de puntos claves. Para ver esto, primero debemos resaltar las diferencias textuales de los versos. Observe los pronombres resaltados:

Salmo 110: 1— El Señor dice a mi Señor: "Siéntate a mi diestra,
                                     Hasta que  yo  ponga a                  tus enemigos por estrado de tus pies.
porque  él  debe reinar hasta que él haya puesto a todos  sus enemigos debajo       de sus pies 1 Cor. 15:25.

En el Salmo 110:1, el Padre es el actor que somete a los enemigos de Cristo y los pone bajo el escabel en nombre de Su Hijo. En 1 Cor. 15:25, Cristo es el actor que pone a sus propios enemigos bajo sus propios pies. Podemos explicar esto de dos maneras. O bien, hay dos fases de la subyugación de los enemigos de Cristo, con el Padre llevando a cabo primero la subyugación de tales enemigos y el Hijo haciéndolo después. Prefiero el siguiente entendimiento: el Salmo 110:1 es una referencia a la presente edad donde Cristo está hoy sentado. Por el contrario, la segunda opción interpretativa cree que el Padre  está ahora  subyugando a los enemigos a través de la obra del Hijo. Esto último sin embargo, requiere ver la primera parte del Salmo 110:1 como cumpliéndose ahora (“siéntate a mi diestra”), y la segunda parte (“hasta que ponga a tus enemigos”) como teniendo su cumplimiento cabal en el reino milenario. Sin embargo, en ninguna de las dos inferencias anteriores, el estado presente de Cristo “sentado” (a la diestra de Dios) se equipara a un reino presente. El contexto del Salmo 110:1 es claro que es Dios el Padre que habla al Señor de David, es decir, al Mesías. La identificación del sujeto de la oración puede no ser tan obvia en 1 Cor. 15:25 debido a todos los pronombres en el verso anterior y el mismo versículo 25. Pero, al rastrear cuidadosamente los pronombres obtenemos lo siguiente:

1 Cor. 15:24 — Luego vendrá el fin, cuando el [Mesías] entregue el reino al Dios Padre después de destruir todo dominio y toda autoridad y poder.

1 Cor. 15:25— porque él [el Mesías] debe reinar hasta que él [el Mesías] haya puesto a todos sus enemigos [del Mesías] bajo sus pies [los del Mesías].

Esto nos lleva al segundo punto clave, la cronología general del pasaje de 1 Corintios 15. El relato paulino revela que Cristo está actualmente sentado y esperando, no así, reinando. Mientras está sentado, en algún momento, el Padre someterá a todos los enemigos del Mesías a quienes Él confinará para que esto de lugar al comienzo del Reino mesiánico. Esta subyugación se producirá al final de la Tribulación. El Mesías se levantará de Su posición actual (“sentado a la diestra de Dios”), y recibirá la investidura del reino del Padre, y vendrá —en el acto— a la tierra para reinar sobre ella. Más tarde, (después de muchos días) él entregará el reino al Padre. Esta secuencia de eventos se ajusta a 1 Cor. 15:23-25. En el versículo 23, se menciona la venida de Cristo. El versículo 24 se dice: “luego vendrá el fin”, lo que sugiere el paso de una cantidad notable de tiempo, un milenio para ser precisos. En ese momento, Él entregará el reino al Padre, momento en el cual ha puesto fin a todo gobierno y poderes hostiles. El versículo 25 es explicativo, pues comienza con la palabra “para” (γὰρ), lo que indica que este verso explica algo del anterior. Cristo pone fin a todo  dominio, autoridad y poder porque el plan predeterminado de Dios es que debe destruir a todos sus enemigos, incluso al enemigo final, la muerte.

