Por J.A. Torres Q. (M.A)
Mt.
2:15 “y estuvo allá hasta la muerte de
Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta,
cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.” |
En algunos libros de hermenéutica que tocan el principio de doble referencia, se cita Mateo 2:15 como un ejemplo de analogía paralela (Vlach), pero también, de correspondencia teológica y tipo profético de Cristo (Carballosa); así, la acción de Dios al sacar a Su pueblo de Egipto en el pasado y la acción de Dios en tiempos del Mesías, al sacar a su enviado de Egipto, revelan dicha correspondencia (Carballosa 2007I:99). Esta correspondencia no sólo tiene que ver con lo que Dios hizo en el pasado, sino también, —y por vía de correspondencia antónima— pone de relieve las diferencias entre el hijo desobediente de Dios, Israel, y la obediencia del Hijo obediente de Dios, Cristo[1]. Sin embargo, la expresión “De Egipto llamé a mi hijo…” (Ose. 11:1) ha sido un caso muy debatido por los teólogos que ven en este ejemplo argumentos para establecer la tesis de que los autores del NT dieron una interpretación descontextual, esto es, que queda desconectada de su propia intención contextual veterotestamentaria, para dar paso a una nueva forma canónica de ver el texto. Frente a este peculiar pasaje entonces, a lo menos, tenemos cuatro teorías que pretenden ser la respuesta del caso. De acuerdo a la valiosa información que nos da el profesor Vlach en su notable libro “El Antiguo en El Nuevo, Entendiendo como los Autores del Nuevo Testamento, citaron el Antiguo Testamento” (2024, Kerigma), las resumimos en las siguientes.
Están aquellos que ven aquí, un paradigma hermenéutico supuestamente arraigado a la interpretación del judaísmo del segundo templo. Peter Enns —erudito bíblico y teólogo estadounidense— propone que Mateo demuestra que no está siendo contextual[2]. En otras palabras, Mateo estaría siguiendo paradigmas de la hermenéutica del judaísmo del segundo templo, como el pesher alegórico (Vlach 2024:96). En parte, Darrell L. Bock también se adhiere a esta postura, con algunas modificaciones. Están también, quienes ven en este caso un ejemplo concreto de reinterpretación. Este es el caso de teólogos como George E. Ladd (1911-1989), quien creía que Mateo literalmente estaba aquí reinterpretando el AT a la luz del acontecimiento de Cristo. Y con reinterpretación, Ladd se refería a una nueva interpretación no literal del texto (2024:96). Un ejemplo de esto, es la espiritualización.
Otra posición habitual, es la de aquellos que ven en este caso un ejemplo de sensus plenior, como señala Vlach, este es el caso de Robert Thomas, quien señala que Mateo 2:15 es un ejemplo no literal del AT, debido a que este sería —según Thomas— un caso de AISP (Aplicación Inspirada del Sensus Plenior, véase Vlach 2024:73ss).
Finalmente, esta aquellos que —como nosotros— vemos en este pasaje, un caso no solo analógico o de correspondencia, sino también, un caso de interpretación contextual entre los dos testamentos. Esto es, Mateo no está espiritualizando a Oseas, ni tampoco, desea reinterpretar el texto antiguo, mucho menos, sigue la hermenéutica del judaísmo del segundo templo. Más bien y como el profesor Kaiser observa, Mateo en 2:15 cita a Oseas 11:1 porque ve los conceptos de “esperanza mesiánica” y “solidaridad corporativa”[3] que son los dos aspectos que Oseas pone de relieve en su contexto (Ose. 11:2-12). En otras palabras, si vemos los conceptos de solidaridad corporativa y la esperanza mesiánica, deberíamos ver la conexión entre Israel corporativamente como hijo de Dios, y Jesús, la cabeza corporativa de Israel, que también es Hijo de Dios.
Al presente, otros ven en este caso un ejemplo de espiritualización “legítima”. Sugel Michelén por ejemplo, e insinuando el caso de manera irónica pregunta: “¿El evangelista está alegorizando las Escrituras? ¿Dónde aprendieron los apóstoles a interpretar el Antiguo Testamento? La respuesta es que lo aprendieron del mismo Señor Jesucristo.” (Michelén 2016:112). Scott Clark —teólogo reformado— de manera concreta y directa comentando Mateo 2:15, nos un ejemplo de espiritualización de esta cita:
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¿Está diciendo Mateo que Cristo es el “verdadero Israel” [5], esa fue su intención al citar a Oseas? Por supuesto, una lectura superficial sería la razón detrás de esta idea que incluye solapadamente la exclusión del pueblo corporativo de Israel. De manera similar Stuart Park y David F. Burt también espiritualizan la cita, explicando: “De Egipto llamé a mi hijo — dice Oseas 11:1, refiriéndose claramente en tiempos de Moisés… sin embargo, Mateo no vacila en aplicar estas palabras a Jesús (2:15), no por creer que Oseas estuviera hablando el Mesías, sino por entender que el Mesías es el “cumplimiento” del viejo Israel. Jesús es el nuevo Israel.» (Park & Burt 1997:222).
Las preguntas obvias entonces son, ¿era la intención de Mateo al citar a Oseas 11:1 revelar que Cristo es el “verdadero Israel”? Si no hay ningún ejemplo en el NT que sugiera al menos que Cristo es el nuevo Israel, ¿es este un ejemplo de reinterpretación del AT y una licencia para espiritualizar y reinterpretar el AT a la luz de la supuesta “clave”[6] Cristocéntrica? Aunque evidentemente hay una relación “profética” entre Mateo 2:15 y Oseas 11:1, notemos por qué Mateo cita a Oseas y por sobre todo, por qué razón en este caso, no vemos argumentos hermenéuticos consistentes que nos permitan concluir que Jesús se ha convertido en el “verdadero Israel”, el “auténtico Israel” ignorando la intención intertextual de Mateo al haber citado Oseas 11:1.
