Por J.A. Torres Q.
¿Estamos
viviendo un reino de Dios hoy terrenal? ¿Estamos viviendo hoy en la tierra un
reino de Dios solamente espiritual? ¿Cristo está a la diestra de Dios hoy reinando
el mundo de acuerdo a Su agenda? ¿Se trata entonces de un reino simbólico
celestial? ¿Se trata de un reino venidero?
Daniel 7:14
El pensamiento judío del reino, siempre estuvo presente en la mente
de los judíos. La entrada triunfal de
Cristo es un ejemplo más al respecto, cuando la gente gritaba “salva ahora”
(Hosanna), ocasión en la que claramente creyeron el reino estaba inaugurándose de acuerdo a las profecías del AT como literalmente decía Zacarías 9:9. “Alégrate
mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde,
y cabalgando sobre un asno, sobre
un pollino hijo de asna.” (Zac. 9:9). Sin duda los judíos sabían que la
lectura de este pasaje se estaba cumpliendo, y aun más, esperaban no sólo el
cumplimiento de esta primera parte, sino también, de lo que señalaba la segunda
parte de dicha profecía[1]. “¡Bendito el reino de nuestro padre David
que viene[2]!
¡Hosanna en las alturas!” (Mr. 11:10). Ahora bien, antes de seguir estas líneas, debemos
comprender el uso novotestamentario del “reino” en sus tres aspectos. Nótese el
siguiente recuadro.
Jesús y el reino
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Los judíos y el reino
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Pablo
y el reino
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El reino aquí y ahora
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Perspectiva judaica (aquí y ahora)
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El reino y su esfera presente
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“y sanad a los enfermos que en ella haya, y
decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.” (Lc. 10:9) (cf.
Hec. 8:12)
“Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en
las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (Mt. 4:23) (cf. 9:35;
13:19; Mr. 1:14)
“Buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mt. 6:33) (cf.
Lc. 12:31)
“Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres,
pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.”
(Mt. 23:13) (cf. Mr. 9:47; Hec. 1:3)
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“Entonces los que estaban reunidos, le
preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?”
(Hec. 1:6) LBLA.
“Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y
dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que
el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.” (Lc. 19:11) (cf. Mt.
18:1; 20:21)
“Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces,
diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el
reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!”
(Mr. 11:9-10)
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“Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con
denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del
reino de Dios.” (Hec. 19:8) (cf. Hec. 20:25; 28:31; Col. 4:11)
“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él
muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de
Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto
por la ley de Moisés como por los profetas.” (Hec. 28:23)
“porque el reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Rom. 14:17) (cf.
1 Cor. 4:20; Apo. 1:9)
“el cual nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, (Col. 1:13) (cf.
1 Tes. 2:11)
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El reino futuro
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El reino que viene
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“Respondió Jesús: Mi reino no es de este
mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo
no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” (Jn.
18:36) (cf. Mt. 14:14; 25:34
"Por tanto, os digo que si vuestra
justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el
reino de los cielos.” (Mt. 5:20)
(cf. Mt. 7:21;8:12; 13:41→43: 18:3; 19:23)
“Os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los
cielos” (Mt. 8:11) (cf. Lc. 13:28,29)
“De cierto os digo que
hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan
visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino.” (Mt. 16:28)
“Os digo que desde ahora no beberé más de
este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el
reino de mi Padre.” (Mt. 26:29) (cf. Mr. 14:25; Lc. 22:16,18)
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“¿No sabéis que los injustos no heredarán el
reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones” (1
Cor. 6:9) (cf. 1 Cor. 6:10; Gál. 5:21; Efe. 5:5)
“Te encarezco delante de Dios y del Señor
Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en
su reino…” (2 Tim. 4:1) (cf. 2 Tes. 1:5; 2 Tim. 4:18)
“Porque de esta manera os será otorgada
amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo.” (2 Ped. 1:11) (cf. Stg. 2:5)
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Aun Hendriksen —teólogo amilenarista— escribe: «“Hosanna” significa “salva
ahora”, o “salva, rogamos”. La actitud de la gente respecto a Dios era quizá
como sigue: “Te suplicamos, Oh Señor, sálvanos ahora, danos ahora la victoria y
la prosperidad, porque por tu bondad la hora esperada ha llegado.» (Hendriksen
1998:442). Así también escribe Bruce:
«Cuando, con unos treinta años,
Jesucristo emergió tras el ignoto periodo que vivió en el hogar de Nazaret
para comenzar su ministerio público, el enfoque de su mensaje era que el
reino de Dios se había acercado y que ya estaba presente en cierta medida en sus
obras de misericordia y poder. Cuando el pueblo le oía hablar del reino de
Dios, lo natural es que relacionara esta enseñanza con el orden divino —según
las visiones del libro de Daniel— habría de reemplazar a una sucesión de
imperios mundiales paganos y en el que los “santos del Altísimo” tendrían el
poder (Daniel 7:18-27)» (Bruce 2012:64).