Frente a lo anterior, existe una objeción al respecto, la cual señala que el Padre ya habrá subyugado a dichos enemigos, así: ¿Cómo es que Cristo debe hacerlo de nuevo? La respuesta a esta objeción es realmente  sencilla, y es que Dios establece el escenario inicial para el reino. Pero a lo largo de más de mil años, varias formas de oposición podrían surgir en un mundo donde los pecadores todavía están presentes como se menciona en los pasajes de Isaías que observamos (Isa. 11:1ss). Todos los enemigos sin duda deben ser subyugados en todo el mundo y en una instancia definitiva y ordenada antes de que el Hijo devuelva el reino al Padre. Por lo tanto, dicha situación ocurre: la inicial, la del Padre a corto plazo y, la de Cristo  a largo plazo, esto es, en Su reino milenial sobre las naciones de la tierra.

En resumen, el Salmo 110:1 destaca el estado presente de espera de Cristo a la diestra de Dios. 1 Cor. 15:25 destaca el reinado activo de Cristo, que no se caracteriza por la idea pasiva de estar sentado, sino más bien subrayando la idea de reinar. En consecuencia, estos textos no deben armonizarse apresuradamente para sugerir que el estar sentado a la diestra de Dios es igual a reinar.

El Reinado futuro de Cristo

Una gran cantidad de textos indican que el reinado de Cristo es aún futuro hasta el momento de este escrito. Además de la oración modelo (Mateo 6:10), hay una serie de textos que hablan de un reinado futuro. Estos incluyen Hechos 14:22; 2 Tim. 4:1, 4:8; Juan 3:5; 2 Pedro 1:11; 1 Cor. 6: 9-10; 1 Cor. 15:50; Gálatas. 5:21; Ef. 5:5. Sin duda es perspicaz suponer que el debate se puede resolver apelando a estas referencias como una paradoja. Por el contrario, una mirara objetiva a la realidad presente en este mundo decadente en el que vivimos, junto con una lectura clara del texto de las Escrituras, indica que estamos justamente en un momento de espera hasta que llegue el reino. De hecho, estamos esperando con Cristo, que está esperando el tiempo dispuesto por el Padre para intervenir en los reinos de este mundo y tomarlos definitivamente. Por supuesto, no fue algo que los discípulos supieron ni aun es algo que nosotros podamos saber hoy, pues el tiempo o las fechas precisas que el Padre ha fijado por medio de Su autoridad solo es algo que pertenece a Él (Hechos 1:6s). Sin embargo, algo sí podemos saber con certeza y es que Dios finalmente restaurará el reino a Israel (Hechos 1:6). Así también,  podemos saber con certeza que los santos reinarán con Cristo (Ap. 20:6, 2 Tim. 2:12). Aun más, podemos y debemos orar para que venga el reino (Mt. 6:9s). Pero, no podemos saber el momento de su futura venida. En conclusión, dejando a un lado el reino de Dios en términos de su soberanía omnipotente hoy presente, también hay en las Escrituras (AT y NT) —como hemos observado— un sentido diferente del reino, y es el hecho escritural de que Jesucristo finalmente ejercerá en algún momento en el futuro, tal reino literal y terrenal.

Algunas aplicaciones para el creyente de hoy

¿De qué sirve a los cristianos en el siglo XXI lidiar con todo esto? Primero, tenemos que estar consientes de que se nos recuerda en las Escrituras que hay mucha revelación en ella acerca del futuro. Por lo tanto, es injustificable ser agnósticos o despreocupados acerca de lo que dicen las Escrituras claramente al respecto. Puede que aun no tengamos una posición personal en el asunto, sin embargo, difícilmente podemos decir que este tópico en realidad tiene poca importancia. En efecto, al observar el testimonio apostólico —por ejemplo— sí,  notamos que importan, pues son enseñanzas expresadas con certeza acerca  de la futura resurrección (1 Cor. 15), el reino literal de Cristo (Mt. 19:27-28; Apo. 20) y el estado eterno subsiguiente (Apo. 21-22),  así,  y entre otras cosas más, tales enseñanzas exigen de nosotros además, una ética santa hoy.