En primer lugar, y como señala Arnold G. Fruchtenbaum aludiendo la perspectiva pactual reformada: “Los teólogos del pacto afirman con ligereza que la Iglesia es el nuevo Israel y a veces lo hacen aparecer como si fuera la conclusión obvia del Nuevo Testamento. Cox asegura incluso que los dos términos se usan alternadamente.” (Fruchtenbaum 2014:1)[7]. Sin embargo, a la luz de un examen riguroso del vocablo, el término “Israel” —como bien concluye Fruchtenbaum— se usa un total de 73 veces en el Nuevo Testamento y, de estas 73 veces, ninguna de ellas se refiere a la iglesia como el “nuevo Israel”, o, a Cristo como el “nuevo Israel.” La lista que ha hecho Fruchtenbaum es contundente en este sentido. Notemos los ejemplos en donde la menciona “Israel” es sencillamente, Israel.
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Este argumento no puede ser pasado por alto, ya que revela un consenso apostólico respecto quien es Israel en el NT. Quizás, el único versículo que presenta un aparente desafío es Gálatas 6:16[10], sin embargo, la expresión “Israel de Dios” tampoco —a la luz de la exégesis y contexto— sugiere que la iglesia se ha transformado en el “nuevo Israel” como veremos más adelante.
En segundo lugar, la idea de que Mateo estaba diciendo que Cristo es ahora el “nuevo Israel”, o el “verdadero Israel” (así tb. Beeke ed. 2018:1364) no considera, además, la intención ilocutiva (intención) del uso triple de las fórmulas mateanas de cumplimiento que el evangelista utiliza en el contexto directo como parte argumentativa de tres declaraciones con dicho tenor. Es importante añadir que, exégetas serios observan esta peculiaridad de Mateo, por lo que una lectura superficial que concluya que Jesús es el “verdadero Israel” no sólo revela poca rigurosidad hermenéutica, sino también, una lectura letrista[11] y precipitada del texto. Lo primero entonces, es observar meticulosamente nuestro texto en su perícopa contextual. Vamos ahí.
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Como hemos señalado, el uso de las fórmulas de cumplimiento que usa Mateo en esta perícopa, no es típica. El profesor D.A. Carson, refiriéndose a este caso escribe: “El verbo cumplir tiene un significado más amplio que sólo predecir…” (Carson 2004:102; cf. [Luz 1993I:184s; William Barclay[12]). El profesor Kaiser añade que, existe una diferencia entre interpretar un pasaje y mostrar como dos acontecimientos de las Escrituras se corresponden entre sí, y concluye que Mateo no está explicando tanto las palabras de Oseas 11:1 como mostrando una correspondencia entre Israel y Jesús (Kaiser en Vlach 2024:99).
Esto último también refuta la idea de que Mateo estaba siguiendo la hermenéutica del judaísmo del segundo templo. El comentario[13] del profesor Luz, es decidor en este sentido. Dicho de otro modo, ninguno de los tres ejemplos que cita Mateo en su contexto fueron el “cumplimiento literal de”, pero tampoco, reinterpretaciones pesheristas, sino más bien, analogías de acontecimientos que en el propósito de Mateo vinieron a subrayar —a los judíos que tiene en mente— tanto, la divinidad de Cristo, pero especialmente, su mesianidad y todo lo referente a su vocación redentora. Ahora, ¿fue la muerte de los niños por Herodes, el cumplimiento de Jeremías 31:15? O más bien, ¿Qué quiso decir Mateo con que este evento triste estaba siendo el cumplimiento del pasaje de Jeremías? Notemos el pasaje.
Mt 2:17-18 “Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.”
La pregunta necesaria es: ¿fue Jeremías 31:15 el cumplimiento de la muerte de los niños del primer siglo a manos de Herodes? Mateo usa la fórmula Τότε ἐπληρώθη τὸ ῥηθὲν ὑπὸ Ἰερεμίου “…entonces se cumplió lo dicho por Jeremías…”, sin embargo, y como ya se ha aludido, Mateo usa πληρόω (pleróo [cumplir]) analógicamente. ¿Qué pasó en Ramá, por qué allí lloró Raquel, qué tiene que ver este evento del pasado con la muerte de los niños por Herodes? Lo primero que puede notar el lector atento, es que un evento del pasado cumplido justamente en el pasado, no puede ser el cumplimiento de un evento del futuro.
Este es un primer indicativo de que Mateo está usando las fórmulas de cumplimiento de un modo diferente. Bien señala aquí Utley, B. Raquel es evocada de manera simbólica (Utley, B. 2015). De algún modo Mateo desea evocar a Raquel quien lloró en el pasado por los hijos asesinados, como una “alusión figurada comparativa”[14]. Por supuesto, esta es una manera de relacionar el evento antiguo, con el presente. Hecho que Mateo sabe que su audiencia específica —judíos— entienden perfectamente debido a que son partes de este pueblo sufriente en el pasado, pero que, ahora nuevamente vuelven a experimentar la masacre a manos de Herodes. En cierto sentido, aquí Mateo usa hechos del pasado para recordar las implicancias corporativas del sufrimiento de Israel en el pasado, pero también, con miras a la redención que traerá el Mesías en su promisorio ministerio.