A.T. Robertson añade:
“La deliberada conducta de Jesús en esta
ocasión sólo podía tener un significado. Era la pública proclamación […] como
el Mesías: su “hora” había finalmente llegado. Las excitadas multitudes
delante […] y detrás… se dan plena cuenta del significado de ello. De ahí su
entusiasmo sin límites. Naturalmente, esperan que Jesús imponga ahora su
imperio en oposición al César, que expulse a los romanos de Palestina y que
conquiste el mundo para los judíos.” (Robertson 2003:100).
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Jesús nunca negó el aspecto profético escatológico literal profetizado
del mismo porque justamente él era el cumplimiento de ello; no obstante, la
escatología del NT iba a clarificar la
cronología de Dios de los eventos apocalípticos; y es después de su
resurrección durante los cuarenta días que estuvo con sus discípulos que
recalcó esta perspectiva futurista que tanto Mateo (26:17-30), Marcos
(14:22-25), y Lucas (22:7-19), comunicaron a sus lectores. Aun Pablo lo
rememoró (1 Cor. 11:23-26) de manera inconfundible recapitulando las palabras del propio
Rey-Mesías, Jesús, quien dijo: “Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio,
diciendo: Bebed de ella todos […] Y os digo que desde ahora no beberé más…”
(Mt. 26:27) agregando con ἕως (jéos) "hasta" —adverbio de tiempo[3]—
que la realidad futura del mismo, era
algo ciertísimo y literal; de esta manera el propio Rey del reino clarificaba la esperanza futura del
cumplimiento de las profecías de un reino literal, palabras que los tres evangelistas
registraron en sus tratados, sumándose
después el mismo Pablo.
“…hasta→ [ἕως (jéos)] ...cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.”
(Mt. 26:29c) LBLA
“…hasta→ [ἕως (jéos)]
aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.” (Mr. 14:25).
“…hasta→ [ἕως (jéos)]
que el reino de Dios venga.” (Lc. 22:16c)
“…hasta→ [ἕως (jéos)]
que él venga [en su reino]” (1
Cor. 11:26).
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Sin duda al presente los creyentes estamos viviendo el reino de
Dios en nuestro corazones como claramente lo ilustra el cuadro anterior (aquí y
ahora→ Lc. 17:20-21; venidero→ 22-25, 30; ad portas II Venida→
21:29-31). Por esta razón Pablo también habló a los creyentes de su ciudadanía
temporal terrenal y en vista de ello les pidió que “Solamente se comportaran como es digno del
evangelio de Cristo…” (Fil. 1:27a). El centro imperativo de la frase está
dado en la manera en que ellos debían comportarse, y para ello Pablo va a usar
un término que incluía la vida cristiana dentro del marco social civil. “Comportéis”
es la traducción del término πολιτεύεσθε (politeúesthe). Un viejo verbo proveniente de politës,
ciudadano y polis, ciudad (Robertson 2013:516).Este vocablo encierra el significado básico de ser
ciudadano, pero, con un énfasis en ser un buen ciudadano (MacArthur 2012:92).Aparece solamente dos veces en el NT. “Entonces
Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Hermanos, hasta este día yo he vivido delante de
Dios con una conciencia perfectamente limpia.” (Hec. 23:1) LBLA. La traducción literal de este verbo —según Fee—
podría ser: “...vivir como ciudadanos” (Fee 2006:222). En
otras palabras, estamos frente a un mandamiento del apóstol para los creyentes de Filipos, pero, no un
mandamiento a ser simplemente un buen ciudadano, sino, a demostrar en la polis
lo que caracteriza a un cives caelum[4],
tal como lo va a aclarar en 3:20: “Pero nosotros somos ciudadanos del cielo….”
