Por
J.A. Torres Q.
Introducción
¿Quién es
Israel? La tesis esencial de Holwerda es que Israel es Cristo. Para
esto, —como ya hemos señalado— Holwerda da
cuatro argumentos en esta sección del libro, a saber:
1. La
respuesta genealógica (pág. 38-43)
2. La
respuesta geográfica (pág. 43-49)
3. La
respuesta del cielo (pág. 49-50)
4. La
respuesta del desierto (pág. 51-53)
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En
la respuesta genealógica basada en la genealogía de Mateo, Holwerda ha
establecido que:
“Al relacionar a Jesús con Abraham,
Mateo declara que la promesa de Dios de bendecir a las naciones se cumple
ahora por medio de Jesús […] Si aquel
por quien las promesas se cumplen es Jesús, entonces él puede reclamar ser
descendiente verdadero de Abraham. Entonces, Jesús representa todo lo que un
verdadero descendiente de Abraham debería ser. Jesús es, por lo tanto, el
verdadero Israel; el que es y hace todo lo que Israel tenía que ser y hacer.
El Israel histórico fracasó, y las promesas no llegaron a cumplirse por medio
de los israelitas. […] Jesús es el remanente que representa la esperanza y el
renacimiento de Israel anunciados por los profetas. Él es Israel, hijo de
Abraham. […] El enfoque de la genealogía de Mateo es claro. La importancia de
Jesús radica hondamente en la historia del Israel veterotestamentario, tan
hondamente que las bendiciones prometidas al Israel veterotestamentario
encuentra su cumplimiento sólo por medio de Jesús. Él es Israel, la representación
personificada del verdadero
Israel y el rey de Israel.” (pág. 40).
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Como
el lector atento puede observar, la respuesta de Holwerda basada en la
genealogía, asume varias cosas. Primero, que como Israel fracasó, Dios lo ha
reemplazado por una representación corporativa en Cristo. Esto quiere decir que
las promesas dadas a los patriarcas, no se cumplirán en un Israel futuro, pues
se han cumplido en Cristo. Ahora, ¿“quién es Israel” de acuerdo a la repuesta
geográfica? Por supuesto, siguiendo a
Holwerda, es Cristo, el punto es comprende aquí cómo es que Holwerda llega a dicha conclusión.
Para este argumento, Holwerda se basa
principalmente en la interpretación reformada de Oseas 11:1. ¿Qué tan
consistente es este segundo argumento? Notemos las siguientes líneas.
¿Quién es
Israel? Evaluando la “respuesta geográfica”
de Holwerda
La segunda
tesis de Holwerda se puede resumir aquí en cuatro inferencias que explica
principalmente bajo conceptos tipológicos.
Notemos entonces, sus conclusiones.
¿Quién es Israel? la “respuesta geográfica” de Holwerda
(pág. 43-48)
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Primer
argumento
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El primer argumento de la idea de la
“respuesta geográfica”, Holwerda la elabora esencialmente, basado en
paralelos históricos supuestamente, como tipos proféticos. Egipto, por
ejemplo, es un lugar de bendición (pág. 43) como de maldición para Israel;
este lugar entonces, también ha sido un lugar en el que Dios ha utilizado
para comunicarnos otras verdades proféticas.
Por ejemplo, y para poner en la mesa la idea señala: “En una
ocasión, las asombrosas acciones providenciales de Dios llevaron al patriarca
José a Egipto “para… salvar la vida de mucha gente” (Génesis 50:20). Ahora,
una vez más, su fiel providencia lleva a otro José a Egipto, para proteger la
vida de otro que es Israel (Mateo 2:13-15). […] Entonces, una vez más, Jesús
es proféticamente llamado desde Egipto. Este hecho sugiere un nuevo éxodo,
uno que finalmente terminará con la opresión del pueblo de Dios y cumplirá
las promesas que Dios le hizo a Israel.” (pág. 43-44).
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Si
el lector observar bien, la tesis de Holwerda aquí se basa esencialmente en
paralelos históricos. Y, aunque Oseas 11:1 es claramente citado por Mateo, notaremos
que tal versículo no representa en sí, la hipótesis a la que él llega. Para decirlo más claro, esta primera idea se
basa esencialmente en una inferencia tipológica “profética”, y, aunque la
Biblia claramente usa tipos[1] y antitipos[2] la idea de Holwerda va mas
allá del tipo “común bíblico”, pues señala que así como Dios en su providencia
llevó a Israel a Egipto, también llevó a otro José y también a Egipto para
proteger la vida, nótese: de “otro que es Israel” [Cristo] (pág. 43). ¿Es
Cristo otro Israel? Ya constatamos que para Holwerda, “Jesús es, por lo
tanto, el verdadero Israel […] Él es Israel, hijo de Abraham. […] Él es Israel, la representación personificada
del verdadero Israel y el rey de Israel.” (pág. 40). Pero, ¿realmente Oseas
11:1 —citado por Mateo— señala o equipara al Israel nacional con “otro que es
un “nuevo Israel”? Por supuesto, hay una relación entre Israel y Cristo. Pero, ¿estaba Mateo concibiendo
la ecuación de un segundo Israel personificado? Es interesante notar como
antecedente paralelo, que el término
“Israel” se usa un total de 73 veces en el Nuevo Testamento de acuerdo al
estudio preciso que ha hecho Arnold G. Fruchtenbaum, y, de estas 73 veces,
ninguna de ellas se refiere a la iglesia, o, a Cristo como el “nuevo Israel.” La tesis de que el “Israel de Dios” de
Gálatas 6:16 es la iglesia, por supuesto,
en palabras de D.A. Carson, es
solo una falacia exegética y el lector reformado aplicado lo sabe.