Segundo, podemos ser perdonados por pensar que la escatología es un asunto complejo y que debido a ello, —en comparación al evangelio— no importa mucho como  otras verdades cristianas centrales justamente, como el evangelio. No obstante, lo que este artículo pone de manifiesto es que el intérprete premilenial de las Escrituras mira  la Biblia de manera muy diferente al intérprete amilenial. Esto debería llamar nuestra atención. Por ejemplo, el intérprete amilenial dice que Apocalipsis 20 no es un texto muy claro. Sin embargo, la mayoría de los lectores fieles que vienen al texto por primera vez no estarían de acuerdo en lo más mínimo con esta conclusión. Por el contrario, lo que dice Juan allí, está muy claro. Sin embargo, el intérprete amilenial insiste que no hay un reino de Cristo de 1.000 años. ¡Pero el texto dice que sí, y seis veces repite el número 1,000! Tales referencias son inconfundibles. Por lo tanto, dado que el amilenialista lee las Escrituras de manera tan diferente, los aliento a que tengan  una persuasión literal y que traten con cautela las interpretaciones amilenialistas. Dichas interpretaciones —en algunos detalles— pueden estar bien; en otros —quizás en gran parte—  estar contaminadas con las mismas presuposiciones alegóricas propias del sistema en sus raíces.   

Por último, todo esto exige de nosotros la necesidad imperiosa de una exégesis cuidadosa en la correlación de todos los datos bíblicos sobre este tema o cualquier otro tema relativo. No podemos conformarnos con explicaciones que extiendan la imaginación en busca de un sistema sofisticado. El enfoque dispensacional general (o el enfoque premilenial más amplio, si lo prefiere), no es en absoluto infantil. Más bien, toma de manera literal y seriamente lo que Dios dice en Su Palabra, y a la vez, lo correlaciona coherentemente en una teología bíblica sistemática sana. Y por supuesto, no pretende en absoluto ser un enfoque humanista o simplista, por el contrario, es fiel al texto y la intención del Autor del texto.

jueves, 21 de mayo de 2020

Gálatas 6:16 ¿Supersesionismo sutil hermenéutico? Déjame explicarme...


Por J.A. Torres Q.



Por J.A. Torres Q.

Pablo explica en Romanos 9:6-13 (58 d.C.) por qué no todos los israelitas se salvan (9:3-5) y la razón que da, es que Dios tiene  un remanente dentro de Israel, tal cual —de hecho— lo tiene  entre los gentiles. Es en este sentido que Pablo habla aquí de un  “Israel de Dios” algo que ya había tocado en Gálatas 6:16 (49-50 d.C.). Por eso dice: “Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel [Ἰσραήλ, οὗτοι Ἰσραήλ]”  (9:6 LBLA). Nótese que Pablo no dice aquí: porque no todos los que descienden de “Israel son israelitas” (RV60), sino: porque no todos los que descienden de Ἰσραήλ, οὗτοι Ἰσραήλ de “Israel [étnico] son Israel [remanente espiritual]”.

Dicho en otras palabras, Pablo está pensando en aquellos judíos piadosos que son parte del “Israel” de la promesa (Rom. 9:8). Lo mismo  que dice en Gálatas 6:16, cuando contrasta implícitamente  a los judíos incrédulos de la carta cuando capitula que: “Y a todos [judíos y gentiles] los que anden conforme a esta regla,  paz y misericordia sea a ellos,  y al Israel de Dios [remanente espiritual judío]” (Gál. 6:16), esto,  en contraste a los judíos incrédulos que se maravillaron con otro evangelio (Gál. 1:6ss), a los judíos que insistían en la obras de la ley (Gál. 2:15ss), a los judíos  que habían sido fascinados con la anti verdad-cristiana (Gál. 3:1ss), a los judíos incrédulos que querían ser revestidos no solo de Cristo, sino además, de las obras de la ley (Gál. 23ss). A los judíos incrédulos que querían seguir permaneciendo en la esclavitud de los  rudimentos del judaísmo (Gál. 4:8-10).  A los judíos incrédulos que querían seguir bajo el yugo de la circuncisión (Gál. 5:1ss).  

Ahora, cuando abres la Biblia de Estudio “Herencia Reformada”, —una buena versión de estudio en general— te vas a encontrar con la siguiente nota de Gálatas 6:16:

“Al Israel de Dios. Significa toda la compañía del pueblo de Dios, compuesto tanto de judíos como de gentiles.” (pág. 1723).