que, estamos temporalmente aquí. Sin duda no debemos enajenarnos del mundo, sin embargo nuestro papel no es “cambiar” este mundo, no nos corresponde no sólo porque
el mandato de Cristo a los creyentes jamás fue: instauren el reino, métanse en la política,
cambien las leyes; sino, “prediquen el evangelio”, hagan discípulos y bautícenlos
(Mt. 28:18ss) pues el reino lo estableceré
yo (Dan. 9:24s). La piedra cortada (Cristo) que derrumbará el último reino, el
reino que hoy está en pleno desarrollo, el reino del anticristo (cf. Dan.
2:24-35, leer interpretación→ 36-45). Y esto fue justamente lo
que Daniel —y todos los profetas— habían profetizado, un reino literal que
vendrá con la venida del Señor Jesucristo (Apo. 1:7) y que será cumplido tal
cual el propio Señor lo subrayó a sus discípulos en la santa cena celestial que
nos espera cuando el Señor sea el todo y sobre todos; de manera que Daniel habla
de un reino que jamás será destruido y que aún está por venir, el reino del
Señor de Señores, Jesucristo (cf. 2 Sam. 7:14-17; Isa. 7:14; 9:6; Lc.
1:26-33; ; Apo. 19:11-16). “Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí
con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le
fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”
(Dan. 7:13-14 cf. [Mt. 16:27; 19:28; 26:64]).
Bibliografía
F.F. Bruce 2012. Pablo: Apóstol del corazón liberado. Viladecavalls,
Barcelona, España: Clie.
Fee Gordon 2006. Comentario a los Filipenses. Viladecavalls,
Barcelona: Clie.
Hendriksen, William 1998.Comentario al Nuevo
Testamento, El Evangelio Según San Marcos. Grand Rapids, MI: Libros
Desafío.
Robertson, A.T. 2003.Al texto Griego del
Nuevo Testamento; 6 Tomos en uno. Viladecavalls (Barcelona) España: Clie.
MacArthur, John 2012. Comentario de MacArthur
del Nuevo Testamento, Filipenses, Colosenses y Filemón. Grand, Rapids, MI.:
Clie.
[1] El versículo 10, claramente
vislumbra la segunda venida en juicio y el reino mesiánico que claramente aquel día no se llevó a cabo:
“Y de Efraín destruiré los carros, y
los caballos de Jerusalén, y los arcos
de guerra serán quebrados; y hablará paz
a las naciones, y su señorío será de mar
a mar, y desde el río hasta los fines de
la tierra.” (Zac. 9:10).
[2] Lit.: “bendito [el que está] viniendo [ahora]…” La NVI es un tanto imprecisa aquí, traduce: “¡Bendito
el reino venidero de nuestro padre David! —¡Hosanna en las alturas! (Mr. 11:10) NVI. Los judíos presentes no creían en un
reino venidero (que vendría en el futuro). (Cf. ἐρχομένη [erjoméne→ “(estar)
viniendo”] solo una vez más en el NT: «como esta viuda no deja de
molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que “con sus visitas
[continuas]” me haga la vida imposible.”» (Lc. 18:5) NVI.
[3] “Mientras tanto”, “hasta que”.
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