El segundo caso de Mateo, aquí, el 2:23 también confirma lo anterior, pues de la misma manera que 2:15 y 17, tiene naturaleza analógica, y, de hecho, es el ejemplo más complejo si no se hace uno análisis cuidadoso; leemos allí la expresión ὅπως πληρωθῇ τὸ ῥηθὲν διὰ τῶν προφητῶν “…para que así se cumpliese lo dicho por medio del profeta…” (Mt. 2:23). El versículo completo, señala:
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Según Mateo Jesús vivió en Nazaret de acuerdo a la profecía ya que los profetas dijeron que “…habría de ser llamado nazareno [alguien que viene de Nazaret]…” (2:23c). Lo primero, no hay que confundir los términos, “Nazaret”, “nazareno” y “nazareo”. Nazaret era un pueblo. El término “nazareno” se refiere a alguien que vivió en la ciudad de Nazaret, mientras que un nazareo (o nazarita) era alguien como Sansón o Juan el Bautista que tomó un voto especial ante Dios y posteriormente, fue consagrado a Dios para el servicio. Ahora, Mateo dice que Jesús vivió y habitó en Nazaret para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno. Por supuesto, Jesús vivió en Nazaret (cf. Mt. 2:23; 4:13; 21:11; Lc. 1:26; 4:16; Hec. 4:10; 22:8), pero, ¿qué profeta profetizó que Jesús sería llamado nazareno? Al igual que las fórmulas de πληρόω (pleróo [cumplir]) en 2:15 y 2:17, aquí tiene un sentido diferente del que ha habitualmente se entiende por cumplir. Como ya se dijo, efectivamente Cristo habitó en Nazaret, pero, no hay algún pasaje, alusión o referencia profética en el AT que diga que Jesús sería llamado nazareno. Efectivamente el NT registra el hecho de que Jesús fue llamado nazareno (cf. Mt. 26:71; Mr. 1:24; Lc. 4:34; 24:19; Jn. 19:19; Hec. 2:22) pero, no hay algún pasaje del AT que lo haya en realidad profetizado. ¿Cómo debemos entender lo que señala Mateo entonces? Notemos un par de comentarios al respecto. El profesor Carballosa explica: “Lo más probable y ajustado al texto es que Mateo no se refiere a ningún pasaje concreto del Antiguo Testamento, sino al “tenor general” de las Escrituras proféticas que enseñan que el Mesías sería despreciado por los hombres.” (Carballosa 2007:105). D.A. Carson expande lo que Carballosa escribió.
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Autor |
Mateo |
Marcos |
Lucas |
Juan |
Destinatarios: |
Judíos |
Gentiles romanos |
Gentiles griegos |
Judíos y griegos |
Tema: |
Cristo, el rey mesiánico |
Cristo, el Siervo fiel |
Cristo, el Hombre ejemplar |
Cristo, el Hijo amado |
Palabra clave: |
Reino[16] [Rey] |
Evangelio |
Hijo del Hombre |
Creer/Confiar |
Características: |
Grandes discursos; muchas citas del AT y términos
hebreos. [Genealogía paterna] |
Obra de Jesús; estilo dinámico. Poco del AT. Sin
genealogía. |
Humanidad de Jesús. [Genealogía materna] Salvación
universal Oración, Espíritu Santo, gozo. |
Complemento de los sinópticos. Sin genealogía.
Cronología. Muchas citas del AT. Contrastes.
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Escribe como: |
Maestro |
Predicador |
Historiador |
Teólogo |
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(Beyer 2007:21) |
¿Estaba espiritualizando Mateo a Oseas entonces? Aunque hay varias razones que refutan la espiritualización de esta expresión, la argumentación y las citas de los primeros tres capítulos revelan que la idea de un “nuevo Israel” no se encuentra en Mateo, más bien el evangelista confirma la profecía sobre la vocación de Cristo en relación a Israel. De hecho, la naturaleza del contenido de Mateo: su tono, sus citas, las alusiones frecuentes del AT, el interés en la ley mosaica, la genealogía inicial, el uso de los términos técnicos judíos (“reino de los cielos”, “ley”, “Israel”, “profecía”, “Mesías”, “Hijo de David”) como la alusión a las costumbres de Israel (15:12; 26:17; 27:62) (Beyer 2007:25) dejan ver que Mateo está ofreciendo una serie de argumentos para que sus destinatarios reconozcan que Cristo es el Rey davídico. Así, y como se observa en el recuadro: Cristo es el descendiente legal de David y por ello, el Rey profetizado; También, el Salvador divino de Israel; el pastor de Israel; la esperanza de Israel; el rey desechado por Israel; pero por sobre todo, el Señor venidero de Israel, el Juez venidero, y el segundo Moisés que restaurará a Israel. Lo que está a la vista aquí entonces, no es la reinterpretación del AT, sino más bien, la intertextualidad de los autores bíblicos. Note el hilo rojo de Mateo de esta intención.
En tercer lugar y como ya se ha aludido, el sentido que Mateo le da a sus fórmulas de cumplimiento, incluye sentidos analógicos. Una de las analogías implícitas que admite Mateo —aunque se relaciona con una persona, Cristo— es principalmente de lugar[17], de acontecimiento o evento. Sin duda en Mateo 2:15 hallamos la cita de Oseas 11:1 («De Egipto llamé a mi hijo…») versículo que el evangelista relaciona con Cristo, un texto que originalmente en su contexto se refiere históricamente a Israel y su liberación de Egipto. Así, la primera semejanza consiste en que al igual que Israel salió de Egipto después su esclavitud, Jesús también “salió de Egipto” por providencia divina para ser preservado por Dios de la mano de Herodes. Como bien señala D.A. Carson, este fue un acontecimiento que Dios dirigió “…para proteger a su mesías, su hijo…” (Carson 2004:101). El Dr. Vlach le llama a esta relación paralela (referencia paralela) “analogía” o “correspondencia”, algo similar a lo que nos plantea el profesor Carballosa en la introducción de este punto. Cuatro correspondencias menciona el profesor Vlach que, claramente dejan ver semejanzas circunstanciales de estos hechos.