Ahora
bien, por supuesto, Dios llamó a su hijo Israel desde[3] Egipto, pero, este hijo
servía a los baales (Ose. 11:2), ¿es entonces realmente Israel un tipo de
Cristo? ¿Cuál es el paralelo “tipológico”[4] —si es que es tipológico— que
quiso destacar realmente Mateo? La idea
esencial de la interpretación de Holwerda, es también consensual en la
hermenéutica reformada, note usted los siguientes comentarios sobre Oseas 11:1
y su relación con Cristo:
“Herodes estaba a punto de descargar su
rabia sangrienta contra los primogénitos de los Judíos. La interpretación
inspirada que Mateo hace de las Escrituras Hebreas debe regular nuestra
interpretación de las Escrituras, y según la interpretación de Mateo nuestro
Señor Jesús es el
verdadero Israel
de Dios, no el pueblo temporal y nacional de Israel.” (El Israel de Dios* por
R. Scott Clark, 2011).
“De Egipto llamé a mi hijo — dice
Oseas 11:1, refiriéndose claramente en tiempos de Moisés.—; sin embargo,
Mateo no vacila en aplicar estas palabras a Jesús (2:15), no por creer que
Oseas estuviera hablando el Mesías, sino por entender que el Mesías es el
“cumplimiento” del viejo Israel. Jesús es el nuevo Israel.» (Stuart Park & David F. Burt 1997.
La Señal. Viladecavalls, Barcelona: Andamio, pág. 222)
“Mateo como un buen conocedor de su
Biblia, el Antiguo Testamento, cuando habla de Jesús interpreta un versículo
de Oseas 11:1 que dice que Israel fue llamado de Egipto, y Dios añade que Israel
es su hijo. Mateo interpreta este versículo a la luz de Jesucristo en el
capítulo 2, y dice que Jesús es enviado a Egipto para que se cumplan las
Escrituras. Entonces encontramos en el Antiguo Testamento que el Hijo de Dios es Israel,
pero encontramos en el Evangelio de Mateo que este versículo es aplicado a
Jesús. ¿Cuál es la conclusión? Concluimos que Jesús es el mejor y verdadero Israel, el auténtico
Israel.” (Xavi Pérez [s/f] en: Teología Bíblica, edificando iglesias
sanas revista edición 3, de 9Marcas,
pág. 22).
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¿Es
Jesús realmente el “verdadero Israel” de
Dios el “otro que es Israel” [Cristo]? ¿Es Jesús realmente “el mejor” y “verdadero
Israel”, el “auténtico Israel” (Pérez).”
Sin duda este es un ejemplo de una “tipologización” errada, cuestión que
está latente en el alegorismo[5] o el simbolismo[6] [meta-tipológico] (Virkler 1994:156). Por supuesto, la Biblia menciona tipos y
antitipos de Cristo. Así, “Adán-Cristo”[7];
“Melquisedec-Cristo”[8];
“Moisés-Cristo”[9];
Josué-Cristo”[10]; Jonás-Cristo”[11].
Ahora bien, no solo existen tipologías cristológicas de personas, también están
las tipologías de relación entre animales[12]
y Cristo. De acuerdo al mismo Señor: “Y como Moisés levantó la serpiente en
el desierto, así es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado” (Jn. 3:15). Así, quienes miraron en fe aquella serpiente fueron
sanados (Núm. 21:9s). Quienes miran a la cruz hoy, pueden ser “sanados” del
pecado (Jn. 3:15). También están las tipologías de “acontecimientos” paralelos.
Sin duda Israel es de algún modo, un “tipo
antitético”[13] de la
iglesia. Egipto, un tipo antitético del mundo
y del creyente que ha sido “liberado”[14]
del pecado y la inercia (poder) de este sistema (1 Jn. 2:15-17).
Así también, y de manera similar a la
sangre de los corderos untada en los dinteles de las casas de los creyentes en
tiempos de Faraón (Éxo. 12:21-23), la sangre de Cristo —el
Cordero de Dios— libra hoy al pecador
del juicio de Dios. Ahora bien, sin duda hay una relación aquí entre Israel y
Cristo. Pero, nada tienen que ver con un reemplazo corporativo personificado.
Más bien hay una relación analógica de eventos con propósito específico. A lo
menos, son cuatro los aspectos válidos de esta relación de carácter analógica.
1.
En primer
lugar, la analogía que admite Mateo aunque se relaciona con una persona,
Cristo, es principalmente de lugar[15],
de acontecimiento o evento. Sin duda Mateo 2:15 hallamos la cita de Oseas 11:1 («De
Egipto llamé a mi hijo…») versículo que el evangelista aplica a Cristo, un
texto que originalmente se refería históricamente a Israel y a su liberación de
Egipto. Así, la primera semejanza consiste en que al igual que Israel salió de
Egipto después su esclavitud, Jesús también “salió de Egipto” por providencia
divina a salvo de la mano de Herodes. Como
señala D.A. Carson, acontecimiento que
Dios dirigió “…para proteger a su mesías su hijo” (Carson 2004:101).
El Dr. Vlach le llama a esta relación paralela “analogía” o “correspondencia.” Una
correspondencia divina entre Israel y quien cabeza principal, Jesús. Cuatro
correspondencias menciona Michael Vlach, a saber:
a.
Así como el pueblo de Israel
salió de Egipto así también Jesús salió de Egipto.
b.
Así como Israel fue llamado
por Dios, así también Jesús es llamado por Dios.
c.
Así como Israel fue el hijo de
Dios, así también Jesús es el Hijo de Dios.
d.