Cabe señalar que Bilkes —el editor del NT— no está diciendo una herejía, no, pero sí, inserta en el texto una idea que deviene de la Teología del Pacto, paradigma teológico-filosófico que es la causa de fondo de su sutil interpretación supersesionista (Israel, fue reemplazado o suplantado por el “nuevo Israel”, la iglesia). ¿Qué significa realmente esta referencia paulina  tomando en cuenta el contexto directo? Pablo está haciendo una distinción triple aquí. Primero, se refiere a la iglesia (todos los que anden); segundo, —implícitamente— a los judíos incrédulos y al “Israel de Dios” como una alusión a los judíos creyentes en contraposición a los anteriores. Tomando las mismas palabras de Bilkes, Pablo en realidad está diciendo lo siguiente:

“Al Israel de Dios. Significa toda la compañía de creyentes judíos que son  parte del pueblo de Dios compuesto por,  judíos creyentes y  gentiles creyentes” 

 Dicho en otras palabras, desde el punto de vista soteriológico, hay  solo un pueblo de redimidos que consta de un remanente gentil y un remanente judío que Dios conoció de ante mano (Rom. 9:16-29); pero, Pablo hace una distinción retórica en Gálatas. Siempre hubo dos grupos en Israel, los  judíos incrédulos y los judíos piadosos que fueron circuncidados de corazón.  Esto, se resume de la siguiente manera:


1.  “Y a todos los que anden”: los redimidos en la iglesia (judíos y gentiles [Rom. 9:20-24])    
2.  y al “Israel de Dios”: el remanente piadoso del Israel físico (Rom. 9:27)


Conclusiones

1.  ¿Qué significa realmente esta referencia paulina (“el Israel de Dios”)  tomando en cuenta no solo el contexto directo, sino también, el contexto teológico? Sin duda, la “descendencia” de Israel que alcanza las promesas de salvación que alude Pablo en Romanos no devienen por medio de una condición  biológica y natural de ser israelita  (Rom. 9:6-7), por supuesto, esto es: ser descendiente físico-étnico de Israel (Rom. 9:8). Esto —y teniendo Pablo en mente a Israel— se debe al hecho soteriológico de que  llegar a ser “hijos de Dios” (Rom. 9:8) “ser descendientes” de la promesa (7:8), ser “elegido” (vs. 11), “ser llamado”,  “ser contados” o “nombrado entre los salvos” (vs. 8) “y no por obras” (9:11)   nunca  ha  dependido de  la condición natural, sino, de la elección eterna de Dios, tanto para unos (judíos del remanente), como para otros (gentiles de Su remanente).

Por eso Cristo mismo dijo al judío Nicodemo que, para ser parte del reino de Dios,  no le servía su carnet judío, debía nacer de nuevo (Jn. 3).  Sin embargo, esto en ninguna caso significa que Dios desechó a Israel como pueblo escogido, aún, y que por su rebeldía los haya desechado definitivamente; ¡por el contrario! Su rebeldía y su endurecimiento “en parte” corroboran su elección, y aun más, su futura restauración.  Por supuesto, un judío elegido hoy no va a vivir —suponiendo que Cristo volviera en 500 años más—  tales años para que tal “restauración” tenga su cumplimiento “literal”, no, hoy el creyente judío llega a ser parte de la iglesia por medio de Cristo y esto es justamente lo que Pablo dice en Romanos 11:31 cuando dice que ellos también “ahora” (νν), están alcanzando salvación, lo cual, no niega la conversión masiva que Dios ha decretado para con ellos en el contexto del día de YHVH, la segunda venida; teniendo en cuenta que hoy creyentes judíos de manera individual están siendo salvados,  no debe olvidar el creyente contemporáneo hoy que el mismo Pablo nos dice en Romanos 11:25 que existe un “misterio” con respecto a ellos como "pueblo" (sentido corporativo), y es, el endurecimiento en el que han sido puestos (por Dios) como nación (Ἰσραὴλ [11:25]) “hasta”, que la “plenitud de los gentiles” elegidos (el remanente gentil), se complete, entonces dice Pablo citando las profecías (Sal. 14:7; 48:11; 53:6; 69:35; 84:7; 110:2;  Isa. 1:27; 2:3ss; 12:6; 24:23; 46:13), que Israel (los que son parte del remanente eterno, “todos”) vendrán  a ser salvos cumpliéndose así, la plenitud del remanente judío al que Pablo llama en 11:25, "todo Israel". 