Así como el pueblo de Israel salió de Egipto así también Jesús salió de Egipto. Así como Israel fue llamado por Dios, así también Jesús es llamado por Dios. Así como Israel fue el hijo de Dios, así también Jesús
es el Hijo de Dios. Al igual que Israel necesitaba liberación de la
esclavitud bajo el liderazgo de Moisés, así también Israel otra vez
necesitaría liberación de la esclavitud bajo un segundo libertador,
Jesucristo (Vlach)[18]. |
Ahora bien, no cabe duda que Dios muestra aquí también, la relación comparativa entre el hijo adoptado de Dios (Rom. 9:4-6), de su propio Hijo Unigénito (Jn. 1:14, 18; 3:16, 18; 1 Jn. 4:9). En otras palabras, y esto hay que notar con atención: la relación comparativa que Mateo sugiere es entre hijos, no entre un pueblo que deja de serlo, para dar paso a un representante corporativo, incluyendo el reemplazo de la entidad. Si bien es cierto, Cristo llega a ser una clase de representante de Israel —y los gentiles (1 Ped. 3:8; 1 Jn. 2:1-2)— no lo es para eliminar a Israel, sino para abogar y redimir a este pueblo —su pueblo— por medio de su vocación redentora en cumplimiento a las promesas hechas a la simiente de David que incluyen justamente, la restauración de Israel (cf. 2 Sam. 7:12s; 89:3-37; Jer. 31; Heb. 2:3; 3:1-6; 7-19; 4:8-11; 14-16; 10:19-31; Mt. 1:5-6). Lo anterior puede resumirse de la siguiente manera.
Israel |
Jesús |
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Hijo adoptado |
→ |
Hijo eterno |
Hijo corporativo |
→ |
Hijo literal |
Hijo acogido |
→ |
Hijo verdadero |
Hijo desobediente |
→ |
Hijo obediente |
Hijo restaurado |
→ |
Hijo restaurante |
Nunca ha habido una competencia entre dos hijos de Dios en el que uno de ellos llegaría a reemplazar al otro. Y, aunque Israel fue escogido desde la eternidad (Rom. 11:2), Cristo es el único Hijo eterno de Dios. Así, y de algún modo indirecto Mateo deja ver las diferencias esenciales entre quien es el hijo desobediente (cf. Mt. 3:1-10; 8:10; 9:14, 32-34; 11:20-22; 12:1-3s; 15:7-9; 23; 26:57ss) con quien es Hijo fiel, Cristo, el Mesías esperado (cf. Mt. 1:1,6; 3:17; 11:1-6). De hecho, Israel siempre fue el hijo desobediente; y aun, antes que Oseas escribiera Dios sabía que este hijo abandonaría a su Padre y su vocación (Deut. 30:15-20 → 31:14-20). Por otro lado, si Cristo fuera el “nuevo Israel”, el NT no lo dejaría en la sombra revelacional, aún más, Cristo jamás es llamado por Dios un “nuevo Israel”, ninguna vez en el NT sugiere aquello; más bien Dios se refiere a Cristo como “…mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (Mt. 3:17).
Quinto y final, Mateo usa analógicamente la cita de Oseas porque desea demostrar las prerrogativas de Cristo como “nuevo” y segundo libertador, este es el énfasis desde el comienzo de su escrito; así lo ha hecho Mateo desde el comienzo describiendo su anunciación (cap. 1), luego, su nacimiento (cap. 2), después su bautismo (cap. 3), su tentación (cap. 4) y su ministerio (Mt. 5ss). En otras palabras, Mateo está mostrando a sus destinarios —principalmente judíos— que el Cristo es el verdadero Mesías, descendiente legítimo de David, y por ello, el Salvador y Rey del Pueblo (cf. Mt. 2:2-3; 5:35; 21:5; 25:34; 27:11,29,37). Como el lector atento puede notar, Mateo usa citas que necesitan no solo entenderse letra por letra, por así decirlo sino, contextualmente. Así, las equivalencias o correspondencias se derivan de las situaciones históricas que los profetas evocan y que, los autores del NT no pasan por alto. Esta es la razón e intención de Mateo al citar a Oseas 11:1 en vez de Éxodo 4:22-23[19], pues, Oseas es quien ofrece en el mismo contexto la información acerca del patrón escatológico que sigue al evento de Egipto (Ose. 11:8-9) del siglo primero, que describe lo que falta por cumplirse en concordancia a la segunda venida del este Libertador. ¿Qué es lo que falta por cumplirse a la luz de lo que Oseas dice en 11:1, pero que explica en el resto de la perícopa profética que justamente, comienza con 11:1? Notemos el pasaje en cuestión. Oseas 11:2-12.
Primero, la rebeldía de Israel, el amor de Dios.
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A la luz del versículo 2, Israel no ha cambiado. Mientras Isaías y Miqueas profetizan en el reino de sur, Oseas lo hace en el reino del norte y, como señala Ryrie, Israel del norte está viviendo una época de prosperidad material, pero, espiritualmente, están en bancarrota (Ose. 1:1 cf. 2 Rey. 14:23-17:41) (Ryrie 1990:1224). Aun así, el patrón de rebeldía de Israel y misericordia[20] de parte de Dios nuevamente se repite (Jer. 31:1-3; 31-34; 35-37; Ose. 14:5-8). Bien señala Henry y Lacueva: “Entre tantos pueblos existentes, Dios amó a Israel. No escogió a Egipto con su avanzada cultura, ni a Fenicia con su prosperidad comercial, ni al imperio asirio con su poder militar, sino al pueblo hebreo, un pueblo de pastores nómadas y, más tarde, de labradores” (Henry & Lacueva 1999:983). De hecho, aun cuando Israel era un niño lo socorrió y lo libró de su primera gran esclavitud (v. Éxo. 12:1-15:21). Lamentablemente, entre más Dios los llamaba por medio de sus profetas, más se alejaban de Él. El texto hebreo es más gráfico aun, al señalar literalmente “[Les] gritaban[21] a ellos, pero se fueron de su presencia…” (Ose. 11:2a).