Al igual que Israel necesitaba
liberación de la esclavitud bajo el liderazgo de Moisés, así también Israel
otra vez necesitaría liberación de la esclavitud bajo el líder: Jesucristo (Vlach).
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Así, la declaración de Oseas tiene su cumplimiento
como anti-tipo. De esta manera, y, con respecto a la vocación frustrada por
Israel —pues no consiguió ser lo que Dios le pidió— el mesías en su calidad de “siervo
de Jehová”, el quien sí agrada al Padre (Isa. 42:1s). Así, —y como observa Carballosa— la salida de Jesús el mesías de Egipto —a
diferencia de Israel— llevó al Señor al pleno sometimiento de la voluntad de
Dios. Por el contrario, la salida de Israel de Egipto devino en apostasía.
Entonces, Oseas 11:1-2 mira hacia atrás,
a la infidelidad de Israel. Mateo 2:15 mira hacia delante, a la absoluta
entrega y obediencia de Jesús el Mesías. Él llena de pleno significado las
palabras de Oseas y eso es lo que Mateo capta (Carballosa 2007:99-100).
La analogía, es entre quien realmente obedece a Dios en la calidad de hijo.
2. Segundo,
la tesis de Holwerda es que Jesús realmente es el “verdadero Israel” de Dios, quien es “otro
que es Israel” [Cristo] (Holwerda, pág. 43). Como también lo
expresa Xavi Pérez: Jesús realmente es “el mejor” y “verdadero Israel”, el
“auténtico Israel.” Sin embargo, y esto es precisado en el texto per se;
la relación de comparación que alude Mateo, es entre hijos.
Israel
|
Jesús
|
|
Hijo
adoptado
|
→
|
Hijo
eterno
|
Hijo
corporativo
|
→
|
Hijo
literal
|
Hijo
acogido
|
→
|
Hijo
verdadero
|
Hijo
desobediente
|
→
|
Hijo
obediente
|
Hijo
restaurado
|
→
|
Hijo
restaurante
|
Nunca ha habido una competencia
entre dos hijos “eternos” por el cual uno de ellos llegaría a reemplazar al
otro. Cristo es el único Hijo eterno de Dios. Así, Mateo deja ver también esta
relación esencial entre quien es hijo desobediente, con quien es Hijo fiel, el
verdadero Hijo. De hecho, Israel siempre fue el hijo desobediencia, y aun,
antes que Oseas escribiera Dios sabía que este hijo abandonaría a su Padre y su
vocación. Po otro lado, si Cristo fuera el “nuevo Israel”, el NT no lo dejaría
en la sombra revelacional, sin embargo, Cristo jamás es llamado por Dios un
“nuevo Israel”, ninguna vez en el NT sugiere aquello; más bien Dios se refiere
a Cristo como “mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia” (Lc. 3:22). Ahora, cuando el profeta Isaías señala del
mesías “Mi siervo eres,
oh Israel, porque en ti me
gloriaré.” (49:3) no está estableciendo una teología
mesiánica de reemplazo, sino, usando dicha figura para subrayar por antítesis
la fidelidad de este Hijo, en relación al hijo, al siervo incompetente y
corrupto que justamente, será restaurado por el Siervo fiel, quien llevará a
cabo la explícita voluntad del Padre para “…hacer volver a Jacob” a Él (Isa. 49:5ss). Esto es, para restaurar al hijo
infiel (Israel), pero además, para que el mesías llegue efectivamente a ser luz
a las naciones para salvación a Israel, pero también, a todos los hombres (49:6s). Así, Jesús en esta
analogía llega a ser —en modo tipología— un “nuevo” Moisés, porque así como
salió de Egipto, pueda llevar a Israel a su plena restauración (Rom. 11:11ss). Como
aun señala aun L.A. Schökel: “…el evangelista nos dice que Jesús es el nuevo
Moisés quien, a través de un nuevo Éxodo, llevará a su pueblo, asumiendo el
exilio y la persecución, hacia una nueva y definitiva liberación. Pero no solo
a su pueblo, Israel, sino a todos los pueblos de la tierra” (Schökel
2013:1831).
3.
Tercero, la idea cristológica de que Mateo estaba
diciendo que Cristo es ahora el “nuevo Israel”, o el “verdadero Israel” (Beeke
ed. 2018:1364) no considera además,
la intención ilocutiva del “para que se cumpliese” que Mateo menciona como
parte argumentativa de tres declaraciones
con dicho tenor. Nótese en el mismo contexto los tres usos de este “para que
se cumpliese” del que Mateo 2:15 forma parte:
13 Después que
partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo:
Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá
hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para
matarlo.
14 Y él, despertando, tomó de
noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
15 y estuvo allá hasta la muerte
de Herodes; para que
se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta,
cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
16 Herodes entonces, cuando se
vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños
menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme
al tiempo que había inquirido de los magos.
17 Entonces se cumplió lo que fue dicho
por el profeta Jeremías, cuando dijo:
18 Voz fue oída en Ramá, Grande
lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser
consolada, porque perecieron.
19 Pero después de muerto
Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
20 diciendo: Levántate, toma al
niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que
procuraban la muerte del niño.
21 Entonces él se levantó, y tomó
al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
22 Pero oyendo que Arquelao
reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero
avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,
23 y vino y habitó en la ciudad
que se llama Nazaret, para
que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría
de ser llamado nazareno. (Mt. 2:13-23 RV60)
|
Tiene sentido el alcance de William Barclay cuando comenta: “Puede
verse de inmediato que en la forma original, este dicho [2:15] no tenía nada
que ver con Jesús y nada que ver con la huida a Egipto. [. . .].