2.  ¿Que está diciendo Pablo teológicamente con esto, y a la vez, escatológicamente hablando? Primero, que   Israel como pueblo étnico sigue siendo parte esencial en los planes de Dios; en consecuencia, no hay un “nuevo Israel”, la iglesia no ha reemplazado o suplantado al pueblo original de Dios, Israel sigue siendo parte esencial, de los planes de Dios con ellos. Y segundo, que, si bien es cierto la salvación de los judíos no se debe a su condición de judíos naturales (étnicos), aun, habiendo ellos —el pueblo étnico— recibido las promesas (pactos) a las que la iglesia ha sido invitada (11:17s "olivo silvestre" injertado), en el contexto  del día de YHVH (la segunda venida), los que serán salvos dentro del Israel,   justamente, serán judíos "incrédulos" de condición  étnica y biológica que formarán parte del remanente que Dios se ha reservado desde antes de la fundación del  mundo, en palabras de Pablo, en su plena restauración, lo que incluye una restauración espiritual (Eze. 36:26), pero también, geo-política (Eze. 36:28).

Teniendo en cuenta lo anterior entonces, ¿por qué crees que Pablo en Romanos 11:26  refiriéndose a la salvación de “todo Israel” (remanente histórico + remanente escatológico = todo Israel)  señala que vendrá de Sion el Libertador, el que además   apartará no de la iglesia, sino de “Jacob” la impiedad y que, el pacto que hará con ellos, será cuando Dios mismo quite sus pecados (Rom. 11:26)? ¿Está subvirtiendo entonces Pablo realmente  el AT? ¿Esta reinterpretándolo o más bien, está confirmando a los profetas referente a la futura restauración de Israel? Aun más, ¿por qué crees que en cuanto al evangelio dice Pablo son “hoy” enemigos por causa de los gentiles (Rom. 11:28), pero, en cuanto a la elección siguen siendo lo que son en las promesas porque fueron  amados y son amados por Dios?

3.  Teniendo en cuenta todo lo anterior, hay que convenir que la restauración futura de Israel (remanente histórico + remanente escatológico = todo Israel) no se fundamenta en el dispensacionalismo,   sino, en las mismas Escrituras,  por ello te invito a leer con atención las siguientes profecías y a la vez, promesas de Dios referente a este mismo Israel, y responder a las siguientes preguntas. En vista de Zacarías 12:1-14; Joel 1:15; 2:1-11; 28-32; 3:9-16s; Miq. 4:1-8; Sof. 3:8-20; Ezequiel 36:24-38; 37:1-14; 21-28 ¿están estos hablando  (los profetas) de la iglesia? ¿Cuándo verán cumplimiento todas estas profecías según sus contextos escatológicos? ¿Ha reemplazado Dios a Israel con un “nuevo Israel" realmente?

4.  Cuando lees las notas de la Biblia de Estudio “Herencia Reforma”, aun siendo una buena herramienta de estudio en general, no estás leyendo lo que Pablo está enseñando, simplemente estás leyendo las conclusiones  de una tradición evangélica que niega la realidad de Israel como  pueblo en los planes de Dios revelados en las Escrituras. Siendo esto así, quien mantiene la tesis supersesionista, aunque lea más de una vez, no podrá comprender en su plenitud lo que Pablo capitula en romanos  11:33-36.

Rom. 11:33-36  ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios,  e inescrutables sus caminos! 34  Porque  ¿quién entendió la mente del Señor?  ¿O quién fue su consejero? 35  ¿O quién le dio a él primero,  para que le fuese recompensado? 36  Porque de él,  y por él,  y para él,  son todas las cosas.  A él sea la gloria por los siglos.  Amén.