Uno puede preguntarse, ¿fue alguna vez
Israel un pueblo obediente, si desde su niñez fueron rebeldes rompiendo los
pactos concertados con Dios cayendo una y otra vez en adulterio espiritual como
el propio Oseas lo enseña? Con excepciones contadas con los dedos, Israel
anduvo temporariamente en los caminos
de Dios (Asa[22],
Josafat[23],
Jehú[24],
Joás[25],
Amasías[26],
Azarías[27],
Jotam[28],
Ezequías[29],
Josías[30]),
la regla, fue la rebelión (v. 1 y 2 Reyes). Más aun, el amor misericordioso de
Dios es descrito por Oseas en un lenguaje claro, a pesar de que se alejaron de
Dios Su Creador, Dios no dejó de enseñarles (vs. 3), de cuidarlos (vs. 4),
incluso, los atrajo una y otra vez —dice Oseas— “con cuerdas de amor” dándole lo que necesitaban (Ose. 2:14). Esta
ha sido la tónica de Israel, y, de hecho, Pablo y Oseas se encuentran aquí,
pues no sólo nos dicen lo mismo en diferentes épocas. Ayer, Israel fue rebelde,
hoy, Israel está endurecido (Rom. 11:25), ambos describen la restauración
futura de este pueblo rebelde (Rom. 11:26). Y Pablo lo describe claramente: El
Israel incoherente (Rom. 2:17-20), el Israel hipócrita (Rom. 2:21-23), el
Israel blasfemo (Rom. 2:24), el Israel incorregible (Rom. 3:9-18). Aun así
–subraya Pablo– Dios no los ha desechado (11:1). Es más, los salvará a todos,
pero principalmente, quitará de ellos la impiedad, cuando su Mesías arranque de
ellos sus pecados (Rom. 11:26) dándoles un nuevo corazón (Jer. 31:31-33).
Segundo, la rebeldía de Israel, no los dejaría sin castigo histórico.
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En esta sección se recalca lo que Dios les había advertido desde el comienzo (Deut. 30:15-20 → 31:14-20). Si obedecen, habrá bendiciones, pero, si son rebeldes ignorando las leyes de Dios, vendrán maldiciones. Específicamente Oseas aquí ya va revelando el castigo inminente que Israel estaba a punto de experimentar, el juicio del exilio. La expresión final del versículo 7, describe la condición en la que estaban espiritualmente, “…aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.” (Ose. 11:7c). Es importante subrayar que esto no era algo particular, era la cultura de Israel tal cual se describe en 2 de Reyes 17.
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El juicio descrito por Oseas devino como fue advertido, el “…asirio mismo será su rey… Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas…” (Ose. 11:5b, 6a). Así, y como narra bien 2 de Reyes 15:29-38, el rey de Asiria Tiglat-pileser tomó Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea y toda la tierra de Neftalí y los llevó cautivos a Asiria (2 Rey. 15:29), fue así que los hebreos vieron con sus propios ojos las consecuencias de su desobediencia a Dios. Se cumplió así lo que Oseas advirtió, fueron subyugados por un rey pagano y extranjero (vs. 5), muchos cayeron a espada a causa de la invasión (vs. 6) y entre otras cuestionas propias de una invasión violenta, consumieron sus aldeas, casas y pueblos (vs. 6b). Bien comenta aquí Henry y Lacueva: “…se expresa así la tremenda carnicería que, en poco tiempo, producirá la espada enemiga en las ciudades de Israel, destruirá también las barras con que atrancaban las puertas y, como dice literalmente el hebreo en la última frase del versículo 6, «los devorará (la espada) a causa de los designios de ellos” (Henry & Lacueva 1999:984).
Tercero, a pesar de la rebeldía de Israel, Dios revela su amor por Israel.
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No cabe duda que esta sección revela uno de los clímax teológicos más notables acerca de lo que Dios piensa de su pueblo. Las declaraciones de Oseas son realmente profundas declaraciones acerca de la relación de Dios con Israel, en especial, desde la perspectiva hebrea del corazón, las entrañas[32]. Nótese: “Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión…” (vs. 8), dos verbos (en nifal) y un adjetivo que describen la reacción natural de Dios por su pueblo; el primero, mi corazón se “conmueve” (hb. הָפַךְ [33][hapaj]) lit.: “se conmovió”, también, se “agitó” incluso, se “trastornó” dentro de mí. El segundo verbo nifal (perfecto), el corazón de Dios también se “inflamó”, el verbo כָּמַר (kamar) también tienen la idea quemar (Ortiz P.V.), así, la idea del corazón de Dios se presenta aquí no solo como habiéndose agitado, sino también, como un corazón que “…se inflamó de compasión”.
El resultado del sentimiento de Dios por su pueblo no queda en el sentimiento, sino, en una resolución divina que vuelve a subrayar el tipo de decisiones que Dios ha tomado en cuanto a su pueblo, Israel. Note con atención. Oseas añade: “No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín…” (vs. 9). No se debe pasar por alto que esta declaración de Dios por medio del profeta, es una declaración enfática. “No” (לֹא [lo]) en el texto hebreo, es negación enfática, como los “no” del decálogo. “Ni” en Reina- Valera también es לֹא (lo), de manera que la determinación de Dios sobre el castigo de Dios sobre su pueblo, no será para siempre. La razón que da Dios mismo, es teológicamente radical: “…porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti…” (vs. 10). Keil y Delitzsch comentan: “Dios debería haber castigado la revelación de Israel destruyendo totalmente al pueblo, pero él no puede hacerlo por su amor” (Keil & Delitzsch 2021:143). ¿Ignoraba Mateo la profecía de Oseas, ignoraba Mateo la misericordia de Dios con Israel? No cabe duda que Mateo conoce la profecía de Oseas, pero aún más, sabe perfectamente que la misericordia de Dios por su pueblo es la razón de una futura restauración.
Cuarto, a pesar de la rebeldía de Israel, Dios los redimirá definitivamente.