Veremos una y otra vez que esto es típico del uso que Mateo hace del
Antiguo Testamento. Está preparado a
usar como una profecía acerca de Jesús cualquier texto que puede acomodar
verbalmente, aunque originalmente no tenía nada que ver con la cuestión bajo
consideración y nunca era la intención del texto tener nada que ver con
ella. Mateo sabía que casi la única
forma de convencer a los judíos que Jesús era el prometido Ungido de Dios fue
probar que él era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.”
(Barclay, pág. 36). Dicho de otro modo, ninguno de los tres
ejemplos que cita Mateo aquí realmente fueron el “cumplimiento literal de”,
sino más bien fueron analogías de hechos
que en el propósito de Mateo vinieron a subrayar —a los judíos que tiene
en mente— tanto, la divinidad de Cristo,
pero especialmente, su mesianidad y todo lo referente a su vocación de Rey. En efecto,
no es casual en este sentido, la genealogía preliminar de Mateo, los informes
sobre su nacimiento con alusiones proféticas literalmente cumplidas (1:23,5-6)
y con otras, como análogas a hechos tipológicos apologéticos. Esto nos llévala cuarto punto.
4.
Cuarto, notemos con más detalle la cuestión del “para
que se cumpliese.” Tres veces en el contexto directo (Mt. 2:13-23). Otras cuatro veces más en Mateo (cf. Mt.
1:22; 4:14; 21:4, 9). Ahora bien, el giro ἵνα πληρωθῇ τὸ ῥηθὲν
→ “para
que se cumpliese lo dicho” se ha traducido de diferentes maneras. A saber:
“De este modo se cumplió…” (NVI)
|
“Esto
sucedió para que se cumpliera…” (DHH)
|
“para
que así se cumpliera…” (PDT)
|
“de este modo se cumplió” (Carson)
|
En término generales, estas traducciones traducen
bien. Aunque por supuesto, la idea de ἵνα (jína) es más bien de
propósito, “para.” Así mejor: “para que se cumpliese…” Lo segundo
importante, el texto no dice “para que
se cumpliese la profecía (προφητεία)”, o, alguna “revelación” (ἀποκάλυψις) en plenius sensus. El
texto literalmente dice, “para que se cumpliese lo dicho”, y así, el
dicho (λέγω[16]). Bien dice Fee y Gordon —al menos en este
comentario— que Mateo usa Oseas 11:1 “…para ilustrar el fenómeno de un
significado analógico que se asigna a un pasaje profético” (Fee
& Gordon 2016:203). Dicho
de otro modo, no se trata de una profecía per se, sino, de una
aplicación analógica apologética que Mateo hace del dicho aplicado a
Cristo para demostrar a los judíos las
legítimas prerrogativas de Cristo como mesías, pero también, como rey davídico
legal.
Ahora, y como hemos señalado en
el punto anterior, son tres declaraciones en este contexto con la idea de “para
que se cumpliese.” Y las tres tienen algo en común. No fueron realmente
profecías cristológicas, sino, alusiones analógicas como parte del propósito
apologético de Mateo quien tiene en
mente principalmente a los judíos, los destinarios primarios de “su evangelio”.
Si el lector logra entender la intención de la triple idea de lo
“cumplido” —que explicaremos más abajo—
la idea “reformada” de que existe una hermenéutica apostólica, y basados en versículos como
Mateo 2:15 concluir no solo que ahora hay un “nuevo Israel”, sino también que
con ello los apóstoles nos dieron una “clave cristológica”[17] de interpretación, ignora la
intención misma de Mateo sobre estos pasajes. Dicho en otras palabras, es como
si un aprendiz de mecánica viera al maestro hacer andar un auto con una batería
de 30 amperes, llegando el aprendiz después a concluir que esta es una clave mecánica
para arreglar “todos” los automóviles, buses y camiones. Esto es, Mateo no pretende que su manera de
aludir de manera específica aquí al AT (Ose. 11:1; Jer. 31:15) sea un principio
rector para como dice Sugel Michelén en el capítulo siete de su libro: “interpretar
toda la Escritura con Cristo en el centro” (pág. 113) la “clave hermenéutica” que
los discípulos no habían captado (pág. 113,114), y esto, porque según él Jesús mismo
les dio al los discípulos de Emaús una clave
cristológica, que devino en una hermenéutica apostólica (véase, Michelén 2016:114).
No, Mateo como veremos a continuación, hace tales alusiones de manera puntual,
en vista de su propósito apologético. Ahora, nótese lo siguiente:
“para
que se cumpliese.” (Mt. 2:15) →
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Oseas 11:1
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“Entonces
se cumplió.” (Mt. 2:18) →
|
Jer. 31:15
|
“para
que se cumpliese.” (Mt. 2:23) →
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¿Fue entonces Jeremías
31:15 el cumplimento de la muerte de los niños del primer siglo? Por supuesto
que no. Al igual que 2:15, Mateo usa esta referencia de manea analógica. El
llanto al que se refiere Jeremías es veterotestamentariamente histórico. Hecho que el profeta describe en el contexto
del cautiverio babilónico. Así, en su propósito
analógico Mateo nos cuenta que este llanto en Ramá, fue un ejemplo preciso del
llanto de las mujeres del primer siglo, debido a la muerte de los infantes por manos
de Herodes. Como escribe también el profesor Carballosa: “Existe, por lo
tanto, simplemente una analogía entre los dos pasajes. Ambos son claramente poéticos
en su fuerza y ateo usa el texto para describir maravillosamente una situación
similar en los tiempo el Nuevo Testamento.” (Carballosa 2017:101).
Pero, el enfoque de Mateo, aunque toma tal declaración veterotestamentaria solo como analógica, es Cristo,
pues está justamente hablando de él, su anunciación (cap. 1), su nacimiento (cap.
2), después su bautismo (cap. 3), su tentación (cap. 4), y su ministerio (Mt. 5ss).
En otras palabras está mostrando a sus destinarios —principalmente judíos— los hechos
evidentes y proféticos de él como verdadero Mesías, Salvador y Rey.
Ahora, el tercer ejemplo analógico que usa Mateo
tiene también naturaleza analógica, y de hecho, es el ejemplo más complicado; así,
el “para
que se cumpliese” de Mateo 2:23.
Pues, la referencia de Mateo de que en vista que Jesús vivió en Nazaret, se
cumplió lo que dijeron los profetas que “habría de ser llamado nazareno”
(2:23c), pues, ¿adónde están estas referencias proféticas en el AT? Nótese que,
Mateo escribió que fue dicho por “los profetas”, no dice, lo que dijo “el”
profeta. Sansón es el ejemplo de un nazareo en el AT (Jue. 13:1-5 y a
propósito: ¿debemos concluir que Cristo es el nuevo Sansón?). El otro ejemplo
es el voto de Ana —madre de Samuel (1 Sam. 1:1-11)— quien hizo
voto nazareo por su hijo (1 Sam. 1:11). Sin embargo, ambos ejemplos hablan del
“voto nazareo”, no de ser nazareno; sin duda el Señor fue nazareno, pero no era
nazareo (cf. Mt. 11:18-19). Algunos
han relacionado del ser llamado nazareno con un sinónimo de la condición de “miserable”,
puesto que Nazaret era en aquellos días simplemente un pueblo, y no una ciudad
importante[18], un lugar realmente poco
probable para la estancia del mesías (Ryrie 1991:1332). De hecho,
en realidad no hay ninguna cita en el AT que justifique el sentido primario al que
alude Mateo. Entonces, ¿cómo calza esto con el mesías, con el Señor en al cita
de Mateo a sus oyentes? Bien señala el profesor Carballosa aquí: “Lo más
probable y ajustado al texto es que Mateo no se refiere a ningún pasaje concreto
del Antiguo Testamento, sino al “tenor general” de las Escrituras proféticas
que enseñan que el Mesías seria despreciado pro los hombres.” (Carballosa
2007:105). En este sentido, sin duda es notable la conclusión de D.A. Carson
que también cita el profesor Carballosa:
«Mateo ciertamente usa [el vocablo]
Nazâraios como una forma adjetiva de apo Nazaret (“de Nazaret” o
“Nazareno”), aun cuando el adjetivo más aceptable es Nazarenos. Posiblemente
Nazâraios se derive de una forma aramea de Galilea. Nazaret era un lugar
despreciado (Jn. 7:42,52). Incluso para otros galileos… Allí Jesús creció, no
como Jesús “el belenita” [de Belén], con sus connotaciones davídicas, sino
como “Jesús Nazareno”, con todo el oprobio y el desprecio. Cuando a los
cristianos en Hechos eran llamados “secta de los nazarenos” (24:5), la
expresión se usaba para herir. Los cristianos del siglo primero leyeron [el
Evangelio de] Mateo, que habían recibido su ración de burla, seguramente
fueron capaces de captar la intención
de Mateo. Él no dice que un pasaje particular de algún profeta del Antiguo
Testamento predijo que el Mesías viviría en Nazaret, dice que los profetas
del Antiguo Testamento predijeron que el Mesías sería despreciado (vea
Sal.22:6-8;13;69:8;20-21; Is. 11:1;49:7;53:2-3;8; Dn. 9:26). El tema es
repetidamente recogido por Mateo (e.g. 8:20; 11:16-19; 15:7-8)» (Carson
en Carballosa 2007:106).
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Si el lector ha podido constatar
lo anterior a la luz del pasaje escritural de Mateo, notará que la idea de esta
trilogía tiene una intención apologética. Y así, alusiones puntuales como el “…pues
éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo…” (Mt. 3:3), que en
el contexto de los oyente de Mateo tenía
la intención de relacionar la voz del pregonero de aquellos días (Isaías cf.
vs. Isa. 40:2, 6,9 “decidle a voces”),
con un nuevo heraldo, Juan el bautista. Por supuesto, —y siguiendo la inercia
hermenéutica reformada— ¿estaba diciendo Mateo que Juan el Bautista era el
“nuevo Isaías”, o, el “verdadero Isaías”? Por supuesto que no, simplemente
Mateo está llamando a sus auditores
judíos, a “preparar camino” de la misma manera que el profeta lo hizo a sus
lectores judíos de aquellos días; aquí en Mateo, a los judíos en relación a
quienes Mateo llamó a arrepentirse en
vista que el reino de Dios se había acercado por la visita del rey, quien ya
estaba pronto a comenzar su ministerio público. Ahora bien, por supuesto, Mateo no estaba tomando los aspectos implicados en Isaías
40:5-6 como cumplidos, y, aunque Juan el
Bautista anunció todos los aspectos escatológicos de la venida (cf. Mt.
3:11-12), Mateo pone el acento en el hecho de que el mesías ya estaba entre
ellos, y era necesario responder correctamente. Sin embargo, en 4:15 y 16 con
la referencia de “para que se cumpliese
lo dicho por el profeta” en relación a Cristo cuando el profeta dijo “tierra
de Zabulón y tierra de Neftalí…. El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz…”
(Mt. 4:15-16), Mateo hace una alusión diferente a 2:15, 2:18 y 2:23 incluso
también, de 3:3; notará que aunque son
referencias apologéticas cristológicas,
no solo son diferentes en intención, sino también en
aplicación. Esta última (4:15-16) es
concretamente lo que se puede denominar una
aplicación profética con interpretación incluida.