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Caminarán en pos de YHVH, cuando el león ruja, esto dará paso al retorno de Israel no solo a su Dios, sino también a su tierra, la tierra que Dios les dio. Ahora, como bien señala el profesor Grauman, desde Génesis 49:8-10 el rugido de león está relacionado con el mesías, Siloh, a quien Dios ha prometido el cetro del mundo, pero también, a quien se congregarán todos los pueblos. A este mesías en el NT se le llama el León de la Tribu de Judá (Apo. 5:5), esto demuestra que Mateo no ignoraba el contexto de Oseas, por el contrario, lo usó para subrayar el “patrón histórico” que presagiaba un futuro éxodo para Israel, una restauración escatológica que sigue en pie. Mateo sabía que Oseas tenía más material, pues, además, el profeta menciona otros hechos proféticos que quedan por cumplirse por medio de este León que es Cristo, así, Israel será nuevamente recogido, nuevamente reunido (Ose. 5:15) a la voz del León para caminar de manera definitiva en pos de YHVH (Ose. 11:10) (Grauman en Alemán 2020:125).
Lo anterior, por supuesto, no ha ocurrido en los términos de Oseas, aunque sí, el León tenía que venir primero, como Cordero (Isa. 53) para finalmente, volver como León (Apo. 5-6). Si el lector ha podido constatar lo anterior a la luz del pasaje escritural de Mateo, notará que la idea de esta trilogía profética contextual, es manifestar a los judíos que el libertador aludido por Oseas estaba presente. El Mesías esperado ya estaba en medio de ellos. El punto central del argumento mateano entonces tiene que ver con la confirmación contextual de la profecía redentora de Oseas. Por eso Mateo —como ya se ha aludido— cita a Oseas 11:1 en vez de Éxodo 4:22 donde Jehová le dice a Faraón que deje ir a Israel, Su hijo. Este uso de correspondencia y en especial de solidaridad corporativa ya se ve en Números 23:22 y 24:8 en el contexto de los oráculos de Balaam. Nótese que en 23:22 Dios dice:
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Dice el texto, Dios los ha (מוֹצִיאָ֣ם [34][motsiam]) sacado [a Israel] de Egipto. Los ha sacado, es una alusión directa a la liberación de Israel de Egipto. Ahora, note lo que se dice en 24:8.
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Note
que aquí el cambio es intencionalmente dirigido por Espíritu Santo, se dice que
Dios “lo sacó” (מוֹצִיא֣וֹ
[35][motsióv] singular) de Egipto. Núm. 23:22 Dios se refiere Israel (los sacó, plural),
pero en 24:8 se refiere al Mesías, (lo sacó) el rey de Israel, no cabe duda que
Mateo estaba consciente de este tipo de relación corporativa, de allí el
verdadero sentido de este tipo de relación contextual por medio de Oseas
11:1. El siguiente cuadro, puede ayudar en la
comprensión del caso anterior, como un resumen sobre el caso de Mateo 2:15, a
la luz del patrón profético completo de liberación de Israel, con ello nos
referimos al patrón histórico escatológico, que espera a la liberación futura
de Israel por medio del nuevo Moisés[36],
el Señor Jesucristo (cf. Chou
en Alemán
2020:69; Grauman, 125).
[1]
De esta manera concluye el profesor Carballosa: “Lo que Israel debió ser,
pero no consiguió serlo, el Mesías, el verdadero siervo de Jehová, lo fue… El
Mesías, por tanto, llenó plenamente el significado de Oseas 11:1. Eso es lo que
el evangelista Mateo pretende decir con la cita de Oseas. La salida de Israel
de Egipto terminó en una terrible desobediencia y en una repudiable apostasía.
La salida de Jesús el Mesías de Egipto le llevó a un pleno sometimiento de la
voluntad de Dios… Oseas 11:1-2 mira atrás a la infidelidad de Israel. Mateo
2:15 mira hacia adelante a la absoluta entrega y obediencia de Jesús el Mesías.
Él llena de pleno significado las palabras de Oseas y eso es lo que capta Mateo”
(Carballosa 2007:100).
[2]
Según Enns: “Lo que lleva a Mateo a usar las palabras de Oseas es, en mi
opinión, algo distinto de un compromiso con la forma en que las palabras de
Oseas funcionaban en su contexto original” (Enns en Vlach 2024:97).
[3]
Es muy importante este concepto, ya
que la solidaridad corporativa era un concepto muy arraigado entre los judíos,
en que “uno” puede representar a “muchos” (Vlach
2024:99). Más ejemplos de este punto, el profesor Vlach presenta en las páginas
99 de su libro (cf. Núm. 23:22; 24:7, 28).
[4]
Clark Scott 2011. El Israel de Dios. Internet
URL: https://heidelblog.net/2001/09/el-israel-de-dios/
[5]
David E. Holwerda, teólogo reformado escribe: “Él es Israel, la representación
personificada del verdadero Israel y el rey de Israel.” (Holwerda 2000:40). Así también, Barret:
“Citando Oseas 11:1, que habla de Israel siendo llamado de Egipto en el Éxodo.
Jesús es el verdadero Israel.” (Barrett ed.
2018:1364). Xavi Pérez en “Teología Bíblica, Edificando Iglesias Sanas” tercera
edición de 9Marcas, también añade: “Mateo… cuando habla de Jesús interpretar un
versículo de Oseas 11:1 que dice que Israel fue llamado de Egipto, y Dios añade
que Israel es su hijo… encontramos en el Antiguo Testamento que el Hijo de Dios
es Israel, pero encontramos en el Evangelio de Mateo que este versículo es
aplicado a Jesús. ¿Cuál es la conclusión? Concluimos que Jesús es el mejor y
verdadero Israel, el auténtico Israel.” (Pérez
[s/f]:22).
[6]
Es común escuchar o leer de parte de la
escuela reformada, la existencia supuesta de una clave cristológica para
interpretar el NT. Idea que surge de una interpretación deficiente de Lucas 24.
Como veremos en este capítulo, Mateo no pretende que su manera de aludir a
Israel (Ose. 11:1; Jer. 31:15) sea un principio rector para — dice Sugel
Michelén— “…interpretar toda la Escritura con Cristo en el centro” (:113) la
“clave hermenéutica” que los discípulos no habían captado (Michelén 2016: 113,114), y esto, porque según él Jesús mismo les
dio a los discípulos de Emaús una “clave” cristológica apostólica (Michelén 2016:114).