Dicho de otro modo, aquí
sí podría caber —aunque no existe— eso
de una “hermenéutica apostólica cristológica”, porque Mateo aquí no usa el AT de manera secundaria
o auxiliar como en 2:15,2:18 y 2:23 y también
3:3; sino que, toma Isaías 9:1-2 y 42:7 como referencias directas al
mesías, pues, a pesar que Isaías ve la venida de este niño
en toda su plenitud (primera y segunda venida), fue el Señor quien justamente cumplió los aspectos premilitares de dicha
venida (“el año de la buena voluntad” Isa. 61:2b), habiéndose cumplido cabalmente
Isaías 9:6, pero, aun por cumplirse Isaías 9:7 de la misma manera que 9:6 (literalmente)
bajo el contexto escatológico del “…día
de venganza de nuestro Dios”, donde el mesías culminará la consolación de
Israel (Isa. 61:3), dándoles restauración geopolítica y renovación espiritual, pues
YHVH lo ha dicho (cf. Isa. 61:3-s;
Jer. 31; Eze. 27-28)
Conclusión
¿Cuál es el punto exegético de Mateo entonces al relacionar 2:15 con
Cristo? ¿Enseñar como dice Holwerda y la tradición “reformada” que Jesús es un “nuevo Israel”, o el “verdadero
Israel”? La única menara de llegar a tal
conclusión es justamente, ignorando el texto mismo, y dejar que la tradición
—en este caso— “reformada” o más bien,
anti-reformada se imponga al texto. Estoy seguro que si alguien tiene una
convicción reformada sobre Oseas 11:1 y su relación con Mateo 2:15 dejara a un
lado la “tradición” al respecto, podrá constatar biblia en mano, que no existe
ningún argumento bíblico que respalde la idea súper-cesacionista y reemplazista
de Cristo=nuevo Israel. Sin duda Cristo es el verdadero Israelita porque ha
hecho la voluntad de Su Padre, pero, no así un “nuevo Israel”, pues además, parte
de su vocación divina no solo incluye la salvación del gentil, y en especial,
del judío de manera unipersonal, sino también, la salvación de Israel; pues fue
puesto no para reemplazar a Israel, sino por el contrario, y esto, porque Así
ha dicho Jehová, Redentor de Israel quien
por medio de Su Siervo, Su Hijo hará volver a él a Jacob y congregará nuevamente a Israel (Isa. 49).
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Xavi Pérez
[s/f] en: Teología Bíblica, edificando iglesias sanas revista edición
3, de 9Marcas.
[1] Propios del AT, que son relaciones de conexión o paralelos
históricos semejantes entre hechos puntuales, acciones, oficios, institución,
personas u objetos del Antiguo Testamento entre hechos puntuales, acciones,
oficios, institución, personas u objetos del Nuevo Testamento.
[2] Propio del NT, en este caso,
son las acciones, oficios, instituciones, personas u objetos del Nuevo
Testamento que tienen su tipo en el
Antiguo Testamento.
[3] Cabe señalar que basado en esta
relación “tipológica sobre-ampliada” Holwerda
infiere una segunda cosa, así escribe: “Este hecho [Ose. 11:1-Mt.
2:15] sugiere un nuevo éxodo, uno que finalmente terminará con la opresión del
pueblo de Dios y cumplirá las promesas que Dios le hizo a Israel.” (pág.
43-44). Nótese, “nuevo éxodo.”
[4] Escribe Henry Virkler: “La
tipología se basa en la suposición de que hay un modelo en la obra de Dios a
través de la historia de la salvación. Dios prefiguró su obra redentora en el
Antiguo Testamento, y la cumplió en el Nuevo; en el Antiguo Testamento hay
sombras de cosas que debieran ser más plenamente reveladas en el Nuevo. Las
leyes ceremoniales del Antiguo Testamento, por ejemplo, demostraron a los
creyentes del Antiguo Testamento la necesidad de una expiación por sus pecados:
estas ceremonias señalaron hacia el perfecto sacrificio hecho en Cristo. La
prefiguración es llamada tipo; el cumplimiento se llama antitipo.”
(Virkler 1994:156).
[5] Virkler escribe: “Por ejemplo, en la alusión
tipológica hallada en Juan 3:14,15 reconocemos la existencia de una serpiente
real y un Cristo verdadero; una es el tipo, el otro es el antitipo. Las
circunstancias históricas que rodean a ambos presentan la clave para entender
la relación entre ellos. En contraste, en el alegorismo el intérprete atribuye
significados a una historia que por lo general no serían deducidos de una
estricta interpretación de ella. Por ejemplo, una alegorización de la historia
de la matanza de Herodes de los niños de Belén declara que "el hecho de
que únicamente los niños de menos de dos años fueran asesinados mientras que
los de tres presumiblemente escaparon tiene el propósito de enseñarnos que
quienes sostienen la fe trinitaria serán salvos mientras que lo binitarios y
los unitarios indudablemente perecerán." (Virkler 1994:156).
[6] Como Scribe Henry A. Virkler: “Los
tipos son semejantes a los símbolos e incluso se les puede considerar una clase
especial de símbolos. Sin embargo, hay dos características que los diferencian.
La primera es que los símbolos sirven como señales de algo que ellos
representan, sin ser necesariamente similares en algún aspecto, mientras que
los tipos son semejantes en uno o más de las cosas que prefiguran. Por ejemplo,
el pan y el vino son símbolos del cuerpo y de la sangre de Cristo; los siete
candelabros de oro (Apocalipsis 2: 1) son símbolos de las iglesias en Asia. No
hay una semejanza necesaria entre los símbolos y las cosas que simbolizan, como
la hay entre el tipo y el antitipo. La segunda es que los tipos señalan hacia
adelante en el tiempo mientras que los símbolos no necesariamente lo hacen. Un
tipo siempre precede históricamente a su antitipo mientras que un símbolo puede
precederlo, existir concurrentemente con él o llegar después que la cosa que
simboliza.” (Virkler 1994:156).
[7] Pablo escribe respecto a Adán,
que él τύπος (túpos) “tipo” del que había de venir (Rom.
5:14). Adán es un tipo de Cristo (Rom.
5:14) como cabeza representativa. Adán fue la cabeza representante de la
humanidad caída, pues en él toda la humanidad por su desobediencia quedó en
pecado (Rom. 5:12, 19; 1 Cor. 15:21-22).
Cristo por su parte, y basado en su
obediencia perfecta, trajo redención a la humanidad creyente (1 Cor.
15:12-22) y a la vez, es cabeza
representativa de la “humanidad” que es redimida en él (cf. Martínez
1984:175s). No hay otro tipo de semejanza, pues las distancias entre Adán y
Cristo en otras áreas son colosales.
[8] Melquisedec es un tipo de Cristo
mencionado en Génesis 14. Según el autor de hebreos, este es rey de Salen
(Jerusalén) y מַלְכִּי־צֶדֶק “Rey de justicia” lo cual tipifica a quien es
verdadero rey de Justicia, Cristo (Heb. 7:1-2; Isa. 32:1). Pero, no solo esto
es un tipo de Cristo en el sentido regente. Melquisedec es tipo de Cristo en el
sentido de que Cristo también es sacerdote, pero, sumo sacerdote de acuerdo al
orden de Melquisedec una orden superior a la aarónica. Sin embargo, Cristo como sumo sacerdote está aun sobre
Melquisedec, porque él es sacerdote para siempre, cuestión que sobre pasa tanto
a Aarón como el mismo Melquisedec.
[9] Como señala Martínez, Moisés
tipifica a Cristo por su fidelidad en
relación con la “casa de Dios” (Heb. 3:2-6), así también, como por su función
profética (Deut. 1:18:15, 18; Hch. 3:22; 7:37) (Martínez 1984:178)
[10] Josué, fue el
dador de reposo terrenal, pero Cristo, nos trajo el reposo judicial
espiritual (Heb. 4:8, 9; Mt. 11:28, 29).
La semejanza está entonces, entre el reposo temporal que trajo la tierra, y el
reposo eterno y definido que Cristo nos trajo en la cruz (La epístola a los Hebreos,
tienen especialmente en mente a judíos inseguros, de allí este tipo de
paralelos).
[11] Jonás es tipo
de Cristo (Mt. 12:40) pero, —como claramente explica Martínez— la
relación tipológica entre uno y otro se establece únicamente entre la
permanencia del profeta en el vientre del pez “tres días y tres noches”,
seguida de su liberación, y la sepultura de Jesús, seguida de su
resurrección. El tipo es perfectamente válido a pesar de que en tantos
otros aspectos Jonás nada tienen que ver con Cristo, pues es un profeta rebelde, racista e irascible. Como añade
Martínez: “Jonás nada tuviera en común con Aquel que fue «manso y humilde de
corazón» y «amigo de pecadores»” (Martínez 1984:176)
[12] Cristo es
también tipificado como un León (cf. Ose. 5:14; 11:10; 13:8; Apo. 5:5)
pero también, como la antítesis de este, un cordero; así, Juan dice que Cristo
es el “Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Cristo es
también la roca según Pablo (1 Cor. 10:4), pero sabemos que este tipo en el AT es Dios (cf. Deut. 32:4,15; 2 Sam. 22:32; Sal. 42:9;
78:35; Isa. 8:14; 26:4; 30:29; Dan. 2:34-35; Hab. 1:12; Mt. 21:42; Hec. 4:11;
Rom. 9:30-33). Pero, aparte de esta clase de tipos, las Escrituras también
revelan otra clase de tipología. La tipología de “acontecimientos” paralelos.
Un par de ejemplos.
[13] Según Pablo
las experiencias de Israel en el desierto fueron también τύποι (túpoi)
“tipos” para nosotros (1 Cor. 10:6, 11). Pero, tipo negativo pedagógico. Por
supuesto, no está diciendo que la iglesia es otro Israel o un nuevo Israel que
ahora sigue la carrera del primer Israel fracasado. No, pues la relación de
paralelo es la conducta. Así, los creyentes deben acordarse de la codicias de
ellos, para que no codiciemos. De la idolatría de ellos, para que nosotros no
seamos idólatras. De la murmuración de ellos, para que nosotros tengamos confianza plena en Dios y su voluntad en el
camino.
[14] La liberación
de los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto es un tipo de la salvación de
un pecador perdido. Éxodo 1:7-14 señala que los israelitas eran esclavos; Juan
8:34 señala que le pecador es también, un esclavo. Así con los hijos de Israel eran esclavos por los egipcios,
llegan a ser un tipo de la salvación que Dios trajo también al pecador, donde
alguien poderoso común a los dos grupos,
los liberó (cf. Éxo. 20:2; Efe. 2:8-9; 1 Cor. 5:7) (Villarroel
ed. 2010:53).