[7]
Fruchtenbaum G. Arnold 2014. El
Uso de Israel en el Nuevo Testamento. Internet URL:
https://evangelio.blog/2014/02/13/el-uso-de-israel-en-el-nue:vo-testamento/#more-10361
[consultado el 19.06.2024].
[8]
Fruchtenbaum señala: “Los teólogos del Pacto están divididos en
cuanto al significado de este versículo. Hablando en general, Los Amilenaristas
del Pacto ven esto como una referencia a la Iglesia, mientras que los
posmilenaristas del pacto y los premilenaristas del pacto lo ven como una
referencia al Israel nacional étnico.” (Fruchtenbaum 2014:1).
[9]
Añade Fruchtenbaum: “…es la única referencia
que todos los Teólogos del Pacto usan para comprobar que la Iglesia es
llamada Israel.”
[10] “Y
a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y
al Israel de Dios.”
[11]
Como hemos observado antes (pág.
59ss) la interpretación hiperliteralista o rígidamente literal, también
fue otra faceta de la interpretación rabínica judía, Bernard Ramm (1916-1992)
lo llamó el método [judío] hiperliteralista o “letrista” (Ramm en Martínez 1984:66), algo que
también es característicos en círculos evangélicos con tendencia al
analfabetismo bíblico.
[12]
Aunque William Barclay (1907-1978) apunta de manera correcta al asunto y dice
algo similar a Carson, quizás la manera en que lo redactó no fue la más
correcta, por supuesto, en nuestra opinión. Así escribió: “Puede verse de
inmediato que en la forma original, este dicho [2:15] no tenía nada que ver con
Jesús y nada que ver con la huida a Egipto […]
Veremos una y otra vez que esto es típico del uso que Mateo hace del
Antiguo Testamento. Está preparado a
usar como una profecía acerca de Jesús cualquier texto que puede acomodar
verbalmente, aunque originalmente no tenía nada que ver con la cuestión bajo
consideración y nunca era la intención del texto tener nada que ver con
ella. Mateo sabía que casi la única
forma de convencer a los judíos que Jesús era el prometido Ungido de Dios fue
probar que él era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.” (Barclay, pág. 36).
[13]
Una de las tesis de la interpretación del judaísmo del segundo templo es
el pesher que literalmente significa “interpretación”, por supuesto, una
interpretación que sigue la ruta de la reinterpretación (Vlach 2024:53ss). Sin
embargo, y como bien lo notó Luz, hay varias diferencias entre el pesher judío,
de pleróo de Mateo (v. Luz). Luz lo explica de la siguiente manera: “Es significativo que la exegesis de los
profetas en la comunidad de Qumrám, que se refieren también al presente,
comiencen con la palabra פשר [pesher] (interpretación) es casual, ya que hay una
diferencia sustancial entre las dos palabras fundamentales; פשר [pesher]
(interpretación) parte del texto mismo y lo interpreta; πληρόω [pleróo]
parte del acontecimiento histórico y lo entiende como cumplimiento de
vaticinios; פשר [pesher] (interpretación) parte de la Biblia e intenta
comprenderla, πληρόω [pleróo] parte del presente y reflexiona sobre él a la luz
de la Biblia… En suma, si indagamos las raíces del enunciado de cumplimiento…
solo puede haber una respuesta, Mateo se basa en el lenguaje del cristianismo
primitivo, que habla de cumplimiento de las Escrituras…” (Luz 1993I:180).
[14]
Hendriksen comenta: “En Jer. 31:15, Raquel es representada figuradamente
como si estuviera viva. Es como si ella estuviera mirando las desdichadas
multitudes reunidas en Ramá. Escucha sus lamentos hasta que ella misma se pone
a llorar. Gime amargamente porque está siendo privada de sus hijos: primero
Israel va al exilio (2 R. 17:5, 6), luego Judá (2 Cr. 36:17 y 20). Ella que
estaba tan deseosa de tener hijos—“Dame hijos, o si no, me muero” (Gn.
30:1)—ahora ve como algunos de ellos son muertos, y otros son llevados a suelo
extranjero. ¡Cuán amargas son sus lágrimas! ¡Cuán fuerte y continuo su lamento!
Una potencia mundial, primero Asiria, luego Babilonia, le ha quitado lo que le
era más querido. El paralelo trazado por Mateo es muy claro. Debido a la
matanza de los niños de Belén, describe a Raquel llorando nuevamente, y
esencialmente por la misma razón. Estos hijos también ya no están. Esta vez la
potencia mundial que los ha destruido no es Asiria ni Babilonia, sino Edom,
representado por el cruel rey Herodes. Han sido muertos los niños de Belén de
dos años para abajo. El niño que era el objeto principal de la ira de Herodes
ha sido conducido al exilio. Está huyendo hacia Egipto. Pero también en el caso
presente hay una grande consolación, si quien ha sido acongojado sólo lo toma
en serio. Ese consuelo se centra en el mismo “Renuevo de justicia” de quien
habló Jeremías. Pronto él volverá de Egipto para salvar a todos los que ponen
en él su confianza. Entonces, Raquel, ya no debes desanimarte más. Al regresar,
el Caudillo nacido en Belén pronunciará un día las consoladoras palabras:
“Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os daré descanso”
(Mt. 11:28).” (Hendriksen
2007:195-196). Como señalamos, Hendriksen explica muy bien las implicancias
relativas, sin embargo, debemos añadir que la vuelta de este niño, es el
comienzo de la restauración de Israel, lo cual vino a hacer en la cruz, pero,
espera aun, su segunda venida en la que este mismo pueblo sufriente, verá la
culminación del plan divino redentor con ellos, para restablecer el reino
futuro literal que Dios los prometió. Un tópico específico de Mateo que reitera
en su sentido no solo presente, sino principalmente, escatológico (v. Mt. 3:2;
4:17; 5:3, 10, 20; 6:10; 7:21; 8:11; 13:43; 16:28; 18:3; 25:1, 34; 26:29).