[15] J.A. Martínez
dice bien: “Acontecimientos típicos. Pueden incluirse en este grupo buen
número de eventos relatados en el Antiguo Testamento. El éxodo de los
israelitas tiene un claro antitipo el! la liberación del pecado obrada por
Cristo en cuantos creen en El (Ro. 6:17-18; Gál. 5:1; 1 P. 1:17-19). La
colocación de la serpiente de bronce sobre el asta en medio del campamento
israelita es usada por Jesús como tipo de su propia crucifixión (Jn. 3:15), y
en las diversas experiencias de Israel en el desierto ve Pablo tipos
admonitorios aplicables a la vida cristiana (l Ca. 10: 11). El diluvio, en
ciertos aspectos, es tipo del bautismo (l P. 3:20-21). Todos los tipos
mencionados tienen claro apoyo en el Nuevo Testamento para considerarlos como
tales. Pero podríamos añadir otros que, aun careciendo de explícita sanción
novotestamentaria, reúnen semejantes características. En personajes como José o
David, en acontecimientos como el paso del mar Rojo o el regreso de la
cautividad babilónica, o en objetos como la zarza que a ojos de Moisés ardía
sin consumirse, podemos descubrir sin esfuerzo aspectos que con toda propiedad
nos permitan usarlos como tipos implícitamente corroborados por el Nuevo
Testamento.” (Martínez 1984:179s).
[16] Gr. ῥηθὲν aoristo pasivo participio singular de
λέγω. En general, lo que se diga, o
exprese oralmente, pero también por escrito (cf. Mt. 1:20;
9:34; Mc. 1:15 Lc. 13: 6, 24; J 2: 3; 18:34; Hec. 14:11;
Rom. 10:16, 20; Heb. 8:8; 11:32). Hacer referencia a (Mc. 14:71). De declaraciones hechas (Gál. 3:17; 4:1) (Gingrich).
[17] La diferencia
en el área de escatología en discrepancia aún en el día de hoy son dos, o,
debemos espiritualizar la profecía, o la tomamos en su sentido llano y literal,
o sea, es finalmente una cuestión hermenéutica. Por ejemplo, la escatología
reformada insiste que el NT reinterpreta al AT, y, una de las razones que se
esgrimen, es que Jesús y aun los apóstoles “espiritualizaron” las profecías del
AT, por lo tanto, debemos seguir el ejemplo de Jesús que “espiritualizó” el AT.
Kim Riddlebarger, no dudó escribir: “Si los escritores del Nuevo Testamento
espiritualizan las profecías del Antiguo Testamento aplicándolas en un sentido
no literal, entonces el pasaje del Antiguo Testamento debe ser visto a la luz
de esa interpretación del Nuevo Testamento, no viceversa.” (Kim Riddlebarger en
“A Case for Amillennialism”, 2003). Ahora, note lo que Sugel Michelén escribió
en su libro “De Parte de Dios y Delante de Dios, una guía para la predicación
expositiva”, en un párrafo que nos habla de la importancia de la hermenéutica,
pero, de la hermenéutica cristológica, por supuesto, una conclusión reformada:
“…en Mateo se narra la terrible escena de la matanza de los niños que
decretó el rey Herodes. El Señor protegió a Jesús ordenándole a José que huyera
hacia Egipto, donde debía permanecer hasta la muerte del rey. Pero entonces
Mateo añade el comentario de que todo esto aconteció “para que se cumpliera lo
que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo”
(Mat. 2:15, LBLA). Esta cita de Oseas 11:1 donde se narra lo que Dios hizo con
el pueblo de Israel en el éxodo. ¿Por qué Mateo aplica este versículo a lo que
sucedió con Jesús en el tiempo de Herodes? ¿El evangelista está alegorizando
las Escrituras? ¿Dónde aprendieron los apóstoles a interpretar el Antiguo
Testamento? La respuesta es que lo aprendieron del mismo Señor Jesucristo.”
(Michelén 2016:112). Sugel
pareciera un poco ambiguo para muchos inocentes lectores, pero es bastante
implícito con respecto a la idea de que Jesús sí espiritualizó la profecía.
Pero, ¿qué quiere decirnos realmente Sugel Michelén con respecto a Oseas 11:1?
Por supuesto, el no lo dice explícitamente aquí, aunque sí, ¡nos está dando el
criterio hermenéutico para llegar a ello! Sin
embargo, para no quedar con la duda, Scott Clark —teólogo reformado— nos ayuda
a entender la idea de Sugel y la línea reformada consensual en este asunto. Así
éste escribió: “Herodes estaba a punto de descargar su rabia sangrienta
contra los primogénitos de los Judíos. La interpretación inspirada que Mateo
hace de las Escrituras Hebreas debe regular nuestra interpretación de las
Escrituras, y según la interpretación de Mateo nuestro Señor Jesús es el
verdadero Israel de Dios, no el pueblo temporal y nacional de Israel.” (El
Israel de Dios* por R. Scott Clark, 2011). ¿Lo notó? Hay un nuevo Israel,
Cristo es ese nuevo Israel. Y de allí, —siguiendo con la idea reformada—
quienes están “en Cristo”, son también el nuevo Israel. No es casual entonces,
que Sugel Michelén añada en su libro que Cristo debe ser el lente por el cual
no solo se debe interpretar el AT, pues él es según Michelén la “clave” para
concretamente, re-interpretarlo. Así concluye Sugel: “Jesús le proveyó la
clave que ellos necesitaban para interpretar toda la biblia. Si lo colocaban a
Él en el centro de la historia redentora, el significado de los textos bíblicos
se abriría delante de sus ojos” (Michelén 2016:114). Por
supuesto, no estoy diciendo que el libro de Sugel no nos sirva, o sea malo, no,
léalo, aprenderá varios conceptos buenos acerca de la predicación expositiva.
[18] Dice Merrill
Unger, que Nazaret en realidad no era una localidad importante. Vino a tener
renombre solo en tiempos del niño Jesús (Unger en Carballosa
2007:105).
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