[15]
El profesor Beyer comenta: “El Ev. De Mateo contiene muchísimas citas del AT,
en parte, citas literales (cerca de 50), en parte, alusiones a sucesos del AT
(~ 75). Mt. Señala 22 profecías cumplidas, utilizando 10 veces la fórmula “para
que se cumpliese la escritura” (Beyer 2007:25).
[16]
55 veces. Así también, “reino de los cielos” 32 veces. “Hijo de David”, 7 veces
(Beyer 2007:25).
[17]
J.A. Martínez dice bien: “Acontecimientos
típicos. Pueden incluirse en este grupo buen número de eventos relatados en el
Antiguo Testamento… La colocación de la serpiente de bronce sobre el asta en
medio del campamento israelita es usada por Jesús como tipo de su propia
crucifixión (Jn. 3:15), y en las diversas experiencias de Israel en el desierto
ve Pablo tipos admonitorios aplicables a la vida cristiana (l Ca. 10: 11). El
diluvio, en ciertos aspectos, es tipo del bautismo (l P. 3:20-21). Todos los
tipos mencionados tienen claro apoyo en el Nuevo Testamento para considerarlos
como tales. Pero podríamos añadir otros que, aun careciendo de explícita
sanción novotestamentaria, reúnen semejantes características. En personajes
como José o David, en acontecimientos como el paso del mar Rojo o el regreso de
la cautividad babilónica, o en objetos como la zarza que a ojos de Moisés ardía
sin consumirse, podemos descubrir sin esfuerzo aspectos que con toda propiedad
nos permitan usarlos como tipos implícitamente corroborados por el Nuevo
Testamento.” (Martínez 1984:179s).
[18]
Vlach, Michael 2011. El Uso en el NT del AT 13ª: Mateo 2:15 / Oseas 11:1 y La
Divina Correspondencia Entre Israel y Jesús. Internet URL: https://evangelio.blog
[consultado el 18.06.2024].
[19]
“Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no
has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”
[20]
Como escribe Henry y Lacueva: «La nota dominante de los cuatro últimos
capítulos del libro—dice Feinberg—es el amor de Dios.» Y Buck, por su parte,
añade: «Este capítulo es único, no sólo en Oseas, sino en el Antiguo
Testamento. Nos da la más bella descripción del amor de Dios». (Henry & Lacueva 1999:983s).
[21]
El vocablo hebreo קָרָא (qara) no solamente
tiene el sentido de llamar, su primera acepción de hecho, es gritar, así
también, convocar, invitar, invocar entre otros (Ortiz P. V. 2000).
[22]
1 Rey. 15:9-11, cf., la
excepción vs. 14.
[23]
1 Rey. 22:41-50, cf., la
excepción 2 Cro. 20:35-37.
[24]
2 Rey. 9:1-3; 18-30, cf.,
la excepción 10:31.
[25]
2 Rey. 11:17-12:1-2, cf.,
la excepción 12:3.
[26]
2 Rey. 14:1-3, cf., la
excepción 14:4.
[27]
2 Rey. 15:1-3, cf., la
excepción 15:4-7.
[28]
2 Rey. 15:32-34, cf., la
excepción 15:35-38.
[29]
2 Rey. 18:1-8; 19:14-19; cf.,
la excepción 18:9-12.
[30]
2 Rey. 22:1-2.
[31]
Henry y Lacueva nos aclaran: “Admá, Seboyim (lit. Tseboyim) y Bela o
Sóar, formaban con Sodoma y Gomorra el grupo nefando de la Pentápolis (vocablo
griego que significa «cinco ciudades»). De las cinco, sólo Sóar escapó de la
destrucción, en atención a Lot (v. Gn. 19:22ss)” (Henry & Lacueva
1999:984).
[32]
El viejo comentario de Spence-Jones explica: “…muchos intérpretes modernos
entienden la palabra en el sentido de “reunirse” … [así] Los sentimientos de
compasión se reunieron” … נִחֻמִים (ni∙ḥǔ∙mîm)
[compasión] …los intestinos, como asiento de las emociones, “se reunieron” o
“se excitaron todos a la vez”. (Spence-Jones 1909:334). De algún modo
concreto, Spence Jones siguió a Keil & Delitzsch (cf. 2021:143).
[33]
Hapaj es un verbo hifil
perfecto. Cae señalar que el nifal es una estructura pasiva, de manera que lo
que señala aquí Oseas relativo al sentimiento de Dios, es una reacción
instintiva, una reacción natural por su pueblo.
[34]
Hb. הֵם (hen = ellos) + יָצָא
(yatsa = salir), algunas
versiones traducen erradamente en singular, así: “Dios le hace salir de Egipto…”
(JER), “Dios lo saca de Egipto…” (LBLA),
no obstante, el verbo usado יָצָא (yatsa) salir, es Hifil (activo) participio masculino singular (el que los saca) que es constructo sufijo de tercera persona
masculino plural, así, “los saca”.
[35]
Lo mismo, algunas versiones traducen erradamente en plural, así: “Dios, que los
sacó de Egipto…” (DHH). “Dios los sacó de Egipto…” (NVI), no obstante, el verbo
usadoיָצָא (yatsa)
salir, es Hifil (activo) participio
masculino singular (el que los saca) que
es constructo sufijo de tercera persona singular, así, “lo saca”.
[36]
L.A. Schökel curiosamente comenta bien: “…el evangelista nos dice que Jesús es
el nuevo Moisés quien, a través de un nuevo Éxodo, llevará a su pueblo,
asumiendo el exilio y la persecución, hacia una nueva y definitiva liberación.
Pero no solo a su pueblo, Israel, sino a todos los pueblos de la tierra” (Schökel 2013:1831).
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